The Trump boom. Business in the Republicans' America is flourishing, but also changing. The tech sector is changing the corporate world

Cita: 

The Economist [2018], "The Trump boom. Business in the Republicans' America is flourishing, but also changing. The tech sector is changing the corporate world", The Economist, London, 26 de mayo, https://www.economist.com/briefing/2018/05/24/business-in-the-republican...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Mayo 26, 2018
Tema: 
Las implicaciones sociales de las medidas económicas tomadas por Donald Trump en una nueva era de monopolios
Idea principal: 

La administración de Donald Trump está buscando convencer que la solución para el crecimiento de la inversión a largo plazo y el incremento de niveles de competencia, productividad y remuneraciones (variables que se supone harán de Estados Unidos una nación más próspera) no reside en la restricción de los negocios sino su liberación, así inicia el artículo de The Economist. El análisis al que el mismo medio somete a las medidas del ala republicana estadounidense en materia económica vierten algunos resultados importantes con respecto al examen del capitalismo en su dinámica actual.

Algunos empresarios reconocen que el camino es largo e incierto con respecto al presente. Jamie Dimon director del banco de inversión JPMorgan Chase y Larry Flinck director de Black Rock declaran que "Las personas jóvenes en Estados Unidos, serán quienes heredaran la nación más próspera del planeta; parecen ser algo pesimistas acerca del futuro y el capitalismo" mostrando su preocupación por la frustración popular y la aprehensión con respecto del futuro ante un presente lleno de especulación e incertidumbre.

La “frustración es sencilla de comprender” si se considera el patrón aparentemente similar al de las pasadas administraciones en que el sector más cuidado ha sido el de las grandes corporaciones pero no la sociedad en general. Esto ha llevado a suponer que algunas consecuencias anteriormente experimentadas se puedan llegar a repetir con la maximización de ganancias para las grandes empresas con una baja productividad laboral.

En lo referente a lo anterior, en los últimos años, para la sociedad las cosas han sido poco alentadoras. Pese a que las mayores empresas del S&P 500 mostraron números de crecimiento importantes, esto no implicó que se tradujeran en un mejor nivel de ingresos para sus trabajadores. En este sentido, pese a las cifras positivas en ingresos, en los últimos años se ha experimentado un bajo nivel de inversión (varias fusiones y poca consolidación)[1], lo que ha significado un declive importante en los niveles de productividad y una caída visible de los salarios [2]

La mayoría de los estadounidenses simplemente concluyen que la administración de Obama habría traído efectos negativos sobre el amplio sector social. Apostando a la lectura de algunas coordenadas para la reflexión de las políticas económicas impulsadas en Estados Unidos a nivel corporativo como "los efectos en la inversión para el crecimiento a largo plazo; el incremento de los niveles de competencia y remuneración" The Economist afirma que pese a la dificultad del desenredo del recubrimiento impulsado por Barack Obama, sin mencionar el robusto crecimiento global, la administración de Trump y su actitud con respecto a las empresas muestra una-mesurada-mejoría.

Por lo anterior, a diferencia de Obama, el giro en el timón por el presidente Donald Trump como respuesta a la baja productividad laboral, caída de los salarios, ganancias e inversión corporativa experimentada a nivel mundial durante 2016 consistió en ir contracorriente: recortes de impuestos y la imposición de medidas proteccionistas al exterior para asegurar que los empresarios ganen. Actualmente, el nivel de confianza en Donald Trump de los líderes de las grandes corporaciones en Estados Unidos –después de las medidas tomadas con respecto a los impuestos– es favorable y también se evidencia en sus utilidades en el índice S&P 500 en el que más de una tercera parte de las empresas muestra el crecimiento de sus ventas destacando firmas como Blackstone.[3]

Pero el examen al capitalismo no debe abocarse en la aparente bonanza de los grandes corporativos y su crecimiento en utilidades. El análisis de los resultados hasta ahora obtenidos necesita ser mirado en el marco de un panorama más amplio en resultados en los que se incluyan los obtenidos frente a la sociedad y por ende en su nivel de ingresos. El artículo señala algunos ejes sobre los cuales se puede llevar a cabo una reflexión más profunda de éstos con las medidas implementadas por los republicanos. Los tres ejes propuestos son: “examinar si la inversión está creciendo, si los empleados están mejor y si hay suficiente competencia, lo que debería reducir los precios y aumentar la productividad.”

