New era, old contradiction. Fears that Xi Jinping is bad for private enterprise are overblown. Chinese business has not stopped thriving under an all-powerful leader
The Economist [2017], "New era, old contradiction. Fears that Xi Jinping is bad for private enterprise are overblown. Chinese business has not stopped thriving under an all-powerful leader", The Economist, London, 26 de octubre, https://www.economist.com/news/business-and-finance/21730613-chinese-bus...
Durante la administración de Xi Jinping se creyó que China volvería a la gestión económica de Mao. No obstante las políticas aplicadas a las empresas nacionales y las pertenecientes al sector privado pueden demostrar que la hipótesis planteada por The Economist es verificable. The Economist cree que durante el gobierno de Jinping, las empresas nacionales han sido llamadas a ser patrióticas y favorecer la economía china, mientras que las empresas del sector privado han sido sometidas a estrictos lineamientos de regulación y legislación por parte del Estado.
La regulación de empresas eligió a las cuatro compañías de mayor adquisición en China, con el objetivo de observar sus actividades en el extranjero. Estas empresas son; 1) Ainbang, una compañía de seguros, 2) HNA, un grupo de aviación turística, 3) Wanda, un desarrollador de propiedades y 4) Fosun, un conglomerado industrial. El resultado expuso que sus inversiones en el extranjero han desacelerado drásticamente. Wanda ha tenido que vender activos y el fundador de Ainbang fue detenido. De esta forma el gobierno de Xi comenzó una campaña de anticorrupción intolerable para el sector privado y sus vínculos con miembros corruptos dentro del partido.
La regulación financiera se ha caracterizado por ser rígida y estricta con las empresas y en consecuencia su comportamiento en el mercado mundial ha sido limitado. La fortuna de las empresas nacionales, a diferencia de las extranjeras, se ha duplicado durante la administración de Jinping.
El objetivo de Xi Jinping es fortalecer el partido y que existe una posible afiliación al sistema corporativo. Las principales demandas del mandatario Jinping tienen como objetivo la ubicación de los miembros del partido en un alto puesto de trabajo en las empresas. Tencent reportó un incremento de trabajadores provenientes del partido comunista.
De esta forma, el partido podría lograr influencia en el sector privado, no de alto grado, pero si los suficiente para mantener la regulación financiera en China. Sin embargo, el control gubernamental sobre el sector privado no es sofocante, pues el partido tiene claro que el desarrollo económico de las empresas privadas es de vital importancia para que la economía de China sea eficaz y firme
Gráfica 1. De las 2,130 personas en la lista de ricos de Hurun (una guía para los ultraricos de China), solo identificaron a cinco como corruptos el año pasado.
La campaña anticorrupción del gobierno de Xi Jinping ha capturado casi 10% del Comité central de 205 miembros del partido en sólo cinco años (2012-2017)
La empresa Tencent emplea unos 7 000 miembros del partido (23% de sus empleados), de los cuales 60% ocupan puestos clave.
En 2012 año del primer mandato de Xi Jinping las ganancias industriales promediaron cerca del 10% del PIB.
China, representa un caso emblemático del capitalismo del siglo XXI. Sus estrategias de alta intervención en el sector privado y financiero contrastan con las fuertes políticas de desregulación que ha sido impulsados por las reformas neoliberales desde finales del siglo pasado. A pesar de los vicios y críticas a los miembros del partido con estrechas relaciones (a veces de corrupción) en diversas industrias del sector privado, el hecho está en que se ha logrado cierta coordinación en el capitalismo chino. La pregunta que se plantea es: ¿la relación estado-empresas en China podrá perdurar en la competencia mundial de las grandes empresas tecnológicas?
La China actual es un ejemplo de fuertes relaciones entre el Estado y las grandes corporaciones extranjeras.