Corporate warriors. The rise of the privatized military industry and its ramifications for international security

Cita: 

Singer, P. W. [2001], "Corporate warriors. The rise of the privatized military industry and its ramifications for international security", International security, Cambridge MA, MIT Press, 26(3):186-220, invierno.

Fuente: 
Artículo científico
Fecha de publicación: 
Diciembre, 2001
Tema: 
Surgimiento, características, organización e importancia de la industria militar privatizada
Idea principal: 

P.W. Singer es investigador del think tank New America Foundation. Anteriormente fue investigador del programa de estudios en política exterior y director del Centro para la seguridad y la inteligencia en el siglo XXI en Brookings Institution. Es autor del libro Cybersecurity and Cyberwar: What Everyone Needs to Know (Oxford University Press, 2014).


¿Qué tienen en común actores tan distintos entre sí como una potencia regional que planea una guerra, una milicia que busca revertir sus pérdidas en batalla, una empresa transnacional que busca terminar con los ataques de rebeldes contra sus instalaciones, un cártel de la droga que busca aumentar su capacidad tecnológica militar y un grupo de ayuda humanitaria que requiere protección en zonas de conflicto? A pesar de sus enormes diferencias de tamaño, poder, ubicación, legitimidad y objetivos, todos estos actores tienen en común que cuando se enfrentan a diversas necesidades de seguridad, todos ellos recurren a apoyo militar externo. Este apoyo no proviene de un estado o una organización internacional, sino de las "empresas militares privadas" (EMP) del mercado global.

Las EMP son "organizaciones con fines de lucro que venden servicios profesionales intrincadamente relacionados con la guerra" (p. 186); ofrecen habilidades militares especializadas: planeación estratégica, operaciones tácticas de combate, entrenamiento militar y asistencia técnica. El ascenso de las EMP permite acceder a cualquiera a los servicios más diversos del espectro militar.

Las EMP representan una de las características más destacadas en los campos de batalla modernos y su importancia en la guerra es cada vez mayor. El surgimiento y consolidación de la industria militar privada está rompiendo el monopolio del uso de la violencia que estaba en manos del estado. Asimismo, las EMP "pueden bien presagiar el nuevo rostro comercial de la guerra" (p. 187). Esto no significa, empero, que el estado esté desapareciendo. La realidad es más compleja: "al privatizar la seguridad y el uso de la violencia, desplazándola del dominio del estado hacia el interés privado, el estado está siendo al mismo tiempo fortalecido y desmontado".

El artículo busca definir a la industria militar privatizada, establecer una estructura teórica para estudiarla y explorar los impactos y riesgos que trae para la dinámica de la guerra. Está dividido en tres secciones. La primera discute el surgimiento y expansión de las EMP, sus características distintivas y las razones detrás del surgimiento de la industria. La segunda sección examina la organización y operación de estos nuevos sujetos a nivel de industria. La tercera sección plantea algunas consecuencias potenciales de la actividad de las EMP en la seguridad internacional, discutiendo las complicaciones que esta industria naciente trae consigo.

La emergencia de la industria militar privatizada

La actividad y relevancia de la industria militar privatizada ha aumentado enormemente en años recientes. Esta sección explica la emergencia de este fenómeno, explorando su amplitud e importancia, así como la historia de los actores con motivaciones privadas en el ámbito militar.

El alcance global de la industria militar privatizada

La actividad de las EMP se remonta al fin de la guerra fría. Sus operaciones se han dado tanto para estados ricos como para estados pobres (Arabia Saudí, Congo y Angola) en una gran variedad de actividades con importancia estratégica igualmente variable, que van desde el control casi total de los sistemas de defensa hasta el entrenamiento de soldados y asesoría de los responsables de las fuerzas terrestres, aéreas y marítimas. Incluso Estados Unidos, "la única superpotencia restante en el mundo", depende de las EMP para muchas de sus actividades militares desde el final de la guerra fría. Las EMP ofrecen sus servicios no sólo durante los conflictos bélicos, sino también antes y después de estos.

