Technopolitics. The challenger. In blocking Broadcom’s takeover of Qualcomm, Donald Trump showed that America is worried about Chinese tech. It has a point. It doesn’t have an answer

Cita: 

The Economist [2018], "Technopolitics. The challenger. In blocking Broadcom’s takeover of Qualcomm, Donald Trump showed that America is worried about Chinese tech. It has a point. It doesn’t have an answer", The Economist, London, 17 de marzo, https://www.economist.com/news/briefing/21738903-blocking-broadcoms-take...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Jueves, Marzo 15, 2018
Tema: 
El rápido avance de China en alta tecnología se convierte en una preocupación y problema creciente para Estados Unidos, dejando pocas vías para su solución
Idea principal: 

Las supercomputadoras aún hoy son casi exclusivamente propiedad o financiadas por gobiernos para seguridad nacional. Y por lo general pertenecían al gobierno de Estados Unidos o al menos usaban chips estadounidenses. Sin embargo, la última lista de la página web Top500 de las computadoras más rápidas del mundo arroja que 202 son chinas, lo que representa 34.4% de la potencia de cálculo combinada, mientras que las 143 estadounidenses representan 29.6% de la capacidad de cómputo. Aun así, muchas de las computadoras chinas usan chips estadounidenses, pero, por mucho, la más rápida Sunway TaihuLight es de origen chino y hecho con chips de ese país.

Top500 no puede ser considerada como una medida amplia para el liderazgo tecnológico, pero sí demuestra ambición. Xi Jinping, presidente chino, ha declarado que busca hacer de China una “ciber potencia” dentro de 12 años, y convertirse líder mundial en inteligencia artificial (AI), computadoras cuánticas, semiconductores, generación 5G de redes de telefonía celular, energía renovable y biología sintética.

Esta situación preocupa entre los grandes empresarios estadounidenses, ya que la gran cantidad de usuarios de internet y, con esto, información y datos, funcionan como insumos que han permitido un gran avance tecnológico chino, especialmente en AI, lo que advierte de la posibilidad de que China logre alcanzar su capacidad militar, para posteriormente dominarlo y subvertir la industria en donde esta capacidad está basada.

En este contexto, el 12 de marzo, Donald Trump, por recomendación de la Comisión de Inversiones Extranjeras en Estados Unidos (CFIUS) bloqueó la compra de Qualcomm, compañía de conexiones inalámbricas estadounidense, por Broadcom con sede en California y Singapur, por el riesgo que podría representar esta fusión en manos del empresario malasio Hock Tan, que implicaría, por diseño o negligencia, la posibilidad de convertir a los proveedores chinos de hardware en los mejor adaptados para el 5G y les daría el control de buena parte de esa propiedad intelectual.

La conexión 5G tiene la intención de conectar todo y a todos. La posibilidad de que China domine esta tecnología preocupa a Estados Unidos ya que proveerá al país asiático de grandes cantidades de información e incluso le permitiría apagarla o usarla como arma en caso de un conflicto.

La prohibición a Bradcom probablemente sea el primero de los contrataques de la administración Trump a China, después del espionaje y manipulación china sobre la propiedad intelectual que se ha calculado que implica una pérdida de 1 billón de dólares para las compañías estadounidenses. A pesar de esto, China sí se ha convertido en una potencia tecnológica comparable a Europa, Japón o Estados Unidos. Sin embargo tiene áreas en las que aún no domina, como motores de jets, sino que por el contrario, incluso gasta más en la importación de semiconductores que en la importación de petróleo crudo.

El reto para Estados Unidos es enorme. Si bien se enfrentó militar e ideológicamente con la URSS y después tecnológicamente con Japón, ahora China representa una combinación de ambos y el doble de grande. La confrontación parece ser aún más pesada, ya que China, de pasar a intentar alcanzar la industria informática ahora se dispone a dominar las industrias del futuro con el plan “Made in China 2025”. El “13º plan quinquenal de informatización nacional” [13th five-year plan for national informatisation] subsidiará a la industria del chip con 150 mil millones de dólares.

