The great unbanking. Swingeing fines have made banks too risk-averse. It is time to rethink anti-money-laundering rules

Cita: 

The Economist [2017], "The great unbanking. Swingeing fines have made banks too risk-averse. It is time to rethink anti-money-laundering rules", The Economist, London, 8 de julio, https://www.economist.com/news/leaders/21724813-it-time-rethink-anti-mon...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Julio 8, 2017
Tema: 
Las indeseables consecuencias de las duras multas contra los bancos para impulsar la reducción del riesgo frente al lavado de dinero
Idea principal: 

En los años que precedieron a la crisis financiera muchos bancos operaron sin ninguna preocupación ante el "dinero sucio". Bancos como HSBC y el Deutsche Bank canalizaron y movieron dinero proveniente de las mafias y los cárteles de la droga. Tras la crisis, los reguladores se volvieron mucho más estrictos en su labor de vigilancia e hicieron pagar severas multas y penalidades a los bancos participaron del lavado de dinero.

"La mano dura era necesaria. Pero algunos de sus resultados han sido perversos". Como resultado de esas multas, los bancos han mostrado una mayor aversión al riesgo y se han separado de los clientes de los cuales sospechan que podrían cometer crímenes financieros. "Las empresas de transferencias de dinero, especialmente las que manejan las divisas hacia los países pobres, y las organizaciones de beneficencia que trabajan en zonas con conflictos, han sido duramente golpeadas por esta 'reducción del riesgo' ['derisking']". Lo mismo ha sucedido con los bancos en África, América Latina y Europa del Este.

Algunas de las organizaciones y países que han sido abandonados por los bancos se lo merecían. Pero también han sido dañados por estas medidas algunos de los grupos más desfavorecidos de los países con conflictos bélicos y de las naciones más pobres. En Afganistán, por ejemplo, algunas personas se congelaron hasta morir y en Siria murieron por la falta de medicinas debido a que las transferencias hechas por grupos de ayuda humanitaria fueron retrasadas o a que sus cuentas fueron canceladas por los bancos.

Para The Economist los reguladores sobredimensionaron su reacción frente a algunos escándalos de lavado de dinero, estigmatizaron a grupos enteros de clientes (como las empresas de transferencia de dinero) e impusieron penalidades draconianas. La consecuencia es que la reducción del riesgo ha minado algunos objetivos de desarrollo como la inclusión financiera y el fortalecimiento de los estados frágiles y, paradójicamente, ha conducido a que algunas transacciones se realicen por medio de canales informales, lo cual implica que para los reguladores es más difícil ubicar y enfrentar las transacciones sospechosas.

Aun cuando se ha vuelto un lugar común criticar duramente a los bancos, debe reconocerse que estos han actuado racionalmente. Entre otras cosas, han hecho a un lado a sus clientes menos rentables que estén manchados por la simple sospecha de que son riesgosos. Además, las nuevas tecnologías financieras ofrecen la posibilidad de identificar más fácilmente las transacciones sospechosas de aquellas que son legítimas.

Grupos como el Financial Stability Board [Consejo de Estabilidad Financiera] han advertido sobre el problema; sin embargo, hasta el momento no han hecho prácticamente nada para echar atrás esta tendencia, salvo diagnosticarla. “Persuadir a los bancos para que ‘vuelvan a asumir riesgos’ [‘rerisk’] tomará más tiempo el suavizamiento de las advertencias en las normas regulatorias”.

Para The Economist los bancos merecen una nueva perspectiva de regulación financiera, que acepte que los errores se pueden cometer sin malas intenciones. Algunos pasos para impulsar que los bancos asuman riesgos de nueva cuenta son la creación de “listas blancas” de organizaciones de beneficencia respetables a las que los bancos pueden prestar sus servicios sin preocupaciones. Además, a los bancos que muestren que tienen controles adecuados contra el lavado de dinero deben tener consideraciones si alguna vez un pago ilícito ocasional se llegase a cometer.

En definitiva, “un sistema financiero que permite que el dinero sucio fluya libremente es malo. [Pero] uno que bloquea al dinero limpio es aún peor”.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El lavado de dinero es uno de los vectores más dinámicos del capitalismo contemporáneo, involucrando enormes volúmenes de recursos. Su potencial desestabilizador hace que algunos actores económicos y políticos procuren controlarlos, de suerte que se erigen nuevas regulaciones. De ello surge una paradoja para el liberalismo pues las consecuencias del lavado de dinero son reconocidas como nefastas pero no se acepta la posibilidad de una regulación estricta en su contra. En esa perspectiva, resultan ingenuas las recomendaciones de The Economist en tanto dejan de lado la centralidad del lavado de dinero y lo siguen considerando una anomalía.