Acaparamiento de tierras y acumulación capitalista: aspectos clave en América Latina

Cita: 

Borras, Saturnino, et al., [2013], “Acaparamiento de tierras y acumulación capitalista: aspectos clave en América Latina”, Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios, Número 38, pp. 75-103.

Fuente: 
Artículo científico
Fecha de publicación: 
Junio, 2013
Tema: 
Acaparamiento y extranjerización de tierras en América Latina
Idea principal: 

Se abordan los principales rasgos que presenta el proceso de acaparamiento de tierras en América Latina, con la finalidad reflexionar sobre sus especificidades, a la vez de poner en cuestión algunas generalizaciones imprecisas que se encuentran en la literatura especializada sobre el tema.


En este artículo los autores comienzan por reflexionar sobre la forma en que se fue construyendo la comprensión sobre el acaparamiento de tierras del siglo XXI. Con los esfuerzos iniciales de ONGs que difundieron los despojos de extensas hectáreas en la periferia, principalmente en países como Madagascar por parte de la empresa Daewoo y en Mali a través del Proyecto Malibya, el tema fue retomado por las llamadas agencias del desarrollo, así como por académicos quienes desde diversas perspectivas han venido aportando a la expansión y profundización de la investigación de este proceso.

Tomando como base una parte de la literatura sobre el tema, así como al trabajo realizado en 2011 por algunos de los autores de este artículo para un estudio solicitado por la FAO, a fin de obtener evidencias empíricas sobre el acaparamiento de tierras en diecisiete países de América Latina y el Caribe, en este artículo se reflexiona sobre las características de la dinámica de las transferencias de tierra en esta región.

Cuando la FAO establece los tres rasgos que debe tener un acaparamiento de tierras para ser tal (más de 1 000 hectáreas, estar involucrado un gobierno extranjero y afectar la soberanía alimentaria del país), los autores observan que únicamente se cumplen en el caso de Argentina y Brasil, por lo que afirmarán que una definición centrada en lo alimentario o en la crisis alimentaria resulta problemática. Pero por otra parte, una definición demasiado amplia dificulta la identificación de las especificidades del problema, por lo que optan por realizar una definición propia, a partir de tres características, que interrelacionadas, permiten definir el proceso contemporáneo de acaparamiento de tierras (p. 79).

1. El acaparamiento de tierras es, básicamente, un “acaparamiento del control”, entendido éste como el poder para controlar las tierras y otros recursos asociados a ella, como el agua, con el objetivo de obtener beneficios a partir de la detención de ese dominio. El fenómeno se suele asociar a la ocurrencia de cambios en el uso y significados que se dan a la tierra y a los recursos asociados, fuertemente condicionados por los imperativos de acumulación del capital; por lo cual tampoco implica necesariamente la expulsión de poblaciones campesinas. Acaparar el control implica relaciones políticas de poder.

2. Sobre la cuestión de tamaño, la acumulación de tierras supone transacciones de gran escala en dos sentidos interconectados: la escala de adquisiciones de tierra y la escala de los capitales involucrados en el proceso.

3. Los actuales acaparamientos de tierra ocurren principalmente a raíz y como parte de la dinámica de acumulación capitalista, en convergencia de múltiples crisis (alimentaria, energética/combustibles, ambiental y financiera), en donde los capitales financieros buscaron nuevas y más seguras oportunidades de inversión. Pero también los nuevos centros del capital global, sobre todo los países del llamado BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), han salido en búsqueda de recursos (p. 80-81).

Con estas premisas, los autores proponen entender el acaparamiento de tierras como “las acciones de captación de control sobre relativamente vastas extensiones de suelo y otros recursos, a través de una variedad de mecanismos y modalidades, que involucran al capital de gran escala que, actuando bajo modalidades extractivas, ya sea respondiendo a propósitos nacionales o internacionales, busca dar respuesta a la convergencia de las crisis alimentaria, energética y financiera, a los imperativos de la mitigación de los cambios climáticos y a la demanda de recursos por parte de los nuevos núcleos del capital global” (p. 82).

Siete características del acaparamiento de tierras en América Latina

1. La concentración de la tierra y la extranjerización como rasgos centrales de la narrativa del acaparamiento en América Latina

El acaparamiento a menudo implica la “extranjerización” de la propiedad de la tierra. Sin embargo, no siempre la extranjerización de bienes inmuebles implica necesariamente acaparamiento de tierras. No obstante este término ha sido debatido, pero ampliamente utilizado porque es el que subyace a todas las medidas que los gobiernos de la región han delineado como respuesta al avance del proceso y el descontento popular (p. 85).

Por otra parte, el acaparamiento de tierras no requiere necesariamente de su extranjerización, ya que puede ser llevado a cabo por capitales domésticos, muchas veces en alianza con los aparatos estatales, o como en el caso argentino, existe una alta incidencia de las alianzas entre compañías nacionales y extranjeras.

A partir de la concepción más amplia que proponen para localizar los acaparamientos en la región latinoamericana, se puede argumentar que ha ocurrido hasta en una docena de países entre los cuales están Uruguay, Paraguay, Brasil, Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador, Guatemala y Honduras.

2. El acaparamiento, la concentración y la extranjerización de tierras en la región comenzaron a ganar terreno e impulso previo al alza de precios agrícolas de 2007-2008

En América Latina la extranjerización y el acaparamiento de tierras se remonta a los años noventa del siglo XX, asociado a las políticas neoliberales que liberalizaron los mercados de tierra, incentivaron la movilidad internacional de capital y redujeron las barreras comerciales. La crisis alimentaria iniciada más de una década después no es por lo tanto el parteaguas en sí mismo, sino todas las crisis en conjunto (energética, alimentaria, financiera y climática), que elevaron la demanda internacional de commodities.

