Las cuatro grandes empresas comercializadoras y los precios internacionales de los alimentos

Cita: 

Gómez Oliver, Luis y Rosario Granados Sánchez [2016], "Las cuatro grandes empresas comercializadoras y los precios internacionales de los alimentos", Economía Informa, México, Facultad de Economía-UNAM, (400)24-39, http://www.economia.unam.mx/assets/pdfs/econinfo/400/02GomezGranados.pdf

Fuente: 
Artículo científico
Fecha de publicación: 
Octubre, 2016
Tema: 
El poder de cuatro de las principales empresas comercializadoras del mercado agroalimentario y su papel en la crisis alimentaria desde 2006
Idea principal: 

Luis Gómez Oliver es Doctor en Economía. Profesor titular de tiempo completo en la Facultad de Economía de la UNAM. Durante 28 años fue funcionario internacional en la ONU, colaborando en la CEPAL y en la FAO. También se ha desempeñado como consultor en el Banco Mundial, en la FAO y en otras instituciones internacionales.

Rosario Granados Sánchez es Maestra en Estrategia Agroempresarial. Profesora adjunta en la Facultad de Economía de la UNAM. Consultora en la FAO y en Agroanálisis A.C.

Los alimentos tienen una incidencia importante sobre dos variables fundamentales, las económicas y las sociales. Aunque muchas condiciones materiales de la producción, comercialización y consumo de los alimentos están determinados por factores de orden local y regional, el precio de los alimentos se define principalmente en el mercado internacional a través de la acción geopolítica que despliegan las empresas que han concentrado el mercado agroalimentario mundial. En este artículo se analiza el poder que ejercen cuatro empresas comercializadoras de alimentos, de características familiares, durante la fase de crisis alimentaria y financiera-económica desde 2006. Estas empresas son: Archer Daniels Midland (ADM), Bunge, Cargill y Louis Dreyfus.

Crisis alimentarias

De acuerdo con los autores, en los últimos diez años se vivieron dos episodios de alza de los precios internacionales de los alimentos. El primero de ellos se dio entre agosto de 2006 y abril de 2008, cuando los precios crecieron 70.9%, impactando especialmente en los cereales que aumentaron 128.7%. El precio del arroz aumentó 168.5%, el del maíz 117.9% y el del trigo 90.0%. (p. 26)

Como consecuencia del aumento del precio de los alimentos básicos, así como el de otros productos, en este primer periodo de crisis alimentaria se presentaron riesgos de hambrunas en 22 países, mientras que en 30 se registraron altos riesgos de inestabilidad social; 105 millones de personas cayeron en situación de pobreza de acuerdo con el Banco Mundial.

La segunda fase de crisis alimentaria se registró entre junio de 2010 y febrero de 2011, cuando en sólo ocho meses los precios de los alimentos aumentaron 41%. En consecuencia, 44 millones de personas más cayeron en estado de pobreza, y se agudizaron las protestas sociales que dieron lugar a importantes movimientos como el de la llamada “primavera árabe”.

El impacto más negativo del alza de los precios de los alimentos se dio en los países en desarrollo, especialmente en la población pobre que tiene que destinar más del 50% de su ingreso para la compra de alimentos.

Este escenario de crisis alimentaria contrasta para los autores con lo que venía sucediendo en el mundo desde la segunda mitad del siglo XX, cuando debido a un crecimiento acelerado de la producción de alimentos en el mundo, se generó una sobreoferta que alertó a los productores de alimentos por una situación de precios a la baja.

