Military Keynesianism under the Obama Presidency

Cita: 

Custers, Peter [2009], "Military Keynesianism under the Obama Presidency", Economic and Political Weekly, Mumbai, Economic and Political Weekly, 44(4):19-21, 24-30 de enero.

Fuente: 
Otra
Fecha de publicación: 
Enero, 2009
Tema: 
Análisis comparativo de los gobiernos estadounidenses desde la década de 1980 frente al keynesianismo militar
Idea principal: 

La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca planteó la pregunta sobre qué sucedería con el keynesianismo militar durante su presidencia en una economía como la estadounidense que está completamente militarizada.

Para identificar las diversas rutas que podría seguir el gobierno de Obama respecto del gasto militar, Custers ofrece una caracterización y un análisis comparativo de las prácticas seguidas por los gobiernos estadounidenses en relación con el keynesianismo militar desde la década de 1980. Dicho análisis comparativo es de utilidad para "visualizar en qué medida se puede esperar de forma realista una reducción en el predominio del complejo industrial-militar sobre la economía estadounidense" (p. 19).

Custers identifica dos tipos de keynesianismo militar: el completamente desarrollado ("hecho y derecho", full-fledged) y el parcial o secundario. El keynesianismo militar parcial o secundario es aquél en el que el gobierno utiliza el presupuesto militar y/o relacionado para estimular inversiones en los sectores militar y civil de la economía, pero no utiliza el gasto militar como el mecanismo principal para estimular la demanda agregada. El keynesianismo militar "hecho y derecho" es aquel en el que el gobierno no sólo depende de las asignaciones militares para estimular la inversión en los sectores civil y militar, sino que el presupuesto militar es su principal palanca para estimular y regular el ciclo de negocios [business cycle]. En ambos casos, la intención del gobierno es tener impactos macroeconómicos.

El keynesianismo militar "hecho y derecho" es representado por los gobiernos de Ronald Reagan en la década de 1980 y de George Bush Jr en la década del 2000. No obstante, existen importantes diferencias entre ambos. Con Reagan, el gobierno estadounidense impulsó vigorosamente el keynesianismo militar mediante la combinación de déficits presupuestarios con altas tasas de interés y la importación de grandes sumas de capital extranjero para financiar el déficit. Esta política fue exitosa para llevar a la Unión Soviética "al borde del abismo" pero sólo pudo sostenerse por un periodo muy breve, de 1982 a 1987. La combinación de políticas utilizadas durante el gobierno de Reagan condujo a desequilibrios y desembocó en una nueva recesión.

El keynesianismo militar asumido por el gobierno del republicano George Bush asumió otra forma. Durante el gobierno de Bush hubo una enorme expansión en el gasto militar (de 280 miles de millones de dólares a finales de la década de 1990 a 700 mil millones de dólares en 2008) que tuvo como resultado un aumento importante en el déficit presupuestario. No obstante, en esta ocasión el gobierno mantuvo tasas de interés relativamente bajas. Otros aspectos que diferencian al keynesianismo militar del gobierno de Bush respecto del de Reagan son la internacionalización del sector militar de la economía estadounidense y la promoción de las exportaciones a través de la "concentración de capital trasatlántica". Estos dos rasgos caracterizan a la forma más avanzada del keynesianismo militar "hecho y derecho" (full-fledged).

El keynesianismo militar parcial o secundario es representado por las políticas seguidas durante la administración Clinton. Durante la década de 1990 el ciclo de negocios no fue impulsado principalmente por las asignaciones militares del gobierno. Aunque el presupuesto de defensa siguió siendo bastante alto, el principal impulso a la economía provino de la inversión en tecnologías de la información, lo que se llamó la "nueva economía". Hubo, por tanto, un cambio respecto de los gobiernos que le antecedieron y le sucedieron, pues se redujo la dependencia de las asignaciones militares para regular el ciclo de negocios. A pesar de lo dicho, debe tenerse en consideración que muchas de las características del keynesianismo militar del gobierno de Bush tuvieron su origen en el gobierno de Clinton (mayor dependencia de la exportación de armas, cooperación trasatlántica del sector militar estadounidense con el europeo, entre otras).

¿Cuál era, entonces, el curso más probable de acción de la administración Obama? Obama asumió la presidencia en un momento en que la economía estadounidense había entrado una vez más en una crisis periódica y en que las políticas llevadas a cabo por Bush se habían vuelto insostenibles. Para el autor, estas políticas tuvieron como resultado no sólo una seria crisis de sobreproducción, sino también una crisis financiera que se relaciona peligrosamente con el elevado endeudamiento de la economía estadounidense (que había alcanzado niveles sin precedentes: 9 billones [trillion] de dólares de deuda pública y 3 billones de dólares de deuda externa). Esto implicaría que Obama debería hacer ajustes importantes en su política. Por tanto, para el autor, la administración de Obama seguiría con mayor probabilidad una opción similar a la del gobierno de Clinton.

