Marx reloaded. Repensar la teoría crítica del capitalismo

Cita: 

Postone, Moishe [2007], Marx reloaded. Repensar la teoría crítica del capitalismo, Madrid, Traficantes de Sueños, 206 pp.

Fuente: 
Libro electrónico
Fecha de publicación: 
2007
Tema: 
El anacronismo del “marxismo tradicional” y la necesidad de repensar la teoría crítica del capitalismo desde Marx mismo
Idea principal: 

Moishe Postone fue profesor de historia en la Universidad de Chicago. Su obra más conocida es Tiempo, trabajo y dominación social.

Capítulo I. Repensar la teoría crítica del capitalismo

Las grandes transformaciones ocurridas en la historia reciente -desde el derrumbe de los países llamados comunistas, hasta el debilitamiento de los estados de bienestar y el aparentemente avasallador triunfo del neoliberalismo- obligan a la izquierda a cuestionarse y replantearse críticamente muchas de las posturas que fueron predominantes en sus concepciones durante todo el siglo XX. Estas transformaciones, lejos de lo que algunas interpretaciones han planteado, no implican la caducidad de la teoría social de Marx. De hecho sucede lo contrario: los cambios históricos recientes han demostrado que “continúa existiendo una dinámica subyacente y global del capitalismo” (p. 35) y que, por tanto, es necesario volver a Marx y reconceptualizar su crítica de la economía política. Pero cualquier intento de formular una teoría crítica del capitalismo para la realidad contemporánea “debe diferenciarse radicalmente de la crítica marxista tradicional del capitalismo” (p. 36).

Por “marxismo tradicional”, Postone entiende un análisis del capitalismo que se elabora principalmente en términos de relaciones de clase y en el que el socialismo es pensado como una sociedad industrial centralmente planificada, en la que los medios de producción son de propiedad estatal y cuyo objetivo principal es una distribución justa de la riqueza. El problema de este enfoque, para Postone, radica en que no es útil para hacer un análisis crítico del capitalismo ni para fundamentar una teoría crítica de la emancipación en la actualidad que responda a las fuentes de insatisfacción y a los ideales emancipatorios de las sociedades actuales. “Esto es particularmente cierto en el caso de su visión positiva del trabajo proletario industrial, así como en relación con el específico modo de producción y de ‘progreso’ tecnológico que caracterizan al capitalismo” (p. 36).

El “marxismo tradicional” se ha vuelto anacrónico para pensar temas como los problemas ecológicos, la crítica al “progreso” capitalista, la disminución en número y poder de los obreros industriales en los países “centrales”, así como la “creciente importancia de modalidades de identidad social que no se basan principalmente en la pertenencia de clase” (p. 37).

Ante el anacronismo del “marxismo tradicional” es necesaria una teoría social que permita dar cuenta de las problemáticas más importantes de la actualidad, reconceptualizando el “núcleo central del capitalismo” para entender la dinámica histórica del capitalismo. Para Postone, “la teoría social madura de Marx brinda, precisamente, el punto de partida para tal teoría reconceptualizada”. A partir de ello, este autor se propone reinterpretar la teoría social de Marx para comprender la “naturaleza fundamental del capitalismo” y la dinámica histórica que ha conducido a las transformaciones históricas recientes.

En primer lugar, Postone sostiene que las categorías de Marx son históricamente específicas a la sociedad capitalista y que, por tanto, no tienen una validez absoluta ni transhistórica. Al ubicar cuáles son las relaciones sociales fundamentales que caracterizan a la sociedad capitalista, Marx concluye que “esa forma fundamental de relación social es la mercancía” (p. 37), que es una forma de relación social históricamente específica, que estructura a su vez otras relaciones, acciones y cosmovisiones en la sociedad. Esta forma de las relaciones sociales es la objetivación del trabajo y posee un carácter dual. A esto hay que añadir que el trabajo y sus productos suplantan y socavan hasta cierto punto los vínculos sociales y las relaciones de poder preexistentes.