La crisis alimentaria del siglo XXI que marcará la diferencia con las décadas anteriores se puede explicar, de acuerdo con los autores, por diversos hechos:

a) Algunos países en desarrollo como China, India y Brasil fortalecieron sus economías, lo que generó un aumento de su clase media, produciendo cambios en la dieta de un número importante de la población, especialmente en la demanda de oleaginosas, cereales y pasta de soya (para la producción de carne, leche y huevos).

b) La subinversión en agricultura y el lento crecimiento de la producción agrícola.

c) El desbalance en el ritmo de progreso de la producción respecto del crecimiento del consumo.

d) La continua disminución de las reservas y el aumento de la vulnerabilidad ante fenómenos extremos que afectaron la producción agrícola, como consecuencia del cambio climático. (p. 30)

Además de estos factores, en este artículo se afirma que la crisis alimentaria se agudizó por haber coincidido y por vincularse con la crisis energética que elevó los precios del petróleo a más de cien dólares por barril, así como con la crisis económica que se derivó de la crisis financiera. Esta confluencia es perceptible en hechos como los siguientes:

- Los aumentos en el precio del petróleo hicieron subir los precios de los insumos para la producción agrícola (gasolina y diesel, fertilizantes y plásticos para empaque).

- Los precios al consumidor se incrementaron por el alza en los costos de transporte.

- El incremento de la producción de biocombustible en Estados Unidos y Europa y la disminución de exportaciones de cereales en el caso del primer país.

- La reacción de los países exportadores que redujeron significativamente la oferta en los mercados internacionales, a fin de asegurar su abasto interno.

- Las fuertes turbulencias bursátiles (derivadas de la crisis subprime y sus consecuencias sobre el conjunto del sector financiero), la disminución de las tasas reales de interés y la incertidumbre, incentivaron una fuerte emigración de capitales hacia las materias primas provocando una alta volatilidad en los precios de los alimentos. (p. 30-31)

Las cuatro grandes empresas comercializadoras (ABCD) y los precios internacionales de los alimentos

Más que por las leyes de la oferta y la demanda, el mercado mundial de alimentos está regido por una serie de factores de orden geopolítico, en donde no se entiende por completo cuáles son los orígenes de la crisis alimentaria si no se analiza el papel que juegan los diversos actores que en mayor o menor grado inciden sobre la producción, la comercialización y los precios de los alimentos.

En este sentido nos dirán los autores, son las grandes empresas comercializadoras de granos, las empresas proveedoras de semillas e insumos, las industrias elaboradoras de alimentos, y las cadenas internacionales de distribución y supermercados, quienes ejercen un importante grado de influencia en los niveles y las variaciones de los precios en los diferentes mercados alimentarios. (p. 31)

El poder que estas grandes empresas han alcanzado a través de la globalización, la bursatilización y el domino de la esfera financiera, ha resultado para algunas de ellas en verdaderos lugares estratégicos en la economía mundial. En el sector alimentario especialmente son cuatro las grandes comercializadoras quienes controlan la mayor parte del comercio internacional de cereales y granos, se trata de las llamadas ABCD: Archer Daniels Midland (ADM), Bunge, Cargill y Louis Dreyfus.

Estos cuatro emporios manejan la mayor parte del comercio mundial de cereales, comprando en grandes volúmenes a granel en origen; su principal actividad se centra en la comercialización de granos y materias primas, ejerciendo un fuerte dominio de los mercados de exportación en diversos países, especialmente en América.

Con el tiempo estas empresas se han ido integrando verticalmente, abarcando cada vez un mayor número de actividades de comercio, transportación, almacenamiento y aprovisionamiento de insumos agrícolas; además son entidades financieras y son propietarias o arrendatarias de un creciente número de tierras en el mundo. Sus actividades se han extendido al mercado de biocombustibles, principalmente a través de la soya, el maíz y el azúcar, y han ido incursionando en la elaboración de productos industriales. (p. 31-32)

Otra de las características de estas grandes empresas es que son tradicionalmente familiares, “no tienen marca que proteger y evitan el protagonismo”. Estas empresas tienen más de un siglo de antigüedad (Bunge tiene casi 200 años), “son administradas por juntas directivas compuestas por miembros de una misma familia, unos pocos socios privados y algunos empleados”. Esta administración tradicional genera una gran opacidad sobre sus prácticas gerenciales, sobre todo en el caso de las que no cotizan en la bolsa. Practican también un bajo perfil en los debates públicos del sector, pero es evidente que tienen un gran poder e incidencia en el mercado mundial. (p. 33)

Entre las ventajas que tienen estas grandes empresas a diferencia de otras, es que cuentan con redes de contactos, vendedores o compradores en los diversos países involucrados, así como facilidades de infraestructura específica y múltiples privilegios sobre la información de las condiciones de los mercados y el manejo de inventarios en muchos de ellos.

