Electric dreams. Welcome an electric world. Worry about the transition. As fuels, oil and electricity have meaningfully different characteristics

Cita: 

The Economist [2018], "Electric dreams. Welcome an electric world. Worry about the transition. As fuels, oil and electricity have meaningfully different characteristics", The Economist, London, 17 de marzo, https://www.economist.com/news/leaders/21738884-fuels-oil-and-electricit...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Jueves, Marzo 15, 2018
Tema: 
A pesar de la necesaria transición a energías renovables, existen riesgos y dificultades que harán más complicado este objetivo, principalmente el riesgo de que empresas y países petroleros pueden derrumbarse o perder sus inversiones
Idea principal: 

La importancia que el petróleo tuvo en el mundo del siglo XX está menguando. El siglo XXI se plantea como uno de transición al dominio de la electricidad. El gas natural barato, las energías renovables, los vehículos eléctricos y los esfuerzos conjuntos contra el cambio climático son la fuerza que impulsa este cambio.

La era de la electricidad disminuirá el tamaño del comercio de petróleo (que actualmente asciende a 2 billones de dólares), reducirá las tensiones construidas alrededor del petróleo y hará la producción de energía más cercana a los sectores marginados. El problema reside en la transición de la energía petrolera a la eléctrica.

Ambas fuentes de energía se contrastan fuertemente. El petróleo es un recurso con muchas propiedades. Es una gran fuente de energía, es de fácil manipulación y de este se obtienen una infinidad de productos derivados. Pero también, al estar focalizado en ciertos puntos de la tierra, su extracción y oferta se presta a los oligopolios y cárteles, lo que lo hace propenso a la crisis y al sostén de gobiernos corruptos.

Por otro lado, el consumo de electricidad es más complicado. Su almacenamiento, transporte y distribución son complicados y se necesita regulación práctica para su manipulación. Aún así, la energía eléctrica promete un mundo más pacífico. Además, es difícil de monopolizar ya que puede producirse a partir de numerosas fuentes distintas, como el gas natural, la energía nuclear, el viento o el sol, y también porque, con condiciones adecuadas del clima, puede producirse casi en cualquier lugar y casi por cualquier persona. Mientras más sustituyan estas fuentes al petróleo y al carbón, la producción de electricidad será más limpia y barata.

Si bien, la tecnología para energías renovables o las tierras raras de las que dependen los paneles solares y turbinas de aire aún pueden prestarse a monopolización y guerras comerciales, lo cierto es que los materiales principales en la generación y almacenamiento de electricidad no se queman como el petróleo, sino que, en su mayor parte, pueden ser reciclados. Incluso, a pesar de que China que posee 85% de las tierras raras del mundo, para la mayoría de los materiales el planeta tiene depósitos no explotados o sustitutos que dificultarían la monopolización.

Otro factor es que la electricidad exige mayor cooperación. El transporte de lugares con abundancia energética a donde escasea, exige redes regionales. Con esto, es probable que, como las redes están interconectadas para diversificar el suministro, más países interdependientes concluirán que manipular el mercado es contraproducente, bajo el entendido que a diferencia del gas y el petróleo, no puedes mantener la electricidad bajo el suelo.

Llegar a un mundo sin petróleo puede dificultarse por dos razones. La primera es que los países con gobiernos autoritarios que son dependientes de los ingresos que les da el petróleo puedan colapsar y traer malestar social y conflictos. Algo así sucedió en 2014, cuando la caída de los precios del petróleo llevó a la OPEP y a Rusia a un acuerdo de fijar un control de la oferta para subir los precios y ganar tiempo ante sus poblaciones descontentas con las políticas de austeridad. Sin embargo, la elevación de precios puede incentivar la transición hacia fuentes renovables de energía para mantener el suministro en países con mucha demanda como China e India.

Esto lleva al segundo riesgo: las consecuencias para los inversores en activos petroleros. Por ejemplo, La Agencia Internacional de Energía estima que si se aceleran las acciones contra el calentamiento global el valor de activos que podrían quedar varados sería de 1 billón de dólares, dejando expuestas las bolsas de valores.

En suma, la tensión es inevitable. Si bien es necesaria una rápida transición a energías renovables, esto desatará convulsiones en el mundo al hacer tambalear a los enormes ganadores del mundo petrolero.

Datos cruciales: 

1- El comercio de petróleo llega a 2 billones de dólares.

2- China posee 85% de las tierras raras del mundo.

3.- Si se aceleran las acciones contra el calentamiento global el valor de activos que podrían quedar varados sería de 1 billón de dólares

Nexo con el tema que estudiamos: 

La transición de patrón energético modificará la geopolítica mundial al restar importancia relativa a los países productores de combustibles fósiles (Arabia, Rusia) y al eventualmente crear nuevos líderes regionales. Esto traerá consigo nuevos conflictos interestatales e interempresariales. Hasta ahora, el principal riesgo es el colapso de países cuyas economías han estado centradas en la extracción y exportación de petróleo, así como las enormes pérdidas de activos que implicarían que el petróleo de las grandes corporaciones se quedara bajo tierra.

Desde la producción estratégica, es importante notar que China -el país que actualmente lidera la implementación de las energías renovables- posee 85% de las tierras raras del mundo, un insumo esencial para la fabricación de las tecnologías de almacenamiento de la energía eléctrica producida por fuentes renovables. A pesar de ello, la carrera no parece ser por el contro de esas tierras raras sino por la creación de nuevas tecnologías que permitan almacenar energía utilizando otros materiales, dificultando así la monopolización por parte de China.