Acaparamiento de tierras y bienes comunes. Perspectivas y dimensiones del fenómeno en Argentina

Cita: 

Laurent, Camille, et al. [2015], Acaparamiento de tierras y bienes comunes. Perspectivas y dimensiones del fenómeno en Argentina, Buenos Aires, Amigos de la Tierra Argentina, pp. 4-9.

Fuente: 
Artículo científico
Fecha de publicación: 
2015
Tema: 
Acaparamiento de bienes comunes en Argentina
Idea principal: 

En este informe la organización Amigos de la Tierra presenta el panorama histórico y espacial sobre el acaparamiento de tierras en Argentina, proceso que trastoca la geografía en cuatro aspectos fundamentales: territorial, política, social y ecológicamente. Las consecuencias de este fenómeno que privatiza y concentra la tierra, implica a su vez el despojo de territorios comunes, así como de los recursos naturales y el desplazamiento de miles de pobladores rurales.

La cuestión territorial de Argentina es relevante entre muchas cosas, por su espacio geográfico, ya que este país posee la segunda área territorial más grande de América Latina, con una superficie total de 3 761 274 kilómetros cuadrados. Esta característica ha hecho más atractiva la demanda de tierras por parte del capital nacional y extranjero, pero también ha vuelto muy evidente el proceso de privatización y concentración de los espacios de vocación agrícola.

Si bien la historia de los países latinoamericanos muestra que los acaparamientos no son algo reciente, es posible distinguir algunos elementos novedosos que permiten comprender parte de los cambios que presenta este proceso. Desde esta perspectiva, la investigación realizada tiene como uno de sus objetivos mostrar cuáles son esas nuevas particularidades en el caso argentino, vinculados con aspectos como: la diversidad de los actores que participan, la utilización de medios económicos y políticos, así como el tamaño de los proyectos.

Las estrategias principales de los acaparadores de tierras y bienes comunes, son analizadas desde dos aspectos fundamentales, siendo coincidentes en algunos casos: por una parte, frente a las tensiones sobre los mercados, el crecimiento de la población mundial y el cambio climático, algunos estados con recursos limitados buscan asegurar su soberanía alimentaria y energética para satisfacer las necesidades de su población; por otra parte, los actores del mundo financiero ven en los recursos naturales una fuente de inversiones. Ésta segunda estrategia ha sido especialmente relevante en el caso argentino porque desde la crisis financiera de 2001, la devaluación de la moneda y la pérdida de confianza en los bancos, la tierra tanto en zonas rurales como urbanas se convirtió en un valor refugio para los especuladores. (p. 4)

El marco histórico donde ubica el informe este acaparamiento de tierras es en lo que denominan “extractivismo latinoamericano”, que hace referencia a los sistemas de explotación de los recursos espontáneos, tales como los productos vegetales, animales, minerales o petroleros para su comercialización, pero que no sólo incluye actividades extractivas sino también a otras (como agronegocios y biocombustibles) que fomentan la lógica extractivista al consolidar el monocultivo. (p. 5)

Estas actividades han cobrado tal relevancia, que en los primeros quince años del siglo XXI, una de las apuestas económicas más importantes en Argentina estuvo basada en un modelo económico y social sustentado en la apropiación de los recursos naturales y la exportación. Este modelo económico que parecía muy exitoso, en los hechos fue generando mayor dependencia tecnológica de las empresas multinacionales, así como una creciente dependencia económica de las fluctuaciones de los cursos mundiales de las materias primas, reforzando la división internacional del trabajo asimétrica. (p. 5)

Para analizar con mayor profundidad el acaparamiento de tierras, los autores de este informe sugieren pensar en que el mismo nombre no visibiliza las implicaciones del problema, porque metodológicamente estos acaparamientos sólo eran reconocidos por la FAO bajo por lo menos tres criterios estrictos (concentraciones mayores a 1 000 hectáreas, participación directa de un gobierno y que la inversión generara un impacto negativo sobre la seguridad alimentaria del país), dando como resultado que sólo se pudiera hablar en un inicio de la existencia de estos casos en Argentina y Brasil. Desde esta perspectiva, este informe se desarrolla con base en cinco puntos:

1. Cuestionar la exclusividad de la “extranjerización”. La realidad ha mostrado que los acaparamientos de tierra se dan no sólo del norte al sur, sino también en relaciones sur-sur.