En cuanto a la inversión, lo que se puede visualizar es un fuerte apoyo que se ha traducido en el recorte de impuestos, des-regularización, "comercio justo", infraestructura y acceso a Trump y/o a las corporaciones de mayor impacto principalmente en el sector de la tecnología por parte de la misma administración republicana. Con esta actitud Donald Trump ha cumplido en gran medida sus promesas de campaña junto con el impulso al sector energético y las industrias.

El mercado está cambiando y tiñe negativamente el optimismo que existe entre pequeñas y grandes empresas debido a la superación del periodo de "estancamiento secular" y exceso de ahorro, el modelo económico sigue siendo el mismo aunque de manera exacerbada -siendo extremadamente permisivo con las grandes corporaciones- dando lugar a una nueva era de monopolios.

En tal sentido, en rasgos generales, el nivel de inversiones se ha canalizado principalmente al sector de la tecnología; la sectorización de dicha inversión ha sido criticada desde los primeros días de la administración de Trump debido a que esta actitud ha ocasionado el socavamiento de otras áreas en las que se necesita la inversión pública. Las energías del gobierno se han centrado en la generación de redes clientelares[4] y de prendas entre el sector público y privado.

La política de clientelismo seguida por el presidente de los Estados Unidos ha ocasionado un vacío de atención del gobierno y su presupuesto en cuestiones tan básicas como la reconstrucción de vías públicas (infraestructura). Pese a lo anterior, también se advierte que la inversión en el ámbito de la tecnología tiene como atenuante principal los patrones de competencia actuales que han puesto a esta industria en su ápice como el sector más estratégico, junto con el de energías de nueva generación.

Al respecto del último punto mencionado algunos datos son interesantes. Según información de Bloomberg el total de inversión (en capital y de proyectos para la investigación y el desarrollo) ha mostrado una mejoría de casi de una quinta parte en el primer cuarto del año 2018 con respecto al 2017[5]. Esta situación resulta innovadora en dos sentidos, el primero es con respecto a las nuevas empresas que encabezan dicha inversión en el listado del S&P 500, pues hoy por hoy son Alphabet, Amazon, Apple, Intel y Microsoft quienes han desbancado a las firmas líderes por tradición AT&T, Chevron, ExxonMobil, General Electric y Verizon.[6]

De igual forma, los niveles de reinversión que se conglomeran en este mismo sector de empresas es notable[7]. Las empresas dedicadas a la tecnología no solo reinvierten y acumulan lo recaudado, sino que su nivel de inversión ha sobrepasado al de las empresas dedicadas a otros ramos[8].

Pese a la caída de la inversión extranjera, hay evidencia de un crecimiento diferencial de mil millones de dólares entre la administración de Barack Obama y Donald Trump, el incremento se ha dado desde el primer año de la administración de éste último con una alza de 10 mil millones de dólares una semana después de la aplicación de la reforma fiscal. El flujo de dicha de inversión interna se ha enfocado principalmente a las industrias intensivas de propiedad intelectual así como a la tecnología y la biotecnología. La diferencia con la administración de Obama es evidente: "Cinco años atrás se destinaba solo un cuarto del total a este sector; ahora se encuentra arriba de la mitad"

La situación es similar en el ámbito de la inversión extranjera: un modesto crecimiento que abarca solo un sector en específico. Un ejemplo de ello, es Toyota y las ganancias de otras compañías que han sido sectorizadas para la inversión en fábricas de construcción, Sin embargo, a diferencia de la situación experimentada en empresas locales, los números anunciados para la inversión extranjera el primer cuarto del presente año han caído en un 29% comparado con el 2017.