La centralidad del trabajo en la obra de Marx no se refiere a que la producción material sea la dimensión primera y más importante de la vida social en general o del capitalismo en particular, sino a la condición históricamente específica de que el trabajo es la actividad de mediación social fundamental que caracteriza al capitalismo. Los productos objetivados del trabajo (la mercancía, el capital), no son sólo resultados del trabajo concreto sino también “formas objetivadas de mediación social”. Este nuevo nivel de relaciones sociales constituido por el trabajo distingue a la sociedad capitalista respecto de las sociedades no capitalistas. “Esas relaciones tienen un peculiar carácter cuasi-objetivo y formal, al tiempo que son duales: se caracterizan por la oposición entre una dimensión abstracta, general y homogénea, y una dimensión concreta, particular y material. Ambas dimensiones parecen ‘naturales’, más que dimensiones sociales que condicionan las concepciones sociales de la realidad natural” (p. 39).

La forma dominante de la riqueza en la sociedad capitalista expresa también el carácter abstracto de la mediación social fundamental del capitalismo. Marx establecía la distinción entre valor y riqueza material; estas dos formas de la riqueza están íntimamente relacionadas con la dualidad del trabajo en el capitalismo. Por tanto, la “teoría del valor” de Marx no es una teoría de la riqueza en general ni una que afirme que el trabajo es la única fuente social de riqueza, como frecuentemente se malinterpreta. Por el contrario, el análisis de Marx sobre el valor se refiere a este como una forma de riqueza históricamente determinada y específica de la sociedad capitalista, que está basado en una medida abstracta: el gasto de tiempo socialmente necesario. “Mientras que la riqueza material, cuando es la forma dominante de riqueza, se encuentra mediada por relaciones sociales manifiestas, el valor es una forma de riqueza que se media a sí misma” (p. 40).

Habiendo hecho esas precisiones sobre la teoría del valor de Marx, se señala que ésta brinda la base para analizar el capital como forma de mediación y de riqueza cuya característica principal es que tiende a expandirse de forma ilimitada. El carácter abstracto y centrado en la temporalidad del valor en el capitalismo da lugar a un modo abstracto de dominación: impone a los productores una “constricción abstracta” -que parece provenir más allá del control humano- por competir y elevar la productividad. “El tipo de mediación constitutivo del capitalismo da lugar, en consecuencia, a un nuevo modo de dominación social abstracto: un modo de dominación social que somete a las personas a imperativos y constricciones estructurales impersonales y crecientemente racionalizadas. Es la dominación de las personas por el tiempo” (p. 40).

Para Postone, el modo abstracto de dominación que caracteriza al capitalismo no puede entenderse adecuadamente como una dominación de una clase sobre otra, sino como la conformación de “un tipo objetivo de sistema social que determina progresivamente los fines y los medios de gran parte de la actividad humana” (p. 41). Esta forma de dominación es constituido por prácticas sociales específicas pero por su carácter abstracto no parece en absoluto social.

Este modo de dominación da lugar a una dinámica histórica sumamente compleja que se caracteriza por transformar continuamente la producción y la vida social. Asimismo, por más que modifique los procesos de producción y la productividad del trabajo, esa mediación social es efectuada por el trabajo, razón por la cual el trabajo vivo es esencial para el proceso de producción y para reconstituir y preservar ese modo de dominación. El capitalismo es una sociedad que simultáneamente está en constante cambio pero reconstituye su “identidad subyacente”; que no deja de generar lo “nuevo” al mismo tiempo que regenera lo “idéntico”.

Según esta interpretación, el concepto de plusvalor no sólo indica que el excedente es producido por los trabajadores y apropiado por los capitalistas sin pagar equivalente alguno, sino que también muestra que el capitalismo tiende a crecer ciegamente, lo cual conduce a “la destrucción acelerada del medio ambiente” (p. 41). Así, el problema del crecimiento económico en el capitalismo no es sólo que esté gobernado por constantes crisis, sino que la forma del crecimiento en sí misma resulta problemática, pues lo que tiene que aumentar para el capitalismo no es la cantidad de bienes sino el plusvalor. La trayectoria del capitalismo sería muy diferente si el objetivo de la producción fuera aumentar la cantidad de bienes y no aumentar el plusvalor. La trayectoria del capitalismo, centrada en el aumento del plusvalor producido, es específica y “genera una tensión creciente entre las consideraciones ecológicas y los imperativos del valor en tanto que forma de riqueza y mediación social” (p. 42).

