The youth of today. Teenagers are better behaved and less hedonistic nowadays. But they are also lonelier and more isolated

Cita: 

The Economist [2018], "The youth of today. Teenagers are better behaved and less hedonistic nowadays. But they are also lonelier and more isolated", The Economist, London, 13 de enero, https://www.economist.com/news/international/21734365-they-are-also-lone...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Enero 13, 2018
Tema: 
La situación de los adolescentes respecto de las adicciones, el sexo y la tecnología; se diagnostica una mayor soledad entre la juventud
Idea principal: 

En la actualidad, los jóvenes piensan y se comportan de forma muy diferente que sus padres o sus abuelos cuando tenían su edad. Estos cambios son visibles en todos los países desarrollados. Algunos de ellos están en curso desde hace varios años, pero se han acelerado en tiempos recientes. No todos los cambios que están ocurriendo son benignos.

En la actualidad, los adolescentes en los países ricos consumen alcohol con menos frecuencia que antaño y comienzan a ingerirlo a una edad más avanzada. Y cuando ingieren alcohol, suelen hacerlo en cantidades más moderadas. Esto se refleja en el cierre de muchos bares (en Inglaterra, más de mil al año) y clubes nocturnos. Esta situación no es exclusiva del alcohol: el resto de las drogas, del cigarro a la marihuana, están perdiendo popularidad y están siendo menos consumidas. El porcentaje de personas que se abstienen completamente del consumo de cualquier sustancia se ha elevado rápidamente desde inicios del milenio.

Los adolescentes tampoco están incurriendo en peleas o actitudes antisociales ni cometiendo crímenes como sucedía años atrás. Como consecuencia, el número de convictos jóvenes se ha reducido significativamente.

En lo que respecta a las relaciones sexuales, los adolescentes están teniendo menos y la tasa de embarazos adolescentes está disminuyendo. Igualmente, la edad a la que se inicia la actividad sexual se está postergando hacia la adultez. El caso más extremo es el de Japón, donde “en 2015, 47% de los hombres japoneses no casados de entre 20 y 24 años de edad declaraban nunca haber tenido sexo con una mujer, respecto de 34% en 2002”. En suma, “los jóvenes son menos hedonistas y rompen menos reglas que en el pasado” ¿A qué se debe esto?

Una posibilidad para explicarlo está en que la familia y la vida familiar han cambiado. Estudios recientes muestran que actualmente los padres dedican mucho más tiempo que antes al cuidado de los hijos. Además, puesto que las familias son más pequeñas, el tiempo que se dedica a cada miembro ha aumentado. Esos niños que reciben más atención se han convertido en adolescentes más responsables y dispuestos. Encuestas de la Organización Mundial de la Salud apuntan que actualmente la proporción de adolescentes que tienen una comunicación fluida y sencilla con sus padres ha aumentado en décadas recientes. Es probable que esta sea una de las razones por las que el consumo de alcohol en adolescentes se ha reducido.

Otra posibilidad es que los adolescentes y jóvenes estén más concentrados en la escuela. Entre los países de la OCDE, el porcentaje de jóvenes de entre 25 y 34 años con educación terciaria se elevó de 26% a 43% entre 2000 y 2016. Y un porcentaje cada vez mayor de jóvenes piensa que irá a la universidad. Como consecuencia de esto, los jóvenes pasan más tiempo que antes en casa. No obstante, ello no implica que los adolescentes necesariamente estén utilizando su tiempo en actividades útiles: entre 2003 y 2012, el tiempo que los adolescentes dedican a hacer tareas escolares se ha reducido en una hora semanal.

La proporción de adolescentes con un empleo remunerado (durante las vacaciones de verano y en general) está decayendo también. Es probable que esto se deba a que los jóvenes optan por seguir con sus estudios, pues prefieren sacrificar esos ingresos de hoy para tener mejores ingresos como profesionistas en el futuro. “La caída en los empleos de verano es el reflejo de un aumento en los estudios en verano”.

Otra posible explicación está dada por la creciente diversidad étnica de los jóvenes en los países occidentales. La llegada a los países occidentales de inmigrantes que tienen fuertes tabúes contra el alcoholismo y el sexo premarital (o al menos contra que las mujeres lo hagan) o que piensan que sólo los más pobres envían a sus hijos a trabajar puede estar influyendo en estas tendencias. “El lugar donde el alcoholismo adolescente es menos común es Londres, donde los inmigrantes abundan”.

Por último, otro factor que permite explicar estos cambios es la tecnología, que ha modificado enormemente el comportamiento de las personas. El tiempo que los adolescentes destinan a estar en internet es mucho y ha aumentado rápidamente: actualmente, los jóvenes chilenos –el caso más extremo entre los países de la OCDE– emplean 195 minutos diarios en su teléfono celular entre semana y 230 minutos por día los fines de semana. “Las redes sociales permiten que los deseos de los adolescentes de estar en contacto con sus pares sean compatibles con el deseo de sus padres de mantener a sus hijos seguros y lejos de sustancias dañinas. […] Los adolescentes que se comunican principalmente en línea pueden intercambiar chismes, insultos o fotos nudistas, pero no pueden intercambiar fluidos corporales […] o botellas de vodka”. La tecnología también permite que los padres refuercen la vigilancia sobre sus hijos, al llamar y escribir constantemente para preguntarles dónde están.

