Commercialised occupation skills: Israeli security experience as an international brand

Cita: 

Grassiani, Erella [2017] “Commercialised occupation skills: Israeli security experience as an international brand”, Leese, Matthias y Wittendorp, Stef. (coordinadores) Security/Mobility Manchaster, Manchester University Press, 57-73,

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
2017
Tema: 
El capital de seguridad: caso Israel.
Idea principal: 

Erella Grassiani es una antropóloga e investigadora parte del posdoctorado del Centro de Estudios Urbanos y del Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Amsterdam. Es profesora en el Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de Amsterdam. Ha realizado un extenso trabajo sobre el ejército israelí. En 2013 publicó “Soldiering under Occupation processes of Numbing among Israeli soldiers in the Al-Aqsa Intifada”.

Introducción

Cuando se trata de seguridad, si una idea, tecnología, estrategia o elemento humano viene de Israel, esto será suficiente para que las personas crean fielmente en su eficacia. El referente que da solidez a esta confianza es la experiencia israelí en la guerra urbana y en la lucha contra el terrorismo. Parece que existiera una conexión entre la experiencia en trabajos de seguridad y el mercado internacional: Israel como aquel país que ha lidiado contra el horror, lo ha superado y gracias a su experiencia está respaldado para vender los mecanismos con los que lo logró. A este proceso se le conoce como “La Experiencia de Seguridad Israelí” y se ha convertido en un producto de exportación y comercialización a nivel mundial. Erella Grassiani considera este escenario como parte del “capital de seguridad” [security capital], concepto que sirve como herramienta valiosa para explicar procesos como este.

El aumento en las percepciones del miedo, la inseguridad, el aumento de riesgos, la posibilidad de un ataque terrorista, el miedo al otro extraño y la destrucción de la vida familiar y cómoda forman parte de la construcción de una necesidad de “seguridad” y de una necesidad del ciudadano de “protección”. Aunque la “seguridad” ha sido un concepto que ha existido en el Estado desde sus inicios, es después del 11 de septiembre del 2011 y el Estado Islámico, cuando se transforma en una “cultura del miedo”, un “terror al terrorismo” o un “terror paranoico al terrorismo”. Estos miedos construyen sentimientos y responsabilidades, que dentro de nuestra concepción neoliberal, se traducen en volver seguro y como punto de vigilancia todos los lugares y todas las instituciones.

Es así como nace un floreciente mercado del miedo, donde el ciudadano es el cliente y la seguridad es la mercancía puesta en venta. Los productos de este mercado responden a nuestros miedos, los cuales muchas veces son producidos por el Estado, y reforzados por los medios y por la industria cultural . La cultura-mercado del miedo se ha convertido en parte activa de la sociedad occidental, es un nuevo fetiche, en el cual nunca se puede tener lo suficiente.

Seguridad a la venta

La seguridad no es un bien público al alcance de todos , tampoco es un concepto centrado sólo en el Estado, el concepto se despliega sobre las ciudades, comunidades, grupos y personas. Si la seguridad fuese un bien público sería para todos, como es un bien privado, es sólo para aquellos que pueden pagarla; se convierte en algo que se puede comprar y vender, a pesar de que en el discurso sea un objetivo colectivo.

Los ciudadanos van internalizando el concepto de seguridad como una cuestión privada. El individuo sabe-cree que está en “riesgo” y que necesita “protección”, el nivel de estas dos variables es construido por una mezcla de experiencias, redes de comunicación, imágenes, etc. Sin embargo también es necesario incluir la sensación que construyen las compañías de seguridad privada, las cuales no sólo producen medidas de seguridad, sino también son expertas en el tema. La “necesidad de seguridad” no sólo es producida por un agente externo, sino que la empresa que lo vende también juega un papel clave.

Para E. Grassiani es importante centrarse en la figura del “productor” de seguridad y en su relación con las ventas de mercado. Esto es necesario ya que un producto primero debe convertirse en mercancía llena de significado para que un consumidor pueda/quiera comprarlo. Al convertirse en mercancía se transforma también en un bien, lo que implica un capital. Cuando los bienes o ideas son asociados con un valor social específico, como la seguridad, adquieren dimensiones emocionales con las cuales los compradores se identifican. Las marcas se aplican a productos, pero también a ciudades o países, engendran atributos físicos y psicológicos, además de creencias que se asocian a los productos.