El enfoque propuesto por Postone permite comprender que los cambios en los procesos actuales de trabajo no pueden ser entendidos únicamente en términos tecnológicos sino que deben ser comprendidos también en términos sociales. La necesidad por parte de los capitalistas de generar incrementos continuos en la productividad da lugar a constantes mejoras técnicas que hacen que el gasto de tiempo de trabajo humano directo sea cada vez menor para la producción de riqueza material. Esto sienta las condiciones de posibilidad para reducir socialmente de forma generalizada el tiempo de trabajo y su organización social. Pero esto no sucede en el capitalismo: el tiempo de trabajo no disminuye socialmente sino que se distribuye desigualmente e incluso aumenta para muchas personas, que además no son liberadas del trabajo fragmentado y repetitivo. Las modificaciones técnicas de los procesos de producción tienen una causa social que sólo es inteligible a partir de las mediaciones sociales expresadas en las categorías de mercancía y capital.

De este análisis se desprende que en una sociedad en la que la riqueza material y no el valor sea la forma dominante de riqueza las formas de producción y de crecimiento podrían ser diferentes. El capitalismo abre la posibilidad para dicha sociedad y para una estructuración diferente del trabajo y un tipo distinto de crecimiento, pero “al mismo tiempo imposibilita estructuralmente la realización de dichas posibilidades” (p. 43).

En la reinterpretación esbozada por Postone, la teoría de Marx no es simplemente una crítica de la explotación y de la desigual distribución de la riqueza y el poder (como aparece usualmente en el “marxismo tradicional”), sino una crítica de las estructuras abstractas de dominación en el capitalismo, de su lógica expansionista ciega y desenfrenada y de la creciente fragmentación del trabajo y de la existencia individual. Por otra parte, esta interpretación ve en la clase trabajadora no al sujeto que encarna la negación del capitalismo sino un elemento central constitutivo de este sistema y ve al socialismo como la posible abolición del trabajo proletario y del “sistema dinámico de compulsiones abstractas constituidas por el trabajo en tanto que actividad socialmente mediadora” (p. 43). Postone considera que esta relectura de la obra de Marx implica un replanteamiento de la naturaleza y dinámica del capitalismo, así como de su posible transformación histórica. Esta reinterpretación sirve también como punto de partida para pensar críticamente a los países del llamado “socialismo real” no como una negación histórica (aunque imperfecta) del capitalismo sino como “modalidades alternativas de la acumulación de capital. […] Este enfoque reconceptualiza la sociedad postcapitalista en términos de superación del proletariado y el trabajo -es decir, en términos de una transformación de la estructura general del trabajo y del tiempo” (p. 44).

Puesto que esta reinterpretación es crítica de las relaciones sociales de dominación abstractas, de la lógica expansiva infinita del crecimiento en el capitalismo, etc., puede responder de mejor manera que el “marxismo tradicional” a las preocupaciones, insatisfacciones y aspiraciones de los movimientos sociales contemporáneos. La única manera de superar al “marxismo tradicional” es formulando una teoría crítica del capitalismo mejor y más fructífera. “Sin ese análisis adecuado del capitalismo, que pueda encarar la crisis estructural que afecta, aunque de maneras diferentes, a la vida de la mayoría de las personas en el mundo, la izquierda habrá cedido completamente el terreno político a la derecha” (p. 45).

Nexo con el tema que estudiamos: 

Para pensar con mayor potencia y solidez los problemas que plantea el capitalismo del siglo XXI es necesario retomar la teoría crítica de Marx pero, simultáneamente, desarraigar muchos de los presupuestos e interpretaciones de los diversos marxismos que se han mostrado obsoletos ante nuevas características del desarrollo capitalista o que han conducido a prácticas que, lejos de apuntar hacia la superación del capitalismo, han conducido a la mayor integración en este.

El análisis planteado por Postone en términos de la lógica abstracta que subyace a la sociedad capitalista y del expansionismo ciego y desenfrenado que la caracteriza resulta sumamente sugerente para pensar la devastación ambiental. El expansionismo abstracto tendencialmente infinito y crecientemente acelerado del capitalismo es incompatible con un planeta materialmente finito. La destrucción ambiental no es una consecuencia de la “naturaleza humana” o de las malas prácticas de las corporaciones, sino un resultado necesario de un sistema regido por una compulsión permanente e ilimitada al crecimiento abstracto.

También es importante recuperar las críticas que se han hecho a esta corriente de análisis por desplazar la lucha de clases como eje de la transformación social, tanto dentro como más allá del capitalismo. Resulta relevante la idea de que el propio sistema "imposibilita estructuralmente la transformación", tanto por su capacidad de señalar la solidez de círculo vicioso que tiene la dominación capitalista, como por la pregunta que abre acerca de los medios y los caminos de la transformación...