La industria tecnológica china también se ha vuelto muy importante, desde el mayor proveedor de drones DJI, hasta enormes páginas de internet como Alibaba y Tencent que con su innovador sistema de pagos móvil WeChat Pay y Alipay han más o menos desvanecido el efectivo en China, contando con transacciones de hasta 1 200 millones de dólares mensuales.

Alibaba y Tencent han crecido tanto que juntos valen más de 1 billón de dólares hasta el punto en que, entre las empresas de mayor capitalización se encuentran en el 4º y 6º puesto, detrás de Alphabet, Amazon, Apple y rodeando a Facebook en 5º lugar.
Agregando Baidu, Bytedance y JD.com a las empresas chinas mencionadas, forman un conjunto de empresas que son tan diversa en sus ofertas, y casi tan bien financiadas como su contraparte en Estados Unidos, donde el capital de riesgo invertido en las compañías tecnológicas en China llega a poco más de 50 mil millones de dólares contra poco más de 60 mil millones de dólares de la contraparte estadounidense, ambos casos para 2017.

China también se beneficia de una mano de obra cada vez más calificada y entrenada. Para 2017, el World Economic Forum reportó que China cuenta con 4.6 millones de recién egresados en ciencia, ingeniería, tecnología y matemáticas. Mientras que Estados Unidos con una octava parte de la población china, tiene cuatro veces más egresados en estas áreas, más de 18 millones de egresados. Aunque si bien, los trabajadores chinos se ocupan aún de problemas de tecnologías pasadas pronto se ocuparán de las nuevas.

Ian Bremmer, del think-tank del Grupo Eurasia, junto a otros expertos advierten de que un rival geopolítico con este alcance tecnológico podría conducir a una “guerra fría tecnológica”. Aunque no implique un riesgo para la existencia misma como lo fue la Guerra Fría, si se comparará en el nivel de feroz competencia por el dominio y control de diferentes esferas de la vida humana, ya sea por medios justos o no. Estados Unidos y China rivalizarán por la influencia e imposición de estatutos, reglas, productos y nexos a sus áreas de influencia.

A pesar de que el problema podría sonar únicamente como técnico y monetario, la realidad es que no es así. Cada vez más vidas humanas están mediadas por la tecnología y con esto las posibilidades que puede dar o negar a los individuos se hace más importante. La tecnología rara vez es, en sí misma, ideológica. Pero los tecno-sistemas tienen un lado ideológico, como los defensores de código abierto contra el software privado. La difusión global de un tecnosistema concebido en un régimen autoritario antidemocrático, y hasta cierto punto controlado por él, podría tener un significado histórico sin precedentes.

China no está solo en una mejor posición para desafiar la hegemonía de Estados Unidos, sino que también se encuentra en un buen momento para hacerlo, ya que las nuevas tecnologías están en un punto en el que se convierten en la puerta para nuevos personajes, especialmente si cuentan con el apoyo de gobiernos.

Los microprocesadores Intel dominaron el mundo por un tiempo, imponiendo sus propios estándares. Con la diversificación y fragmentación del mercado, Intel está perdiendo su dominio. Es ahí donde existe una gran posibilidad para los procesadores chinos. Como ejemplo está el último modelo de Huawei, integrado con una “unidad de procesación neural"; fue diseñado por la compañía HiSilicon en Shenzhen, cerca de Hong Kong. Lo que en realidad se busca desde los líderes chinos es el enlace de empresas, clientes y agencias del gobierno para crear un tecnosistema que reduzca al mínimo la demanda hacia otros productores de tecnología y software, objetivo que también buscan las empresas estadounidenses.

Una idea principal de crear este tipo de barreras es restringir la entrada de empresas extranjeras al mercado chino. Las empresas que busquen vender sus mercancías necesitarán pasar por un largo proceso de 6 etapas de seguridad. Por su parte, las empresas locales chinas están presionadas para usar únicamente "tecnología de ciberseguridad de núcleo local y controlable" [indigenous and controllable core cyber-security technology].

