A U.S.-China Grand Bargain? The Hard Choice between Military Competition and Accommodation

Cita: 

Glaser, C. L. [2015], “A U.S.-China Grand Bargain? The Hard Choice between Military Competition and Accommodation”, International Security, Cambridge MA, MIT Press, 39(4):49-90, primavera.

Fuente: 
Artículo científico
Fecha de publicación: 
Marzo, 2015
Tema: 
La posibilidad de una gran negociación entre Estados Unidos y China en Asia Oriental
Idea principal: 

Charles L. Glaser es profesor de Ciencia Política y Relaciones Internacionales en Departamento de Ciencia Política en la Universidad George Washington en Washington D.C. Es director del Instituto para la Seguridad y Estudios de Conflictos. Sus líneas de investigación son el estudio del sistema internacional, el comportamiento del Estado, la estrategia nuclear de Estados Unidos, la política de defensa contra misiles de Estados Unidos, la teoría en Relaciones Internacionales y la política de seguridad.


¿La gran negociación entre Estados Unidos y China?: La difícil elección entre la competencia militar o el reajuste estratégico

El ascenso de China es uno de los temas que más atención ha recibido en la última década. Muchos se cuestionan si este puede ser un proceso pacífico, mientras otros temen los peligros que puedan generar la transición de poder, las aspiraciones hegemónicas a nivel regional y el crecimiento del nacionalismo. La respuesta por parte del gobierno de Barack Obama fue un reajuste a la política exterior y en las políticas de seguridad de Estados Unidos. Sin embargo, es fundamental para Estados Unidos realizar una revisión de su política hacia China y hacia la región. C.L. Glaser considera que en especial Estados Unidos debería realizar un gran acuerdo que termine con los compromisos de defensa contraídos con Taiwán [1], lo cual ayudaría a resolver de manera pacífica sus disputas marítimas y terrestres con China en el mar de China Meridional [2] y el mar oriental de China [3].

El análisis de una política de reacomodo en la región por parte de Estados Unidos es importante por dos razones principales. En primer lugar, porque un poder en ascenso buscará aumentar sus capacidades para cumplir objetivos que involucren aumentar su seguridad nacional. Un reacomodo reduce las disparidades, ayudando a la posibilidad de distribución de beneficios; esto reducirá las probabilidades de guerra y aumentará la seguridad del estado en declive, en este caso, Estados Unidos. En segundo lugar, el reacomodo deberá crear las condiciones para que China crezca de forma pacífica. Un crecimiento de China de forma no pacífica implicaría para Estados Unidos concesiones extremadamente grandes y costosas. En cambio, si la estructura internacional no crea presiones al crecimiento chino, las concesiones que haga Estados Unidos en el futuro no comprometerán sus intereses vitales y se reduciría la posibilidad de tensiones en el futuro.

En este caso particular, son más importantes aún los pequeños peligros regionales que los peligros estructurales internacionales. El este de Asia es una región plagada de disputas territoriales y marítimas. Sin embargo, la disputa más importante parece girar en torno al compromiso de seguridad de Estados Unidos sobre Taiwán. Sin embargo, para Estados Unidos, Taiwán es un interés secundario, pero no insignificante. Existen otras disputas de China con sus vecinos; sin embargo, ninguna es lo suficientemente importante como para evitar el ascenso pacifico de China, aunque sí pueden tener un impacto negativo en las relaciones este país y Estados Unidos. La pregunta central, sería: ¿el reacomodo de fuerzas a partir de un tratado en Taiwán y la solución de estos pequeños conflictos podría mantener el ascenso pacífico de China y procurar la defensa de los intereses vitales de Estados Unidos en la región?

Debemos tener en cuenta que el reajuste geopolítico en la región también puede implicar riesgos ya que no se conocen los objetivos reales de China. Los riesgos serían realmente grandes si uno de los objetivos de China fuese expulsar a Estados Unidos de la región y obtener la hegemonía regional. El reajuste no sólo preocupa a Estados Unidos. También podría suscitar preocupaciones entre sus aliados -especialmente Japón- en torno a su seguridad nacional, lo que de alguna manera dañaría la confianza en la alianza. También poner fin a los compromisos adquiridos con Taiwán socavaría compromisos ideológicos, como son el apoyo a la democracia y a las libertades individuales.

