The case for neural lace. Elon Musk enters the world of brain-computer interfaces. Do human beings need to embrace brain implants to stay relevant?

Cita: 

The Economist [2017], "The case for neural lace. Elon Musk enters the world of brain-computer interfaces. Do human beings need to embrace brain implants to stay relevant?", The Economist, London, 1 de abril, https://www.economist.com/news/science-and-technology/21719774-do-human-...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Abril 1, 2017
Tema: 
La aplicación de dispositivos tecnológicos en el cerebro humano
Idea principal: 

La apuesta de una compañía llamada Neuralink, recién fundada por Elon Musk, un empresario tecnológico, es que las computadoras entren al cerebro humano. La información sobre Neuralink es escasa, pero las declaraciones de la marca indican que hará los dispositivos invasivos para tratar o diagnosticar dolencias neurológicas.

Theodore Berger, de la Universidad del Sur de California en Los Ángeles, ha propuesto que los implantes cerebrales pueden usarse para almacenar y recuperar recuerdos. La prótesis del Dr. Berger estaría destinada a ayudar a aquellos cuyos cerebros no pueden formar recuerdos a largo plazo porque están dañados. El propio Musk se imagina un implante que permita al usuario acceder directamente a Internet y toda la potencia tecnológica que ahí se encuentra.

Musk argumenta que los seres humanos necesitan abrazar los implantes cerebrales para mantenerse relevantes en un mundo que, según creen pronto será dominado por la inteligencia artificial. La nueva compañía del señor Musk no está sola. Una empresa llamada Kernel sigue un camino similar.

Los ingenieros de Kernel esperan construir dispositivos para el tratamiento de afecciones neurológicas como los accidentes cerebrovasculares y la enfermedad de Alzheimer. En última instancia quieren crear implantes que mejoren la cognición de cualquier persona que los pueda comprar.

Los primeros implantes cerebrales, llevados a cabo en la década de 1970, eran sistemas visuales protésicos, aunque no funcionaban bien. Para algunas personas, los síntomas de la enfermedad de Parkinson pueden mantenerse controlados por electrodos del diámetro de un espaguetti insertado profundamente en el cerebro. Una de las últimas ideas en el campo es leer e interpretar la actividad cerebral, con el fin de restaurar el movimiento de las personas con parálisis.

Kernel y Neuralink, aunque están dirigidos inicialmente a aplicaciones médicas, también exploran posibles usos no médicos de este tipo de tecnologías.

Polina Anikeeva y sus colegas, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, escribieron que aunque la miniaturización de la electrónica han originado dispositivos con un tamaño con el que es posible su inserción en el cerebro, aún existen grandes desafíos por delante.

La complejidad del cerebro y la falta de comprensión de los investigadores de cómo las células que componen ese órgano trabajan juntas para hacer lo que hacen, ocasiona que el diseño de interfaces entre el cerebro y la máquina sea complicado.

Un enfoque alternativo está siendo probado por un grupo de la Universidad Internacional de Florida, en Miami, dirigido por Sakhrat Khizroev. El doctor Khizroev y su equipo utilizan partículas magnetoeléctricas tan pequeñas que pueden interactuar con el campo eléctrico generado por una célula nerviosa individual. El equipo inyecta estas partículas (decenas de miles de millones a la vez) en la cola de una rata y luego las arrastra al cerebro del animal utilizando imanes. Cada partícula produce un campo eléctrico cuando es estimulado por un campo magnético externo. Esto puede, en principio, permitir a un investigador utilizar una partícula de este tipo para influir en los estados eléctricos de las células nerviosas cercanas, y por lo tanto, en esencia, reprogramarlas.

Otro enfoque, iniciado por José Carmena y sus colegas, de la Universidad de California, utiliza dispositivos del tamaño de un grano de arroz para convertir energía ultrasónica que puede estimular células nerviosas o musculares.

Independientemente de todo esto, uno de los principales problemas es que nadie entiende el mecanismo mediante el cual el cerebro codifica la información. Las instrucciones de los dispositivos tecnológicos que se pretenden utilizar sólo serán posibles si las señales cerebrales son bien entendidas.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Musk no sólo desarrolla los autos eléctricos y la exploración del espacio exterior, ahora también invierte en la intervención en el cerebro y la cognición a partir de dispositivos informáticos. Además de la promesa que representa esta tecnología, hay que estudiar cómo y hasta dónde un empresario puede abrir caminos a la valorización del capital en un marco de estancamiento generalizado...