Los buenos gerentes de plataforma también se aseguran de que todas las partes del sistema funcionen para el bien mayor. En China, esto significa cumplir las órdenes del gobierno, algo que se espera cada vez más que las empresas tecnológicas hagan. Alrededor de tres docenas de compañías tecnológicas han instituido comités del Partido Comunista en los últimos años.

Por otro lado, muchas empresas de tecnología en China ayudan en el desarrollo de tecnología militar, algo llamado “fusión civil militar”, situación que también sucede en Estados Unidos y que preocupa en la comunidad tecnológica acerca del uso bélico de sus innovaciones.

Y finalmente está el más preciado resguardo de las barreras: la información. A pesar de que China tiene estrictas medidas de privacidad, la prioridad no es la privacidad sino el control. El artículo 37 de la nueva ley de seguridad cibernética establece que la "Información personal y otros datos importantes recopilados o producidos por operadores de infraestructura crítica de información" deben ser resguardadas en el país.

Para la AI, es crucial el uso de grandes cantidades de información. Y China, líder en tecnología de reconocimiento facial, proporciona la base de datos visual de identificaciones 700 millones de ciudadanos a compañías de tecnología visual como Megvii y SensTime para lograr ese liderazgo. En este sentido, cada compañía tecnológica china ha sido dirigida a cierta área crucial de información digital. Por ejemplo, Alibaba se concentra en datos necesarios para las ciudades inteligentes, Baidu para vehículos autónomos y Tencent para imágenes médicas.

Las agencias de gobierno utilizan también a las compañías tecnológicas para trabajo policiaco. IHS Markit, empresa de estudios de mercado ha instalado 176 millones de cámaras en el país, con una proporción cada vez mayor de cámaras con AI de reconocimiento facial. También está por implementarse un sistema de “crédito social”, que combina toda la información de un ciudadano para dar un práctico “puntaje” que regule sus salidas al extranjero.

En suma, el “tecnosistema” que está aplicándose en China es muy diferente al occidental, es muy complejo en un país con esas dimensiones, es más estrechamente integrado, mejor coordinado y más dominado por el gobierno, lo que empodera al Partido Comunista Chino al mismo tiempo que enriquece a los propietarios de las empresas informáticas. Por lo que su regulación y aplicación también tiene sus particularidades respecto a occidente, con diferentes grupos burocráticos que jalan hacia diferentes direcciones. A la larga, las infraestructuras digitales ordenadas por el Estado podrían tener una dirección innovadora.

Evidentemente, China busca la expansión de su sistema. Hasta ahora lo ha alcanzado por el boom de la telefonía celular. Varias marcas integradas a Transsion Holdings, por ejemplo, poseen el 40% del mercado de celulares en África y la mayoría de las redes inalámbricas están construidas por Huawei o ZTE. A futuro, la posibilidad de su liderazgo en las redes 5G le permitiría a China tener un vector de influencia mundial al esparcir aún más su sistema por el mundo.

Por otro lado, también las empresas de computación en la nube de China están pujando hacia el exterior. Simon Hu, jefe del negocio en la nube de Alibaba, confía en que iniciativas de infraestructura en Eurasia como la de la Ruta de la seda de China que incluye un componente de TI, la "Ruta de la Seda Digital", logre "igualar o superar" a Amazon como el mayor proveedor mundial de servicios de computación en la nube.

El modelo de “tecnogobierno” chino ya está retomándose parcialmente en algunos países. Vietnam o Singapur están implementando ciertas regulaciones. Para el primero, la ley de ciberseguridad exige a las empresas extranjeras que almacenen "dentro del territorio de Vietnam ... datos de usuarios vietnamitas, y ... otros datos importantes recopilados y / o generados a partir del uso de la infraestructura cibernética nacional de Vietnam". Mientras que en Singapur un "proyecto de ley de cyberseguridad" parecida a la utilizada en China pero menos ambiciosa, impone reglas a proveedores de servicios digitales. El modelo chino es uno que puede ser adoptado por países con preocupaciones similares.

