Crisis civilizatoria y racionalidades

Cita: 

Günther, María Griselda [2014], “Crisis civilizatoria y racionalidades”, Javier Contreras y María Griselda Günther (coordinadores), Laberintos de la racionalidad. ¿Crisis civilizatoria?, México, UAM-Xochimilco-Itaca, pp. 15-40

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2014
Tema: 
La racionalidad económica como fundamento de la crisis ambiental
Idea principal: 

María Griselda Günther es profesora del área Cultura y sociedad de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, Ciudad de México.


El texto de Günther trata de explicar el momento actual de la crisis no como una suma de crisis particulares, sino desde su raíz: la crisis del proyecto civilizatorio occidental. Con este objetivo, la autora divide su exposición en tres partes. En la primera, analiza los fundamentos que dan origen al proyecto hegemónico y que se encuentran en crisis. En segundo lugar, reflexiona sobre la racionalidad que subyace a la civilización occidental. Por último, aborda la necesidad de pensar horizontes utópicos basados en otro tipo de racionalidad (p. 15-16).

1. Crisis civilizatoria actual

Según la autora, el proyecto civilizatorio dominante tiene cuatro ejes contradictorios que dan forma a la profunda crisis actual: el económico, el político, el ambiental y el sociocultural. Estos cuatro ejes son transversales a un conjunto de ideas que sustentan el proyecto moderno y se consolidaron desde el siglo XVII:

1. Desarrollo lineal.

2. Irreversibilidad del tiempo y de la historia.

3. El desarrollo es medible y cuantificable.

4. Antropocentrismo como base de la relación ser humano-naturaleza.

5. Acumulación como sinónimo de calidad de vida.

6. Racionalidad instrumental.

7. Androcentrismo.

8. Economicismo.

9. Ateísmo, secularización del espacio político y primacía de lo económico (p. 17).

Este conjunto de principios y valores configuró lo occidental moderno que se equipara a sí mismo con lo universal, excluyendo otros proyectos cuyos principios organizadores de la vida son ancestrales o tradicionales (p. 18).

Para la autora, el modo de reproducción capitalista y el modo de organización social liberal son las bases que permiten la consolidación del proyecto civilizatorio y su hegemonía. Las cuatro ideas básicas y centrales que caracterizan este proyecto civilizatorio son: “la visión universal de la historia asociada a la noción de progreso, la naturalización de las relaciones sociales liberales-capitalistas, la naturalización de las separaciones de la sociedad y la […] superioridad de los saberes científicos por encima de ‘otros’ saberes” (p. 19).

A continuación Günther enuncia algunas de las manifestaciones de la crisis que atraviesan los principios de la modernidad capitalista. En términos culturales se cuestionan dos principios fundamentales de la modernidad: el individualismo y el progreso lineal, que a su vez dan forma a la idea de que el mercado es la base de la sociedad. Por otra parte, el colapso financiero global de 2008 puso en evidencia la fragilidad del sistema económico, basado en la especulación y las ganancias a corto plazo (p. 19). Los efectos diferenciados de esa crisis y otros elementos centrales del sistema económico mundial, como el endeudamiento externo, son una muestra de la desigualdad inherente a su funcionamiento. Políticamente, los gobiernos nacionales enfrentan profundos cuestionamientos, al mismo tiempo que la corrupción y la demagogia se muestran como necesarias para su funcionamiento. En términos sociales, el aumento de la desigualdad, la pobreza extrema, el analfabetismo, la falta de atención médica, etcétera, se suman a otras problemáticas menos aceptadas, aunque no por ello menos extendidas, como la esclavitud moderna, la mercantilización de la vida, el aumento del racismo, entre otras (p. 20-21). Finalmente, la autora menciona la crisis ambiental, entendida no sólo como el incremento en los niveles de contaminación o el aumento en la temperatura, sino como “la posibilidad de acabar con el ecosistema global y, en última instancia, con la humanidad” (p. 21).

Así, aunque Günther reconoce que hay múltiples manifestaciones, es enfática con respecto al carácter civilizatorio e integral de la crisis, cuyo origen ubica en la lógica o racionalidad moderna y capitalista (p. 23).

2. Racionalidad hegemónica y crisis civilizatoria

En este apartado, la autora aborda la construcción epistémica que subyace a la racionalidad instrumental del capitalismo.

