Apartheid with Chinese characteristics. China has turned Xinjiang into a police state like no other. Totalitarian determination and modern technology have produced a massive abuse of human rights

Cita: 

The Economist [2018], "Apartheid with Chinese characteristics. China has turned Xinjiang into a police state like no other. Totalitarian determination and modern technology have produced a massive abuse of human rights", The Economist, London, 2 de junio, https://www.economist.com/briefing/2018/05/31/china-has-turned-xinjiang-...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Junio 2, 2018
Tema: 
El sistema de seguridad en la provincia china de Xinjiang contra el grupo "secesionista" Uighur con apoyo en el uso de tecnología de punta para el rastreo y vigilancia
Idea principal: 

La política de estado impuesta por el gobierno chino en la provincia de Xinjiang en contra del grupo étnico Uighur en los últimos años ha aumentado drásticamente el grado de violencia y el control social. Algunos de las principales herramientas de las que se ha valido el gobierno de Xi Jinping para favorecer sus medidas de corte racista han sido la tecnología de punta, con programas como Integrated Joint Operations Platform (IJOP), “campañas de salud”, generación de campos de confinamiento y de políticas estatales de control judicial las 24 horas, entre otras.

El sistema de seguridad en la provincia china de Xinjiang contra el grupo "secesionista" Uighur con apoyo en el uso de tecnología de punta para el rastreo y vigilancia, resulta impensable. Un ejemplo de ello es el caso de un joven de 23 años de nombre Hasan, miembro del grupo Uighur de la localidad Yarkand en la provincia China de Xinjiang, quien mediante WeChat denunció la misma política. Hasan para ese entonces no sabía que años más tarde sería trasladado a un campo de reeducación, tras perder a su esposa e hija como medida represiva, por haber abandonado Yarkand para trasladarse a Urumqi y no aceptar retornar a su lugar de origen para obtener una nueva carta de identificación en enero de 2015.

A este respecto, Hasan es sólo uno de los cientos de miles de casos registrados -y no- de personas que han desaparecido en la región noroeste de la provincia de Xinjian. Ésta provincia cercana a Bagdad es una de las regiones más estratégicas de China debido a sus altos niveles de producción de gas y petróleo , así como un paso obligado para la importación de combustible de Asia Central y Rusia hacia la costa del este. Hoy por hoy es vital para la vinculación de “Iniciativa del cinturón y la ruta" en la frontera compartida con Pakistán para la generación de un puerto y con Bagdad para el corredor terrestre hacia Europa. [1]

En la cima del problema actual se encuentra la coincidencia entre un punto territorialmente estratégico que coincide con ser el hogar de la población Uighur, étnicamente distinto al grupo Han (el mayoritario en aquél país). El gobierno de China ha tratado de justificar, en algunas ocasiones, la actitud hacia este grupo como un intento de prevenir y asegurar a la población de “actos terroristas”, aunque de fondo la cuestión principal sea contener algún movimiento separatista.

Diferentes han sido los mecanismos implementados por el gobierno chino que connotan ante todo la exacerbación del sentimiento de rechazo por parte del grupo mayoritario en China, respaldándose en una política de pleno derecho para el estado autoritario que genera uno de los casos más críticos a nivel mundial por su constante y amplia violación a derechos humanos.

Algunos de los actos arbitrarios de los que da cuenta el mismo artículo advierten la construcción de cientos o miles de campos de reeducación en los que las personas son sometidas a tratos totalmente inhumanos; el abuso físico y psicológico muestra el grado de violencia que ha alcanzado el régimen autoritario chino: “un prisionero liberado ha dicho que no tenía permitido comer hasta que agradeciera a Xi Jinping (actual presidente de China)”. Por otro lado, la tortura física de las detenciones, se sabe, ha cobrado la vida de varios residentes musulmanes del grupo Uighur.