Este “trade-off digital” tiene un costo. En muchos casos, los adolescentes prefieren las redes sociales que la comunicación cara a cara. Al hacer esto, no pueden desarrollar conexiones emocionales profundas con sus amigos ni desarrollan su comunicación no verbal. Algunos psicólogos afirman que las redes sociales amplían la brecha entre cómo se sienten los adolescentes respecto de sí mismos y cómo piensan que sus amigos quieren que sean. “En línea, todos están siempre felices, guapos y de fiesta”.

En cuanto a la preocupación sobre el uso excesivo de los teléfonos celulares y las redes sociales y el efecto que pueda tener sobre el comportamiento de los adolescentes, los datos muestran que hay una correlación positiva pero débil entre el uso intensivo de internet y los sentimientos de tristeza.

“De cualquier manera, algo está cambiando. Sea consecuencia de los teléfonos, del cuidado parental intrusivo, de una atención obsesiva en las perspectivas de un futuro empleo o de cualquier otra cosa, los adolescentes parecen hoy más solitarios que en el pasado”. La prueba PISA de la OCDE muestra que el porcentaje de adolescentes de 15 años que dicen tener facilidad para hacer amigos en la escuela se ha reducido en prácticamente todos sus países miembro. Muchos países avanzan hacia una situación como la de Japón, en la que hay un tipo extremo de aislamiento social en el que los jóvenes se convierten en “ermitaños virtuales”.

Tal vez otra diferencia entre los jóvenes de antaño y los de hoy día sea que estos están haciendo las cosas con mayor lentitud. Están tardando más en beber alcohol, en tener sexo y en ganar dinero; probablemente también tarden más en dejar su casa, casarse y tener hijos. “Lo que a los ojos de las generaciones mayores puede parecer indolencia y reticencia a crecer pueda ser, al menos en parte, una respuesta a los desarrollos médicos. Los bebés que nacen hoy en un país rico pueden esperar vivir al menos 80 años. Sabrá dios a qué edad tendrán derecho a las jubilaciones estatales. Los jóvenes de hoy tienen todo el tiempo del mundo”.

Datos cruciales: 

En Inglaterra, Alemania, Canadá, Francia y Países Bajos, el porcentaje de adolescentes de 15 años que han estado borrachos al menos dos veces se ha reducido significativamente de 2000 a la fecha. En Inglaterra, el porcentaje pasó de 55% en 2001 a menos de 30% en 2014; en Alemania de 40% a 25% en el mismo periodo; en Países Bajos, pasó de 30% a poco más de 15%.

Para la misma muestra de países, se observa una tendencia decreciente similar en cuanto a las relaciones sexuales. En casi todos los casos, en 2005 30% de los adolescentes de 15 años decían haber tenido relaciones sexuales; en 2014, sólo 20% declaraban haber tenido sexo.

Según una encuesta de la Organización Mundial de la Salud, en todos los países desarrollados encuestados ha aumentado la facilidad con que los hijos hablan con sus padres. En Inglaterra y Países Bajos, más de 80% de los adolescentes de 15 años dicen tener facilidad para hablar con sus padres.

En Japón, “en 2015, 47% de los hombres japoneses no casados de entre 20 y 24 años de edad declaraban nunca haber tenido sexo con una mujer, respecto de 34% en 2002”.

Entre los países de la OCDE, el porcentaje de jóvenes de entre 25 y 34 años con educación terciaria se elevó de 26% a 43% entre 2000 y 2016.

El tiempo que los adolescentes destinan a estar en internet es mucho y ha aumentado rápidamente: actualmente, los jóvenes chilenos –el caso más extremo entre los países de la OCDE– emplean 195 minutos diarios en su teléfono celular entre semana y 230 minutos por día los fines de semana.

De acuerdo con datos de la prueba PISA que se aplica en los países miembros de la OCDE, en casi todos los países (salvo Corea del Sur, donde se registró un ligero aumento) el porcentaje de estudiantes de 15 años que dicen tener facilidad para hacer amigos en la escuela se ha reducido en aproximadamente 10% entre 2003 y 2015. En Alemania, por ejemplo, el porcentaje de estudiantes que dijo tener facilidad para hacer amigos en la escuela descendió de 86% en 2003 a 73% en 2015; en Japón, los datos para los mismos años fueron de 77% y 68%, respectivamente.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Los jóvenes son uno de los grupos sociales más vulnerables en el capitalismo contemporáneo. Como afirma Anselm Jappe, los jóvenes de hoy día se enfrentan ante la desalentadora situación de ser la primera generación en la historia del capitalismo que con toda probabilidad vivirá peor que sus padres. Esta falta de perspectivas –que por obvias razones no es señalada por el semanario británico– determina en buena medida el comportamiento de la juventud.

Por otra parte, hay que preguntar qué tanto la situación descrita por The Economist coincide con lo que cotidianamente se vive en México y, probablemente, en la mayor parte de los países con menor desarrollo capitalista.