Robots in the rustbelt. The future lies in automation. Factories are upgrading, but still lag far behind the rich world

Cita: 

The Economist [2017], "Robots in the rustbelt. The future lies in automation. Factories are upgrading, but still lag far behind the rich world", The Economist, London, 8 de abril, http://www.economist.com/news/special-report/21720073-factories-are-upgr...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Abril 8, 2017
Tema: 
La automatización de los procesos laborales en el Delta del Río de las Perlas en China, sus límites y perspectivas
Idea principal: 

La brecha tecnológica de las empresas que operan en el Delta del Río de las Perlas en China es abismal: uno puede encontrar pequeños talleres sucios y ruidosos donde prácticamente no hay máquinas y, a la vuelta de la esquina, se puede ver un escenario futurista con “una línea de ensamble híbrida donde brillantes robots japoneses se mezclan con trabajadores humanos”. La gran tendencia global en la automatización de las fábricas son los “co-bots”: “robots diseñados para colaborar de forma segura con los trabajadores”. Estos robots son cuidadosos con las personas y pueden ser programados por los trabajadores de la línea de ensamble.

A pesar de su elevado precio, los robots están penetrando de forma muy intensa en las fábricas del Delta. Un empresario que ha incluido robots en los procesos de su fábrica, al ser entrevistado por The Economist comenta: “no podía imaginar mi fábrica llena de robots […] yo vine aquí por el trabajo barato”. Muchos contratistas de la región están cerrando como consecuencia de su menor productividad ante la automatización de sus competidores y de la sustancial elevación de los costos laborales en China en los últimos años. El futuro no es muy prometedor en China para las empresas que no avancen hacia la automatización.

Los gobiernos nacional y provincial están impulsando políticas oficiales para incentivar la automatización y, de esta forma, actualizar la manufactura y elevar los niveles de productividad. Algunas provincias incluso se plantean como objetivo la automatización de los empleos de cuatro quintas partes de los trabajadores hacia 2020. En algunas fábricas parece que ese ambicioso objetivo ya se alcanzó. De hecho, ya hay en el Delta compañías –como Midea, que incluso figura en la lista de Fortune 500– que desarrollan y producen robots con tecnología de punta.

Hay dos razones principales por las cuales es factible pensar que las fábricas del Delta necesitan actualizarse. “La primera es que el nivel de automatización en China sigue siendo bajo comparado con algunos de sus competidores. En 2015, el promedio para todo el país era de menos de 50 robots por cada 10 000 trabajadores en las fábricas, comparado con cerca de 300 en Alemania y Japón y más de 500 en Corea del Sur”. En segundo lugar, la oferta de mano de obra barata en China está llegando a su fin, lo que está empujando fuertemente al alza los salarios. Esto se agravará como resultado de la baja tasa de natalidad en China y de la consecuente reducción de la población en edad de trabajar. Además, la migración masiva de pobres rurales hacia las ciudades industriales se está desacelerando. “Sin ese flujo de trabajo, los objetivos de crecimiento serán más difíciles de alcanzar”. En consecuencia, China necesita urgentemente elevar sus niveles de productividad a un ritmo mucho más acelerado de lo que lo ha hecho (la productividad absoluta de China equivale a sólo 15-30% de la de los países de la OCDE).

“Sin embargo”, considera The Economist, “la automatización debe ser conducida por el mercado, no inducida por medio de subsidios, y hay ya señales de una burbuja. Gracias al impulso oficial a la ‘innovación indígena’, las empresas chinas de automatización son comúnmente subsidiadas incluso si su tecnología no da la talla”.

En la época en que China crecía a tasas muy aceleradas y disponía de fuerza de trabajo barata, los empresarios chinos ponían fábricas sin preocuparse demasiado por la eficiencia o por la calidad de las herramientas que empleaban, pues ante cualquier eventualidad podían invertir en contratar más trabajadores en lugar de invertir en maquinaria. Ahora, cuando los costos laborales se están elevando significativamente, muchos de ellos están reemplazando acríticamente los puestos de trabajo por hardware. Aun cuando las empresas chinas están implementando la automatización, no están adoptando prácticas de control de calidad, eficiencia y reducción de desperdicios que les permitan superar las pérdidas de producción, los errores y mejorar la calidad del producto para, de esta forma, elevar aún más la productividad. “En lugar de ello, muchas firmas están implementando robots para automatizar sus ineficientes formas de trabajar”.

Los retos para la automatización industrial en China son muchos, pero hay una conclusión que es clara: la principal dificultad no es tecnológica sino organizativa. “Es tiempo de que las fábricas chinas cambien sus hábitos gerenciales”.

Datos cruciales: 

China es el país que más vende robots con fines industriales en el mundo: en 2011, vendió aproximadamente 20 mil; en 2015, vendió alrededor de 70 mil; para 2019, se estima que serán más de 150 mil robots.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La estrategia de ampliación del capitalismo en China está cambiando. Cuando los salarios eran muy bajos, no era prioritario invertir en tecnología pues era más barato aumentar la escala de la producción contratando más trabajadores con tecnologías atrasadas que invirtiendo en tecnología de punta que elevara sustancialmente la productividad. No obstante, la situación ha dado un giro importante: los costos laborales se han elevado sustancialmente y en un contexto de sobreproducción en el mercado mundial y de competencia exacerbada, invertir en tecnología de punta es un imperativo.

La tecnología es uno de los pilares fundamentales sobre los que se construye la hegemonía mundial. Las empresas chinas han conseguido posicionarse en la vanguardia tecnológica como productoras y exportadoras destacadas de robots industriales. El desarrollo tecnológico de vanguardia, que parecía ser uno de los puntos débiles de China en la disputa hegemónica, está comenzando a ser superado.