Las corporaciones, los estados y las organizaciones internacionales dependen cada vez más de los servicios militares ofrecidos por empresas privadas en el mercado. El autor considera que la comprensión que se tiene de este mercado es bastante limitada en lo teórico y conceptual, pues mucho de lo que se ha escrito se concentra en estudios de caso de empresas individuales y se limita a estudiar regiones específicas, pero no se ha estudiado a la industria en su conjunto. Tampoco se han construido marcos de análisis para evaluar el impacto de las actividades de las EMP, ni se ha examinado la industria desde una perspectiva económica o política, ni se ha explorado lo que la presencia de estas empresas significa para los estudios sobre la seguridad. A esto hay que añadir que muchos de los estudios sobre la industria están altamente polarizados y tienden a elogiar a las empresas o a condenar su propia existencia.

Los militares privados en la historia: distinguiendo la ola corporativa

Un supuesto generalizado sobre la guerra es que quienes participan en ella son ejércitos de ciudadanos que luchan por una causa política común. Este supuesto es una idealización. A lo largo de la historia, en la guerra han participado entidades privadas en busca de ganancias que no son leales a ningún gobierno. "De hecho, el monopolio del estado sobre la violencia es la excepción y no la regla en la historia. [...] La provisión privada de la violencia era un aspecto rutinario de las relaciones internacionales antes del siglo XX" (p. 190).

El propio estado moderno, que apareció hace aproximadamente 400 años, ha dependido ampliamente de las fuentes militares privadas para consolidar y mantener su poder. No fue sino hasta el siglo XX que el sistema de estados y el concepto de soberanía estatal se difundieron por todo el mundo. En ese momento comenzaron a construirse normas contra los ejércitos privados. Los principales sujetos de las actividades militares privadas pasaron a ser ex-soldados independientes [freelancing ex-soldiers], a los que hoy conocemos como mercenarios, cuya principal motivación eran las ganancias personales. Los mercenarios trabajan sólo para un cliente a la vez y, al concentrarse exclusivamente en el combate, proporcionan un único servicio: "armas en alquiler" [arms for hire]. Además de que están prohibidos por la ley internacional (y no obstante existen en todos los conflictos en curso), los mercenarios carecen de cohesión y disciplina y, por tanto, su impacto estratégico es limitado.

Las EMP "representan la evolución de los actores privados en la guerra" (p. 191). Para entenderlas, el factor analítico crítico es su forma corporativa: están organizadas de forma jerárquica, son empresas registradas y consideradas como legales que comercian y compiten abiertamente en el mercado internacional y ofrecen una gama de servicios militares más amplios a una variedad más grande de clientes. Su forma corporativa les ofrece, además, ciertas ventajas en eficiencia.

Las EMP están unidas mediante acuerdos financieros a otras empresas tanto dentro de su industria como fuera de ella. Las EMP más importantes son subsidiarias de grandes corporaciones que cotizan en bolsa de valores.

La corporativización de las EMP también significa que no se guían por la obtención de ganancias individuales ni carecen de organización como los mercenarios, sino que se guían por un esquema de ganancias empresariales y de jerarquías corporativas permanentes; lo que importa en la EMP no es, por tanto, de qué personas está compuesta, sino la estructura misma. Asimismo, a diferencia de los mercenarios, las EMP están vinculadas a sus clientes mediante contratos; debido a ello, se puede confiar en ellas de forma más duradera. Otra diferencia de las EMP es que pueden trabajar para numerosos clientes ofreciendo múltiples servicios de forma simultánea, algo que los mercenarios no podrían hacer.

Razones detrás de la privatización militar

La consolidación de la industria militar privatizada es representativa de los cambios en la seguridad global ocurridos a finales del siglo XX y a inicios del siglo XXI. Tres importantes procesos confluyeron para crear un espacio para el establecimiento de la industria militar privatizada y para generar demanda hacia esta industria: el fin de la guerra fría y el vacío que ello produjo en el mercado de seguridad; las transformaciones en la naturaleza de la guerra; y el auge normativo de la privatización.