En primer lugar, analiza las racionalidades parciales como el punto de origen del proyecto civilizatorio actual y de la crisis ecológica que ha desatado. Las racionalidades parciales implican el establecimiento de criterios que se generalizan aunque sean inválidos. Así, en el capitalismo la razón económica se sobrepone a cualquier otra razón (p. 25).

La racionalidad económica se construyó a partir de las ideas de eficiencia y justicia: eficiente en sus técnicas de producción y justa en lo que concierne a las relaciones entre los hombres (p. 27).

Günther se auxilia de la argumentación de Marx Weber acerca de la acción social, y la racionalidad subyacente, para explicar el carácter histórico que adquiere la racionalidad instrumental de la modernidad capitalista. “Tanto el derecho como el capitalismo y el estado modernos, son producto de la orientación racional (formal) del mundo occidental (moderno) [...] La expresión más acabada de racionalidad formal se encuentra en el cálculo del capital”. Este razonamiento da a la racionalidad económica una “forma acabada de cálculo racional formal casi perfecto” (p. 29).

Siguiendo a Enrique Leff, la racionalidad es “un sistema de razonamientos, valores, normas y acciones que conjuga medios y fines, que permite analizar la coherencia de un conjunto de procesos sociales que intervienen en la construcción de una teoría de la producción y la organización social”. La racionalidad económica en el sistema capitalista se funda en la maximización de utilidad y se expresa en el comportamiento de los sujetos, como sujetos racionales que buscan maximizar su bienestar (p. 30-31). La racionalidad económica define el bienestar como un valor económico. Esta centralidad de la cuantificación del bienestar es lo que Weber llamó racionalidad formal-instrumental, misma que se establece los criterios de todas las esferas de la vida social (p. 31).

A partir de la definición de los axiomas de la racionalidad económica (los sujetos racionales buscan maximizar su utilidad y minimizar los costos) la autora deduce la crisis ambiental actual. “En una economía basada en la utilidad, el comportamiento racional de los individuos no sólo no es suficiente para lograr la racionalidad general del sistema, sino que produce claros desequilibrios en ella y el propio ecosistema tierra” (p. 32).

Consecuentemente, el desenvolvimiento de la racionalidad económica y tecnológica encuentra sus límites en sus propias contradicciones, una de ellas manifiesta en la degradación ambiental. La manía por el crecimiento subyace a la destrucción del planeta. “Esta racionalidad se vuelve irracional en la medida en que promueve el fin de la especie humana, de las condiciones propias de sustentabilidad” (p. 34).

La autora contrapone la racionalidad ambiental (Leff, 2009) a la racional instrumental-económica. La racionalidad ambiental tiene tres principios fundamentales: la finitud de la naturaleza, el potencial productivo de los ecosistemas y la riqueza cultural de los pueblos. Este viraje implica un cambio profundo en las formas de pensar, de hacer y de relacionarse con la naturaleza (p. 35).

3. Conclusiones

La autora cierra el trabajo enfatizando la necesidad de criticar la racionalidad dominante para construir alternativas. Para ella, uno de estos caminos es regresar al pensamiento utópico, es decir, a pensar otras propuestas de sociedad que alteren radicalmente la relación con la naturaleza y entre los sujetos. Para la autora, a la propuesta de la racionalidad ambiental habría que sumar un principio más: la autonomía como proyecto. Este tiene dos ejes: 1) liberar a las relaciones sociales de la lógica mercantil, y 2) promover la crítica profunda a “lo dado y sus fundamentos” (p. 38).

Trabajo de Fuentes: 

Leff, Enrique [2009], “De la racionalidad económica a la crisis y de allí a las alternativas”, OSAL, Buenos Aires, CLACSO, X(25), abril.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La destrucción del planeta tiene múltiples manifestaciones. Mientras los efectos sobre el medio ambiente se profundizan cada vez más, la lógica de mercado propone medidas que aceleran la degradación ambiental o que alteran radicalmente la relación del ser humano con la naturaleza (por ejemplo, la ingeniería genética). El texto de Günther es relevante porque va al fondo de la cuestión, al plantear el problema en términos espistémicos: la modernidad está fundada sobre la dislocación entre la racionalidad económica y las necesidades de los sujetos y la naturaleza. Esta perspectiva ayuda a pensar las contradicciones actuales y plantear otras preguntas ¿es posible redefinir la relación entre los sujetos y la naturaleza? ¿es posible cambiar el sentido social de los valores de uso y de la tecnología para enfrentar la crisis ambiental?