Jon Coaffe y Petter van Ham han demostrado cómo la comercialización de la marca de seguridad puede usar el nombre de una ciudad, un barrio o inclusive un país, a través de la comercialización de las experiencias y del conocimiento. De las misma manera organismos como la Organización del Atlántico Norte o la Unión Europea venden sus productos usando sus nombres como marcas confiables. En este caso “la experiencia de seguridad israelí”, la “isrealidad” y el “Made in Israel” son parte de una estrategia de venta que proporciona al cliente la idea de comprar un sistema de seguridad de calidad.

La experiencia se puede usar como una estrategia para comprar o vender productos y servicios en el mercado. Es de esta manera como la experiencia específica llega a convertirse en capital y engendra valor. La posesión de esta experiencia da estatus a un ente, que después lo exporta convertido en capital de seguridad fuera del contexto israelí, con un significado totalmente diferente. La experiencia de esta manera se vende en forma de una historia y de imágenes de combates, que avalan la experiencia de la idea, personal o herramienta. La historia construye al capital simbólico, capital de seguirdad y capital económico.

Israel: Estado experto en seguridad

Existe una fuerte conexión entre el Estado y la sociedad israelí con su ejército. Es necesario comprender esta relación para entender cómo afecta a la industria de la seguridad nacional. G. Sheffer y O. Barack han clasificado las características de diferentes escuelas que realizan investigaciones sobre las relaciones socio-militares. Cuando se habla de Israel, cada escuela tiene diferentes posiciones al respecto. Los tradicionalistas consideran a Israel como una nación en armas [nation-in-arms], los críticos consideran que existe una asociación entre los sectores de seguridad y los sectores civiles y los nuevos críticos lo consideran un Estado de Guarnición, además de enfatizar que este contiene su espíritu militarista. Mientras tanto G. Sheffer y O. Barack han optado por un enfoque diferente a los anteriores, en el cual consideran la relaciones de seguridad en Israel como una red informal de seguridad, donde la difusión de antiguos militares juega un papel importante en la configuración de diferentes esferas e ilusiones.

Tanto Estado como sociedad, en Israel, se encuentran fuertemente militarizados. Los soldados, los oficiales y los ex militares son figuras omnipresentes y con gran influencia en las esferas públicas, debido a su idealización producto de la creencia de que son necesarios para que la sociedad israelí pueda seguir existiendo en un contexto de inseguridad estructural. Baruch Kimmerling ha llamado a este proceso “militarismo cognitivo”.

El discurso de seguridad, el sentimiento de inseguridad y el miedo son parte de las negociaciones de la vida cotidiana y parte de la cultura israelí. Cuando buscamos la relación entre lo militar y los problemas de seguridad con los sentimientos de inseguridad y miedo es necesario voltear a la historia del país y su historia de guerras durante el siglo XX; sin embargo, no debemos creer que los sentimientos nacen de manera natural, estos son constructos sociales. Esto no quiere decir que no exista inseguridad en Israel, quiere decir que se producen cosas, personas, objetos, etc., como amenazas. Esta producción corre a cargo de una persona, el Estado o agencias de seguridad.

En el caso israelí la construcción de una ideología de inseguridad ha funcionado como una estrategia del Estado para involucrar en la lucha sionista a toda la población. Desde la infancia se crea un ideología de la inseguridad con base en el miedo a tocar objetos en la calle (que podrían ser bombas) y con las revisiones constantes a mochilas, bolsas, etc. en lugares públicos. De esta manera se crea la idea de la existencia de “pocos” que necesitan autodefensa de “muchos” vecinos hostiles., y que esta corre por cuenta propia.

De esta forma la defensa de la nación es en primer lugar responsabilidad de las Fuerzas de Defensa Israelí, las cuales son conocidas por sus operaciones de violencia en contra de los palestinos en Cisjordania y Gaza, operaciones que siempre son mostradas al mundo como de carácter defensivo, justificadas en la falsa idea del “terror palestino”. Desde 1967 Israel ha sido fuerza de ocupación sobre los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania, en un inicio este era un proceso de colonización que con el tiempo fue transformándose en un proceso de separación que requiere de un desarrollo tecnológico que volviese el proceso efectivo: muros de separación inteligente, cámaras, sensores de calor, diferentes tipos de vallas y puestos de control operados por el ejército o contratistas que Israel ha estado diseñando desde 2006.