A pesar de su gran poder, en los últimos años están surgiendo empresas competidoras, sobre todo asiáticas, como las japonesas Mitsubishi y Marubeni, el Grupo Charoen Pokphand, con sede en Bangkok, y Olam, con sede en Singapur. Pero las ABCD se han ido acoplando a los nuevos requerimientos y por ello a pesar de la competencia, controlan 75% del comercio mundial de cereales, participando sobre todo el mercado de soya, aceite de palma, algodón y diversas materias primas y productos elaborados. (p. 34)

Si se analiza con cuidado, se verá que en algunos de los países con sectores agrícolas más dinámicos de América Latina y África, la producción, distribución y comercialización en productos como soya, aceite de palma, cacao, agrocombustible, etc., se encuentra en manos de estas cuatro empresas. De acuerdo con los autores “la economía política involucrada en los mercados agroalimentarios y en el comportamiento de los precios de alimentos cambia sustantivamente cuando en lugar de considerar variables que reflejan intereses nacionales que implícitamente se suponen válidos para el conjunto de la población, se identifican los agentes privados y sus intereses, particularmente cuando se trata de agentes tan poderosos e influyentes como las ABCD.” ( p. 37)

Conclusiones

Para los autores es evidente que todas las ventajas con que cuentan las empresas llamadas ABCD les permite tener un lugar importante en el mercado mundial agroalimentario, pero también dirán que por tratarse de un sector tan sensible y tan concentrado es importante que al ser privilegiados de relaciones públicas y privadas, se reduzca la opacidad de sus operaciones, logrando mayor transparencia en la información y favoreciendo la competencia.

Datos cruciales: 

En 2007 los Países de Bajos Ingreso Deficitarios en Alimentos (PBIDA) tuvieron que pagar 120 mil millones de dólares por concepto de importaciones de alimentos, los que representó un aumento de 35% respecto de 2006. En 2008 su factura por importación de alimentos llegó a 169 mil millones de dólares, es decir, 40% de aumento adicional.

Para 33 países importadores netos de alimentos el incremento en los precios implicó un costo de 2 300 millones de dólares entre enero de 2007 y junio de 2008, es decir, o.5% de su PIB.

El valor de las importaciones de alimentos de 2008 respecto de 2007 representó un aumento de 35% en los países en desarrollo y de 18% en los países desarrollados.

Sobre las empresas llamadas ABCD:

a) Archer Daniels Midland (ADM). Fue fundada en 1902 en Estados Unidos. En 2013 sus ventas fueron por 89 900 millones de dólares; en 2014 la suma fue algo menor, 81 mil millones de dólares. Está presente en 75 países, pero tiene socios en 140 países.

b) Bunge fue fundada originalmente en Países Bajos en 1818. En 2014 realizó ventas por 57 160 millones de dólares; en 2013 facturó 61 350 millones de dólares.

c) Cargill fue fundada en Estados Unidos en 1865, es la mayor compañía agrícola de Estados Unidos. En 2014 facturó 134 900 millones de dólares, y en 2013 la cantidad de 133 900 millones de dólares.

d) Louis Dreyfus se fundó en Francia en 1851. En 2014 realizó ventas por 64 700 millones de dólares. (p. 33 y 34)

Trabajo de Fuentes: 

Conferencia de Alto Nivel sobre la Seguridad Alimentaria Mundial: Los Desafíos del Cambio Climático y la Bioenergía [2008], Roma, FAO.

High Food Prices: The What, Who, and How of Proposed Policy Actions [2008], Policy Brief, Washington, International Food Policy Research Institute, IFPRI.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El argumento de la producción estratégica sigue siendo pertinente en el análisis de los principales alimentos en escala mundial, cuya producción, almacenamiento, distribución y uso, son controlados por un puñado de empresas transnacionales. Es preciso establecer las formas en que construyen su liderazgo y las relaciones que mantienen tanto con los estados como con los sujetos que resisten al monopolio alimentario.