El vacío en el mercado de la seguridad. Las EMP han venido a llenar el vacío que surge en el nuevo orden mundial posterior a la guerra fría. La guerra fría fue un periodo de hipermilitarización. Su fin implicó cambios importantes, entre ellos la reducción del tamaño de los ejércitos, que alimentó la oferta de trabajadores y de capital para las EMP. Al concluir la guerra fría el personal de los ejércitos del mundo se redujo en más de seis millones de personas; ante la búsqueda de empleo, unidades enteras (muchas de ellas de élite) conservaron su estructura organizativa y se convirtieron en empresas privadas. Asimismo, con la reducción del tamaño de los ejércitos comenzaron a venderse en el mercado armas de todo tipo (desde pistolas y municiones hasta aviones de combate) a quien pudiera comprarlos. Por otra parte, con el fin de la guerra fría surgieron nuevas amenazas a la seguridad (algunas de ellas implicaban conflictos étnicos o internos) que involucraron a nuevos actores no estatales con la capacidad de vulnerar la seguridad y estabilidad de las sociedades (redes terroristas, criminales internacionales, cárteles de la droga, entre otros). El surgimiento de nuevas áreas de inestabilidad, la menor intervención por parte de las potencias extranjeras en los conflictos internos y la menor capacidad de los estados para responder a las nuevas amenazas crearon las condiciones de demanda para las EMP y fueron el catalizador para el surgimiento de la industria militar privatizada.

Transformaciones en la naturaleza de la guerra. La guerra ha experimentado numerosas transformaciones. Hasta hace poco, las guerras se decidían en confrontaciones entre grandes números de soldados que combatían en grandes frentes. Actualmente, con el acceso a tecnologías avanzadas, momentos estratégicos de la guerra son decididos por soldados que no están en el campo de batalla. Hay, por tanto, cambios sustanciales en la forma en que se lleva a cabo la guerra; en la complejidad y el nivel de tecnología incorporado en la guerra; en la "naturaleza" y carácter de los soldados y los actores de la guerra (que se han vuelto más diversos, al igual que sus motivaciones, que están orientadas cada vez más al crimen o al lucro). Estos cambios han aumentado la demanda de servicios técnicos y logísticos proporcionados por expertos de la industria militar privatizada.

Otra transformación crucial en los campos de batalla modernos es la creciente importancia de la información y su control. Adams, un experto citado por Singer, apunta que "el ejército de Estados Unidos ha concluido que en el futuro requerirá personal contratado, incluso en el área cercana a las batallas, para mantener sus sistemas más modernos en funcionamiento. Esto aplica especialmente para los sistemas de información. La guerra de información [information-warfare], de hecho, será dominada por mercenarios" (p. 196).

El poder de la privatización y la privatización del poder. En las décadas más recientes se ha dado un cambio normativo hacia la mercantilización y privatización de la esfera pública, bajo el supuesto de que el control privado y la competencia maximizan la eficiencia. De igual forma, la terciarización o subcontratación se ha convertido en una estrategia corporativa dominante. En este contexto, el viraje hacia los servicios militares privatizados y subcontratados se ha convertido no sólo en una opción viable sino en la solución preferida adoptada por las instituciones públicas y por las organizaciones privadas. Para Singer, la privatización de los servicios militares es la máxima expresión del neoliberalismo. La profundidad del cambio es tal que en estados tan diversos como Reino Unido, Alemania, Filipinas, Rusia y Estados Unidos el tamaño y presupuesto de las fuerzas de seguridad privada es superior al de las agencias públicas. Con la privatización de los servicios militares, el auge privatizador se ha extendido a áreas que antes eran de dominio exclusivo del estado, como los programas de bienestar, las prisiones, entre otras.

Organización y operación de la industria militar privatizada

Esta sección aborda la estructura del mercado militar privatizado y propone una clasificación de las empresas que participan en este mercado.

