Insecurity complex. Gulf states fear being encircled by Iran and abandoned by America. Alliances are shifting and Gulf leaders are even making up with Israel

Cita: 

The Economist [2018], "Insecurity complex. Gulf states fear being encircled by Iran and abandoned by America. Alliances are shifting and Gulf leaders are even making up with Israel", The Economist, London, 23 de junio, https://www.economist.com/special-report/2018/06/23/gulf-states-fear-bei...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Junio 23, 2018
Tema: 
El nuevo reacomodo político en Medio Oriente basado en un nuevo sistema de alianzas que lleva al acercamiento entre Israel y los países del Golfo, a causa del debilitamieto de la agencia política de Estados Unidos en la región.
Idea principal: 

Cada día el lanzamiento de cohetes y explosiones hace recordar a los saudíes las consecuencias de su intervención en Yemen y la guerra contenida contra la milicia/movimiento Houthi [1]. Los bombardeos, muestran también la capacidad de resistencia del grupo que continúa sin ser derrotado tras tres años de lucha directa. Del mismo modo, se observa que el rango y el alcance de los misiles cada vez es más preciso; incluso ha logrado alcanzar a Riyadh.

Los restos de uno de los misiles interceptados por Riyadh se encuentran a disposición del Club de oficiales. La pieza corresponde a un misil Qiam, entre otros aspectos llamativos que se pueden abstraer de la pieza es que una de sus partes muestra la estampa del grupo industrial iraní Shahid Bagueri, una de las corporaciones que se encuentran en la lista negra de Naciones Unidas. Lo anterior, había hecho levantar sospechas de que el gobierno de Irán apoya al grupo Houthi y ha justificado el bloqueo de los puertos bajo el control de los houthis en Yemen y el asalto en Hodeida. Lo anterior ha complejizado la situación y el dar solución a una de las mayores crisis humanitarias en la actualidad.

La situación en Yemen se ha salido del control de los saudíes y hace mantener el temor latente en Arabia Saudí y de sus aliados en la región (principalmente, Emiratos Árabes Unidos), de que tarde o temprano, puedan ser encerrados por el gobierno de Irán y sus aliados (que se jactan de tener el control de algunas capitales del mundo árabe como Bagdad, Damasco, Beirut y Sana'a). Al mismo tiempo, Arabia Saudí se enfrenta a otra posibilidad; dadas las condiciones y declaraciones de Trump en marzo con respecto a la situación en Siria, Estados Unidos podría retirarse pronto de la región llevándose el apoyo económico y militar dado al gobierno en Riyadh (recientemente, Donald Trump afirmó: "nosotros estaremos fuera de Siria muy pronto. Dejaremos que otras personas cuiden de esto ahora").

Para los saudíes, los houthis son un caso similar al de Hezbolláh (Hizbullah), milicia rebelde respaldada por Irán que domina Líbano, que apuntala al régimen sirio y apoya a la causa en Palestina, cuya contraparte es Israel.

Ante la amenaza del movimiento Houthi, la formación de alianzas no se ha hecho esperar. Arabia Saudí ha buscado el acercamiento con Emiratos Árabes Unidos (EAU), con el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, y con otros Estados miembros de la comunidad sunní para estrechar lazos.

Aún cuando, las alianzas militares han estado instigadas a la orden del día desde el ala saudí, uno de sus ministros afirma que lo cierto es que "no hay una solución militar". Aunque se habla cada vez más sobre la posibilidad de un acuerdo político, tampoco es posible una estrategia sin presión militar frente al grupo rebelde en Yemen.

La situación en Yemen resulta desesperante para los países del Golfo. No conciben que un país con menor poder económico, como Irán, se encuentre poniendo en jaque sus estrategias políticas y militares, incluso sus alianzas extra-continentales. Consecuentemente, se cavila en que es más sencillo terminar con el frágil paradigma vigente y ceder frente a uno nuevo, que invertir más tiempo en su mantenimiento.

Tal vez sea la estrategia seguida por Irán lo que presiona al gobierno de Riyadh, y pese a que, se sabe que la solución no es la vía de las armas, se haya decidido no dar marcha atrás con ella. Irán se ha establecido en regiones en donde la presencia de Arabia Saudí es casi nula y ésto ha sido bien aprovechado por Irán mediante la conformación de una legión extranjera que opera como una Fuerza de Cuádruple Guardia Revolucionaria, y ha mostrado su efectividad en la construcción de milicias sub-estatales como Hezbolláh -y en todo caso como el grupo Houthi-.

A consecuencia del escenario actual, el gobierno saudí se encuentra forzado a evitar un cambio en el esquema de alianzas que lo lleve a prescindir de Estados Unidos ante el despliegue de sub-milicias apoyadas por Irán; Trump puede llegar a dejar de ser un protector confiable cada vez más interesado sólo en su bienestar y en los escenarios en donde éste se vea en peligro. La Casa Blanca cada vez se encuentra más alejada de la causa que persigue Arabia Saudí.