Marco teórico y delimitación del tema

El análisis de C.L. Glaser parte desde la teoría del realismo defensivo en su variante racional. Esto quiere decir que caracteriza el entorno internacional a que los Estados se enfrentan en términos de su “poder”, la capacidad para conquistar y la información que tienen del otro. China en este sentido cuenta con un gran poder, producto de su tamaño, su población y sus riquezas, que proporcionan la posibilidad de defensa. Además, su posición geográfica, separada de Estados Unidos por el océano Pacifico, reduce la posibilidad de un ataque convencional. A esto hay que añadir que China tiene una capacidad de represalia bastante alta, lo que impide que se le ataque de forma convencional y nuclear.

Con respecto al conocimiento del otro, si Estados Unidos está convencido de que China está motivada por su propia seguridad es probable que las políticas deban tornarse cooperativas. Mientras tanto, si Estados Unidos considera que los intereses chinos son codiciosos, la política se tornará competitiva. Que las relaciones entre Estados Unidos y China sean mucho mejores que las que tuvo Estados Unidos con la Unión Soviética nos da una buena señal frente al ascenso chino. Mantener y mejorar esta relación reduce la posibilidad de un futuro caracterizado por políticas negativas y con alta probabilidad de guerra.

En este sentido, el realismo defensivo es realmente optimista con el ascenso de China, ya que considera a China y Estados Unidos como actores realmente seguros de su política y que moderan sus dilemas en torno a la seguridad. Sin embargo, otras vertientes del realismo como el realismo ofensivo y el realismo estructural son menos optimistas.

Para C.L. Glaser, Estados Unidos mantiene el compromiso profundo [Deep engagement], el cual busca mantener la paz entre las potencias orientales de Asia, para garantizar a su vez la seguridad de Estados Unidos, evitando la proliferación nuclear y protegiendo los intereses económicos en la región. Los dos mecanismos tradicionales para lograr estos objetivos han sido las alianzas de seguridad (principalmente con China y Corea del Sur) y el despliegue de fuerzas estadounidenses en la región.

Una estrategia alternativa, como el neo-aislacionismo, exige que Estados Unidos termine con sus compromisos de seguridad hacia Asia del Este, y probablemente hacia Europa. Para lo neo-aislacionistas regresar las fuerzas desplegadas y terminar las alianzas representan aumentar la seguridad de Estados Unidos. Sin embargo C.L. Glaser considera que este pensamiento no toma en cuenta los objetivos de China, por lo que él busca teorizar en torno a la creación de un acomodo estratégico, que mantenga la paz entre las principales potencias de Asia, manteniendo las alianzas como pieza fundamental del sistema de seguridad en el oriente asiático.

Se debe tener en cuenta que las modificaciones políticas al exterior tendrán barreras internas. Actualmente existen muchas barreras al interior de Estados Unidos que tratarán de impedir que Estados Unidos termine con su compromiso de seguridad sobre Taiwán. Para terminar el compromiso se requiere necesariamente la revocación de la Taiwan Relations Act de 1979, por el Congreso Federal. Sin embargo, es probable que existan limitantes, ya que esto podría parecer ante algunos como señal del declive estadounidense.

La lógica detrás de un reajuste territorial estratégico

¿Por qué C.L, Glaser propone la idea de un reajuste territorial estratégico? Para él, aunque el acomodamiento territorial sea asociado con la política de concesiones llevada a cabo por Inglaterra a Alemania en 1938, las concesiones pueden ser la mejor opción para cuidar intereses vitales. En este caso el autor se centrará en concesiones unilaterales, que tendrán por objetivo reducir la probabilidad de guerra; sin embargo, este sistema de concesiones también podría ser mutuo.

Existen tres caminos que pueden llevar al exito de un reajuste territorial estratégico. El primero, donde el adversario busca modificar el statu quo y reduce los costos que genera la competencia y la búsqueda de mantener objetivos de seguridad entre los adversarios, reduciendo a la vez la probabilidad de una guerra. Un segundo, en el cual se aumenta la seguridad del adversario a través de diferentes concesiones, haciendo que el estado sea más seguro y por tanto menos hostil; esto sólo se cumple si los objetivos del adversario son para sentirse más seguro. El tercero, es aumentar la seguridad de ambos estados, haciendo ilógica la competencia militar.

Sin embargo, el reajuste territorial estratégico, también puede tener riesgos. En primer lugar, el reajuste con concesiones tiene un costo directo, lo que implica que lo que se cede en territorio, también se cede en seguridad, prosperidad, prestigio y capacidad ideológica. En segundo lugar, algunos consideran que las concesiones en lugar de satisfacer al adversario pueden motivarlo a exigir aún más concesiones por la fuerza.