Características de la industria

La industria militar privatizada no es intensiva en capital, no requiere una gran inversión, tiene pocas barreras a la entrada y bajas economías de escala. A diferencia de los ejércitos estatales, que requieren presupuestos vastos y regulares, las EMP sólo necesitan un capital financiero e intelectual módico. Todas las herramientas e insumos que necesitan están disponibles en los mercados internacionales. Incluso el "insumo laboral", conformado mayormente por ex-soldados, es bastante abundante (a esto hay que añadir que las EMP son muy atractivas para los militares retirados, pues pagan salarios entre dos y diez veces superiores a los de los ejércitos estatales).

La expansión de la industria militar privada ha sido acíclica y sus ingresos han aumentado de forma constante. Al momento en que se publicó el artículo (2001), Singer estimaba que los ingresos anuales de estas empresas ascendían a 200 mil millones de dólares y que aumentarían en 85% en los países industrializados en los años siguientes.

Muchas de las EMP operan como "compañías virtuales": no tienen personal permanente sino bases de datos con personal calificado y subcontratistas especializados, a los que recurren cuando tienen un contrato. Esto les permite reducir costos y tener mayor eficiencia en sus operaciones.

Hay varios cientos de empresas en la industria y sus ingresos oscilan entre unos cuantos miles de dólares y 20 mil millones de dólares anuales. Existe una importante tendencia hacia la consolidación de la industria en grandes empresas transnacionales. La razón más importante para esta consolidación de la industria es que para competir en el mercado mundial es necesario tener una marca reconocida globalmente. No obstante, hay también un nicho para empresas pequeñas que pueden hacer acuerdos informales que las grandes empresas no pueden permitirse por el mayor escrutinio y monitoreo al que están sujetas por parte de los gobiernos y los inversionistas institucionales.

Clasificación de la industria: la tipología de la punta de lanza [tip-of-the-spear]

Existe diversidad en las funciones que cumplen las EMP y en los mercados a los que están dirigidas. Singer propone una tipología de "punta de lanza" para clasificar a las empresas en tres tipos: 1) empresas proveedoras militares [military provider firms], 2) empresas de consultoría militar [military consulting firms], y 3) empresas de apoyo militar [military support firms].

Tipo 1. Las empresas proveedoras militares ofrecen servicios en el frente del espacio de batalla y participan directamente de los combates, del mando y control de las unidades de batalla, o de ambas. Su principal función es proporcionar liderazgo y experiencia a las fuerzas de sus clientes en el campo de batalla. Sus clientes comúnmente tienen capacidades militares reducidas y se enfrentan a amenazas inmediatas de alto nivel. En este tipo destacan empresas como Executive Outcomes, Sandline y Airscan.

Tipo 2. Las empresas de consultoría militar ofrecen servicios de asesoría y entrenamiento, así como análisis estratégico, operativo y organizativo. A diferencia de las empresas de tipo 1, estas no participan directamente en combate sino que ofrecen la gestión y entrenamiento de las fuerzas militares de sus clientes; los riesgos finales en batalla son asumidos por los clientes. Los clientes de este tipo de empresas tienen necesidades menos inmediatas y se encuentran usualmente en procesos de reestructuración o en busca de aumentar sus capacidades. Los contratos entre las empresas y los clientes son de un plazo más largo y comúnmente son más lucrativos. Entre las empresas más importantes se encuentran MPRI (que emplea a más de 12 mil ex-militares, entre ellos generales de cuatro estrellas), Levdan, SAIC y Vinnell. En las actividades de este tipo participan también consultoras no militares como McKinsey y Accenture.

Tipo 3. Aunque no participan en la ejecución ni en la planeación de las operaciones de combate, las empresas de apoyo militar proporcionan servicios suplementarios y cumplen necesidades funcionales que caen dentro de la esfera militar (logística, apoyo técnico, transporte, etc.) que son cruciales para dichas operaciones. Los principales clientes de las empresas de tipo 3 participan en intervenciones de larga duración. Muchas de las empresas de este tipo son transnacionales que, tras alcanzar dominancia en sus inversiones previas, se expanden hacia el mercado de apoyo militar para obtener mayores ganancias. En esta situación se encuentran las transnacionales Halliburton y Ronco, entre otras.

