Opening the gates. Chinese travellers of all sorts have become ubiquitous. China's decision to let its people travel abroad freely is changing the world. James Miles argues that it is changing China, too

Cita: 

The Economist [2018], "Opening the gates. Chinese travellers of all sorts have become ubiquitous. China's decision to let its people travel abroad freely is changing the world. James Miles argues that it is changing China, too", The Economist, London, 19 de mayo, https://www.economist.com/special-report/2018/05/19/chinese-travellers-o...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Jueves, Mayo 17, 2018
Tema: 
Los flujos migratorios y turísticos de China en el siglo XXI
Idea principal: 

Aquellos que aspiraban a obtener un pasaporte en China, mientras esta fue gobernada por los comunistas [1], tuvieron que enfrentar una serie de obstáculos para poder conseguir el ansiado tongyi chuguo (que significa “autorizado para ir al extranjero”) hasta los años noventa. En los últimos 25 años, China, un país que fue tan paranoico como Corea del Norte con respecto a mantener a su gente de las fronteras, ha cambiado de manera drástica. Mientras que en la década de los ochenta, los viajes al exterior realizados por ciudadanos chinos era de decenas de miles al año, la cifra actual supera los 130 millones de viajes anuales. Las razones van desde turismo, negocios o migración. Es posible que para 2020 esta cifra podría llegar a 200 millones de viajes al año, equivalente a una de cada siete personas del país.

Desde la década de los ochenta, los flujos de personas son cada vez mayores. Entre las causas del aumento de los flujos se cuentan el colapso del socialismo en la Unión Soviética y Europa del Este, la apertura de las fronteras de la Unión Europea, el crecimiento de las clases medias en el mundo en desarrollo, las fugas de millones por los conflictos y la pobreza; no obstante, la contribución de China a este gran movimiento ha eclipsado a todas las demás causas. Hoy en los campos universitarios de Sydney , estudiantes de China llenan salas de conferencias y laboratorios. En Silicon Valley, los científicos chinos representan gran parte de la los innovadores de las empresas de tecnología. En Italia, la ciudad de Prato emplea a miles de chinos en fábricas de ropa. En Namibia, los comerciantes chinos venden productos baratos, etc.

Hace cuarenta años, Deng Xiaoping inició el proceso de reforma y apertura. Deng fue cauteloso, admitiendo algunos turistas y empresarios extranjeros, y de manera más dura a los periodistas. Para Deng Xiaoping esta medida era parte de una relajación económica y diplomática, que volvería más normal la relación con Occidente. Deng Xiaoping vio algunos beneficios en enviar más estudiantes chinos a universidades extranjeras para adquirir conocimientos técnicos a expensas del Estado pero jamás previó los niveles hoy alcanzados.

"Afortunadamente para China" -considera The Economist- el Partido Comunista estaba preparado para asumir riesgos, estos se vieron reflejados en tres áreas principalmente:

1) Reformar la economía. En la década de los noventa los líderes chinos ignoraron los reclamos de los conservadores y siguieron adelante con el cierre o venta de miles de empresas estatales. El crecimiento de negocios privados, la transformación de empleos estatales en empleos privados y la migración de decenas de millones de personas a las ciudades para encontrar trabajo provocó que el partido perdiera parte de su red de células de trabajo pero las reformas ayudaron a catapultar a China como un poder económico global.

2) El sucesor de Deng Xiaoping, Jiang Zemin, decidió llevar a China al mundo del internet. Quizás J. Zemin no se dio cuenta en la década de los noventa cuánto cambiaría esta nueva tecnología al mundo; aún era una apuesta para un partido que estaba dispuesto a controlar la difusión de información. El riesgo valió la pena, pues China se convirtió en un líder mundial en tecnología de la información y el Partido Comunista se mantuvo en el poder.

3) El tercer riesgo fue abrir las puertas del país y permitir que la gente saliera. El éxodo comenzó de forma suave pero constante. Desde 2007, el número de visitas al exterior realizadas por chinos se ha más que triplicado. Para sacar provecho al auge del turismo chino, muchos países han reducido significativamente los requisitos de visa; otros han abierto sus puertas para dar residencia permanente a los migrantes chinos, aunque a cierto precio.