El reajuste territorial estratégico de Estados Unidos y China

C. L. Glaser identifica tres cuestiones en las cuales Estados Unidos y China tienen un conflicto de intereses, y una cuarta en la cual podrían tenerlo. La primera cuestión, es Taiwán. Para China, Taiwán es un objetivo central, ya que consideran que Taiwán es parte de su territorio y están dispuestos a someterlo a su control. China, inclusive ha declarado la posibilidad de iniciar una guerra para evitar la independencia de Taiwán, el gobierno en Taipéi (capital de Taiwán) se muestra moderado con estas acciones. Mientras tanto Estados Unidos continúa con su venta de armas a Taiwán, como lo estipula la Taiwan Relations Act y se declara defensor de Taiwán en caso de un ataque por parte de China, pero también aclara que pondría en duda el apoyo si Taiwán provocara el descontento.

En segundo lugar, Estados Unidos está comprometido es las disputas de soberanía sobre imites marítimos en el mar Meridional de China y en el mar Oriental de China por medio de los compromisos adquiridos con sus aliados en la región. China está involucrada en estas disputas con Filipinas y Vietnam en el mar Meridional de China. Estas disputas incluyen la reclamación de islas pequeñas como las Spratly y Paracelso, el mar Meridional de China además es una potencial reserva de recursos fósiles. Mientras tanto, en el mar Oriental de China, se encuentra en disputa por las islas Senkaku/Diaoyu [4] y por los límites marítimos. El mar oriental de China también es un gran reservorio de combustibles fósiles, por lo que las áreas disputadas coinciden con las áreas de reservas, los puntos de vista con los que se interpretan los límites se basan en ambigüedades egoístas sobre la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Además, las islas responden a intereses de los nacionalistas chinos y japoneses.

Un tercer punto es la importancia sobre las líneas marítimas de comunicación (en inglés Sea lines of communications, abreviadas como SLOC). Tanto Estados Unidos como China tienen un interés primordial sobre el Estrecho de Malaca, debido a que es de gran importancia para el comercio desde los puertos chinos y japonenses, y por el papel que juega en la geopolítica del petróleo. Aunque en tiempos de paz el comercio ininterrumpido sirve a todos los estados, en tiempos de guerra la capacidad de interrumpir las líneas marítimas de comunicación podría servir como instrumento coercitivo. Actualmente Estados Unidos mantiene el control sobre las líneas marítimas de comunicación y China considera esto como una amenaza. El control de estas líneas tiene gran importancia ya que posibilita el logro de otros objetivos.

En cuarto lugar, Estados Unidos y China podrían tener discordias sobre la presencia de militares y de alianzas estadounidenses en la región en un futuro. John Mearsheimer, teórico del realismo estructural estadounidense, considera que “cuando China aumente su poder expulsará a Estados Unidos de la región porque conseguir la hegemonía regional aumentará su seguridad”. Aaron Friedberg, realista estadounidense, asesor de seguridad especialista en China y miembro firmante del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, considera que “China buscará recuperar a Taiwán y expulsar a Estados Unidos, mientras al mismo tiempo, mantiene a Japón débil”. En contraparte, Michael Swaine, miembro del Carnagie Endowment for International Peace, concluye “que no existen pruebas oficiales de que los chinos estén buscando socavar o remplazar el poder de Estados Unidos”. C.L. Glasner se adhiere a esta opinión, por lo que considera que China puede estar segura, aun con el mantenimiento de las alianzas estadounidenses y con el despliegue de tropas.

Sin embargo, son los motivos y ambiciones de China los factores clave que determinarán si el reajuste territorial estratégico de Estados Unidos funcionará. Si los motivos son de seguridad el reajuste funcionará, y son de codicia, fracasará. Desde la perspectiva del gobierno chino, Taiwán es un objetivo de seguridad, ya que es considerado parte del territorio de la República Popular China, sin embargo, Estados Unidos considera que se puede tratar de un objetivo codicioso. Desde 2000, con el cambio de gobierno en Taiwán, las relaciones en el Estrecho de Taiwán han mejorado. Por otra parte, el comportamiento de China en los mares meridionales y orientales produjeron mayor preocupación. Por ejemplo, en 2012 China motivada por políticas de corte nacionalista declaró por primera vez, que se encontraba entre sus intereses las islas Diaoyu, la creación de una zona de seguridad aérea en el mar Oriental de China en 2013, el uso de patrullas para prevalecer sobre Filipinas en la disputa sobre el Bajo de Masinloc en 2012 o la crisis con Vietnam producto del establecimiento de una plataforma petrolera en aguas vietnamitas. Los intereses cambiantes de China pueden ser un motivo de preocupación para Estados Unidos, por las siguientes razones:

1. Si el movimiento de objetivos responde al aumento de su poder, es obvio que mientras más crezcan sus capacidades militares, los costos de sus campañas se reducirán, su probabilidad de éxito aumentará y China estará más dispuesta al uso de la fuerza y la amenaza.