Implicaciones de la industria militar privatizada para la seguridad internacional

Singer considera que aunque hay numerosas descripciones sobre las EMP y sus actividades, la discusión sobre las consecuencias de la industria militar privatizada en la seguridad internacional es bastante reducida. Por tanto, se examinan las consecuencias de la actividad de las EMP en la seguridad internacional en tres categorías: 1) la introducción de dilemas contractuales en el ambiente de seguridad; 2) el impacto potencial de la dinámica del mercado militar sobre las relaciones de seguridad; 3) el impacto político de las EMP como actores militares alternativos.

Dilemas contractuales

Existen tensiones entre los objetivos de los clientes de las EMP y el deseo de estas empresas por maximizar sus ganancias. Esto ha dado lugar a numerosos dilemas para las EMP, que ejecutan decisiones críticas para la seguridad del contratante y en muchos casos para el bien público, pero actúan como empresas privadas en busca de ganancias. A esto se añade que las preocupaciones en cualquier relación contractual (información incompleta o asimétrica, capacidad de control, entre otras) se exacerban al tratarse de contratos militares.

Dificultades de monitoreo. En los contratos militares la capacidad de monitoreo se vuelve extremadamente complicada, particularmente si se trata de un monitoreo extraterritorial. Esto puede dar lugar al incumplimiento o al cumplimiento incompleto de las obligaciones contractuales por parte de las EMP. Lo anterior se debe a que las EMP tienen incentivos no sólo para prolongar sus contratos sino también para evitar tomar riesgos que puedan poner en peligro sus propios activos corporativos. "El resultado puede ser un conflicto prolongado que quizá podría haber sido evitado si el cliente hubiera construido sus propias fuerzas militares o si hubiera monitoreado más de cerca a su agente privado" (p. 205).

Pérdida de control crítica. Conforme las EMP se vuelven más importantes, la dependencia de los clientes hacia los servicios que ofrecen aumenta. La dependencia hacia una empresa privada implica que una parte importante del éxito o fracaso militar del cliente es vulnerable a cambios en los costos de mercado y/o en los incentivos. Esta dependencia engendra dos riesgos potenciales para la seguridad del cliente: 1) que la empresa abandone al cliente; 2) que la empresa obtenga dominio sobre el cliente. La pérdida de control directo como resultado de la privatización representa riesgos no sólo para los clientes pequeños, también para los grandes estados. Una EMP no tendrá reparo en suspender un contrato si una situación se vuelve muy riesgosa en términos físicos o financieros. La ausencia de una legislación internacional aplicable facilita que las EMP no enfrenten riesgos reales de ser castigadas en caso de incumplir con sus obligaciones contractuales.

Nuevos incentivos. Otro riesgo de la subcontratación de las labores militares es que las motivaciones de la empresa pueden diferir de las de su cliente. Esto es particularmente problemático para los clientes de las EMP de tipo 1; usualmente los clientes de este tipo de empresas son quienes tienen menor capacidad de pago, mayor necesidad del servicio y mayor riesgo de incumplir los pagos a las EMP. Para compensar estos riesgos, se han negociado esquemas que buscan alinear los incentivos del cliente y los de las empresas. Estas negociaciones han tenido como resultado programas de privatización velada que, al hipotecar activos públicos valiosos (minas lucrativas, derechos de extracción de petróleo, etc.), compran la lealtad de la empresa hacia el cliente. Por ejemplo, si el cliente ofrece como pago a la EMP el derecho a explotar una mina lucrativa, esta promesa genera incentivos adicionales para que la EMP ataque al enemigo de su cliente para ganar el conflicto y asegurar su pago. Así es como regímenes pobres en Angola, Papúa Nueva Guinea y Sierra Leona pagaron por los servicios de las EMP.

Otras complicaciones adicionales a considerar al subcontratar servicios militares son: ¿qué sucede con la seguridad del cliente si la EMP quiebra o se fusiona? ¿Qué sucede si tras una adquisición los nuevos dueños de la EMP se oponen a las operaciones que hasta entonces venía realizando?

