A farewell to arms control. Old deals to limit nuclear weapons are fraying. They may not be repaired. Politics and technology make arms control harder than ever

Cita: 

The Economist [2018], "A farewell to arms control. Old deals to limit nuclear weapons are fraying. They may not be repaired. Politics and technology make arms control harder than ever", The Economist, London, 5 de mayo, https://www.economist.com/news/briefing/21741537-politics-and-technology...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Mayo 5, 2018
Tema: 
La regulación de las armas atómicas
Idea principal: 

En 1972 el acuerdo derivado de las Conversaciones sobre limitación de armas estratégicas (SALT I) abrió las negociaciones de restricción sobre los arsenales nucleares de Estados Unidos y Rusia. En 2021, si no se hace nada, ese medio siglo de regulaciones para el control estratégico de las armas habrá terminado. A menos que se prorrogue, el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III) de 2011 finalizará en 2021. La desaparición del tratado puede ser el inicio de una nueva y peligrosa carrera nuclear.

Sin embargo, esa no es la única de las preocupaciones nucleares. Tanto Vladimir Putin como Donald Trump, se encuentran en una posición de fanfarronería nuclear. Mientras que Trump se jacta del tamaño de su botón nuclear y promete devolver a Estados Unidos el mayor arsenal nuclear del mundo, Putin presume en su discurso central de reelección ideas para la formulación de un terrorífico proyecto de innovación nuclear.

Un tercer elemento que socava la limitación del desarrollo de armas nucleares, es la actitud de Donald Trump frente a Irán. Si el acuerdo con Irán se rompe, es posible que las discusiones en la península árabe se vuelvan aún más inestables. Esto también representa el desmoronamiento del Tratado de No Proliferación Nuclear.

Ahora parece lejano el discurso de Barack Obama en Praga en 2009, donde habló de la necesidad de trabajar por un mundo libre de armas nucleares. En 2010, Obama negoció el acuerdo New START junto a Dimitri Medvedev, el entonces presidente de Rusia y actual presidente de gobierno, el cual obligó a las partes a tener como límite de despliegue 1 550 ojivas nucleares estratégicas con no más de 800 bombarderos para transportarlas. New START contenía arreglos detallados de verificación y monitoreo, lo que ayudó a que ambas partes cumplieran el pacto pero también proporcionó información sobre el contrario, lo que aumentó la confianza entre las partes.

Desde la firma de New START las cosas han ido empeorando. En primer lugar, para que Obama lograra la ratificación del acuerdo por parte del Senado, tuvo que demostrar que la cantidad limitada de arsenal nuclear sería de excelente calidad. Esto llevó a un programa de modernización para la renovación de ojivas y misiles intercontinentales, submarinos y bombarderos. Los rusos también comenzaron un ambicioso programa de mejoras nucleares. Bob Einhorn, ex negociador de control de armas quien ahora trabaja en el think-tank Brookings Institution, teme que el proceso de modernización nuclear produzca nuevas tecnologías que a su vez se transformen en nuevas incertidumbres estratégicas.

En 2013, Obama expresó la posibilidad de una reducción de un tercio más de las ojivas nucleares pero Putin mostró nulo interés en la propuesta, ya que para el gobierno ruso las armas nucleares no sólo son un garante de la seguridad, también representan un símbolo de orgullo nacional que exige respeto y temor por parte de sus adversarios. En enero de 2014, Rose Gottemoeller, quien ese momento era subsecretaria de control de armas del Departamento de Estado, acusó a Rusia ante los aliados de Estados Unidos de una posible violación del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio de 1987. La presunta violación se basaba en la realización de pruebas con un misil crucero lanzado en tierra, el 9M727, con un alcance de 500 kilómetros. Los rusos han negado que el misil tenga un alcance superior al permitido y han acusado a los estadounidenses de que los interceptores antimisiles American SM-3, instalados en Rumania, pueden ser usados para disparar misiles crucero prohibidos.

Resolver la disputa podría ser simple, si se le permitiera a los inspectores verificar el alcance del disparo del 9M729 con su tanque de combustión y revisar las capacidades de los lanzadores SM-3. Sin embargo, los acuerdos de verificación del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio ya no están vigentes y Rusia no ha demostrado voluntad para realizar las inspecciones conjuntas sugeridas por Estados Unidos. Existen posiciones encontradas en relación con este tratado: mientras hay quienes consideran que ayudó a generar mayor estabilidad en Europa, otros piensan que es un tratado muerto y que no merece la pena conservarlo. John Bolton, actual asesor de seguridad nacional de Donald Trump, escribió en 2011 un artículo de opinión donde pedía hacer multilateral el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio o abandonarlo, los rusos han sugerido algo similar. Tanto Bolton como los rusos no son honestos: saben que volver el acuerdo multilateral es imposible.