En cuanto al número de centros de confinamiento para la “reeducación” se menciona que por lo menos Kashgar, ciudad Uighur, por donde antiguamente pasaba la Ruta de la Seda, cuenta con 4 de estos campos.

En cuanto al número de detenciones el jefe de seguridad local en Kashgar durante 2017 había contabilizado un aproximado de 120 000 en la misma ciudad. En Korla, al centro de la provincia los campos de confinamiento actualmente se encuentran llenos.

El gasto público ha mostrado un importante sesgo hacia el ámbito de la seguridad. Tal como observa Adrian Zenzde de la Escuela Europea de Cultura y Teología en Kortal, Alemania, con la adquisición de 73 contratos para la generación de nuevos campos, se muestra el interés latente de controlar cualquier intento de “separatismo” a nivel local (en una región geoestratégica), por su centralización en la provincia Xinjiang. En cuanto al gasto en el sector de la seguridad, en específico, la inversión en gastos de centros de reeducación se sabe que durante abril de 2017 el mismo investigador encontró que el gasto total ascendía 108 millones de dólares (682 millones de yuanes). Con respecto a 2016, tan solo en Akto, el gasto en seguridad representó 5 veces más de los costos de 2007. Para finales de 2017 el gasto fue de 59 mil millones de yuanes.

Más grave aún es la desregulación con la que operan dichos campos, cuya existencia formal no ha sido confirmada por el gobierno chino, por lo que las medidas, torturas y violaciones a derechos humanos es algo que todos saben pero que no logran hacer mucho al respecto. Los campos “No están gobernados por ningún proceso judicial, las detenciones son por orden de la policía o del partido; no por veredicto de algún tribunal”. Las detenciones generan la ignominia de los observadores y organizaciones internacionales que miran en las detenciones actos arbitrarios de corte político.

Las cifras de detención son alarmantes. Tan solo en Kashgar 5% de 10 mil habitantes Uighur habría sido sujeto de detención. Según algunos datos de organizaciones internacionales como Human Rights Watch a través de uno de sus abogados, Maya Wang, ha declarado que el número total de detenidos puede ser igual a 800 000 personas. Otra fuente de nombre Timothy Grose de la Rose-Hulman University en Indiana habla de un total entre 500 000 y un millón de personas, equivalente a una sexta o tercera parte de los jóvenes y de las personas de mediana edad Uighur han sido detenidos el año pasado.

Éste tipo de prácticas puede llevar a la generación de resentimiento entre estas comunidades. El gobierno chino ha intentado justificar sus actos argumentado la necesidad de frenar la violencia en general y la asociada con el separatismo Uighur. Algunos actos de este grupo que han servido al discurso antiseparatista del gobierno son:

-En 2013 un conductor suicida Uighur chocó su vehículo contra algunos peatones en el Tianmen Square de Beijing.
-En 2014 una pandilla del mismo grupo acuchilló a 31 viajeros en la estación de tren en Kunminig en la provincia de Yunnan (un incidente que se compara a menudo con el ataque del 11 de Septiembre de 2001 en Estados Unidos).
-Un ataque en la mina de carbón en Aksu mató a 50 personas, también fue culpado el mismo grupo.
-Las autoridades de Kirguistán culparon a este grupo de acciones terroristas tras el intento de hacer estallar la embajada China en Bishkek.
-Los Uighurs han sido culpados de un bombardeo el cual mató a 20 personas en un santuario en Bangkok con turistas chinos.

Hay preocupación de las autoridades chinas hacia los Uighur debido a que su vinculo religioso los pueda unir con la jihad global especialmente la diáspora Uighur la cual tiene su base en Turquía. Los chinos y sirios aseguran que es el Partido Islámico de Turquestán el que exige la independencia de Xinjiang. En 2016, un desertor del Estado Islámico proporcionó una lista de reclutas extranjeros; varios de ellos eran Uighurs.

