The meaning of the man behind China’s ideology. Why Wang Huning is a name to remember

Cita: 

The Economist [2017], "The meaning of the man behind China’s ideology. Why Wang Huning is a name to remember", The Economist, London, 4 de noviembre, https://www.economist.com/news/china/21730898-why-wang-huning-name-remem...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Noviembre 4, 2017
Tema: 
Wang Huning, el hombre detrás de la ideología china
Idea principal: 

En general, cuando se menciona algo sobre China en la prensa internacional, siempre se hace referencia al presidente de la República y secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China: Xi Jinping. Empero ¿quién está realmente detrás de los proyectos ideológicos de la élite gobernante china?

Wang Huning, de 62 años de edad, es una persona clave para responder a esta pregunta, debido no sólo a que es uno de los siete líderes políticos más respetados de China, sino también por la influencia que ha tenido sobre la ideología y las dinámicas políticas del partido durante las últimas administraciones.

Haig Patapan y Yi Wang de la Universidad Griffith argumentan que sólo en tiempos de cambios, los instigadores de ideas se convierten en asesores con autoridad. Precisamente, esto es lo que ha sucedido con Wang Huning, quien incluso ha sido fundamental para entender el control que Xi Jinping tiene sobre gran parte del sistema del Partido Comunista. Recientemente, se ha argumentado que tanto los proyectos de propaganda como los ideológicos comenzarán a ser dirigidos por Wang, lo que le permitirá tener mayor capacidad de acción dentro de la política del país.

Wang Huning tiene ciertas características que lo diferencian de la mayoría de los funcionarios chinos: Wang viene del ámbito académico (fue profesor de la Universidad Fudan de Shanghai), no es “una creación de la propaganda del sistema” y ha puesto la ideología en el corazón de las tareas del partido. Wang está reformando el pensamiento oficial de la estructura gubernamental china desde una perspectiva “neo-autoritaria”, la cual considera que tanto la democracia como las libertades políticas son secundarias.

Wang estudió en Estados Unidos a finales de los ochenta y ha tenido bastante contacto con Occidente; sin embargo, según algunos analistas, esto no ha influido en su pensamiento. De hecho, Wang ha rechazado el individualismo y ha criticado la falta de acceso al poder político de la población nativa estadounidense, sin considerar lo que sucede con los tibetanos y los uigur en su país.

En 1991 Wang publicó un libro intitulado “Estados Unidos en contra de Estados Unidos”, en donde propuso un escenario en el que Japón asciende mientras la supremacía estadounidense se va debilitando. Para él, la democracia y la libertad son los elementos que amenazan al poder estadounidense y que generan consecuencias negativas para el país.

Siguiendo esta línea, Wang Huning ha caracterizado la Revolución Cultural de Mao Zedong como “una catástrofe política sin precedentes”, lo cual es un discurso que comienza a tomar fuerza incluso entre algunos liberales chinos, quienes consideran que se necesita la supervisión de una autoridad central para alcanzar los cambios sociales y económicos que China requiere.

La idea de la re-centralización del poder y del robustecimiento de las fuerzas armadas comenzó a ser más evidente en los discursos de los líderes de la República tras los acontecimientos de la Plaza de Tiananmén en 1989.[1] De hecho, Wang ha defendido su enfoque por los resultados de las reformas liberales de Deng Xiaoping, las cuales incrementaron los estándares de vida de los campesinos, pero debilitaron el control que Beijing tenía sobre territorios lejanos, lo cual, según Wang, es negativo para los planes políticos de la élite del país.

Wang Huning también ha propuesto que debe haber una firme lucha contra la corrupción y se opone fuertemente a la que se gesta en los altos cargos de la jerarquía política, debido a que considera que ésta afecta la confianza que la población tiene del gobierno. No obstante, esta crítica no la dirige al régimen actual; por el contrario, Wang siempre resalta que Xi Jinping ha luchado con fervor para combatir este mal.

Asimismo, Wang ha influido ampliamente en las decisiones políticas tomadas por los últimos tres presidentes de la República Popular China: Xi Jinping, Hu Jintao y Jiang Zemin. Wang fue esencial para el desarrollo de la consigna ideológica de la “triple representatividad” de Jiang. De hecho, durante ese gobierno, Wang estuvo trabajando en la Oficina de Investigación Política del Comité Central del Partido Comunista Chino, el principal think tank del partido.

Con Hu Jintao impulsó la teoría del “desarrollo científico” y durante la actual administración ha sido el cerebro del “pensamiento de Xi Jinping”, que es un conjunto de principios políticos que fueron recientemente incorporado a la constitución del partido. Con Xi Jinping, Wang también ha contribuido a la promoción de las nociones del “sueño chino” y del “gran revivir”, las cuales combinan el discurso nacionalista con una retórica pro mercado.

De la misma manera, Wang ha influido en la política exterior de China y ha acompañado constantemente a Xi en sus viajes al extranjero, fungiendo como mensajero para impulsar los proyectos chinos a nivel internacional, como la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda. Xi ha señalado que China debe comenzar a tomar un papel central en el mundo y que su modelo de desarrollo es una nueva oportunidad para otros países, lo cual, según algunos analistas, no se puede desvincular de las ideas de Wang.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Resulta interesante analizar las propuestas ideológico-políticas de Wang Huning, quien es, según información de The Economist, un elemento importante en la configuración política (actual y futura) de la República Popular China, no sólo por la influencia que ha tenido en las tres últimas administraciones, sino también por el enfoque con el que estudia la realidad nacional e internacional.

Su propuesta “neo-autoritaria” puede responder a la necesidad de consolidar el poder dentro del país, para garantizar la expansión de sus intereses en el extranjero bajo el control y dirección del Estado. De esta forma, si China se afianza como el nuevo sujeto hegemónico capitalista, parece que el control estatal sobre todos los ámbitos de la vida también podría fortalecerse, lo cual seguiría atentando contra la seguridad, desde una perspectiva integral, de la gran mayoría de la población del mundo. En ese sentido, las élites chinas pueden representar un sujeto renovador del capitalismo decadente.