Lost in the maize. Why fertiliser subsidies in Africa have not worked. Good intentions, poor results

Cita: 

The Economist [2017], "Lost in the maize. Why fertiliser subsidies in Africa have not worked. Good intentions, poor results", The Economist, London, 1 de julio, https://www.economist.com/news/middle-east-and-africa/21724415-good-inte...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Julio 1, 2017
Tema: 
¿Buenas intenciones, malos resultados? Los subsidios a los fertilizantes en África
Idea principal: 

A pesar de que diversos gobiernos africanos subsidian fertilizantes, estos siguen siendo demasiado caros para la mayoría de los campesinos. Por esta razón, los agricultores terminan utilizando productos orgánicos para enriquecer el suelo que cultivan, aunque estos sean insuficientes para que la tierra recupere los nutrientes que pierde.

Una solución impuesta a nivel internacional para combatir la erosión de los suelos fueron los fertilizantes. Los subsidios a estos productos comenzaron en la década de los noventa en el continente africano, debido a las presiones establecidas por los prestamistas internacionales a los líderes estatales. Así, a partir de ese momento, diversos países de África subsahariana comenzaron a destinar una cantidad considerable de recursos para subsidiar los fertilizantes.

No obstante, los únicos beneficiados con estas políticas han sido los comerciantes y algunos líderes políticos que buscan votos en los sectores rurales. De esta manera, los subsidios también se han vuelto una herramienta electoral para mantener adeptos (Zambia) o para cooptar a la oposición (Ghana). Además, la mayoría de las veces los fertilizantes no llegan a los campesinos africanos y, cuando lo hacen, generalmente ya es demasiado tarde o sus costos son demasiado elevados.

En 2005, Malawi decidió revivir el esquema de los subsidios a los fertilizantes. Los resultados del proyecto fueron positivos e incluso se llegó a hablar del “milagro Malawi”. Así, se logró impulsar la agricultura del país por medio de los rendimientos de sus cultivos, lo que a su vez elevó los ingresos del Estado. Esto impulsó a que gobiernos de la región fomentaran de nuevo los fertilizantes. A pesar del éxito de los subsidios en Malawi, las reducciones en los precios de los fertilizantes no siempre llegaron a quienes más los necesitaban, debido no sólo a que los fertilizantes pueden ser revendidos, sino también a que quienes los aprovechan son sólo los grandes agricultores.

Actualmente, Zambia está reformando el proyecto de los subsidios para impulsar a los proveedores privados con el argumento de que así se reducirá el fraude (tanto la re-venta de los fertilizantes, como la presencia de “agricultores fantasmas”). Lo que se pretende es proporcionar “e-vouchers” -vales electrónicos- para que los campesinos compren sus insumos. Sin embargo, esto no asegura que la corrupción desaparezca, pero sí muestra cómo se empieza a financiarizar el campo.

A pesar de que algunos proyectos piloto puedan funcionar, quizá el problema más grande es que dichos subsidios son poco eficientes en campos reales, sobre todo en los africanos, donde la acidez de los suelos es elevada. Aunado a esto, la mayoría de los cultivos en África son de temporal y dependen de las lluvias, por lo que los agricultores prefieren no gastar en fertilizantes.

La reducción de los presupuestos nacionales puede implicar que los gobiernos tengan que dejar de subsidiar los fertilizantes y que se tenga que buscar otras opciones para controlar el problema. De hecho, ya hay acuerdos entre Nigeria y Marruecos para fomentar la producción de fertilizantes orgánicos con fosfatos. Además, los empresarios africanos comienzan a impulsar el desarrollo de alternativas orgánicas (cáscara de arroz, desechos urbanos, estiércol, hojas) que puedan enriquecer los suelos del continente y ser parte de la solución del gran problema.

Datos cruciales: 

África sólo consume 1.5% del nitrógeno que se utiliza a nivel mundial.

Los gobiernos que fomentan el uso de fertilizantes gastan en promedio mil millones de dólares anuales en subsidios.

En 2015 se dijo que los campesinos africanos usarían 50 kg de fertilizantes por hectárea, sin embargo, actualmente sólo utilizan un tercio de esa cantidad.

En Zambia, un tercio de los subsidios a los fertilizantes no llegan a la población beneficiaria. Por su parte, el gobierno zambiano gasta cinco veces más en estos subsidios que en transferencias para los pobres.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Es un lugar común que los subsidios, concebidos como un mecanismo de redistribución de la riqueza social, sean desviados en beneficio de grupos políticos y usados para fines clientelares. Más allá del argumento liberal es preciso recuperar el sentido de la ayuda mutua como relación esencial de la vida en sociedad y poner el acento en el tránsito hacia otras formas de agricultura que no acentúen la destrucción de la tierra y sus nutrientes.