Drawing the battle lines. America's gripes with China make a deal hard to imagine. At the heart of the disagreement is China's industrial policy

Cita: 

The Economist [2018], "Drawing the battle lines. America's gripes with China make a deal hard to imagine. At the heart of the disagreement is China's industrial policy", The Economist, London, 14 de abril, https://www.economist.com/news/finance-and-economics/21740410-heart-disa...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Jueves, Abril 12, 2018
Tema: 
Los desacuerdos comerciales entre Estados Unidos y China
Idea principal: 

Después de semanas de imposición de aranceles sobre productos chinos, Donald Trump, parece mostrar una política más conciliatoria. El discurso del presidente chino, Xi Jinping, el 10 de abril, impulsó a Donald Trump a responder un: “¡Haremos un progreso juntos!” a través de su cuenta de Twitter. A pesar de que muchos conservan la esperanza de que China ofrezca un trato comercial que Donald Trump esté dispuesto a firmar y así se pueda evitar la guerra comercial, este optimismo podría tornarse en ingenuidad. Ademas, los halcones de China en la administración de Estados Unidos llevan tiempo enfurecidos con respecto a algunos aspectos de la relación con China, esto no empezó con Donald trump, y es posible que no cambie durante su administración

El sistema de comercio internacional basado en reglas funciona de mejor manera cuando el problema está delimitado y cuando es fácil de juzgar el éxito o fracaso de un remedio. Los aranceles y las leyes que discriminan a empresas extranjeras son ejemplos clásicos. Algunas de las quejas de la administración Trump publicadas en un informe el 22 de marzo entran en esta categoría. En el informe se afirma que las leyes chinas discriminan a las empresas estadounidenses al socavar su libertad de contrato de diversas maneras; de igual forma se afirma que mientras las empresas chinas pueden negociar entre ellas los términos de las licencias de tecnología, las empresas extranjeras titulares de las patentes deben correr el peligro de que otras empresas las demanden por infringir leyes de propiedad intelectual. Además, las inversiones conjuntas entre empresas chinas y extranjeras deben otorgar al miembro chino el derecho de uso de tecnología, aún después de que el contrato haya expirado. Estas quejas serán consideradas por la Organización Mundial del Comercio (OMC) en relación con los compromisos adquiridos por China en 2001, cuando ingresó al organismo.

Otras quejas de Estados Unidos serán más difíciles de resolver, ya que no se encuentran escritas o son parte de procedimientos informales. Por ejemplo, con su ingreso a la OMC, China se comprometió a no hacer que la transferencia tecnológica sea un condicionante para el acceso a su mercado. Sin embargo los estadounidenses reclaman que la burocracia china aún presiona a las empresas para que la hagan. Es difícil probar si es cierto, debido a lo opacos que son los procesos regulatorios en China.

Experiencias pasadas demuestran que cualquier acuerdo sería difícil de aplicar. las autoridades china podrían evadir sus responsabilidades argumentando que los contratos de transferencia tecnológica fueron firmados de manera voluntaria y hacer difícil el desarrollo de cualquier empresa extranjera que diga lo contrario. Robert Atkinson, miembro de la Fundación Tecnológica en Información e Innovación, un think-tank, considera pertinente acusar a los chinos de jugar una estrategia consistente llevar a la administración estadounidense hasta el cansancio pues sus quejas no tienen resultado. Por ello propone renunciar a las reglas y optar por los resultados, para que las empresas tengan otros mecanismo para informar sobre las infracciones chinas. Un sistema tan flexible y poco claro sería resistido con facilidad por lo chinos.

Los estadounidenses están en desacuerdo con la adquisición de Lexmark (imprenta) y Mattson Technology (semiconductores) por empresas chinas. En ambos casos el precio de compra estuvo muy por encima del valor de mercado de las empresas. China sostiene que las transacciones fueron justas en el libre mercado, pero los estadounidenses sospechan que estuvieron promovidas y dirigidas por el gobierno chino, en su interés por dominar sectores que considera estratégicos. El modelo chino de capitalismo dirigido por el Estado hace difícil distinguir asuntos públicos y privados.

En el corazón del desacuerdo se encuentra la política industrial china, ya que Estados Unidos sospecha que el gobierno chino atrae a las empresas estadounidenses prometiéndoles un enorme mercado de consumo, para después ejercer presión sobre ellas, despojarlas de su poder de negociación y exponerlas al robo de propiedad intelectual forzándolas a crear empresas conjuntas, todo como parte de un plan para socavar la industria estadounidense.

Lo que los estadounidenses ven como injusto, los chinos lo ven como su camino al desarrollo. Para China, atraer firmas estadounidenses es parte de su éxito. Un estudio que analiza empresas con inversiones conjuntas en China entre 1998-2007 muestra que este tipo de inversiones impulsan tanto al socio chino como a la industria en la que era activo y que las inversiones conjuntas con empresas estadounidenses fueron más fructíferas que las de Hong Kong o Japón.

Durante un discurso de la segunda semana de abril del 2018, Xi Jinping repitió las viejas promesas de recortar aranceles y aminorar las restricciones a la inversión en algunos sectores. Pero el cambio que buscan los estadounidenses es uno de gran envergadura. Mientras tanto, las conversaciones bilaterales secretas, según la agencia Bloomberg, se rompieron cuando los estadounidense exigieron el fin de los subsidios chinos para las empresas de alta tecnología. Es difícil imaginar un acuerdo que reconcilie ambas partes.

Datos cruciales: 

1.Los aliados estadounidenses como México y Canadá quedaron exentos de los aranceles sobre el acero y el aluminio en 2018.

2. Existe un informe de 182 páginas publicado el 22 de marzo como producto de una investigación sobre las prácticas comerciales de China en función a la Sección 301 de la Ley de Comercio estadounidense de 1974, la cual otorga el derecho a realizar aumentos en las tarifas cuando se descubren prácticas desleales.

3. En 2016 empresas chinas adquirieron Lexmark, empresa dedicada a la producción de sistemas de impresión.

4. En 2015 empresas chinas adquirieron Mattson Technology, empresa productora de semiconductores.

5. SolarWorld, fabricante de páneles solares, afirma que sus secretos comerciales fueron robados, mientras que competidores chinos baratos inundaron los mercados. Esto representó pérdidas a la empresa por 120 millones de dólares estadounidenses.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Las relaciones comerciales entre China y Estados Unidos son el reflejo de la incapacidad estadounidense para hacer que China siga políticas comerciales que no perjudiquen a la industria estadounidense. Esto plantea un reto a la economía estadounidense que en la práctica ha seguido políticas proteccionistas, mientras ha logrado que los mercados de sus socios sean cada vez más abiertos.

China conoce las estrategias de Estados Unidos con relación al neoliberalismo, por lo que será difícil llegar a un acuerdo. Estados Unidos querrá imponer una solución desigual, sin embargo su rival no cederá, por lo que probablemente Estados Unidos tenga que construir una negociación en la que terminará dando concesiones a China. Defender las patentes y la propiedad industrial estadounidense, frente al mercado chino, será cada vez más difícil, por lo que a Estados Unidos sólo le quedará construir una nueva estrategia ante un socio y competidor diferente.