A ello hay que añadir que el programa con que Obama ganó las elecciones proponía mejoras en los servicios sociales proporcionados por el estado. Para financiar estos proyectos, Obama debía modificar su política fiscal aumentando los impuestos a las corporaciones. Adicionalmente, Custers consideraba que no era improbable que redujera relativamente algunas asignaciones militares (mediante la cancelación de los planes de guerra contra Irán, la retirada de tropas de Irak) para liberar recursos para la implementación de su agenda civil y para reducir el déficit presupuestario. No obstante, lo que efectivamente sucedería no podía conocerse de antemano, pues una reducción relativa del tamaño del presupuesto militar dependía de las realidades a las que la economía estadounidense se enfrentara.

Custers formuló una valoración de cómo podría estructurarse el keynesianismo militar en el gobierno de Obama. El autor consideraba que el keynesianismo militar secundario se combinaría con una forma de keynesianismo civil que implementa programas sociales y de infraestructura. Ambas formas de keynesianismo tendrían efectos multiplicadores sobre el conjunto de la economía. En cualquier caso, es importante notar que el keynesianismo militar sólo estaría relegado a una posición secundaria mientras la regulación del ciclo de negocios no exigiera que se volviera primario.

Aun cuando la administración Obama lograra implementar esos cambios, algunos elementos de la política compartidos por las administraciones de Clinton y Bush persistirían. Esto se debe a que "estos elementos fueron incluidos en las políticas de los últimos gobiernos estadounidenses precisamente para protegerse del peligro de que el complejo industrial militar estadounidense sea minado o debilitado a través de la regulación del ciclo de negocios conducida militarmente" (p. 21). Uno de los elementos que persistiría sería la política de construcción de alianzas trasnacionales orientada a consolidar la posición hegemónica del sector militar estadounidense por encima del de otros “países imperialistas”. "En consecuencia con esta política particular, todas las cinco corporaciones gigantes del sector militar estadounidense (Lockheed Martin, Boeing, Raytheon, Northrop-Grumman y General Dynamics) han establecido inversiones conjuntas" o han comprado corporaciones europeas de armamento (p. 21). En nombre de una nueva era de paz y cooperación internacional, la administración Obama buscaría asegurar la continuidad de la hegemonía internacional del sector militar estadounidense a través de la continuación de la construcción de alianzas trasatlánticas, entre corporaciones militares estadounidenses y europeas.

Otro elemento de las políticas de Clinton y Bush que persistiría sería la promoción de las exportaciones de las corporaciones militares estadounidenses, que se canalizarían tanto a otros países del Norte como hacia países del “Sur global”. Esta es una manera de proteger la capacidad productiva de las corporaciones armamentistas en periodos en los que el gobierno estadounidense disminuya su compra de armas. El autor consideraba que era poco probable que la tendencia a la exportación de armas disminuyera bajo la presidencia de Obama y añadía que el papel de la exportación de armas sería crucial ante una recesión prolongada o un nuevo ciclo de negocios en Estados Unidos.

La exportación de armas y la construcción de alianzas trasatlánticas serían elementos clave para pensar por qué el keynesianismo militar durante la presidencia de Obama no sólo no desaparecería, sino que su aplicación incluso se extendería a través de las prácticas de los gobiernos europeos.

En resumen, el autor concluía que era probable que durante la administración de Obama un keynesianismo militar secundario y volcado hacia el exterior existiera simultáneamente con un keynesianismo civil. Asimismo, algunos elementos del keynesianismo militar estadounidense harían que se expandiera a Europa.

Conclusiones

El análisis planteado apunta a la necesidad de una investigación más precisa respecto de la estructura de la política económico-militar de Estados Unidos, que vaya más allá de los señalamientos generales sobre el keynesianismo militar y los elevados gastos militares.

Desde la segunda guerra mundial, los dirigentes estadounidenses han dependido de las asignaciones del gasto militar y del déficit público para llevar adelante la política macroeconómica y estimular la demanda agregada. Custers consideraba que la eventual reorientación de las políticas económico-militares del gobierno de Obama daría la posibilidad de discutir a profundidad el keynesianismo militar adoptado por los gobiernos estadounidenses durante las tres décadas más recientes.

Trabajo de Fuentes: 

Custers, Peter [2007], Questioning globalised militarism: nuclear and military production and critical economic theory, London, Merlin Press.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La sugerente aunque breve caracterización y tipología que hace Custers del keynesianismo militar apunta a la compleja interdependencia que existe entre el estado, la producción para la guerra y la acumulación capitalista vista en su conjunto. Profundizar en la comprensión de esta interrelación, sus impactos y los mecanismos concretos que la hacen posible (cabildeo, “puertas giratorias”, etc.) es crucial.

Custers señala un proceso al que debemos prestar mayor atención: la creciente internacionalización (¿transnacionalización?) de las corporaciones militares estadounidenses a través de la compra de empresas europeas o del establecimiento de acuerdos o inversiones conjuntas. Debemos estudiar este proceso no sólo como una forma de internacionalización económica de las corporaciones militares estadounidenses para aumentar sus ganancias, sino también en su posible dimensión geopolítica para intentar mantener la hegemonía estadounidense.

Al aproximarnos a estudiar la guerra es también importante no caer en reduccionismos economicistas e intentar mantener una perspectiva de totalidad para captar nuestro objeto de estudio en toda su complejidad, con las múltiples determinaciones que ejerce sobre el conjunto de la vida social en los ámbitos político, cultural, económico, ambiental, entre otros.