En materia de fiscal, la reforma sobre el sistema de impuestos aprobada en diciembre pasado ha dado “un respiro” a las grandes corporaciones de Estados Unidos, limitando la aplicación de impuestos sobre las ganancias extranjeras y la repatriación de ganancias.[9]

Con respecto a la des-regularización, la administración de Trump ha hecho mención de que ha emitido menos regulaciones que en el primer año de la administración de Barack Obama y durante el 2001 con la administración George Bush, lo que hace pensar que la promesa a las grandes corporaciones habrá de ser cumplida contra cualquier expectativa en contra de dicha medida.[10]

El último ámbito de análisis es el de las medidas comerciales proteccionistas, las cuales no han caído mal a la élite empresarial de los Estados Unidos , menos aun cuando se trata de competidores del potencial productivo que poseen las empresas chinas. En este mismo orden de ideas, los líderes corporativos en el esquema de comercio activos en otras regiones, se encuentran sumamente confiados en que los costos mayores recaerán sobre los consumidores.

Uno de los principales barómetros al respecto de lo descrito actualmente es la confianza en la negociación de Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) medida a través de la compañía ferroviaria Kansas City Southern, encargada de traer carros y repuestos a través de la frontera con México. Tras una caída en 2016, las acciones se han compuesto por lo que hay pocas señales de que las grandes empresas busquen rehacer las cadenas de suministro. Corroborando lo anterior el Banco de Pagos Internacionales ha generado una simulación del impacto en las cadenas de suministro de 17 sectores industriales de Estados Unidos aplicando un arancel del 20% sobre los bienes mexicanos y chinos, la media del aumento en el costo fue de 1%, máximo 2%.

Esto en parte ha sido debido a que las ganancias de las subsidiarias y ventas en el exterior a penas han crecido desde 2008; las ganancias extranjeras por ahora son del 20% por abajo del 32% obtenido antes de la administración de Trump.

Al parecer las medidas tomadas en Estados Unidos han traído mejores resultados que los esperados en el sector empresarial, pero qué se puede esperar entonces de sus repercusiones sociales. Hay preguntas clave que pueden dar una noción más enfocada del por qué de la frustración social anteriormente mencionada con este nuevo modelo de monopolios seguido por Estados Unidos, principalmente el tema del empleo:

1.- ¿Una mejor competitividad resolverá el tema del salario?

En cuanto a la inversión de los negocios, el resultado no es muy distinto con respecto a años anteriores. La gran sorpresa es la expansión del listado de corporaciones que han experimentado un aumento en utilidades; se espera que ello se traduzca en mayores inversiones y continúe fortaleciendo al ramo tecnológico[12], que se perfila para ser el sector estratégico no solo de hoy, sino del futuro estadounidense –del que vale decir también dependen varios de sus escenarios de guerra.

2.- ¿Un mayor grado de inversiones ha traído o traerá dinamismo a la economía estadounidense?

El escenario actual muestra “un aumento desalentador de la destrucción” de la creatividad lo que ha beneficiado a las grandes firmas que solo se han enfocado en generar grandes ganancias que como se advertía anteriormente solo pertenecen a ciertos sectores. De esta forma, y sin competencia de las pequeñas empresas han monopolizado y generado oligopolios de la producción (fortaleciéndose de algunas fusiones), inhibiendo cualquier intento de innovación de parte de estas ­–pequeñas empresas- y con el aumento de precios.

El número de medidas que han buscado beneficiar a las grandes corporaciones no ha generado un mayor dinamismo de la economía de Estados Unidos, pero si un aumento de concentración de la riqueza que con las nuevas redes clientelares se han vuelto imparables y poco competitivas (pues en el mercado interno no hay quien les compita con las medidas que les han favorecido).

3.- ¿La medidas de la administración de Donald Trump han traído mejores empleos?

El artículo refiere a que pese a que las diferentes medidas parecen haber entrado en marcha como una energía subyugante con respecto a otras posturas, las redes que se han creado y que han llevado a la concentración económica en unas pocas manos ha apostado a dar al traste al ideal de que el éxito empresarial –principalmente en el sector de la tecnología y de las energías de nueva generación(el gas shale) – traiga consigo mejores y mayores cantidad de empleos.[13]

Desde otro enfoque, la ley impositiva republicana que ha llevado a la reducción de grabación de algunas empresas si bien no ha asegurado llegar al nivel del bache actual, ha ido menguado los efectos que los impuestos elevados habían traído al trabajador mostrando una mejoría–incierta– paulatinamente con el aumento de empleos y del salario con predominio en industrias de fabricación de artículos(cíclicas) como la construcción y negocios minorista[14]

Por último, considerando los bémoles por lo que atraviesa la economía del hegemón capitalista se concluye: "Por el momento […]los republicanos tienen algo que se parece al impulso que querían. Pero la forma en que la inversión y el poder para interrumpir se concentran hace que sea diferente a cualquier auge comercial anterior. Y lo que esas empresas, y las tecnologías que impulsan su éxito, significarán para el empleo, la desigualdad y la forma de la economía sigue siendo opaco. No está nada claro que su impacto reparará la legitimidad del capitalismo a los ojos del público estadounidense."

