America and the world. Donald Trump’s demolition theory of foreign policy won’t work Even if the president strikes a deal with North Korea, his approach will harm America and the world

Cita: 

The Economist [2018], "America and the world. Donald Trump's demolition theory of foreign policy won't work. Even if the president strikes a deal with North Korea, his approach will harm America and the world", The Economist, London, 9 de junio, https://www.economist.com/leaders/2018/06/07/donald-trumps-demolition-th...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Martes, Junio 19, 2018
Tema: 
La política exterior impulsiva y de corto alcance del gobierno de Donald Trump
Idea principal: 

Estados Unidos se encuentra dirigiendo varios de los acuerdos más importantes a nivel internacional, pues de ellos depende el orden mundial actual. El problema nodal de éstos acuerdos son los términos en los cuales se puedan abordar, pues aunque Donald Trump resulta impredecible en materia política, lo que es seguro es que seguir normas o reglas no es parte de sus planes. En tal orden, la situación mantenida con Corea del Norte y su dirigente Kim Jong Un para tratar el tema de las armas nucleares y, en el otro frente con China y la guerra comercial sostenidos estos últimos días, son situaciones prioritarias ya que sus resultados en el mejor de los escenarios, para Estados Unidos, podrían ser ventajosas para Trump pero no para la gobernanza mundial.

The Economist sugiere, como algunos otros medios, que no es sensato romper tabúes políticos como una bola de demolición como lo está haciendo Estados Unidos, al “estilo Trump”. Tampoco es sensato pensar que esto no traerá costos no considerados o excesivos a nivel global. En este sentido, se podría ver disuelto el "equilibrio" entre costos y beneficios, con el que se asume, ha caminado la política exterior de los Estados Unidos en los últimos años-antes del gobierno de Donald Trump. The Economist se cuestiona cuáles serían esos costos y lo beneficios entre Estados Unidos y el mundo si se mantiene la línea política de Trump.

La mayor parte de las personas espera saber cómo es que un presidente narcisista quien no entiende del todo claro el manejo del proceder de las altas esferas en la política hará de Estados Unidos una nación más prospera: "si sus impulsos importan es porque el ofrece un nuevo acercamiento a los viejos problemas", así de simple. Lo mismo que Barack Obama, el gobierno de Donald Trump ha heredado una nación que se encuentra cansada de tener que actuar como policía a nivel global -papel que ella misma ha buscado, trabajado y adjudicado de manera histórica-, de enfrentar la amenaza del jihadismo y a Estados como Irán, en un contexto de alarma por el reto que implica el crecimiento del "desafío chino" (como ha sido nombrado en últimos años su progreso).

En la estrategia política, como en el ámbito económico, el gobierno de Donald Trump parece está dando un giro hacia la dirección opuesta seguida por Obama, quien se habría apoyado en las democracias occidentales para sostener el orden mundial. Así fue como se logró el acuerdo nuclear con Irán bajo el apoyo de Europa, China y Rusia, que obligaron a Irán a entrar en el Tratado de No-Proliferación de Armas Nucleares. Del mismo modo, se habría obtenido la colaboración para el Tratado de comercial Trans-Pacífico (TPP) con la unión de aliados en la región asiática, para en última instancia canalizar las ambiciones chinas.

La política de Donald Trump es más reactiva. Trump emplea métodos directos de ataque cuando sus designios no son acatados, trata cualquier relación política como un tema de transacción competitiva y hace ver la negociación como si estuviera a su favor completamente (como si estuviera llevando a cabo negociaciones con "una mano atada detrás su espalda", como si generar alianzas no tuviera importancia).

En el corto plazo, lo que ha quedado claro es que "si alguna nación puede amedrentar al mundo, Estados Unidos lo está logrando". Su poderío alcanzado en varias aristas como la militar, diplomática, científica, cultural y económica aun hoy día es inalcanzable e indudable, pero ¿cuál es el costo?, la intimidación no es garantía de poder mantenerse en el "juego internacional", es solo una variante política.

El tipo de política seguida por medio de la cual se busca mantener la batuta a través del miedo provocado en otros gobiernos no resulta extraña. Todos los presidentes de Estados Unidos la han llevado a cabo para mantener un orden o statu quo que beneficie la hegemonía estadounidense. Pero la forma en la que Trump opera es inaudita. Nadie ha fallado de forma tan reiterada en el uso injustificado y omnipresente de la fuerza coercitiva en nombre de la seguridad y el bien global.

En el corto plazo, la política de Donald Trump, aun cuando no satisface del todo, no ha sido confrontada -hasta ahora- de manera directa, dado que Corea del Norte y de China no cuentan con los mecanismos para frenarlo. Desde otro enfoque, lo cierto es que tampoco han retado de manera directa a Estados Unidos por los costos que para el interés nacional de ambas naciones se puedan generar en las condiciones actuales (Corea ha priorizado su estabilidad política y China prefiere un "ascenso pacífico") por lo que mantienen acercamientos vehementes con Trump, que en última instancia lo han beneficiado (por ahora). En el caso particular de Irán la situación política es menos controlable y su economía es débil.