3. El acaparamiento, la concentración y la extranjerización de tierra ocurre tanto en el sector alimentario como en otros sectores de la economía

Una característica novedosa de este periodo histórico, es que el acaparamientos de tierras ha estado marcado por una tendencia al cultivo de productos “flexibles”, es decir, que dependiendo de su precio mundial y su valor especulativo (en concreto del nivel de ganancias que genere) se va decidiendo su uso, ya sea alimentario o no, por ejemplo para la producción de agrocombustible, esto pasa especialmente con la soja, la caña de azúcar, el aceite de palma y el maíz).

El sector no alimentario también ha acaparado muchas tierras, los cultivos flexibles son un ejemplo, pero también están los de uso forestal, minero y conservacionista. Estos acontecimientos hacen que los análisis centrados en la crisis alimentaria sean parcialmente correctos.

4. Las grandes inversiones son impulsadas principalmente por capitales regionales

Las inversiones mayores en tierras en la región no son realizadas de manera protagónica por las típicas compañías transnacionales con base en el Atlántico Norte, sino por compañías (trans)latinoamericanas. La procedencia principal de estos capitales corresponde a siete países: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Panamá, México y Costa Rica.

5. El acaparamiento, la concentración y la extranjerización ocurren a través de la compra de tierras como de otros mecanismos

La compra directa de tierras es el mecanismo más dramático del acaparamiento de tierras, pero no el más usual. La forma más icónica es el arrendamiento de largo plazo, por periodos de hasta 99 años renovables a 99 años más; pero encontramos otras formas que no implican cambio en la forma de tenencia de la tierra: agricultura por contrato, arrendamiento a corto plazo, hasta operaciones conjuntas (join ventures).

6. El rol contradictorio del Estado: entre el fomento de la acumulación de capital y el mantenimiento de un mínimo de legitimidad política

Los estados son actores fundamentales en los procesos de acumulación; van a cumplir un rol dual en el acaparamiento y extranjerización de tierra, por un lado serán facilitadores de la acumulación de capital y por el otro procurarán sostener cierto nivel de legitimidad. Este hecho contradice una tesis común de que estos problemas de la tierra sólo se dan en estados débiles. No obstante, esta posición doble comúnmente genera violencia al interior de los países.

7. Impactos diferenciales en y entre las comunidades, reacciones políticas diferenciadas desde abajo

A partir de las necesidades de mano de obra, los acaparamientos pueden implicar la expulsión de las comunidades de sus territorios, o su explotación (por ejemplo mediante la agricultura por contrato).

Dependiendo de muchas situaciones diferenciadas es que los impactos no son uniformes en cada uno de los casos de acaparamientos de tierra. Factores como la clase, el género, la etnia, y otras, jugarán un papel diverso que no es visibilizado en los estudios sobre acaparamientos, porque suelen más bien utilizarse conceptos generales como “población local”. El frente de resistencia está marcado por dos tipos de lucha: contra la desposesión por desplazamiento y contra la explotación o por las condiciones de inclusión.

Conclusiones

Los autores van a decir que una de las características principales que tendrá el acaparamiento de tierras en América Latina, es que se lleva a cabo predominantemente por capitales intrarregionales a través de empresas (trans)latinoamericanas. Esto sugiere que un análisis interregional puede aportar a una mejor comprensión de la dinámica actual de acumulación capitalista y el modo en que se insertan las transformaciones agrarias en la actualidad.

Los resultados de este informen también desafían algunas de las generalizaciones que se han hecho en torno a la afirmación de que el acaparamiento de tierras ocurre principalmente en estados frágiles con gobiernos débiles, porque requieren del uso de arreglos turbios, de corrupción y falta de transparencia, cuando la realidad indica que estos proceso también se dan en países donde las formas políticas liberal-democráticas son relativamente estables como en el caso de Brasil, Uruguay y Argentina.

Datos cruciales: 

El crecimiento de los llamados “cultivos flexibles” ha sido una tendencia importante en los últimos 20 años en América Latina. Una muestra de ello es que en América del Sur durante en el año 1961 se producían una cantidad de 259 534 hectáreas de soya, mientras que para 1990 ya eran 17 725 284 y para 2009 un total de 42 729 479. En la misma región se cultivaban en 196 138 700 hectáreas para aceite de palma, en 1990 eran 210 906 y para 2009 abarcaba la cantidad de 448 313 hectáreas.

En América Central la siembra de caña de azúcar en 1961 abarcaba 500 207 hectáreas, en 1990 se incrementó a 875 047 y en 2009 cubría una superficie de 1 231 025. En el caso del aceite de palma en 1961 el área total era de 22 910 hectáreas, 57 197 en 1990 y para 2009 había aumentado a 239 204 (p. 89).

Nexo con el tema que estudiamos: 

El análisis de las características que tienen los acaparamientos de tierra en América Latina, permite observar cómo las empresas que tienen mayor poder y control sobre la cuestión agrícola y territorial son quienes inciden de manera directa e indirecta sobre los procesos que ocurren en esta fase histórica, pero a su vez van combinando formas antiguas y novedosas de la apropiación de territorios, bienes y trabajo.

También nos permite observar que en la dinámica regional latinoamericana, las empresas (trans)latinas han tenido un papel relevante en términos del mercado de tierras, dejando a la extranjerización como un fenómeno muy importante pero secundario frente a las inversiones de origen y destino latinoamericano, por lo menos en los primeros quince años del siglo XXI.

En clave epistemológica, el texto muestra la importancia de los criterios a través de los cuales se estudian los procesos sociales, que derivan en operaciones analíticas sesgadas: las primeras definiciones del acaparamiento de tierras tendían a subestimar la amplitud del proceso concentrador, de ahí la necesidad de nuevas herramientas para el análisis.