Remember corporate Europe? It wants to be noticed again. Emmanuel Macron is helping revive the grandest idea in European business

Cita: 

The Economist [2017], "Remember corporate Europe? It wants to be noticed again. Emmanuel Macron is helping revive the grandest idea in European business", The Economist, London, 4 de noviembre, https://www.economist.com/news/international/21730881-global-warming-inc...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Noviembre 4, 2017
Tema: 
Macron y los intentos por revivir a la corporación europea
Idea principal: 

Se dice que cuando Emmanuel Macron comenzó a trabajar como banquero de Fusiones y Adquisiciones en Rothschild, París, ni siquiera sabía lo que era el Beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones (EBITDA por sus siglas en inglés). Sin embargo, Macron “tenía ideas y hacía que sucedieran”. En 2012 logró que Nestlé comprara los negocios de nutrición de Pfizer y ahora que es presidente de Francia quiere revivir la idea de crear campeones continentales capaces de enfrentarse a las empresas estadounidenses y chinas.

Una gran cantidad de acuerdos intra-europeos fueron establecidos después de la creación del mercado común europeo con la intención de brindar a las empresas continentales una economía de escala similar a la estadounidense. Algunos de estos convenios fueron impulsados por los gobiernos (como la de la empresa de construcción de aviones EADS, que posteriormente se convertiría en Airbus) y otros más por inversores (Vodafone de teléfonos móviles).

No obstante, esta urgencia por consolidar la Unión fue detenida por la larga crisis europea, cuya cúspide se situó en 2010. El resultado fue que las empresas europeas decidieron invertir en otras zonas debido a su preocupación por la inestabilidad del euro. Así, mientras que las empresas europeas dejaban el mercado interno, las compañías chinas y estadounidenses hicieron grandes esfuerzos por fortalecer el suyo.

En septiembre pasado, Macron expuso su propuesta para la “re-fundación de Europa” y el reforzamiento del “poder monetario e industrial”. Ese mismo día, Alstom, una empresa de transportes francesa, y la rama de transporte de Siemens, una armadora alemana, acordaron fusionarse. Joe Kaeser, jefe de Siemens, hizo énfasis en que la unión era parte de un proceso más complejo para crear un campeón europeo, una idea bastante ambiciosa debido a que las compañías europeas tienen un débil rendimiento de capital, que puede ser explicado por la falta de escala y los altos costos de operación por establecerse en “países medianos”.

Por esta razón, Macron ha impulsado la escala en el mercado europeo, lo cual está generando resultados positivos que han incrementado las ganancias de algunas empresas. En un futuro, la Unión Europea puede profundizar su mercado único armonizando las tasas fiscales empresariales y fortaleciendo la unión de los bancos, lo que a su vez fomentaría los acuerdos pan-europeos. A pesar de esto, hay algunos obstáculos a los que se deben enfrentar los impulsores de este proyecto, como son:

1. Las sensibilidades nacionalistas: A pesar de algunos éxitos como la unión de Alstom-Siemens (Alemania va a controlar a los accionistas, pero las oficinas centrales van a estar en Francia), en cualquier otro lugar la unidad parece débil. Además, las hostilidades regulatorias y políticas complican aún más la unión. Existen varios casos en que las fusiones intra-europeas han sido bloqueadas por empresas locales respaldadas por sus gobiernos.

2. Ganarse a los accionistas: Los acuerdos pan-europeos son riesgosos en su gran mayoría por las disputas políticas nacionales. Aunado a esto, las legislaciones antimonopólicas son muy estrictas en Europa, mientras que en Estados Unidos son muy laxas, por lo que tanto la formación de oligopolios como la transferencia de ganancias a los inversionistas son más complicadas en esta región. En Europa existe un desafío de hacer compatibles los intereses de consumidores que buscan precios más bajos y la generación de dividendos para los accionistas de los campeones europeos.

Macron tiene razón y las compañías europeas han perdido voz en los negocios internacionales, y aunque en teoría la creación de un grupo de empresas campeonas europeas es deseable, en la práctica esto parece poco probable.

Datos cruciales: 

Nestlé gastó 12 mil millones de dólares con la compra del ramo nutricional de Pfizer.

La unión de Siemens y Alstom, anunciada en septiembre de 2017, permitirá que ambas empresas se posicionen en segundo lugar en los negocios ferroviarios con 18 mil millones de ventas, sólo por debajo de la empresa estatal china CRRC.

Entre 2000 y 2005, los acuerdos intraeuropeos representaron 31% de la actividad global de Fusiones y Adquisiciones según Dealogic. En 2010, los acuerdos intraeuropeos disminuyeron su actividad global de Fusiones y Adquisiciones a 12%.

El tamaño de la empresa europea promedio es 78% del de la empresa estadounidense promedio. Si se excluye a las empresas de Suiza y Reino Unido, esa relación desciende a 48%. Las empresas chinas muestran un ascenso importante: actualmente su talla promedio es 94% respecto de la media europea y se espera que en un par de años superen a sus rivales europeas. Estas medidas están basadas en las 500 mayores empresas de cada región clasificadas por sus ganancias, valor en libros y valor de mercado, además de que todas cotizan en bolsa de valores; los datos provienen de Bloomberg.

Peugeot (Francia) produce un tercio de los carros que fabrica General Motors.

Las ventas de ProSiebenSat (Alemania) corresponden a menos de 10% de las de Disney.

El tamaño de Ericsson es menor que la mitad de la china Huawei.

El rendimiento de capital en Europa es de 9%, mientras que en China es de 10% y en Estados Unidos de 13%.

De las 100 licitaciones más grandes de Europa, 30 han colapsado.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Las políticas que pretenden crear "campeones europeos" corresponden a la tendencia a la concentración extrema que caracteriza al capitalismo decadente. Lo que queda en el aire es que tal concentración económica va a favorecer a ciertos focos de poder, a la sazón las élites alemanas.

La postura de Macron parece muy similar a las acciones que Charles de Gaulle tomó en la década de los sesenta para desprenderse del control estadounidense tras la aplicación del Plan Marshall para la reconstrucción europea. A pesar de que en ese contexto la disputa bipolar era la constante y de que Francia era y ha sido un fuerte aliado de los estadounidenses, de Gaulle sabía que la Unión Europea, y en particular los convenios que se establecieron con Alemania, eran fundamentales para el fortalecimiento del mercado interno y el posterior desarrollo e independencia de la economía continental.

Actualmente, la élite francesa es consciente de que si quiere seguir teniendo un papel significativo en las dinámicas internacionales, sus empresas deben ser capaces de competir con Estados Unidos y China. No obstante, las economías de las naciones europeas no se pueden equiparar con las de los países antes mencionados, por lo que se requerirá de mucho esfuerzo y solidaridad para lograr el ambicioso objetivo de Macron.

Sin embargo, la tarea es compleja no sólo por la amplitud de sus objetivos, sino también por las consecuencias del despliegue capitalista a nivel regional. Las desigualdades generadas por este sistema han sido percibidas incluso por algunos sectores de la población europea, quienes han identificado a la Unión como la razón principal del empeoramiento de su condición socioeconómica; de esta forma, sin la unión entre los intereses a nivel nacional, el resurgimiento de la corporación europea parece aún más complicado.