En cuanto a los métodos de dominación a nivel regional llevados a cabo por el gobierno, algunas de las políticas de represión más consolidadas hacia este grupo étnico son los numerosos puntos de control en calles, plazas y trasportes públicos, que actúan como filtros durante el día y la noche.

En la provincia de Hotan hay estaciones de policía cada 300 metros. Estas estaciones son un claro ejemplo, del estado de confinamiento al que se ha sometido a la provincia.

En cada puesto de control (común también en medios de trasporte) en las esquinas de Hotan cada grupo de policías tiene la orden de llevar a cabo una revisión de cada autobús que pasa tripulado por miembros Uighur. Sus huellas digitales, sus credenciales de identificación son escaneados; recientemente también se instaló un sistema de escaneo de iris. Todo se lleva a cabo con tecnología. En algunos otros casos los oficiales pueden solicitar, si así lo desean, que se coloquen los smartphones de los usuarios en un dispositivo que almacena su contenido para ser analizado.

Entre otros sistemas de “prevención” de cualquier otro acto violento por parte de los Uighurs, sumado a las numerosas veces a los que son sujetos de revisión en estos puntos de control en un mismo día, están los botones de emergencia en restaurantes y tiendas en Hotan cuya activación llama a la policía de forma inmediata. Asimismo, después del ataque de Kunming el acceso a cuchillos y tijeras es muy complicado. En carnicerías y restaurantes sobre toda Xinjiang se pueden ver cualquier tipo de instrumento que pueda ser considerado un arma blanca encadenado a los muros.

En el mismo sentido -como parte del sistema de vigilancia y prevención de inseguridad- hay rondas de policías, y policías de medio tiempo en Hotan que revisan que las cámaras de vigilancia colocadas en las calles funcionen. Del mismo modo miles de trabajadores se encuentran forzados a trabajar en dicha dinámica.

Como menciona el mismo artículo: “asistentes de tiendas uniformados, control de armas blancas, y las ‘estaciones de policía de conveniencia’ son únicamente los elementos mas visibles de la policía estatal. La provincia tiene un régimen igualmente extenso aunque menos visible que utiliza aún más mano de obra y una gran cantidad de tecnología para crear una vigilancia total”.

Algunos otros sistemas a destacar son el llamado sistema fanghuiju, que lo conforman grupos y/o equipos de aproximadamente 6 personas, que bajo el lema de “investigar las condiciones de vida de la población, mejorar la vida de las personas, ganar los corazones de las personas” recluta a policías y hablantes/traductores Uighur trabajando con el objetivo de “erradicar tumores” de disidencia o de prácticas de resistencia.

Desde el año 2017, la información almacenada ha servido para categorizar el grado de “integridad/confiabilidad” de los ciudadanos dependiendo de su aproximación a varias categorías que facilitan su clasificación. Si alguien es calificado como una persona no confiable puede ocasionar ser trasladado a alguno de los campos de reeducación; de hecho cualquier falta o desaire al partido chino puede ocasionar este mismo desenlace.

Para completar el espectro de vigilancia humana, el gobierno lleva a cabo un programa denominado “hacerse pariente/familiar” en el cual familias enteras (principalmente del grupo en cuestión) son obligados a “adoptar un oficial” como parte de su núcleo familiar, mientras estos enseñan mandarín a su vez se encargan de vigilar de cerca las actividades de la familia entera. La mitad de las familias Uighur se encuentran intervenidos con algún adoctrinador.[3]

Con este tipo de ejercicios mapean ideológicamente el territorio familia por familia; la tecnología mapea las actividades calle por calle y teléfono por teléfono. En Hotan y Kashgar hay postes con cámaras en intervalos de 100 a 200 metros a lo largo de las vías, de mucho mayor envergadura y finura que en el resto de las ciudades chinas. Las cámaras pueden dar lectura incluso de las placas de los vehículos y relacionarlo al rostro del propietario; si el dueño no coincide con la placa también es motivo de arresto.