Datos cruciales: 

[1] La pasada década fue muy buena para los accionistas pero no para la sociedad, llevando a cabo una comparación del periodo de 2009-2017 con respecto a los 50 años pasados las ganancias fueron en promedio 31% más altas en relación al PIB, el principal problema del periodo entre 2009-2017 fue la casi nula inversión siendo 4% más bajas que PIB de los 50 años previos.

[2] El bajo nivel de competencia se tradujo en un bajo nivel de productividad laboral generando en una caída de salarios del 10% en Estados Unidos.

[3]Las firmas del Index S&P 500 reflejan una alza de 22% en ganancias durante el primer cuato de este año con respecto al año previo(2017) o del 9% si se excluyen los beneficios del reciente recorte de impuestos, en su generalidad el 89% de las empresas en este índice muestran aumento en sus ventas.

[4]Al respecto de este tipo de prácticas exacerbadas del gobierno de Donald Trump en su administración se puede traer a relucir dos casos. El primero de ellos es el caso de Hock Tan Presidente de Broadcom(líder en la producción de circuitos de banda ancha en EEUU), quien después de mostrarse cercano al Presidente en marzo de este año buscaría su fusión con Qualcomm liaría su relación además de bloquerse su iniciativa por cuestiones de seguridad nacional. En 2017, AT & T, que está tratando de comprar Time Warner, pagó a Michael Cohen, abogado personal de Trump, $ 600,000 por asesoramiento. Ahora dice que lamenta esto.

[5]En realidad en cuanto a crecimiento de inversiones no hay nada fuera de lo común solo un número del 7% que resulta convencional con respecto a 2017 y bajo con respecto al 10% de mediados del siglo XXI. Lo importante es notar el sector de la inversión pues es en Investigación y Desarrollo en el que 2018 ha reportado un aumeto de 19% en su primer trimestre(similar a 2007) con respecto a 2017 como se muestra en la segunda gráfica del mismo artículo.

[6] las 100 empresas que encabezan el Ìndex S&P 500 aseguran que para mediados de este año sus gastos aumentaran a 10% que también implicaría un aumento en inversiones.

[7]La parte de su flujo d que reinvierten ha aumentado del 40% en 2010 a más del 50%, nivel similar al de las empresas no tecnológicas. Casi la mitad de su inversión es en propiedades, planta y equipo. Alphabet está invirtiendo dinero en los centros de datos y una remodelación de Chelsea Market en Nueva York. Amazon está construyendo centros de cumplimiento de comercio electrónico. Las empresas de semiconductores están expandiendo plantas que fabrican chips para el aprendizaje automático y autos autónomos. Además, las empresas de tecnología también están invirtiendo en nombre de las empresas ordinarias mediante la creación de capacidad de computación en la nube que está reemplazando cada vez más las inversiones de TI internas de otras empresas.

[8]En el primer trimestre, las empresas de tecnología(Alphabet, Amazon, Apple, Intel y Microsoft. ) representaron el 26% de la capitalización bursátil del S & P 500, el 31% de su inversión y un asombroso 47% del aumento absoluto de esa inversión que se puede observar en el gráfica 4 del mismo artículo. Los presupuestos para 2018 sugieren una mezcla similar.

[9]El ahorro neto de estas empresas tras la aplicación de la reforma fiscal se calculan entre $100 mil millones de dólares en 2019 o el 6% de las ganancias nacionales antes de la ley de impuestos en 2017.