La situación es tal, que las declaraciones más positivas con respecto a la relación con el presidente Trump llevadas a cabo por el rey Salam bin Abdulaziz en Riyadh, parecen más un intento de contención de un aliado desinteresado que ha llevado a cabo una profunda campaña con una retórica anti-musulmana cada que puede, mientras los líderes árabes como el mismo rey y Abdelfatah Al-Sisi, presidente de Egipto, quienes sostuvieron una reunión con él en Riyadh (donde sostuvieron juntos una esfera brillante como símbolo del mundo) hacen declaraciones como que “Donald Trump es 100 veces mejor que Obama”.

Donald Trump ve a Irán como un enemigo que debe ser confrontado, no como un ṇuevo poder que debe ser acomodado o que puede reacomodar por inercia el orden internacional (v. gr. véase el abandono del Acuerdo Nuclear con Irán generado por el esfuerzo del gabinete de Obama). Por otro lado, como ya se ha mencionado, Donald Trump parece enfocarse en otros escenarios que hoy por hoy resultan prioritarios frente a lo que sucede en Siria, en donde por cierto, se ha ido gran parte del financiamiento militar y económico.

Trump no ha dudado en hacer alarde al referirse a lo poco que durarían los líderes del Golfo sin su protección. Lo anterior habría de ser considerado severamente por Arabia Saudí, pues con el apoyo de la Casa Blanca y convirtiéndose en el tercer país con mayor gasto militar (sólo después de Estados Unidos y China), su capacidad y su efectividad es cuestionable.

En contraste con el panorama actual que encara Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU) ha sabido manejarse con mayor diligencia y muestra que cantidad no es calidad. Lo que ha demostrado con la conformación de una pequeña pero fuerte milicia que ha estado activa de manera conjunta y participando con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Afganistán y en la coalición saudí en Yemén, lo que le ha valido su apelativo de "pequeña Sparta" hecha por el Secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis. Entre sus operaciones destacadas se encuentra la recuperación de Aden controlada por los houthis y de Mukalla, bastión de Al-Qaeda en Yemen.

Incluso el modo en el cual conciben la situación, a diferencia de Arabia Saudí, resulta un poco más sensato. EAU comprende que el mundo se encuentra en una era de "múltiple polaridad", por lo que defender propios intereses y convencer a Estados Unidos de que pueden ser aliados como señala Anwar Gargash, ministro de EAU, deben ser los dos pies con los que caminen si quieren conservar a Estados Unidos como aliado durante el gobierno de Trump.

Los emiratíes están persiguiendo sus propios intereses, y en este sentido, su línea política con Yemen tiende a ser pragmática con respecto a la conformación de alianzas y los separatistas del sur. Pese a que sus objetivos no son claros, algunas de sus acciones refieren un nítido enfoque en mantener aseguradas rutas marítimas estratégicas que conectan Asia, Europa y África.

En Somalia ha establecido puertos en Puntland y Somaliland como parte de la diversificación que vive la empresa DPWorld [2] que corre el estrecho Jebel Ali fuera de Dubai, y pese a que como en el caso de Yemen la inversión podría parecer un sinsentido, EAU mira a futuro y es consciente de que los puertos en el Cuerno de África podrían proveer de acceso a su interior. En el caso específico de Yemen, sus puertos algún día pueden ser una alternativa a Ali Jebel para hacer más corta la jornada evitando así el angosto estrecho de Hormuz que también comparte costas con Irán.

La expansión de redes que ha hecho EAU mediante vínculos comerciales y militares que ahora también incluyen a la isla de Socotra (junto con su emplazamiento en Somaliland y Puntland), en el Golfo de Aden, mientras ha reforzado a Arabia Saudí en la lucha contra los rebeldes apoyados por Irán en Yemen, también le ha permitido mantenerse en el estrecho de Bab al Mandab, otra de las rutas más estratégicas para la conexión con Europa.

Por último, vale decir, que los países del Golfo han preferido guardar silencio con respecto a la intervención de Rusia en Siria, aún cuando su fuerza área ha dado acceso a los shíies a los Estados del Golfo. Mientras, Arabia Saudí se ha visto atraída por Rusia para la provisión de armas, firmando acuerdos industriales de defensa y deshaciendo el acuerdo sin precedentes llevado a cabo en 2016 para cortar el ingreso del petróleo haciendo subir el precio del crudo. Tal vez, el cambio más grande se mire a través del acercamiento no formal (pero evidente) que se visualiza en las declaraciones de Arabia Saudí que en un giro increíble mira con buenos ojos "el justo derecho de los judíos para proclamar su Estado" y Bahrain que apoya a Israel en su defensa mantenida contra Irán.

[1] Grupo de la rama shíi del Islam que derrocó al gobierno de Yemen durante 2015.

[2] DP World es una filial de Dubai World, un holding propiedad del estado de Dubái en los Emiratos Árabes Unidos.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La necesidad de confrontar a Irán por parte de la corona saudí como resultado de su apoyo a milicias rebeldes, su financiamiento y la gestión militar así como su avance en Oriente Medio puede generar una configuración importante en el esquema de alianzas y en el orden internacional. Las desventajas y consecuencias políticas que podría acarrear la salida -directa o indirecta- de Estados Unidos de la guerra en Yemen, que hoy por hoy es uno de los baluartes geopolíticos más importantes de la disputa entre sunnitas y shíitas, pueden ser incontrolables para Arabia Saudita, y en general, para el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo. En tal sentido, con tal de obtener apoyo militar, Arabia Saudita comienza acercarse a Israel y a Rusia.