Debido al riesgo de un “acto terrorista” todos los teléfonos celulares se encuentran intervenidos y tienen una aplicación de espionaje cargada que da lugar a la identificación de personas, al rastreo de la actividad en línea y al registro del uso de redes sociales. Negarse a usar la aplicación puede ser motivo de ofensa y de confinamiento en los campos de reeducación.

Asimismo, el programa de salud pública nombrado “Pruebas físicas para todos” se obtienen muestras de sangre de manera furtiva, forma parte del sistema de vigilancia. No ser parte de estas campañas también puede ser un problema como confirma un residente de Kashgar para Human Rights Watch.

En cuanto al uso de medios tecnológicos este se encuentra “regulado” por el programa denominado Integrated Joint Operations Platform (IJOP). Esta plataforma usa sistemas de aprendizaje automático, información de cámaras, smartphones, datos financieros y el registro de planificación familiar para generar listas de sospechosos de detención. Como afirma The Economist “aún sin vigilancia de alta tecnología, el estado policiaco de Xianjiang es formidable. Con ella, es terrorífico”.

El estado policiaco tiene un tinte racial peligroso y visible. En teoría el esquema de seguridad aplicado en Xinjiang aplica para todos de forma equivalente, “en la práctica está basado racialmente como el Apartheid en Sudáfrica”. [4]

Finalmente el mismo artículo analiza cómo es percibido y cómo han reaccionado ambas culturas, la descendiente del grupo Han (que se enaltece como la cultura moderna en China) y los Uighurs, que de acuerdo a un censo en 2010, conforman 46% de la población en la provincia, mientras el grupo chino Han forma 40%.

Se puede mencionar que hay cuatro posturas identificables -sin descartar alguna otra. Existe cierta proporción de la población que se ha establecido en provincias como Urumqi desde 1950, tras el desacuerdo con la Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas (URSS), periodo en que como política de Estado se busco colonizar ciertos territorios con el establecimiento de empresas estatales y el traslado de la población a ellas buscando reforzar la frontera con la URSS. Algunas declaraciones ven un crecimiento importante en los niveles de seguridad e incluso aseguran que los Uighurs “colaboran voluntariamente” con la policía.

Otro sector entre el grupo Han que arribaron a la provincia durante los noventa como comerciantes o empresarios independientes se muestran en desacuerdo con el daño que se ha hecho a la economía pese a que están de acuerdo en el alza de los niveles de seguridad. Como ejemplo se cita los movimientos de control que hacen difícil emplear a los Uighur. Pese a lo anterior, dicho desacuerdo no ha llegado a ser un movimiento de gran envergadura que busque cambiar las políticas del régimen. Xinjiang es vista principalmente como una frontera, en la que el grupo Han garantiza la seguridad.

Dentro de otra perspectiva entre el grupo oprimido, es más difícil prever una reacción, pues los métodos de control son bastante meticulosos como para romper el orden establecido o siquiera hacer alusión al desacuerdo. A su vez, después de las medidas tomadas contra las protestas de 2017 algunos Uighur parecen no querer arriesgarse a mayores represalias.

Sin embargo, como apuntan algunos investigadores como el antropólogo Byler y Joanne Smith Finley de Newcastle University en Gran Bretaña, el aumento de la tensión que se ha traducido en un mayor número de pupilos en las aulas y menos asistencia a las mezquitas solo es en apariencia la rendición Uighur pues existe un cúmulo de resentimientos que tarde o temprano pueden escalar como ellos mismos confirman: “ Es duro creer que el sentimiento religioso se ha desvanecido. Es mas probable que en parte se haya pasado a la clandestinidad.”