Dinámica de mercado y disrupciones

Una concepción tradicional de las relaciones internacionales es que los estados son los únicos actores relevantes en la política mundial. Esta concepción desestima la importancia de otros actores (como las EMP), así como de la dinámica del mercado militar y de otras disrupciones que pueden complejizar la seguridad internacional. "Cuando los poderes militares no son exclusivamente los estados soberanos sino que incluyen 'jugadores interdependientes que se encuentran en una red de transacciones trasnacionales', conceptos familiares como la simplificada 'correlación de fuerzas' pierden algo de su músculo analítico" (p. 208).

Se podría pensar que las EMP no representan un cambio importante para la seguridad internacional, pues son usadas por los estados como un mero instrumento para aumentar su poder. Sin embargo, la afirmación anterior ignora que las EMP son actores independientes y globalizados que operan mayormente por fuera del dominio de algún estado particular. A través de las EMP, sujetos estatales y no estatales pueden acceder a capacidades que anteriormente eran exclusivas de los ejércitos estatales; en no pocas ocasiones esto puede incluso constituir una amenaza para la soberanía de los estados.

Las siguientes subsecciones exploran la relación entre la mercantilización de las actividades militares y la seguridad internacional.

Capacidad de las EMP para transformar su poder económico limitado en poderío militar. La privatización del ámbito militar tiene como una de sus consecuencias la reducción de las barreras para adquirir poderío militar: los más diversos recursos y servicios militares están disponibles para cualquiera en el mercado abierto en cuestión de semanas o incluso de días. El resultado de esto es que la riqueza y la capacidad militar, la capacidad de transformar el dinero en fuerza, son más cercanas que en cualquier momento desde el siglo XVI. "Los activos económicos pueden ser transformados rápidamente en amenazas militares, lo que vuelve más amenazante al poder económico [...]. La emergencia de un nuevo tipo de empresa transnacional que depende de la existencia de conflicto para obtener ganancias va en contra del supuesto de que los actores no estatales generalmente están orientados a la paz" (pp. 209-210).

Nuevas complicaciones para estimar la correlación de fuerzas. Estimar la fuerza y las capacidades de un rival siempre ha sido complicado. La privatización de las actividades militares (que escapa al control de cualquier estado individual) genera complicaciones adicionales para determinar la correlación de fuerzas, en particular en los conflictos regionales. Cuando las EMP entran en juego, la predictibilidad y las relaciones de disuasión colapsan rápidamente. De igual forma, cuando la carrera armamentista se mueve hacia el mercado abierto es más difícil de controlar.

La otra cara de la moneda es que en algunos casos la industria militar privada puede actuar como un medio para reducir la tendencia hacia el conflicto. El anuncio de la contratación de una EMP puede hacer que los adversarios piensen dos veces antes de iniciar un conflicto, pues ello puede implicar costos inesperados. Para que estos anuncios tengan efecto es importante que las marcas corporativas tengan un potente efecto de disuasión.

Privatización de las alianzas. Durante y después de la guerra fría se han establecido relaciones entre estados fuertes y estados débiles que dependen del apoyo y asesoría militar de aquellos para tener seguridad. Pero este apoyo tiene un precio: a cambio, el estado fuerte obtiene concesiones favorables a sus intereses que de otra forma el estado débil no hubiera accedido a hacer. El acceso al mercado militar privatizado modifica sustancialmente estas relaciones. En lugar de tener que acceder a las demandas de los estados fuertes, los estados débiles prefieren ahora comprar en el mercado abierto servicios militares que necesitan para su seguridad. Esto disminuye las prerrogativas de los estados fuertes y modifica las alianzas entre estados.

Por otra parte, las EMP pueden debilitar los lazos que unen a los estados aliados al llevar a cabo tareas que tradicionalmente eran asumidas por algún estado particular en una suerte de división de tareas militares. Por ejemplo, hay tareas en la OTAN que han sido asumidas por Estados Unidos pero que podrían ser desempeñadas por EMP; esto podría modificar la forma de las alianzas existentes en dicha organización.

