The relationship between globalization and militarism

Cita: 

Staples, Steven [2000], “The relationship between globalization and militarism”, Social Justice, 27(4), Invierno, pp. 18-22.

Fuente: 
Artículo científico
Fecha de publicación: 
2000
Tema: 
La globalización económica-militar
Idea principal: 

Steven Staples es el director de “International Network on Disarmament and Globalization” una red de activistas e investigadores con inquietudes sobre la nueva economía global y la necesidad de paz, desarme y el financiamiento de necesidades humanas.


La hipótesis central del texto es mostrar que la globalización y la militarización son dos caras de un mismo proceso. Por un lado la globalización promueve las condiciones que generan desigualdad y conflictos que en su extremo derivan en guerras; y simultáneamente se estimula a las industrias militares que producen armamento sofisticado para utilizarse en conflictos armados (p. 18).

1. Globalización como promotor de desigualdad, intranquilidad, y conflicto

Para Staples existe una estrecha conexión entre el crecimiento de la desigualdad económica y la emergencia de más conflictos armados y guerras civiles. A diferencia de los liberales que glorifican la integración global económica, el autor afirma que la globalización está creando nuevas amenazas a la seguridad humana. La desigualdad económica entre países del Sur y del Norte ha empeorado y actualmente las guerras han aumentado y son, en su mayoría, guerras civiles (no entre naciones) donde la mayoría de las muertes se cuentan entre civiles y no entre soldados.

Un argumento central señala que la fuente de origen de los conflictos armados contemporáneos es de naturaleza económica. La globalización exacerba las causas de la guerra: la inestabilidad financiera, la desigualdad económica, la competencia por los recursos y la degradación ambiental, entre otros (p. 19).

2. La globalización alimenta las intenciones para hacer la guerra

El sistema económico mundial promueve las economías militares sobre las economías civiles, presionando políticas económicas nacionales orientadas hacia el incremento del gasto militar, este proceso es encabezado por organizaciones financieras internacionales –se hace mención del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial del Comercio (OMC). La OMC se basa en la premisa de que el único papel legitimador de un gobierno es proporcionar un ejército que proteja los intereses del país y una fuerza policial que garantice el orden interno. Los organismos internacionales critican y atacan aquellas políticas (sociales y ambientales) que reducen las ganancias corporativas; además de brindar una explícita protección a las acciones gubernamentales que desarrollan y despliegan las fuerzas armadas.

El presupuesto militar de Estados Unidos es el más grande en el mundo y funciona como un subsidio corporativo. En países del Tercer Mundo el gasto militar para desarrollar la base industrial y económica sigue vigente, con la idea de consolidar una industria militar creadora de empleos (p. 20). La saturación del mercado de las armas lleva la necesidad de buscar nuevos clientes para mantener los niveles de inversión y empleo, reproduciendo un enorme comercio de armas.

El Complejo Militar Corporativo

Con la culminación de la guerra fría, la globalización y la transnacionalización de las corporaciones militares y de defensa se modificó sustancialmente al complejo militar industrial en algo que el autor denomina como complejo militar corporativo. En esta nueva modalidad del complejo militar los contratistas militares han dejado de ser parte de la base industrial nacional, desconectándose de las regulaciones y los intereses de sus estados-nación de origen; siendo ahora capaces de impulsar sus propios intereses de manera independiente e incluso sobre los intereses estatales.

En dicho escenario el estado ha quedado debilitado, sin control sobre las corporaciones armamentistas e incluso se ve frecuentemente manipulado por los intereses corporativos de éstas para mantener o incrementar el gasto militar, los subsidios estatales y la liberalización del comercio de armas en respuesta al incremento de la producción militar (p. 20).

Las corporaciones del complejo militar ahora son grandes transnacionales con enormes ingresos y fuerte poder económico y político (Dato Crucial 1). Su gran escala en parte se debe a que en años recientes han experimentado un proceso de grandes fusiones sin precedentes, en parte gracias a la desregulación estatal en el sector (Dato Crucial 2). Estas operaciones les permiten competir en mejores condiciones por una mejor participación en el lucrativo pero altamente competitivo mercado global de las armas (Dato Crucial 3 y 4). Estas fusiones han consolidado las corporaciones más poderosas en la fabricación de armamento, capaces de influir e incluso dictar políticas gubernamentales militares y de defensa (p. 21).

La intimidación de la fuerza militar utilizada para proteger intereses corporativos

Existe una relación estratégica entre las corporaciones y el sector militar. En la medida en que la globalización extiende el alcance de los intereses corporativos alrededor del mundo, es necesario desarrollar una capacidad militar que sirva para proteger aquellos intereses (p. 21-22). En esto es importante recordar que la supremacía militar siempre ha sido un prerrequisito para la integración económica dentro de una esfera de influencia política-económica (p. 22).

Conclusión

La globalización agudiza los factores de la guerra por eso, según el autor, su resultado inevitable es el de generar una mayor cantidad de guerras, especialmente en el Tercer Mundo se agudizan sus efectos más severos. Al mismo tiempo se crea una economía global que garantice seguridad (con desarrollo tecnológico militar de punta) a la extracción de riqueza y a la ya acumulada en manos de élites de los países industrializados frente a los malestares ocasionados por la globalización.

Staples propone como vía alternativa una revaloración del sistema económico global (junto con sus instituciones financieras internacionales) para promover un sistema basado en los principios de equidad, paz y democracia.

Datos cruciales: 

1. Boeing (estadounidense) acumula ventas globales de más de 50 mil millones de dólares y ha absorbido varios de sus competidores lo que le ha permitido ser actualmente el fabricantes más grande de aviones militares en el mundo (bombarderos, helicópteros, misiles, entre otros). La empresa es el exportador más grande de Estados Unidos con clientes en 145 naciones y empleados en más de 60 naciones. Más de 200 000 personas reciben cheques de pago de Boeing.

2. Hasta finales de la década de los noventa, las fusiones o adquisiciones transatlánticas entre corporaciones militares y de defensa habían estado prohibidas por los gobiernos debido a cuestiones de seguridad nacional.

3. En Estados Unidos, Boeing se ha fusionó con McDonnell Douglas; Hughes Helicopters con Rockwell International; Lockheed con Martin Marietta y General Dynamics; Northrop con Grumman y Westinghouse; Raytheon con Hughes Aerospace & Defense y Texas Instruments Defense.

4. En Europa, British Aerospace ha adquirido a GEC Marconi y la empresa francesa Aerospatiale Matra se ha fusionado con la alemana DaimlerChrysler Aerospace y la Española CASA.

Trabajo de Fuentes: 

U.N. Development Programme [1999], Human Development Report 1999, New York: Oxford University Press.

United States Space Command [1997], Vision for 2020, United States: United States Space Command.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El trabajo contribuye a reflexionar no solo la estrecha relación entre estados-corporaciones-militares sino su configuración histórica en los últimos 30 años (neoliberalismo). Un fortalecimiento de la lógica corporativa que se apropian de la industria militar, desligándose parcialmente de los intereses estatales. No obstante nos parece importante no perder de vista que a pesar de un aparente pero fuerte desacople estatal, en última instancia las corporaciones militares mantienen una estrecha relación con las instituciones estatales de su estado-sede. En ese sentido una cuestión clave es quién decide el rumbo de la innovación en tecnologías militares ¿hasta dónde son las propuestas de las empresas o las necesidades de los ejércitos o las visiones de los estrategas que orientan la tecnología? Y en sentido contrario, cabe interrogarse si la separación creciente entre estados y empresas también opera en el sector militar.