Los soldados israelíes tienen experiencia en el proceso de ocupación y separación, conocen técnicas de reconocimiento, destrucción y neutralización, además de estrategia para evitar ataques terroristas, una vez jubilados los militares israelíes optan por usar sus conocimientos y habilidades en la industria militar o en la industria de seguridad civil. Esto es lo que se conoce como “la experiencia de seguridad israelí”, y se usa para fabricar y vender artículos de seguridad. Tener antecedentes militares, contactos adecuados y un contexto nacional correcto se convierten en un capital que puede ser comercializado para vender bienes y servicios. “La experiencia de seguridad israelí” se vuelve una marca ligada a una reputación de conocer los problemas de seguridad, el terror y el contra-terror. Las empresas ligan sus marcas con Israel, cuestión que les permite obtener una mejor posición en el mercado.

La seguridad israelí en el exterior

La reputación israelí en cuestión de seguridad es usada por los especialistas en seguridad para vender en el exterior sus habilidades y conocimientos. Muchos israelíes se han establecido en el extranjero con el objetivo de fundar compañías de seguridad. “La Israelidad” se usa para fundamentar la experiencia, aunque algunas compañias también lo ocultan. La “experiencia de seguridad israelí” pasa a representar seguridad, conocimiento, dureza, moralidad y masculinidad.

Los israelíes usan la estrategia llamada “Hasbara”, que consiste en explicar las condiciones y la posición al exterior de su país de manera acrítica, a través de los medios de comunicación y las actividades militares. A pesar de las acciones de Israel en el mundo, este sigue presentándose como un país democrático y fuerte. Por tanto, la Hasbara resulta una estrategia exitosa para exportar el capital de seguridad más allá de las fronteras del país. Para la promoción de la marca es necesario mostrar cómo la experiencia se puede ajustar a cualquier lugar o enemigo.

La marca

Para que una marca se convierta en una mercancía tiene que pasar por un proceso de cualificación y recualificación. La “experiencia de seguridad israelí” ya ha pasado por este proceso, ya que el ejército de Israel ha establecido un aura positiva a su alrededor. Las compañías a través de sus símbolos han mostrado el lazo que tienen con Israel, no sólo las de Israel, también las de Estados Unidos y Sudáfrica. Los símbolos/marca son importantes ya que dan un conjunto de cualidades a un objeto y forman la cosmovisión de una empresa.

Para las empresas israelíes parte de su publicidad está basada en mencionar la experiencia que han tenido en sus operativos, y en mencionar como serán cruciales en los procesos futuros. El marketing para las empresas de Israel no es necesario, sólo su experiencia en el terror y el terrorismo es lo que necesitan, lo que han aprendido en Israel los avala. La combinación entre la empresa estadounidense y el “know-how” israelí representa el contenido de muchas empresas.

Una segunda faceta del proceso es el énfasis en la cultura masculina israelí. Los soldados de combate y los profesionales de seguridad son exclusivamente masculinos. La mayoría de las compañías privadas de seguridad resalta la masculinidad, la masculinidad israelí está estrechamente relacionada con el militar, es una masculinidad militarizada opuesta al judío del ghetto. El judío que plantea Theodor Herzl, quien crea una idea de un nuevo judío representado por el soldado que defiende su tierra. En Israel los nacidos después de la creación del Estado son llamados “Sabras” marcados claramente por un espíritu de lucha basado en lo militar y en lo masculino. La masculinidad israelí representa una manera de hacer las cosas.

Un tercer elemento es la moralidad creada en torno a la experiencia de seguridad israelí. Las empresas crean su modelo ético basándose en el pensamiento de las Fuerzas de Defensa de Israel. Este código revela la importancia de crear soldados por medio de valores como el compañerismo, la pureza del uso de las armas y la disciplina.

El último elemento de Experiencia de Seguridad Israelí recae en el conocimiento que se tiene sobre el terrorismo y sobre el terrorista: saber qué es el terror y cuáles son las mejores formas para combatirlo. Esta habilidad se enseña fuera de las fronteras de Israel, basándose en la experiencia de lo vivido en el conflicto con los musulmanes palestinos. En el mercado se considera a los israelíes como unos expertos en la lucha contra el terror. Sin embargo este conocimiento siempre es unilateral (sin mencionar que es racista y generalizador).

