A zero-sum vision of the world. The trouble with Trump's new national security strategy. Turning its back on decades of foreign policy, it magnifies small threats and minimises big ones

Cita: 

The Economist [2017], "A zero-sum vision of the world. The trouble with Trump's new national security strategy. Turning its back on decades of foreign policy, it magnifies small threats and minimises big ones", The Economist, London, 23 de diciembre, https://www.economist.com/news/leaders/21732810-turning-its-back-decades...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Diciembre 23, 2017
Tema: 
La estrategia nacional de seguridad de la administración Trump
Idea principal: 

En 1987, unas semanas después de que Ronald Reagan sorprendió al mundo pidiéndole a los líderes soviéticos que derribaran el muro de Berlín, Donald Trump –entonces un desarrollador inmobiliario con habilidades para la publicidad– hizo publicaciones en los principales diarios estadounidenses en las que hacía un llamado para que su país mostrara más agallas hacia el exterior. En esas inserciones pagadas, Trump acusaba a Japón y a otros aliados estadounidenses de manipular los flujos comerciales y monetarios en su beneficio mientras disfrutaban gratuitamente de la seguridad militar proporcionada por Estados Unidos. Trump concluía sus publicaciones señalando: “No permitamos que nadie más se ría de nuestro gran país”.

Tres décadas después, el 18 de diciembre de 2017, Trump lanzó la Estrategia de Seguridad Nacional (NSS, por sus siglas en inglés) de su administración. La NSS es un plan de alto nivel para garantizar la seguridad de Estados Unidos que todas las administraciones deben entregar por ley. En ese documento Trump presume que su doctrina de “America First” está trayendo consigo un renovado respeto a Estados Unidos después de años de fracasos y acuerdos desastrosos por parte de sus predecesores. “En realidad, a pesar de unas cuantas mejoras, la NSS allana el camino para un rol disminuido de Estados Unidos” por la visión que ahí se presenta sobre lo que este país espera obtener de su liderazgo global y cómo espera obtenerlo.

En realidad, la NSS es mucho menos radical que los discursos de campaña de Trump, donde se hablaba de comenzar guerras comerciales, se despreciaba a la OTAN por obsoleta y se elogiaban los méritos de la tortura. La NSS refleja mucho de lo que pensaba aquél hombre de negocios de Manhattan hace unas décadas y señala que el comercio mundial y la inclusión de numerosos países en las instituciones internacionales no los volvió actores benéficos ni socios confiables, sino todo lo contrario. En consecuencia, apunta conclusiones muy severas sobre cómo tratar a China y Rusia.

La NSS se propone fortalecer a la Comisión sobre Inversión Extranjera –el organismo que monitorea las inversiones foráneas para ubicar los riesgos que plantean para la seguridad nacional– como parte de los esfuerzos para defender la “base de innovación para la seguridad nacional” [National Security Innovation Base] (un nuevo término que incluye las innovaciones de las empresas estadounidenses, de los laboratorios gubernamentales y de los investigadores universitarios que dan al país su ventaja tecnológica). A partir de ahora, los estudiantes de ciencias e ingenierías de “determinados países” deberán tener sus visas restringidas para evitar el “robo económico”. “La desconfianza se extiende al cambio climático. En lugar de ver al calentamiento global como una amenaza, la NSS denomina a la campaña contra los combustibles fósiles como una ‘agenda contra el crecimiento’ que daña a la economía y a la seguridad estadounidenses”.

Las estrategias de seguridad nacional de los predecesores de Trump eran muy distintas. La NSS de Bush decía tomar como pilares la promoción del libre mercado, la democracia, la justicia y la dignidad humana y el liderazgo ante una creciente comunidad global de democracias. La estrategia de Obama recriminaba a Bush haber manchado la imagen de Estados Unidos con torturas, ataques no regulados de drones, entre otras, y proponía que su país sólo debía intervenir cuando sus intereses duraderos estuvieran en juego.

La NSS de Trump rechaza tanto la doctrina de Bush como la de Obama por considerar que ninguna logró proteger de forma efectiva a Estados Unidos de los peligros de Medio Oriente. Muchos de quienes apoyan a Trump encogerán los hombros ante la promesa poco clara de la estrategia de no imponer los valores democráticos estadounidenses a otros o ante su afirmación de que el valor de los aliados radica en que magnifican el poder de Estados Unidos. “Sin embargo, el tono transaccional, de suma cero, de la estrategia, produce consternación. Estados Unidos se ha beneficiado enormemente del orden de posguerra que ayudó a diseñar. Donald Trump estaba equivocado en 1987 al ver todos los costos del liderazgo pero ninguno de sus valores duraderos. Sigue estando equivocado hoy día”.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La estrategia de seguridad nacional de Donald Trump es una clara muestra de algunas de las características del capitalismo del siglo XXI que han sido apuntadas en el proyecto: un claro carácter ecocida y un creciente autoritarismo. En este sentido, además de su tono beligerante, resulta preocupante que cualquier acción que vaya contra los combustibles fósiles y el cambio climático ha pasado a ser catalogada como potencial daño a la seguridad nacional estadounidense.

Además, la NSS de Trump pone en evidencia la crisis de la hegemonía estadounidense y algunos de los vectores clave con los cuales el estado y las corporaciones de ese país buscan mantenerla al convertirlos en parte de la estrategia de seguridad nacional. Este es el caso en particular con la innovación científico-tecnológica, pilar clave en la construcción de la hegemonía mundial que con Trump ha pasado a formar parte explícitamente de las estrategias de seguridad nacional.