The facial-industrial complex. Ever better and cheaper, face-recognition technology is spreading. China's Megvii has used government-collected data to lead the sector

Cita: 

The Economist [2017], "The facial-industrial complex. Ever better and cheaper, face-recognition technology is spreading. China's Megvii has used government-collected data to lead the sector", The Economist, London, 9 de septiembre, https://www.economist.com/news/business/21728654-chinas-megvii-has-used-...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Septiembre 9, 2017
Tema: 
Las empresas del "complejo facial-industrial" y las aplicaciones comerciales de las técnicas de reconocimiento facial
Idea principal: 

“Hacer un recorrido por las oficinas centrales de Megvii en Beijing es como visitar el cuarto de máquinas del Gran Hermano”. En el vestíbulo de la empresa, una cámara de video reconoce a los visitantes en sólo un parpadeo. Las oficinas están llenas de dispositivos como ese. En una de las paredes del lobby, una transmisión en vivo muestra a un grupo de empleados frente al elevador y alrededor del rostro de cada uno de ellos está un marco y su nombre. Cuestionado sobre el carácter orwelliano de los dispositivos, el jefe ejecutivo de este startup responde simplemente que estas tecnologías “ayudan a atrapar a los chicos malos”.

Megvii (empresa cuyo nombre es una contracción de “mega vision”) fue fundada en 2011 y es una de las principales empresas proveedoras de las tecnologías de reconocimiento facial en todo el mundo: más de 300 mil empresas e individuos usan su tecnología. Con una valuación de 2 mil millones de dólares, Megvii –que está construyendo lo que se describe como “un 'cerebro' para la computación visual”– es la primera empresa de lo que podría ser llamado el “complejo facial-industrial” con valor superior a los mil millones de dólares.

Las empresas de este "complejo facial-industrial" venden herramientas de hardware y software para reconocer rostros y posteriormente vinculan esos rostros con información útil. Aunque su mercado es pequeño, estas tecnologías han comenzado a permear de forma más amplia el panorama de los negocios. La principal razón del previsible crecimiento de esta área es que la precisión de los sistemas de reconocimiento facial está aumentando rápidamente. A su vez, este aumento en la precisión hará que las tecnologías de reconocimiento facial sean cada vez más aceptadas y usadas por los consumidores. De hecho, en China hay ya millones de personas que autorizan pagos mediante sus teléfonos con una sonrisa. Se espera que el 12 de septiembre Apple presente una nueva versión de su iPhone y que este cuente con una tecnología que pueda reconocer de forma confiable el rostro del dueño del teléfono para desbloquearlo, incluso en la oscuridad.

Los servicios de empresas como Megvii y SenseTime tienen acceso a la base de datos del gobierno de China, en la que hay fotografías de más de 700 millones de ciudadanos. Para estas empresas, las agencias del gobierno chino son un importante cliente: próximamente, los cientos de millones de cámaras de vigilancia que hay en toda China podrán reconocer rostros; de igual forma, la municipalidad de Beijing “ha comenzado a utilizar la tecnología para atrapar a los ladrones de papel higiénico en los baños públicos”. Las aplicaciones comerciales de estas tecnologías están expandiéndose a un ritmo aún más rápido. Los ejemplos abundan: una subsidiaria del gigante informático Alibaba desarrolló el sistema “Sonríe para pagar” que fue usado por primera vez en una tienda física el primero de septiembre de 2017; cada vez más bancos chinos permiten a sus usuarios identificarse en los cajeros automáticos con sus rostros.

El uso de estas tecnologías está a la zaga en Occidente. Quienes más las usan –y de forma cuidadosa– son las grandes compañías de internet, como Facebook, Google y Amazon. Algunas otras empresas están comenzando a usar estas tecnologías. Algunas aerolíneas, por ejemplo, han comenzado a utilizarlas para comparar los rostros de los pasajeros con sus pasaportes con miras a eliminar los pases de abordar. Muchos bancos planean copiar a sus pares chinos y permitir a sus clientes que accedan a sus cuentas mediante sus rostros. En India, los conductores de Uber tienen que tomarse una selfie antes de comenzar cualquier viaje para corroborar su identidad. Están desarrollándose también aplicaciones que permitirían a las empresas mejorar el servicio al cliente y aumentar las ventas, por ejemplo, reconociendo a los clientes distinguidos para ofrecerles un tratamiento especial o detectando el descontento en los compradores para enviar a algún empleado a que los atienda.

Sin embargo, a la par que los sistemas de reconocimiento facial se han extendido, se han incrementado también los esfuerzos para boicotearlos. Estos esfuerzos van desde algunas aplicaciones de alta tecnología, que desarrollan un software que modifica ligeramente las fotografías de tal forma que los algoritmos no puedan reconocer a las personas que ahí aparecen, hasta algunas defensas de baja tecnología “contra los sistemas de vigilancia altamente sofisticados”, como el uso de maquillaje o de máscaras. Aun así, es poco probable que estas tecnologías detengan el aumento en el uso de los sistemas de reconocimiento facial. De hecho, empresas como Megvii ya están desarrollando aplicaciones que lleven a cabo tareas más complejas, como la interpretación del comportamiento humano o el reconocimiento de objetos.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Ante la sobreacumulación que caracteriza al capitalismo contemporáneo, surgen numerosas empresas que tienden a crear espacios de valorización en los que se producen mercancías o servicios que tienen poca o nula utilidad social pero que permiten que su capital se valorice. Técnicas como la de reconocimiento facial, que difícilmente podrían ser pensadas como valores de uso, sólo sirven a la vigilancia y al disciplinamiento, actividades que son cada vez más necesarias en un capitalismo cuyas tendencias autoritarias se exacerban.