Para Estados Unidos un rival en alta tecnología es una nueva preocupación. Para The Economist, China no debe ser combatida desde medidas proteccionistas como castigo a su actividad desleal, como Trump pretende, ya que puede ser contraproducente. Para Elsa Kania del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense (CNAS) es mejor una política más amplia para fortalecer el tecnosistema de Estados Unidos y así reforzar la cooperación con sus aliados, Europa, Japón y Corea del Sur, para difundir estándares de apertura. Necesitan construir una infraestructura digital compartida, con conjuntos comunes de datos. Asimismo, Estados Unidos debe redescubrir lo que le ha dado su fortaleza tecnológica: invertir en investigación básica y aplicada y ser un destino atractivo para inmigrantes altamente calificados, muchas veces chinos.

Aunque hay alrededor de 600 empresas de inteligencia artificial en China, la mayoría de las "investigaciones profundas" aún se realizan en Occidente, dice Kai-Fu Lee de Sinovation Ventures, una empresa de capital de riesgo en Beijín.

Las tensiones por el liderazgo tecnológico pueden tener una salida menos agresiva. Los “nichos” tecnológicos se desvanecen con el tiempo y la apertura permite mayores conexiones, y mantener a las personas y al conocimiento en movimiento es la mejor manera de garantizar que el modelo de “tecnosistema” occidental pueda penetrar en China. Esto, a su vez, ayudaría a evitar la necesidad de que los países tomen bandos opuestos.

Para Andrew Ng, un experto en inteligencia artificial de Silicon Valley "ningún país estará por delante del resto en todos lados", en un sentido de que la tecnología se universaliza, tal como pasó con la electricidad: ningún país logro beneficiarse más por el uso de la electricidad. La urgencia competitiva debe remplazarse por cooperación.

Datos cruciales: 

1- Top500 arroja que 202 de las computadoras más rápidas del mundo son chinas, siendo 34.4% del total de potencia de cálculo combinado. 143 son cimputadoras estadounidenses con 29.6% del total de potencia de cálculo combinado.

2- En China, el “13º plan quinquenal de informatización nacional” subsidiará a la industria del chip con 150mil millones de dólares.

3- WeChat Pay y Alipay cuentan con transacciones de hasta 1.2mil millones de dólares mensuales.

4- China cuenta con 4.6 millones de recién egresados en ciencia, ingeniería, tecnología y matemáticas.
Varias marcas integradas a la empresa china Transsion Holdings poseen el 40% del mercado de celulares en África.

5- El capital de riesgo invertido en las compañías tecnológicas de China llega a poco más de 50mil millones de dólares. Mientras que es poco más de 60mil millones de dólares de la contraparte estadounidense, ambos casos para 2017

6- Usuarios por cada 100 habitantes.
Teléfono fijo: 13 China vs 39 Estados Unidos
Teléfono móvil: 85 vs 120
Banda Ancha fija: 24 vs 30
Banda ancha móvil activa: 62 vs 115

7- Porcentaje de nivel de educación
Secundaria:93% China vs 98% Estados Unidos
Terciaria: 42 vs 83

8- Estudiantes de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas del porcentaje de graduados de educación terciaria: 0.9% China vs 6% Estados Unidos

9- Porcentaje de las 500 computadoras más rápidas: 40% China vs 28% Estados Unidos

Nexo con el tema que estudiamos: 

La competencia por el liderazgo en la tecnología va tomando una importancia crucial con el rápido avance chino, que al ser un rival al proyecto hegemónico estadounidense acrecenta las tensiones. En este contexto, la tecnología se vuelve un factor clave en la definición de nuevos métodos de influencia y dominación de las potencias hacía países periféricos. La combinación de las empresas tecnológicas, militares y con el gobierno crean una situación sin precedentes, en el que la concentración de poder se vuelve más violenta y peligrosa.

La correlación de fuerzas en decrecimiento para Estados Unidos le orilla a conflictos geopolíticos por la influencia en la región asiática, reactualiza alianzas imperialistas y con sus empresas de tecnología por desarrollar sistemas más avanzados y penetrantes en las poblaciones.