Tech firms hoard huge cash piles. Their excuses for doing so don't add up

Cita: 

The Economist [2017], "Tech firms hoard huge cash piles. Their excuses for doing so don't add up", The Economist, London, 3 de junio, http://www.economist.com/news/business-and-finance/21722809-their-excuse...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Junio 3, 2017
Tema: 
Las causas de la acumulación de grandes cantidades de dinero en efectivo por parte de los gigantes tecnológicos
Idea principal: 

Los cinco gigantes tecnológicos estadounidenses –Apple, Alphabet, Microsoft, Amazon y Facebook– se han convertido recientemente en las cinco compañías más valiosas del mundo que cotizan en bolsa. Su valor de mercado en conjunto asciende a 2.9 billones de dólares; esto es más de lo que cinco empresas, cualesquiera que sean, han valido en la historia.

Los inversionistas de estas grandes firmas tecnológicas esperan que se conviertan en los oligopolios dominantes del siglo XXI y que obtengan ganancias grandes y cada vez mayores. “Hay, sin embargo, una duda persistente: las formidables hojas de balance de las cinco grandes, ricas en dinero en efectivo, que están construidas como si esperaran una crisis, no dominar el mundo”.

No es difícil comprender por qué los inversionistas de estos gigantes tecnológicos tienen tanto entusiasmo: hay miles de millones de usuarios que utilizan cotidianamente los servicios que ofrecen, desde las redes sociales y los asistentes digitales hasta los sistemas operativos y las plataformas de computación en la nube. Además, están aplastando a sus competidores tradicionales, como IBM. La suma de sus ganancias anuales es de 100 mil millones de dólares y se proyecta que para el año 2020 éstas serán de 170 mil millones de dólares. “Los rebeldes de Silicon Valley se han convertido en hábiles máquinas de hacer dinero con elevadas participaciones de mercado. Para los inversionistas nada podría ir mejor”.

Los oligopolios de las viejas industrias –como la televisión por cable o las telecomunicaciones– confían en su capacidad para extraer jugosas y constantes rentas a sus clientes; esto los lleva a financiarse principalmente por medio de deuda que es barata pero inflexible, y a regresar la mayor parte del efectivo que obtienen a los accionistas. Justo lo contrario sucede con las mayores empresas tecnológicas. Estas tienen 330 mil millones de dólares de efectivo neto (efectivo menos deuda), el doble de su flujo de efectivo bruto. Esta proporción excede por mucho los “amortiguadores de efectivo” que comúnmente tienen las empresas tecnológicas y farmacéuticas para compensar su falta de activos físicos al momento de adquirir y asegurar deuda. Esta montaña de dinero seguirá creciendo conforme las ganancias aumentan. Las proyecciones de los analistas prevén que su efectivo neto será de 680 mil millones hacia 2020, lo que equivaldrá a tres veces su flujo de efectivo bruto.

Una de las principales razones de esta acumulación de efectivo son los impuestos. El 80% del efectivo de estas grandes empresas se encuentra fuera de Estados Unidos, lo que les permite aplazar la exacción fiscal que las empresas estadounidenses pagan al repatriar las ganancias. Si estas cinco empresas tecnológicas quisieran llevar de vuelta a casa la mitad de su efectivo tendrían que pagar aproximadamente 50 mil millones de dólares en impuestos. Esa no es una cifra que deba ser menospreciada. Pero el problema es que una actitud inteligente en torno al pago de impuestos “se ha convertido en una excusa para que las empresas confundan y titubeen acerca de sus planes para sus hojas de balance”.

El efectivo que las empresas han acumulado es mucho más grande de lo que necesitarían para absorber choques como un colapso financiero. The Economist calcula que aun cuando se produjera un colapso financiero, todos los pagos pendientes de estas corporaciones (impuestos, deudas, entre otros) se hicieran en efectivo y tuvieran conflictos regulatorios y litigios en curso, el efectivo neto de los cinco gigantes tecnológicos seguiría siendo enorme: 380 mil millones de dólares en 2020. Ni siquiera las nuevas inversiones agotarían sus montañas de efectivo, aun cuando la inversión en investigación y desarrollo de estas firmas es cada vez mayor (en 2016 fue de 100 mil millones de dólares, el triple de lo que era hace cinco años). “Para que las empresas gastaran todo el flujo de efectivo que están en vías de retener, la inversión anual debería aumentar a casi 300 mil millones de dólares en 2020”.

Es posible que si los códigos impositivos se reforman la construcción de estas montañas de dinero se detendrá. “Pero quizá estas empresas aman su gigantesca póliza de seguros”. Aun cuando muestran una actitud imperial hacia el exterior, en su interior hay preocupaciones sobre la obsolescencia, la regulación y la durabilidad de sus negocios. “Si sus ingresos se elevan como se proyecta, las cinco grandes empresas tecnológicas podrían estar planeando enormes adquisiciones de empresas de medios, automóviles o hardware para diversificarse más allá de sus negocios principales. Pero deben estar intranquilas por la posibilidad de que sus ganancias no se eleven tan altas como Wall Street espera. En cualquier caso, el colchón de seguridad de 330 mil millones de dólares que permite a Silicon Valley dormir por las noches debe conducir a los inversionistas a dormir con un ojo abierto”.

Datos cruciales: 

El valor de mercado en conjunto de Apple, Alphabet, Microsoft, Amazon y Facebook asciende a 2.9 billones de dólares; esto es más de lo que cinco empresas, cualesquiera que sean, han valido en la historia.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La posición superhabitaria de los gigantes tecnológicos expresa una tendencia secular del capitalismo: la abstracción como materia prima de la valorización implica mayores ritmos de acumulación. Ello se debe a que la producción de conocimiento y los diferentes productos de los gigantes tecnológicos requiere de pocos insumos, cuyos precios por lo demás pueden reducirse por los llamados "efectos de red"; también existe la reducción de costos derivada del mayor uso de las infraestructuras, cuyo construcción implica grandes inversiones, pero derivan en mayores masas de mercancías producidas.

Esta potencia productiva sin precedentes encuentra su término contradictorio en el desplazamiento progresivo del trabajo vivo y por tanto, en el estrechamiento de los mercados. En efecto, los gigantes tecnológicos están creando los oligopolios del futuro pero cuyo alcance estará limitado a la decreciente parte de la población que pueda pagar por sus productos.

La tesis del subconsumo ha sido refutada en otros periodos del capitalismo, sin embargo, el capitalismo decadente donde los capitales de vanguardia actúan en una casi total libertad, conduce a otra lógica: la oferta destruye la demanda al estrechar más y más la fracción de la población que trabaja para las industrias de alta tecnología...