Para algunos en los países de acogida, la llegada y presencia de los chinos es sinónimo de bonanza. Sin embargo este proceso también ha alimentado el resentimiento teñido de racismo. En Australia, las personas están preocupadas por el aumento de los precios de las propiedades atribuido a la demanda china. En países africanos, la gente se queja de la competencia que representan los comerciantes y las empresas de construcción de China. En Italia, los chinos son percibidos como una amenaza para la industria textil.

También hay miedos políticos y de seguridad por parte de occidente. En Occidente crece la preocupación por la alta dependencia que tienen las universidades de los ingresos provenientes de alumnos chinos, así como por la exposición al riesgo de espionaje a los laboratorios de alta tecnología y por una posible interferencia ideológica por parte del estado chino en las universidades. Algunos gobiernos comienzan a temer que al tener millones de ciudadanos en el extranjero, esto motive a China a aumentar su poder militar.

Los políticos de occidente podrían mostrar más entusiasmo frente a la ola de visitantes chinos si se pensará que al regresar a su país lo transformaran con las ideas liberales que han recogido en el extranjero. Sin embargo la evidencia de esto es escasa. Aunque China se ha vuelto más abierta y global, Xi Jinping -el presidente chino- se ha concentrado en atacar cada vez más a las libertades civiles, militarizar el Mar Meridional de China y exprimir a las empresas extranjeras en materia de propiedad intelectual. La situación no parece ser sencilla para Occidente. Tampoco lo es para los chinos que viajan al exterior, pues el contacto con las costumbres de occidente parece generar más desprecio que atracción. Sin embargo, aún es muy pronto para evaluar los efectos del mayor flujo de personas entre China y el exterior. Tal vez a la larga las imágenes y relatos que envíen a las personas en su país los millones de turistas chinos que viajen a occidente den al estado chino razones para preocuparse.


[1] Por comunistas la nota hace referencia a los gobiernos anteriores a Deng Xiaoping.

Datos cruciales: 

1. La cifra actual de viajes realizados al exterior por ciudadanos chinos es de 130 millones al año, dicha cifra podría alcanzar los 200 millones al año en 2020.

2. Desde 2007, las visitas de chinos al exterior se han más que triplicado.

3. Gráfico 1:
a. Estados Unidos tiene más de 3 millones de ciudadanos chinos como residentes permanentes.
b. Hong Kong tiene aproximadamente 2.5 millones de ciudadanos chinos como residentes permanentes.
c. Canadá tiene más de 1 millón de ciudadanos chinos como residentes permanentes.
d. Japón tiene más de 0.5 millones de ciudadanos chinos como residentes permanentes.
e. Corea del Sur tiene más de 0.5 millones de ciudadanos chinos como residentes permanentes.
f. Otros países con población significativa de chinos como residentes permanentes: Australia, Indonesia, Malasia, Singapur, Reino Unido, España, Italia, Alemania, Francia, etc.
g. Estados Unidos es el mayor destino de los flujos de inversión directa neta de China hacia el exterior, cercano a los 16 mil millones de dólares.
h. Hong Kong es el segundo destino de flujos de inversión directa neta de China hacia el exterior, cercano a los 8 mil millones de dólares
i. Australia, Canadá y Alemania son los siguientes destinos de flujos de inversión directa neta de China hacia el exterior, menores a 4 mil millones de dólares.

Nexo con el tema que estudiamos: 

Algo parece estar cambiando desde hace un cuarto siglo en China. Las políticas que impedían la salida masiva de personas en su territorio ahora son reemplazadas por políticas que promueven los viajes al extranjero por parte de la población. Esto puede representar ventajas y desventajas para el gobierno del Partido Comunista Chino. Las tasas de retorno de los chinos a su país son ventajosas ya que permite la adquisición de conocimientos fuera de China, mientras que las tasas de expulsión de chinos por trabajo y estudio resuelven las contradicciones producto de un exceso de población. China tiene la ventaja de tener una gran población, y esta al salir de sus fronteras le permite tener una influencia aún mayor a lo largo y ancho del globo.

Sin embargo, abrir las puertas también representa la posibilidad de que algo indeseado entre. China debe prepararse ante las intromisiones que posiblemente serán más constantes en el mediano plazo.