John Bolton tampoco es partidario del tratado New START. Luchó contra su ratificación y lo describió como parte de un “desarme unilateral”. Bolton comparó de manera desfavorable el New START con el Tratado de Moscú de 2002 (Tratado SORT-Tratado de Reducciones de Ofensivas Estratégicas), el cual él ayudó a negociar pero que no incluía un sistema de monitoreo, no hizo nada en cuanto a los lanzadores y no destruyó las ojivas eliminadas, sólo las desmantelo. Sin embargo, es una ventaja que Bolton conozca el New START, a diferencia de Donald Trump, quien no conoce el acuerdo. En 2017, cuando Vladimir Putin ofreció extender el acuerdo, Donald Trump tuvo que preguntar a sus asesores de qué hablaba el presidente ruso para después declarar que al haber sido negociado por su predecesor era posible que no hubiera extensión.

Aunque es probable que la administración Trump no extienda el tratado, la decisión a favor de hacerlo no es una decisión que ya se haya descartado. Perder la idea y certeza de las fuerzas estratégicas del oponente proporcionadas por el tratado representaría un serio revés para el Departamento de Defensa como también lo sería para los rusos, por lo que las posibilidades de extensión cada vez se alargan más. Sir Lawrence Freedman, experto en estrategia nuclear británico, menciona que “se necesita un nivel de confianza. De manera desafortunada, los rusos ya no parecen poder decir la verdad”.

Aunque el control sobre el armamento nuclear siguiese, es poco probable que mejoren las relaciones entre las grandes potencias nucleares por causa de las nuevas tecnologías que son potencializadoras de desestabilización, principalmente las de defensa antimisiles y guerra cibernética.

En 1972, Estados Unidos y la Unión Soviética firmaron el Tratado sobre Misiles Antibalísticos (SALT I) que limitaba las defensas que ambas partes podrán emplear. De esta manera permanecían vulnerables a un contraataque, situación que generaba una continua disuasión. En 2002 Estados Unidos se retiró del acuerdo y comenzó a desplegar defensas diseñadas para la protección del suelo nacional de ataques limitados. Dicho proyecto ha costado hasta el día de hoy 40 mil millones de dólares y ha tenido un efecto incierto. Mientras tanto Putin ha desarrollado armas “exóticas” de las que últimamente se ha jactado, como el sistema “aumentar-planeo” [boost-glide] el cual es un arma que vuela y maniobra, no sólo cae, usada en un misil de crucero de alcance intercontinental.

Rusia tiene algunos temores. Los rusos nunca han creído que el sistema nacional antimisiles estadounidense esté destinado únicamente a protegerse de un ataque limitado por parte de Irán y Corea del Norte. También consideran que los sistema estadounidenses SM-3, ubicados en Rumania, pueden usarse para disminuir el poder de disuasión los misiles rusos, opinión secundada por China. Tanto China como Rusia temen nuevos avances en la tecnología de defensa de misiles estadounidenses. El desarrollo de armas de defensa podrían ser un factor de desestabilización, que golpearía directamente el principio de disuasión.

Según Michael O’Hanlon, estratega de Brookings, los acuerdos para la regulación de armas podrían hacer frente a estas preocupaciones. Un nuevo seguimiento al New START podría permitir a cada bando el despliegue de una arma ofensiva adicional por cada diez interceptores de misiles desplegados del otro. Gary Samore, ex asesor de control de armas de Obama, reconoce que cualquier acuerdo de limitación en defensa antimisiles sería negativo para Estados Unidos. Y si las armas de energía dirigida funcionasen se necesitan nuevas formas para lanzar ojivas. James Miller, ex subsecretario de defensa, se muestra preocupado de que algunos miembros de la administración Trump deseen desarrollar aún más tecnología de defensa antimisiles.

La otra gran preocupación son las armas cibernéticas. Daryl Kimball, miembro de la Asociación para el Control de Armas, opina que los ciberataques en el sistema de comando y control nuclear podrían incrementar la situación de inestabilidad ante una crisis. Sin embargo, hasta el momento nadie tiene idea de cómo un acuerdo para el control de armamentos puede hacer frente a este peligro. Según Bob Einhorn, cualquier arma de software es casi imposible de verificar; para Miller cuando se trata de cibernética la única opción es la disuasión.

La mayoría de los expertos en control de armamentos piensa que el mejor escenario es esperar nuevas conversaciones con los rusos, posiblemente a través de conversaciones con otros estados con armas nucleares, para generar mayor estabilidad ante situaciones de crisis y para la creación de normas internacionales que prohíban el uso de armamento cibernético en circunstancias específicas, como deshabilitar los sistemas estratégicos de comando y control del adversario.