En el largo plazo, las condiciones cambian totalmente y la dirección tomada por la política exterior estadounidense podría ya no funcionar. A este respecto, el mismo artículo el menciona que Trump "está mal en pensar que cada ganador genera un perdedor o que el déficit comercial es un 'mal acuerdo'.[...] se equivoca en pensar que Estados Unidos pierde con los costos del liderazgo mundial y sometiéndose a él mismo a las reglas."

Trump pierde de vista, que han sido las mismas reglas del orden internacional las que han mantenido a Estados Unidos como líder global. Son las normas e instituciones internacionales las que "moldean las naciones, detienen agresiones, cuidan los interés de los Estados Unidos y crean mecanismos para resolver los problemas del cambio climático". En este orden, RAND, un think tank, ha señalado que el orden institucional surgido de la posguerra ha sido (hasta la llegada de Trump) esencial: "la visión de seguridad [en el periodo de la posguerra] ha sido vital para los Estados Unidos".

Como advierte el mismo artículo "las payasadas de Trump importarían menos si dejara el orden internacional intacto". La forma en la que el sistema de comercio está siendo tratado hará imposible reforzar viejas reglas o forjar nuevas. A cada paso político que da Trump se gana cada vez más la antipatía de sus antiguos aliados, quienes comienzan a ver con buenos ojos a Rusia, por lo menos en Europa. Por otro lado, el desgaste y las medidas tomadas contra China hacen que Asia mire desconfiadamente el liderazgo de Trump, su actitud ha acelerado el desarrollo armamentístico de la República Popular China, acelerando la carrera del mismo corte en la región".

Mientras Donald Trump continua con un peligroso juego de suma cero , alejando de él cualquier aliado, es probable que la actitud del presidente de los Estados Unidos lleve a una confrontación con China que termine apuntalando el "desafío chino". China se vuelve entonces un claro ejemplo de cómo la ceguera de Trump advierte la falta de visión política al no querer comprender que la prosperidad y crecimiento chino lo pueden beneficiar más allá de un juego de ganadores y perdedores y que el dar seguimiento a las reglas -que su nación ha sido la encargada de generar- opera también a beneficio de su país y no solo como factor limitante.

Donald Trump no da el valor correcto ni al sistema de comercio ni al sistema de alianzas. Esta política podría dar lugar a represalias; una de las amenazas potenciales podría ser Irán [1]. Uno de los escenarios que se plantea probable como producto de las negociaciones con el actual dirigente de Corea del Norte, Kim Jong-On, es la suspensión de los misiles balísticos de largo alcance a cambio de una reducción de las sanciones en su contra. Esto cae como anillo al dedo a Estados Unidos, protegiendo uno de sus flancos, pero deja más vulnerable a la región asiática frente a Norcorea, olvidándose de sus aliados antiquísimos como Japón.En este sentido, la estrategia de Trump parece ser: "America First today; in the long run America Alone".

La política impulsiva -cuando no reactiva- de Trump puede generar un nuevo paradigma geopolítico, pero existen dudas sobre si este servirá a los intereses de Estados Unidos y al mundo en el largo plazo. Recordando las palabras de Henry Kissinger: "el orden no puede simplemente ser ordenado; para que dure, debe ser aceptado como justo". Y es la última cualidad -si así se le puede nombrar- de larga data del pragmatismo político estadounidense la que parece estar olvidando o evadiendo Donald Trump y la que pone en peligro al resto de la comunidad internacional.


[1] Sin un marco de reglas o regulación internacional, la mayor parte de las negociaciones estaría a expensas de acuerdos bilaterales poco fiables, lo que podría guiar a que Irán decida reiniciar el enriquecimiento de uranio para la producción de energía nuclear, y probablemente para armarse.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La política exterior de Estados Unidos por sí sola no parece tener una proyección a largo plazo. El grado de impulsividad de Donald Trump la vuelve volátil. Nadie sabe en qué mal momento Donald Trump, uno de los magnates más poderosos a nivel mundial, decida apretar el botón y generar una nueva guerra de alcance global. La política exterior estadounidense no genera aliados y tal parece que ese es el objetivo. Desde otro enfoque si se vincula la política con las medidas económicas, ambas se conjugan para dar lugar a un cariz de individualismo exacerbado en el marco de un nivel de competencia comercial que no se había vivido de manera similar hasta el gobierno de Trump.

La política de "America First" impulsada por Donald Trump está teniendo algunos resultados significativos en el corto plazo pero es probable que a mediano y largo plazos genere un creciente aislamiento para Estados Unidos así como efectos negativos para su economía.