Las EMP pueden traer consigo nuevas formas de ayuda y de alianzas. Puesto que las EMP permiten transformar directamente los recursos financieros en poderío militar, ya no es necesario que los aliados de un país envíen a su propio personal militar para apoyarlo, sino que pueden brindar ayuda simplemente proporcionando dinero para comprar servicios militares a las EMP, reduciendo así su exposición y sus riesgos. Esto abre la posibilidad para que incluso individuos acaudalados u otros actores no estatales modifiquen la correlación de fuerzas a favor de su aliado en un conflicto armado.

Empoderamiento de actores no estatales. El acceso abierto a servicios militares que ha acompañado a la privatización de la industria militar ha fortalecido a los grupos no estatales y ha diversificado las opciones de que disponen. "Como resultado, los estados podrían eventualmente convertirse en algo parecido a los dinosaurios hacia el final del periodo cretáceo: poderosos pero estorbosos; aún no desbancados pero sin ser más los dueños indiscutibles de su ambiente" (p. 212).

Algunos ejecutivos de EMP afirman que sus empresas sólo trabajan para estados y, específicamente, para estados con gobiernos con buena reputación. Sin embargo, la estructura del mercado y los registros apuntan contra esta aseveración. En un mercado no regulado como el que existe actualmente, las empresas deciden con quién trabajar. Hasta ahora, han hecho contratos con todo tipo de clientes y su única limitación han sido los criterios de rentabilidad. Organizaciones criminales internacionales (como los cárteles colombianos) o grupos rebeldes (en Angola, Sierra Leona y Congo, entre otros) han hecho contratos con EMP de tipo 1 para recibir capacitación sobre el uso de tecnologías militares avanzadas, sobre contrainteligencia y guerra electrónica, entre otras. El aumento de la capacidad militar de los grupos no estatales ha provocado una ampliación de los conflictos y un debilitamiento relativo de los estados y de su capacidad de garantizar la seguridad.

Las EMP también ofrecen sus servicios a otros actores no estatales con mejor reputación, como organizaciones internacionales o regionales, incluida la Organización de Naciones Unidas (que recurre a los servicios de las EMP de tipo 3).

Impacto de las EMP en relación con el respeto a los derechos humanos. Existen preocupaciones en relación con el respeto a los derechos humanos durante los conflictos armados por parte de las EMP. Por una parte, estas empresas tienen incentivos para tener un buen comportamiento: sus ganancias en el largo plazo dependen parcialmente de su imagen pública. No obstante, tienen otros incentivos negativos que pueden ser aún más poderosos: la necesidad de cumplir con un contrato y el deseo de ser vistas como empresas que cumplen adecuadamente con sus objetivos. "Aunque es incorrecto suponer que las EMP simplemente matan por dinero, hay ciertas situaciones en las cuales los derechos humanos pueden ser transgredidos debido al interés corporativo" (p. 215).

Puede haber también mecanismos de selección adversos que atraigan a la industria a sujetos con mala reputación. Por ejemplo, las EMP como empleadoras buscan contratar a individuos que serán efectivos aunque tengan detrás historias de abuso a los derechos humanos. Y aunque las empresas hagan una selección escrupulosa de sus potenciales empleados antes de contratarlos, es difícil monitorearlos en el campo de batalla. Adicionalmente, las empresas tienen pocos incentivos para reportar las violaciones de derechos humanos cometidas por sus empleados. Por otra parte, aunque las empresas operen con buenas intenciones, no hay forma de garantizar que sus empleados o las capacidades militares que brindan no sean usados de formas no deseadas por la EMP o por sus clientes.

"En suma, la privatización no ofrece garantías sobre un comportamiento militar moral. Incluso puede generar incentivos contraproducentes. Las EMP, como las instituciones del estado, pueden servir a fines buenos y malos".

El impacto político de los actores militares alternativos

El surgimiento de la industria militar privatizada significa que el gobierno ya no es el único que puede ejecutar la política exterior y militar. Esta variable puede afectar el balance entre lo civil y lo militar y crear nuevos medios para evadir las restricciones de la política pública.