Las nociones de seguridad y terrorismo: adaptación al lenguaje para los clientes en el extranjero

Aunque las empresas de seguridad privadas usan elementos centrales que las conectan con Israel, es importante reconocer que estas empresas no sólo se dedican a exportar la experiencia y reputación del combatiente israelí. Las empresas también utilizan nociones culturalmente construidas de seguridad y terrorismo. Los agentes de seguridad de Israel no sólo se dedican a exportar tecnologías y objetos, también traen consigo ideas específicas sobre los conceptos de seguridad. Estas nociones son construidas socialmente y socializadas como problemas centrales dentro de la vida social. Para que la exportación sea exitosa es necesario que las nociones israelíes se adecuen a la realidad espacial donde se van a vender, para que las tecnologías de la ocupación usadas en Israel puedan ser usadas para la seguridad en lugares como Nueva York o Los Ángeles.

Representa un reto para las empresas insertar imágenes de la guerra en realidades urbanas, sin embargo, cuando se identifica lo que es peligroso u hostil, no es raro que lo militar proteja a los ciudadanos. Esta militarización del espacio urbano es un proceso cada vez más común en Estados Unidos y Europa. Esto es a lo que Stephen Graham conoce como el “nuevo ejército urbano”. El proceso implica considerar esta militarización como un proceso natural.

Además de difuminar los conceptos, se hace a la figura del “enemigo” como un sujeto genérico, donde la seguridad se asocia a un sujeto israelí y el enemigo a un sujeto parecido al palestino. La mayoría de los cursos impartidos sobre seguridad por instructores de Israel, al final terminan haciendo referencia solamente al “terrorismo islámico”.

Conclusiones
La seguridad y la experiencia de seguridad israelí se han convertido en parte de un capital de seguridad, que posteriormente se transformó en una marca para la venta de productos e ideas en un mercado internacional. El conocimiento sobre seguridad se vuelve muy importante en un contexto en el cual nos sentimos es constante amenaza. Los sentimientos de miedo y de inseguridad son utilizados por las compañías de seguridad privadas para vender, pero también son creados por ellas.

Datos cruciales: 

La mayoría de las compañías de seguridad privadas en las que se basa el artículo, no son ni están registradas en Israel, pero la mayoría tienen conexiones con Israel. Las compañías de seguridad privada no son nuevas, su existencia se da desde la Guerra Fría y son importantes en el actual proceso de privatización de algunas de las funciones del Estado.

Israel tiene servicio militar obligatorio, en hombre es de tres años, en mujeres de 24 meses. La población palestina que vive en Israel está extensa de servicio militar. Los judíos ortodoxos también están exentos del trámite.

Aunque hay mujeres en el ejército de Israel, la mayor parte está conformado por hombres, los cuales reciben todas las recompensas simbólicas de esta institución.

Trabajo de Fuentes: 

Coaffee , J. y Van Ham P. [2008] . “Security Branding" The Role of Security in Marketing the City. Region or State: Place Branding and Public Diplomacy. 191–195 .

Goldstein, D. [2010] "Toward a Critical Anthropology of Security" Current Anthropology. University of Chicago. Vol.51 No.4 487–517 .

Nexo con el tema que estudiamos: 

La economía y la guerra son procesos inseparables. Como parte de la estrategia de construcción de un escenario bélico permanente, estados y corporaciones (y dentro de estas, de forma destacada las compañías de seguridad privada) han lanzado la estrategia de fabricación de conceptos como seguridad y terrorismo, que mantienen en constante re-elaboración según sus objetivos. Crear un escenario de “amenaza constante” conlleva a la modificación del subconsciente colectivo, creando un escenario antes de la guerra donde el blanco se vuelve incierto y el enemigo difuso pero genérico, una realidad donde se concreta la figura de la sociedad conspirativa, donde cualquiera puede ser el enemigo y todos somos responsables de velar por la seguridad del statu quo.

En este escenario la experiencia se vuelve capital, el saber-hacer se convierte en parte activa del capital social, representando un capital de la seguridad que es capaz de transformarse en capital económico con su transformación en marca y posteriormente en productos. Esto forma parte del proceso de lucro con el conocimiento específico y a costa de la guerra. Las compañías de seguridad israelí venden un producto parte de la la diplomacia pública de Israel: “la experiencia de seguridad israelí”. Este producto trae consigo un conjunto de significados que configuran al producto-significante como parte de una ideología de la necesidad de seguridad frente a un enemigo que las compañías de seguridad privadas con influencia israelí han creado.

El discurso de la "seguridad" y del "terrorismo" sirven simultáneamente para la creación de nuevos espacios de valorización del capital y para la puesta en marcha de prácticas de disciplinamiento social. El discurso deviene realidad a través de prácticas concretas y contribuye a reproducir el poder económico y político de corporaciones y estados.