[10]Se calcula que la el promedio de aprobación de medidas restrictivas con respecto a las corporaciones es un 60% menos que en el primer año de Barack Obama en 2009 y 38% menos que George Bush . Por ejemplo, el Tesoro y los supervisores financieros hicieron las pruebas de estrés que los bancos enfrentan menos elaboradas, y el 22 de mayo la Cámara aprobó un proyecto de ley que exime a los bancos con menos de $ 250 mil millones de dólares de activos de algunas reglas.

[11] El Banco de Pagos Internacionales simuló el impacto en 17 cadenas de suministro de aquel país por el arancel del 20% a China y México, los costos oscilaron entre 1% y 2%.

[12] Se vive un fenómeno similar con las empresas extranjeras que experimental un crecimiento moderstoy sectorial, tal es el caso de Toyota y otras compañías deseosas de congraciarse han anunciado planes para construir fábricas. Pero el número de proyectos greenfield con respaldo extranjero (creación de activos físicos como plantas) anunciados en el primer trimestre de 2018 cayó un 29% en comparación con 2017, según fDi Markets, una firma de datos. Las adquisiciones entrantes y las inversiones de capital de riesgo y de capital privado, que ascendieron a $ 6 millones de dólares por semana durante el segundo mandato de Obama, recogieron hasta $ 7 millones una semana después de las elecciones de 2016, y han aumentado hasta $ 10 millones por semana desde la reforma fiscal. Sin embargo, el flujo está muy sesgado hacia las industrias de propiedad intelectual intensiva, como la tecnología y la biotecnología. Hace cinco años, estos representaban aproximadamente una cuarta parte del total; ahora son hasta la mitad.

[13]Aunque las empresas esperan que los salarios continúen aumentando, no hay evidencia de que los gerentes esperen un gran cambio en el equilibrio entre capital y trabajo. Muy pocas empresas divulgan sus facturas salariales totales, pero las grandes que parecen relajados sobre la presión a corto plazo. Algunos ejemplos son la firma del Sr. Dimon, JPMorgan Chase que emplea a 250 000 cajeros, trabajadores del centro de llamadas, administradores y banqueros, y el nivel de ingreso de sus trabajadores se ha mantenido igual en poco menos de una década pese a que sus ganancias aumentaron un 7% más que en relación al año pasado. Otro ejemplo es Ups coyo aumento salarial de 9% en el primer trimestre, no va a la par de su aumento en ventas. La centricidad tecnológica del aumento de la inversión plantea grandes interrogantes sobre cómo les irá a los empleados. La inversión tecnológica podría crear, aumentar o sustituir puestos de trabajo. Algunas empresas tecnológicas están hambrientas de mano de obra; otros no como Amazon que emplea a 11,000 empleados por un billón de dólares de capital fijo, mientras que para Facebook la cifra es de solo 1,500. Para un posible futuro, suponga que el cambio actual en la combinación de inversiones continúa, con el crecimiento de la tecnología y la disminución de otras empresas, y que cada empresa mantenga la misma proporción de trabajadores con respecto al capital. Durante cinco años, las empresas en el S & P 500 verían un aumento del 13% en los activos fijos netos, pero las nóminas se reducirían en un 4%.

[14] El nivel de pagos de todas la empresas se ha elevado a un 5% de enero a marzo comparado con el año pasado. La participación de ganancias brutas que se paga a los trabajadores es de 2% más que en 2014(78%) aunque aun se encuentra lejos del 82% de hace cincuenta años

Nexo con el tema que estudiamos: 

La política económica seguida por Donald Trump ha tenido una relación estrecha con el fortalecimiento de su posición mediante la generación de alianzas y el enarbolamiento de vínculos con las principales corporaciones de su país. La relación entre el ámbito público y el privado han llevado a establecer un vínculo tan estrcho que hoy en día es complejo entender a los Estados Unidos sin llevar a cabo una reflexión y/o análisis un poco más allá con respecto al actuar y el poder que sus principales firmas han logrado obtener en esta nueva era de monopolios y políticas de "máxima libertad" alcanzada con Trump.

En el análisis presentado por The Economist los directores ejecutivos de las corporaciones están contentos con la administración Trump por las medidas que éste ha tomado para elevar las ganancias en el corto plazo (disminución de impuestos y fijación de aranceles en el comercio con China). Estas ventajas en el corto plazo, empero, podrían traducirse en debilidades en el largo plazo.