The leapfrog model. What technology can do for Africa. Technology in Africa is making huge advances, says Jonathan Rosenthal. But its full benefits will be reaped only once basics like power supplies and communications are widely available

Cita: 

The Economist [2017], "The leapfrog model. What technology can do for Africa. Technology in Africa is making huge advances, says Jonathan Rosenthal. But its full benefits will be reaped only once basics like power supplies and communications are widely available", The Economist, London, 11 de noviembre, https://www.economist.com/news/special-report/21731038-technology-africa...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Noviembre 11, 2017
Tema: 
Los beneficios que puede traer una mayor penetración de la tecnología en África
Idea principal: 

En la mayor parte del África subsahariana, los países están atravesando por una transformación impulsada por la tecnología “que ya está comenzando a hacer a las personas más sanas, más ricas y mejor educadas a un ritmo que hasta hace poco hubiera parecido inimaginable”.

Los cambios en África han sido muy acelerados. En sólo unos cuantos años cientos de millones de personas han accedido a los teléfonos celulares. Esto no sólo les ha permitido hacer llamadas y enviar mensajes de texto, sino que ha posibilitado otros grandes cambios. Por ejemplo, que a través de aplicaciones como M-Pesa las personas puedan enviar dinero por medio de sus teléfonos móviles, de tal forma que al tener un teléfono celular las personas puedan tener, “en efecto, una cuenta de banco en el bolsillo”. A su vez, la existencia del “dinero móvil” ha reducido los costos de transacción, lo que ha facilitado la existencia de nuevas empresas de electricidad y una mayor difusión de servicios como seguros médicos.

Lo que hace que los teléfonos móviles tengan un impacto mucho mayor en África que en cualquier país del mundo desarrollado es que para cientos de millones de personas esta ha sido la primera y única forma que han tenido de estar en comunicación con el resto del mundo. Algo similar sucede con otras innovaciones: una nueva vacuna contra la malaria, por ejemplo, tendrá un impacto minúsculo en los países ricos, pero podrá salvar millones de vidas en África.

La mayor parte de la tecnología que está transformado África viene de fuera: la mayor parte de los teléfonos utilizados en el continente vienen de China o de otros lugares. No obstante, estas tecnologías se combinan de formas novedosas y únicas con las innovaciones provenientes de muchas startups africanas que apuntan a solucionar problemas endémicos del continente (desde la necesidad de rentar una camioneta para mover una vaca hacia otro lado hasta la detección de enfermedades infecciosas como el ébola).

“Mucho del dinero que va hacia la tecnología en África no proviene de filántropos sino de inversionistas en busca de atractivos rendimientos”. En 2016, las empresas tecnológicas africanas tuvieron ingresos por 367 millones de dólares. Esta cifra es insignificante para los parámetros del Silicon Valley, pero está contribuyendo a estimular el establecimiento de un mayor número de empresas tecnológicas.

El argumento de que África puede alcanzar a los países occidentales por medio de la tecnología tiene muchos críticos, principalmente porque en el continente hay aún cientos de millones de personas que no tienen acceso al agua potable ni a la energía eléctrica, y menos aún a los teléfonos celulares o a internet. Además, en África la corrupción y el desgobierno son la generalidad y muchas economías dependen fuertemente de la exportación de materias primas. En 2016, África subsahariana creció a una tasa de 1.4% –su crecimiento más débil en las últimas décadas– como consecuencia de la disminución en el precio de las commodities. Con una población que crece 3% anualmente, el promedio de la población africana se volvió más pobre el año pasado.

A esto hay que añadir que la tecnología en África “está avanzando mucho más lentamente que en el mundo rico”, por lo que la brecha existente entre ambas regiones se ha ido ampliando. Según el ministro de ciencia y tecnología de Ghana, “la brecha de pobreza es una brecha tecnológica” y también una brecha educativa. En muchos países africanos, los niños que cursan su tercer año escolar “no son capaces de explicar el significado de la frase ‘el nombre del perro es Puppy’ después de leerla en voz alta”. Este rezago educativo hace que los jóvenes africanos no estén listos para tener empleos en la economía de la información, lo que deja a África aún más rezagada.

No obstante, la tecnología puede ayudar a mejorar los procesos de enseñanza y a hacer frente a este rezago. Algunos proyectos, como el de las Bridge International Academies, representan un enorme esfuerzo para poner la tecnología en las manos de los profesores y así mejorar la enseñanza en los países pobres mediante la introducción de tabletas electrónicas que permiten medir y dar seguimiento a los avances que se registran cada clase, con lo que queda de manifiesto cuando los profesores no están avanzando al ritmo esperado o si no asisten a trabajar. El año pasado, el gobierno de Liberia cedió la administración de 93 escuelas públicas a algunos operadores privados, entre ellos Bridge International Academies. “Un estudio de seguimiento mostró que los niños en las escuelas de Bridge aprendieron en un año aproximadamente lo mismo que sus pares en el sistema público en dos años”.

Algunas otras empresas están experimentando al poner la tecnología no en las manos de los profesores sino en las de los estudiantes. Muchas de estas iniciativas son todavía embrionarias y la información con la que trabajan es aún escasa. Pero hay ya algunas señales de que la profundización de su uso y la introducción de mejoras pueden provocar grandes diferencias.

Están proliferando en África centros de innovación tecnológica con jóvenes que aprenden a programar mediante videos en YouTube y a armar y desarmar computadoras e impresoras 3D de forma intuitiva. Los clústeres de nuevas tecnologías prometen tener un enorme impacto en África y resolver muchos de los mayores y más duraderos problemas del continente (sistemas educativos deficientes manejados por el estado, enfermedades, mala infraestructura, baja productividad laboral).

Pero algunas cosas deben suceder como precondiciones para que el continente pueda beneficiarse de las nuevas tecnologías: la infraestructura tecnológica (tendidos eléctricos, conexiones a internet, señal de telefonía, etc.) debe difundirse por todo su territorio. El fundador de varias startups en Kenya considera que “no se puede tener una economía del siglo XXI sin energía y conectividad […] Pero si las tienes, puedes hacer prácticamente cualquier cosa”.

Datos cruciales: 

En 2016, las empresas tecnológicas africanas tuvieron ingresos por 367 millones de dólares.

En 2016, África subsahariana creció a una tasa de 1.4% –su crecimiento más débil en las últimas décadas– como consecuencia de la disminución en el precio de las commodities. Con una población que crece 3% anualmente, el promedio de la población africana se volvió más pobre el año pasado.

Nexo con el tema que estudiamos: 

África parece ser terra ignota para el liberalismo. Frente al continente más pobre y atrasado (tecnológica y económicamente) del mundo, sólo acierta a sugerir privatizaciones y mayor liberalización comercial. La posición planteada en este texto resulta al menos ingenua. Se pretende que unas cuantas tecnologías aplicadas a la enseñanza en la educación básica permitan superar en sí mismas el rezago que han dejado siglos de colonialismo, rezago y expolio mediante el mercado mundial. Y aunque se reconocen algunos problemas de las economías africanas como la dependencia de la exportación de materias primas, no se plantea ninguna solución seria al respecto.

En lo que toca a las cuestiones tecnológicas y educativas, el argumento liberal destila colonialismo, al pretender que las sociedades de África imiten a las de Occidente, sin ofrecer otra vía de transformación que no sea la modernización capitalista.