Alteraciones en el balance civil-militar. Las EMP son un nuevo tercer sujeto que modifica la relación tradicional entre lo civil y lo militar. El tipo y nivel de variación de las EMP sobre las relaciones cívico-militares depende del tipo de empresa y del tiempo que llevan desplegadas. Las EMP de tipo 1 y 2 tienden a representar la mayor amenaza al balance institucional, pues suplantan las principales posiciones y funciones militares. La posibilidad de desestabilización se vuelve mayor si los empleados de la EMP reciben pagos más altos, tienen mejor equipamiento u obstaculizan el ascenso de los soldados estatales.

Las EMP también pueden ayudar a estabilizar el balance cívico militar, dentro de ciertas circunstancias. Por ejemplo, ante la posibilidad de un golpe de estado, la contratación de una EMP de tipo 1 puede inclinar la correlación de fuerzas hacia el lado civil y disuadir a los golpistas. En tiempos de paz, las empresas de tipo 2 pueden participar de programas de reestructuración de largo plazo diseñados para generar un mayor control civil sobre los militares. La participación de las EMP de tipo 3 puede ayudar a la diferenciación entre las actividades que forman parte de la profesión militar y aquellas que pueden llevar a cabo los expertos civiles.

Elusión de los límites de la política pública. El poder ejecutivo podría utilizar a las EMP para evadir los límites que le ponen el poder legislativo o la opinión pública. Por ejemplo, en Estados Unidos se comenzaron a utilizar EMP de tipo 3 debido a los límites fijados por el Congreso para el tamaño de las tropas (si las actividades de logística y aprovisionamiento se subcontrataban, el número de efectivos en el campo de batalla podría aumentar). El recurso a EMP de tipo 1 y 2 podría tener implicaciones negativas graves sobre el principio democrático de pesos y contrapesos, pues podría dotar de mayor autonomía al poder ejecutivo para contratar servicios militares sin la autorización del legislativo. Esto puede tener la ventaja de tomar medidas rápidas y contundentes, que de otra manera podrían implicar más tiempo debido a la necesaria aprobación por el congreso.

Conclusión

El reciente surgimiento y consolidación de las EMP modificará las relaciones internacionales de forma sustancial. Por tanto, es necesario replantearse tanto la formulación de políticas como las teorías a partir de las cuales se piensan las relaciones internacionales y la seguridad internacional. La existencia de las EMP cuestiona una de las premisas tradicionales del estudio de la seguridad internacional: que los estados poseen el monopolio de la fuerza y que son por tanto la única unidad de análisis. Las EMP obligan a reexaminar los supuestos obsoletos sobre el papel exclusivo del estado en los asuntos militares. Son necesarias aproximaciones teóricas más amplias de las relaciones cívico militares, de la disuasión, de las carreras armamentistas y de la formación de conflictos.

Los ejércitos se encontrarán cada vez más en el campo de batalla con las EMP. Por tanto, tendrán que aprender a tratar y a negociar con ellas. En términos de política, los gobiernos y las organizaciones internacionales deberán desarrollar términos contractuales y establecer sistemas de monitoreo y prohibición adecuados a los nuevos retos que plantean las EMP.

Trabajo de Fuentes: 

Adams, Thomas [1999], “The New Mercenaries and the Privatization of Conflict,” Parameters, 29(2):103-116, summer.

Mills, Greg and John Stremlau (eds.) [1999], The Privatisation of Security in Africa, Pretoria, South Africa Institute of International Affairs.

Mockler, Anthony [1985], The New Mercenaries: The History of the Hired Soldier from the Congo to the Seychelles, London, Sidgewick and Jackson.

Adams, James [1998], The Next World War: Computers Are the Weapons and the Front Line Is Everywhere, New York, Simon and Schuster.

Metz, Stephen [2000], Armed Conflict in the Twenty-First Century: The Information Revolution and Postmodern Warfare, Strategic Studies Institute report, Carlisle, Pa., U.S. Army War College, April, http://carlisle-www.army.mil/usassi/ssipubs/pubs2000/con?ict/con?ict.htm