2. Las afectaciones no sólo pueden analizarse desde los impactos a la soberanía alimentaria, ya que estos proyectos de privatización de tierra no sólo se realizan en tierras de cultivo y para producir alimentos, sino también para proyectos de árboles exóticos, explotaciones mineras, proyectos de fracking o programas urbanos, así como para la producción de cultivos llamados “flexicrops”, para la producción de agrocombustibles o para la especulación.

3. La compra de tierras no es la única forma en que las comunidades pierden sus territorios. El espectro de los mecanismos para controlar la tierra es muy amplio, y entre ellos se encontrará una tendencia a rentar tierras hasta por 99 años, o la agricultura por contrato.

4. Diversos gobiernos progresistas, con posturas nacionalistas, parecían rechazar el acaparamiento de bienes comunes, no obstante algunos de ellos fueron promotores activos de la concentración de la tierra a través de proyectos agroextractivos.

5. Debido a que existen mecanismos directos e indirectos de acaparamientos de tierras, que incluyen desalojos violentos, extorsiones y contaminación, es indispensable observar los principios de transparencia y responsabilidad social y ambiental. Las transacciones deben cumplir un nivel de consentimiento libre y soberano por parte de los usuarios de la tierra.

Con la idea de que es mejor llamarle acaparamiento de bienes comunes, en este informe se afirma que como consecuencia de este modelo económico que despoja a las comunidades, contamina el aire y los suelos, deforesta y destruye paisajes, ecosistemas y biodiversidad, se pone de relieve la importancia de las resistencias locales y las posibilidades de reacción frente a los acaparamientos en Argentina, con el fin de visibilizar que es posible la construcción de un desarrollo social sustentable basado en la participación de diversos sectores de la sociedad.

Datos cruciales: 

La propiedad de la tierra en Argentina está hoy altamente polarizada entre las grandes haciendas y los pequeños productores. El 2% de las empresas agropecuarias controla el 50% de la tierra en el país, en tanto que el 57% de las explotaciones agropecuarias controla el 3% de la tierra.

América Latina vive un auténtico “boom minero”. Las exportaciones que provienen de las minas y canteras de los países del MERCOSUR (Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay) aumentaron, pasando de 20 000 millones de dólares en 2004 a 46 000 millones en 2007.

De acuerdo con las cifras recopiladas en marzo de 2015 por Land Matrix sobre las adquisiciones de tierras a gran escala en todo el mundo, arrojaron que se habían vendido o arrendado hasta 37 083 445 hectáreas de tierra a inversores extranjeros en todos los países del mundo. La cifra incluye los acuerdos iniciados desde el año 2000 sobre transferencia de los derechos de uso, control o propiedad de superficies de 200 hectáreas o más, a través de la venta, alquiler o concesión de tierras que implican su conversión desde la producción de pequeños agricultores, la utilización de comunidades locales o la provisión de servicios de los ecosistemas.

Cápitulos relevantes para el proyecto: 

2. Acaparamiento por agronegocios

3. Acaparamiento forestal

4. Acaparamiento por minería a gran escala

5. Acaparamiento para fracking

Nexo con el tema que estudiamos: 

El acaparamiento de bienes comunes es uno de los problemas más representativos del despojo capitalista actual. Como proceso constitutivo de la acumulación de capital, para las empresas nacionales, pero especialmente para las de carácter transnacional, el control, la privatización y la concentración de los recursos estratégicos del planeta se ha vuelto una necesidad creciente frente a la vulnerabilidad del sistema financiero y la crisis de la economía industrial. En este informe se analiza cómo se da el acaparamiento de tierras, territorios y recursos frente a una fase de revalorización de la naturaleza y su mercantilización, proceso que no puede ser entendido en su magnitud, iniciativas, promoción e impactos, sin el papel central que juegan los intereses y prácticas de las grandes empresas. Establecer las relaciones entre despojo y grandes corporaciones es un elemento clave para entender el capitalismo del siglo XXI.