Cuando la regulación bilateral de armamento está en mal estado también lo está la regulación multilateral, por ejemplo el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares aprobado en 1996 aún no ha entrado en vigor. Tres de los 44 estados con capacidad nuclear India, Pakistán y Corea del Norte aún tienen que firmarlo. Ocho de los estados ya firmantes, aún no lo han ratificado, incluido Estados Unidos.

Otro ejemplo, el Tratado de Prohibición de Material fisionable (Fissile Material Cut-off Treaty) discutido por primera vez en la década de los noventa, también se encuentra en el limbo. El tratado intentaría detener la producción de uranio y plutonio para el uso en armamento de los cinco Estados con armas nucleares reconocidos y los cuatro que no son miembros del Tratado de No Proliferación Nuclear. Sin embargo la negociación ha estado bloqueada ya que no trata las grandes reservas de uranio y plutonio que tienen otros países.

Inclusive, el Tratado de No Proliferación Nuclear, 50 años después de su firma, es visto por los signatarios como un tratado que merece la pena preservar, pero que tuvo una difícil conferencia de revisión en 2015 y que augura un escenario peor para la revisión de 2020. El abismo entre los estados nucleares y sus aliados cercanos con el resto de los Estados se ha ampliado. Los poseedores de armas nucleares rinden homenaje al desarme nuclear pero al mismo tiempo modernizan sus fuerzas.

Alrededor de 130 países, aproximadamente dos tercios de los miembros del Tratado de No Proliferación Nuclear, se juntaron en 2017 para crear bajo auspicios de Naciones Unidas un nuevo tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares. Los estados poseedores de armas atómicas sabotearon las discusiones antes de la adopción del tratado en julio de 2017 argumentando que es una distracción con otras iniciativas de desarme y no proliferación, como el Tratado de Prohibición Completa de Pruebas y el Tratado de prohibición de Material Fisionable.

Otra amenaza, aún más inmediata, para el Tratado de No Proliferación Nuclear son las acciones de Donald Trump, incitado por John Bolton y Mike Pompeo. Sus acciones pueden violar el acuerdo de 2015 entre Estados Unidos e Irán que limita el programa nuclear del último. Este acuerdo, formalmente Plan de Acción Integral Conjunta, se da entre Irán, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad y Alemania. Los detractores del Plan se quejan de que este tiene un limite de tiempo y que no detiene la intromisión iraní ni su programa de misiles balísticos.

Sin embargo estas acusaciones no se sostienen: la capacidad nuclear iraní no era secreta; esa era la razón para actuar. El mundo tenía que elegir entre un nuevo estado con un arma nuclear o negociar un acuerdo de control de armas. El acuerdo tiene fines específicos: alejar a Irán de la capacidad nuclear, bloquear su capacidad para la construcción de un dispositivo nuclear durante al menos diez años y obstaculizar sin confrontarse.

Si Trump saca a Estados Unidos del convenio con Irán, los otros miembros tratarán de salvar el convenio. Sin embargo, será un golpe no sólo contra el acuerdo con Irán sino también contra cualquier intento futuro de acuerdo multilateral de armas. Los acuerdos para el control de armas dependen de un nivel de confianza basado en que las partes respeten sus compromisos inclusive cuando sus gobiernos cambien. Persuadir a Corea del Norte para que abandone sus armas nucleares nunca fue menos probable. Sacar a Estados Unidos del acuerdo con Irán, semanas antes de una cumbre con Kim Jong Un, líder de Corea del Norte, hace menos probable la confianza en compromisos.

Según O’Hanlon, “la regulación sobre las armas tiene mala reputación pero es una herramienta valiosa”. Con Donald Trump en la presidencia es necesario hacer algo al respecto. El inicio podría estar en presionar sobre el acuerdo con Irán mientras los aliados europeos trabajan para resolver algunas preocupaciones como extender el New START. Sin embargo, aún no hay señales de que esto vaya a suceder.

Datos cruciales: 

1. En 1970 entró en vigor el Tratado de No Proliferación Nuclear, firmado en 1968 y que inaugura una serie de tratados para la regulación de las armas nucleares.

2. El acuerdo New START o START III, negociado en 2010 por Obama y Medvedev limita a máximo 1 550 el número de ojivas nucleares estratégicas y a máximo 800 bombarderos.

3. La Oficina de Presupuesto del Congreso espera que el programa de modernización para la renovación de ojivas y misiles intercontinentales, submarinos y bombarderos cueste alrededor de 1.2 billones de dólares estadounidenses en los 30 años a partir de 2016.

4. En el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, firmado en 1987, Rusia y Estados Unidos acordaron abandonar armas nucleares lanzadas desde tierra con rangos que iban de 500 a 5 500 kilómetros. El tratado representó la destrucción de 2 700 misiles.

