Endangered. America's global influence has dwindled under Donald Trump. A presidential tour of Asia cannot hide the fact that America has turned inward, hurting itself and the world

Cita: 

The Economist [2017], "Endangered. America's global influence has dwindled under Donald Trump. A presidential tour of Asia cannot hide the fact that America has turned inward, hurting itself and the world", The Economist, London, 11 de noviembre, https://www.economist.com/news/leaders/21731132-presidential-tour-asia-c...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Noviembre 11, 2017
Tema: 
“Estados Unidos primero”: El eslogan de la estrategia de Trump está debilitando la presencia de Estados Unidos a nivel internacional
Idea principal: 

Antes de llegar a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump había señalado que destruiría acuerdos comerciales establecidos anteriormente, como el Tratado de Libre Comercio con América del Norte, debido a que eran obsoletos y porque habían sido resultado de malas negociaciones. Sin embargo, promesas como ésta y el reconocimiento de Taiwán, que hubiera podido incrementar las disputas con China, no se han cumplido. Así, algunas de las propuestas electorales, que parecían indicar el fracaso total de la política exterior de Trump, no han sucedido.

Ya en la presidencia, Trump decidió que Estados Unidos tenía que salir de los Acuerdos de París sobre el cambio climático y del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica. Así, de manera simbólica, Trump estaba rechazando el orden global establecido. Aunque al principio parecía que el presidente estadounidense fortalecería los vínculos que su país tiene con Rusia, los escándalos sobre el financiamiento ruso en favor de su campaña electoral no han permitido que Trump llegue a un acuerdo con su homólogo ruso.

A pesar de esto, Estados Unidos no ha sido aislado de las dinámicas internacionales. De hecho, el país sigue siendo miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, ha aumentado la defensa del gobierno afgano, ha ayudado a Irak a recuperar territorios que había perdido en manos del Estado Islámico y ha logrado que China presione a Corea del Norte para que ésta no aumente su arsenal nuclear. Durante esta administración, Estados Unidos no ha iniciado guerras. No obstante, la poca intervención estadounidense en otros territorios no se debe a una buena voluntad, sino a que Trump considera que el país no debe injerir en conflictos ajenos si no hay ganancias o beneficios significativos para hacerlo.

La política exterior del líder estadounidense también ha debilitado las negociaciones con Irán para que este país no produzca armas nucleares y ha elogiado las acciones de gobiernos autoritarios como los de Putin y Xi Jinping. “Sus tuits no son una broma” y con ellos se ha encargado de contradecir a otros miembros del gobierno, así como de hacer comentarios imprudentes contra líderes como Kim Jong Un, entre otras acciones.

En materia comercial su enfoque es de suma cero. De esta forma, considera que quien exporta gana y quien importa pierde. Prefiere los acuerdos bilaterales sobre los multilaterales porque eso le da mayor capacidad para abusar de economías pequeñas; sin embargo, esto puede provocar que los gobiernos de dichas economías favorezcan un proteccionismo frente a Estados Unidos y puede ser un retroceso para los [escasos] logros obtenidos con el establecimiento de las reglas para equilibrar el comercio internacional. El gobierno de Trump todavía no ha trastocado el comercio internacional, empero, si el Congreso aprueba las reformas fiscales, esto podría cambiar.

Trump ha despreciado la idea de que Estados Unidos debe defender valores universales como la democracia y los derechos humanos a nivel internacional y ha elogiado asesinatos y apoyado a regímenes dictatoriales. Lo anterior aleja a aliados liberales, “alienta a autócratas a portarse peor” (como en el caso del príncipe saudí, quien ha cometido purgas en contra de sus opositores) y permite que China se autorepresente como el modelo que la sociedad internacional debe seguir.

A pesar de las palabras y las cosas que ha prometido hacer, su equipo de asesores militares ha podido contener las apresuradas decisiones de Trump; no obstante, esto puede cambiar debido al impulsivo carácter del comandante en jefe de Estados Unidos. Algunos analistas comparan la postura de Trump con la de Reagan por el desprecio que el líder estadounidense muestra hacia la diplomacia, aunque los contextos en que fungieron fueron completamente distintos.

A pesar de que el actual presidente estadounidense salga de su puesto tras su primer mandato (2020), las relaciones sociales, políticas y económicas en el mundo no son estáticas y las acciones que ha realizado tendrán repercusiones para el futuro. Así, mientras Trump favorece que Estados Unidos gire hacia adentro, el comercio asiático guiado por China se está fortaleciendo, los europeos están buscando la manera de defenderse sin la ayuda de los estadounidenses, y tanto los demócratas como los conservadores son ahora más proteccionistas, lo cual puede ser un escenario futuro deficiente para algunos intereses estadounidenses.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Los primeros pasos de la política exterior de Estados Unidos bajo la presidencia Trump muestran una tendencia a reducir la presencia del hegemón en la arena internacional, aplicando una visión "empresarial" de comprometerse sólo donde están en juego ganancias inmediatas. Esto puede aliviar un poco la "sobrexpansión" de la superpotencia, pero también abre ventanas de oportunidad para sus competidores, particularmente, están abriendo camino a China como posible rival hegemónico, y en menos medida, a una eventual reconstrucción de la unidad europea.

Cuando Trump fue elegido presidente de los Estados Unidos, mucha gente se preguntaba cómo era posible que una persona tan imprudente pudiera convertirse en el 45avo presidente de dicho país. Parecía que sus discursos xenófobos, machistas, entre otros, harían imposible que la sociedad estadounidense lo eligiera. Sin embargo, su triunfo no es algo inexplicable y se puede entender por las desigualdades y crisis desarrolladas por el sistema capitalista, que puede fomentar y llevar al extremo el individualismo de las personas. En ese sentido, en un país que nació bajo la lógica de ese sistema, es más probable que la exclusión genere egoísmo y que, por lo tanto, frente a una situación de crisis, ese tipo de discursos atraiga a amplios sectores de la población.

Aunado a lo anterior, la elección de Trump demostró que hay una crisis entre la élite política y económica al interior de Estados Unidos, lo cual resulta interesante para el análisis, debido a que podría plantear la reestructuración de la dominación estadounidense a nivel internacional. Las declaraciones de Trump asustaban debido a que no era discretas y porque anunciaba sus planes de manera directa. Por esta razón, parecía haber una enorme contradicción entre los líderes estadounidenses que le precedieron y él; empero, la principal diferencia se daba en que los anteriores “hablaban bonito” para realizar acciones que beneficiaran a Estados Unidos, mientras que Trump utiliza un lenguaje directo y agresivo para hacer exactamente lo mismo.

El problema es que el lenguaje puede fortalecer la violencia directa y simbólica que sufren los excluidos del sistema tanto al interior del país como al exterior, sobre todo porque las acciones de Trump han demostrado que al líder le preocupa salvaguardar los intereses de la élite rica y blanca estadounidense. Así, a pesar de que el poder estadounidense a nivel mundial se pueda debilitar porque el actual presidente sólo está viendo hacia adentro del país sin considerar las dinámicas internacionales, la hegemonía del Estado no se ha puesto en peligro y que en el momento en el que Trump realmente la amenace, los principales sujetos capitalistas del país buscarán quitarlo del escenario político.