Sostener el sistema represivo, que depende de la cooptación de miembros Uighur, cada vez resulta más inestable pese a que la élite Uighur mantiene relaciones cordiales con los Han y los Uighur. La situación de desconfianza del régimen hacia los miembros cooptados como oficiales o voceros se debe a que varios han decidido operar como “oficiales dos caras” y mientras, en la a la luz actúan con respeto a los cánones oficiales en muchos casos estos también operan para ayudar a sus víctimas. El reclutamiento cada vez más extenso de Uighurs podría ocasionar una implosión del sistema de vigilancia del régimen chino.

La quietud que ha generado el sistema de seguridad en la República Popular China puede desestabilizarse en cualquier momento mientras de forma clandestina se generan nuevas formas y vínculos de resistencia ante un gobierno policiaco, sin límites, que ha vinculado una cuestión étnica a un interés geopolítico y económico en la región, que como se mencionaba en un inicio haciendo uso de tecnología de punta pareciera inalcanzable.

Mientras, el gobierno comunista chino cree que sus políticas reducen la incidencia y el deseo del separatismo en realidad exacerban el nivel de tensión entre grupos generando aun mas violencia debido al resentimiento creado por la situación que favorece al grupo Han. En primera persona, la descripción de esta insostenible situación la haría Hassan vía WeChat durante 2015 “Ser Uighur es duro, […]. Aun cuando yo no sé de que soy acusado, yo debo aceptar el fallo, yo no tengo opción. Donde no hay libertad, hay tensión. Donde hay tensión hay incidentes. Donde hay incidentes hay policías. Donde hay policías no hay libertad”, concluye la nota. Nadie volvió a saber de Hassan posteriormente.

Datos cruciales: 

En Kashgar durante 2017 había un aproximado de 120 000 personas detenidas. En Korla, al centro de la provincia los campos de confinamiento actualmente se encuentran llenos.

El gasto público total destinado a la seguridad, en específico a la creación de campos de reeducación durante Abril de 2017 ascendió a 108 millones de dólares (682 millones de yuanes), con respecto a 2016, tan solo en Akto éste representó 5 veces más del gasto con respecto a 2007. Para finales de 2017 gasto incrementó a 59 mil millones de yuanes.

Maya Wang de Human Right Watch ha declarado que el número total de detenidos puede ser igual a 800, 000 personas. Otra fuente de nombre Timothy Grose de la Rose-Hulman University en Indiana habla de un total entre 500 000 y un millón de personas, equivalente a una sexta o tercera parte de los jóvenes y de las personas de mediana edad Uighur han sido detenidos el año pasado.

De acuerdo con un reporte oficial en 2018, 1.1 millones de oficiales han sido repartidos en 1.6 millones de familias. Eso significa justamente que en la mitad de las viviendas Uighurs han sido asignados espías/adoctrinadores chinos de la línea sanguínea Han vinculados al programa "Adoptar un familiar".

De acuerdo con un censo llevado a cabo en 2010, los Uighur conformaban un 46% del total de la población en la provincia Xijiang y el 40% pertenecen al grupo Han.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El uso y el avance tecnológico se ha convertido en una manera de mostrar el poderío de las potencias a nivel mundial, no es raro ver como éste mismo es usado como método de control de la población en un a región que además se ha vuelto estratégica para la República Popular China y su proyecto de construcción de lo que también ha sido denominado "la Ruta del la seda del siglo XXI", en el que se buscan vincular distintas fuentes de mercado como el marítimo, el terrestre, y a últimas fechas se ha hablado de una conexión regional por medio del uso de redes en internet, por donde el gobierno chino busque también liberar la sobreproducción.

La cuestión es delicada porque mientras con tecnología de punta se reprime a una población por cuestiones étnicas, el surgimiento de células que se vinculen a la jihad global va en aumento, como sucede en Europa en donde la mayor parte de los grupos extremistas no se forman desde el antes de los movimientos diaspóricos sino hasta que son sometidas a gobiernos racistas, como sucede en el caso de China las condiciones de hostigamiento al que es sometido el grupo Uighur puede llevar a que estos tomen la vía violenta de resistencia, y con justa razón.