5. En 2002, cuando John Bolton era subsecretario para el control de armamentos en el Departamento de Estados Unidos, este se retiró del Acuerdo SALT I, para iniciar un proyecto de protección anti balística en el que ha gastado 40 mil millones de dolares hasta ahora.

6. En 1980, durante “La Guerra de las Galaxias”, Ronald Reagan propuso un escudo antimisiles que incluía armas de energía dirigida.

7. El Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares aprobado en 1996 aún no ha sido firmado por India, Pakistán y Corea del Norte. Espera ratificación por parte de Estados Unidos, Egipto, Irán, China, etc.

8. Gráfico 1.

a. 1945 Estados Unidos usa su primer bomba nuclear (Bomba Trinity)

b. 1949 La Unión Soviética su primera bomba nuclear (RDS-1)

c. En la segunda mitad de los años sesenta Estados Unidos alcanza su máximo histórico en inventarios de cabezas nucleares superando las 30 000 unidades, durante la administración de Lyndon B. Johnson.

d. 1968 Tratado de No Proliferación Nuclear.

e. Después de una disminución en los inventarios de cabezas nucleares estadounidenses, iniciado después del pico de mediados de 1967, en 1971 inicia un periodo de aumento que llegaría a su cresta en 1974.

f. 1972 Tratado sobre Misiles Antibalísticos (SALT I) Firmado por Richard Nixon y Leonid Brezhnev
Primer año en el que los inventarios de unidades de cabezas nucleares de la Unión Soviética supera al inventario de Estados Unidos

g. 1979 Tratado sobre Misiles Antibalísticos II (SALT II) Firmado por Jimmy Carter y Leonid Brezhnev

h. 1986 Al graficar el número de cabezas nucleares de la Unión Soviética esta se comporta como una campana, desde 1949 hasta 1986 sólo hay aumento, en 1986 la campana llega a su pico con cerca de 40 000 unidades, desde 1986 los inventarios empiezan a reducirse.

i. 1987 Tratado de Fuerzas nucleares de Alcance Intermedio (INF) Firmado por Ronald Reagan y Mijail Gorbachov.

j. A finales de la década de los ochenta e inicios de la década de los noventa inicia un gran disminución en los inventarios de armas nucleares estadounidenses pasando de 20 000 cabezas a aproximadamente 10 000

k. 1991 Acuerdo de Restricción de Armas Estratégicas (START I) Firmado por George H. W. Bush y Mijail Gorbachov. Firmado por George H. W. Bush y Boris Yeltsin.

l. 1993 Acuerdo de Restricción de Armas Estratégicas II (START II)

m. 2002 Tratado de Reducciones de Ofensivas Estratégicas (SORT) Firmado por Vladimir Putin y George W. Bush

n. En 2003 los inventarios de cabezas nucleares estadounidenses vuelven a reducirse pasando de 10 000 cabezas nucleares en 2003 a niveles por debajo de 5 000 en 2007 hasta llegar a 3 800 en 2017

o. 2010 Acuerdo de restricción de Armas Estratégicas III (New START o START III) Firmado por Vladimir Putin y Barack Obama.

9. Según el gráfico 2 publicado en The Economist, realizado con información de la Federation of American Scientist, estima que en 2018 existen 9 345 cabezas nucleares, este dato no incluye las cabezas nucleares retiradas. De las 9 345:

a. Rusia tiene un total de 4 350, de las cuales 1 600 se encuentran desplegadas y 2750 se encuentran almacenadas.

b. Estados Unidos tiene un total de 3 800, de las cuales 1 750 se encuentran desplegadas y 2 050 se encuentran almacenadas.

c. Francia tiene un total de 300, de las cuales 280 se encuentran desplegadas y 20 se encuentran almacenadas.

d. China tiene un total de 270, de las cuales 0 se encuentran desplegadas y 270 se encuentran almacenadas.

e. Reino Unido tiene un total de 215, de las cuales 120 se encuentran desplegadas y 95 se encuentran almacenadas.

f. Pakistán tiene un total aproximado de entre 130 y 140, de las cuales el 100% se encuentran almacenadas.

g. India tiene un total aproximado de entre 120-130, de las cuales el 100% se encuentran almacenadas.

h. Israel tiene un total de 80, el 100% se encuentran almacenadas.

i. Corea del Norte tiene un total aproximado de entre 20 y 60 armas nucleares.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Los tratados frente a un escenario de crisis nuclear son la única herramienta que da certeza, confianza y seguridad a las partes, y que pueden evitar un futuro representado por acciones que nos arrastren a escenarios de peligro para la humanidad. La economía de armas nucleares es hoy un paradigma, creada para no ser usada en su totalidad, representa un riesgo permanente para todos los habitantes del planeta, pocas herramientas se tienen hoy para evitar su uso, sólo la presión internacional para la construcción de normas puede aminorara el peligro.