Para la mayoría de la gente un avión no tripulado (drone) puede ocuparse para dos cosas: ser un juguete o un arma. Los drones ocupados como juguetes son los más numerosos: alrededor de 2 millones fueron vendidos en todo el mundo el año pasado.

La segunda categoría, los drones ocupados como arma, constituyen casi el 90% del gasto en todo el mundo destinado a drones.

Pero después de un año clave para la industria de drones, se comienza a abrir la posibilidad de que sean puestos al servicio de usos comerciales. El año pasado alrededor de 110 mil drones fueron vendidos para uso comercial, de acuerdo con Gartner, una empresa de consultoría. Se espera que la cifra aumente a 174 mil este año.

En 2006, Goldman Sachs, un banco, argumentó que los drones se están convirtiendo en una poderosa herramienta de negocios. Es probable que el segmento comercial de estos artefactos será el de más rápido crecimiento, sobre todo en la industria de la construcción, la agricultura, los seguros y la inspección de la infraestructura.

El aumento de los drones comerciales fue posible gracias a tres acontecimientos. En primer lugar, la feroz competencia en el mercado de consumo ha hecho que las máquinas sean mucho más baratas, fiables y capaces de lo que eran hace algunos años. En muchos aspectos, los drones de consumo modernos son más avanzados que sistemas militares mucho más caros, según Adam Bry de Skydio, una startup de drones.

En segundo lugar, la proliferación de drones de consumo en los Estados Unidos llevó a la regulación de la Administración Federal de Aviación (FAA), que se había estado retrasando en introducir normas para regular los drones. El flujo de estos vehículos obligó a los reguladores a permitir el uso comercial de los mismos. Un conjunto de reglas conocidas como “parte 107”, emitidas por la FAA en agosto del 2016, especifica las condiciones en las que se pueden utilizar drones comercialmente. Según Astro Teller de X, un laboratorio de investigación de Google, la tecnología se esta moviendo tan rápido que los marcos regulatorios y legales están teniendo dificultades para mantenerse al día.

En tercer lugar, la industria experimentó una sacudida al existir una multitud de empresas que llegaron a ser dominadas por DJI. Con sede en Shenzhen, DJI superó rivales locales y extranjeros, y ahora tiene alrededor del 70% del mercado de drones. Se valora en alrededor de 8 mil millones de dólares y se ha consolidado como una marca global.

Muchas startups de drones concluyeron que en lugar de intentar competir con DJI en hardware, tenía más sentido complementar sus productos proporcionando software y servicios para los usuarios comerciales.

En 2015 las empresas de drones obtuvieron $479 millones en capital de riesgo, frente a los $149 millones del año anterior, según CB Insights, una firma de investigación.

Amazon, Alphabet´s X (anteriormente conocido como Google X) y varias nuevas empresas han estado desarrollando drones para la entrega de paquetes. Facebook esta trabajando en un dron gigante para proporcionar acceso a internet en zonas remotas.

Se debe tomar en cuenta la evolución de la tecnología y las oportunidades emergentes, y examinar los nuevos retos que plantean los drones para los reguladores.