2. Sus acciones podrían aumentar su liderazgo. Sin embargo C.L. Glaser considera que tanto la primera idea como la segunda son equivocadas, y se trata de China, como un Estado que siente inseguridad.

3. Los intereses cambiantes pueden ser un producto del nacionalismo. Este puede en un futuro contribuir a la expansión de objetivos. C.L. Glaser considera necesario controlar el nacionalismo ya que este puede derivar en la adopción de políticas codiciosas.

Terminar con el compromiso de defensa de Estados Unidos con Taiwán

Aunque las disputas de soberanía sobre islas y límites marítimos pueden dañar la relación entre China y Estados Unidos, el peligro clave parece ser Taiwán. China durante mucho tiempo consideró a Taiwán como parte de sus objetivos primordiales de seguridad nacional, mientras que los conflictos en los mares meridional y oriental eran considerados intereses de segunda categoría. Sin embargo, los crecientes problemas en los mares pueden reducir la importancia de Taiwán. El beneficio de poner fin al compromiso de defensa de Estados Unidos con Taiwán sería disminuir la probabilidad de guerra. La política actual de Estados Unidos está diseñada para evitar que Taiwán declare su independencia y dejar claro que Estados Unidos no lo defenderá si la declara. Pero Estados Unidos se compromete a defender a Taiwán en caso de un ataque chino, si el ataque es provocado por Taiwán el tratado no es muy claro sobre cómo se procederá. Estados Unidos es rehén de las decisiones de Taipéi.

Quince años atrás las capacidades chinas para comenzar una crisis en Taiwán eran limitadas. Hoy, con las mejorías en su capacidad militar, comienza a imaginarse con éxito la posibilidad de una invasión a Taiwán. Esta capacidad sólo irá aumentado con el tiempo, y parte del miedo surge de la estrategia antiaccess/area-denial (A2/AD) que reduce las capacidades de Estados Unidos de ayudar a Taiwán. China también está mejorando sus capacidades nucleares, lo que aumenta su capacidad de sobrevivencia y represalia luego de un ataque antinuclear por parte de Estados Unidos.

Sin embargo, las relaciones entre China y Taiwán han mejorado de forma dramática desde 2008. Esto es una buena noticia, pero podría alterarse con la elección de un gobierno a favor de la independencia. Otra consideración importante es que China considera el apoyo de Estados Unidos a Taiwán como una fuente de desconfianza estratégica. La política de Estados Unidos sobre la isla es causa fundamental del sentimiento antiestadounidense de los chinos. Poner fin al compromiso de seguridad, representa mejorar las relaciones con China, y tener la posibilidad de abrir la cooperación en otros temas y reducir la competencia militar. Hay que tomar en cuenta que, a pesar de las posibilidades de invasión a Taiwán, a China también le preocupa que Estados Unidos interrumpa las líneas marítimas de comunicación, las cuales controla desde el Golfo Pérsico hasta el Estrecho de Malaca y que aún cuenta con ventajas en el mar oriental de China y en el mar Meridional de China. La interrupción de las líneas marítimas de comunicación dejaría a China en un estado de vulnerabilidad. Sin embargo, no existe una solución técnica militar a este problema, ya que dos Estados no pueden controlar un mismo espacio. El reajuste territorial estratégico debería reducir la inseguridad de china frente a sus líneas marítimas de comunicación.

Terminar con el compromiso de seguridad sobre Taiwán también representa costos y riesgos para Estados Unidos. En primer lugar, costos políticos e ideológicos como la promoción de la democracia y la libertad a nivel mundial, que se pondrían en riesgo. Si China controlara Taiwán el gobierno autoritario probablemente no estaría dispuesto a respectar las instituciones actuales. En segundo lugar, representaría costos de seguridad, como la reducción de proteger sus intereses en Asia. En tercer lugar, se reduciría la credibilidad sobre los compromisos de seguridad de Estados Unidos y el gobierno chino podría llegar a creer que los estadounidenses estarían dispuestos a hacer concesiones en otros asuntos.

Algunos consideran que el fin de los compromisos de seguridad con Taiwán podrían hacer parecer a Estados Unidos como débil frente a China e incluso dar la idea a China de expulsar por completo a Estados Unidos de la región. Otros consideran que el reajuste podría poner en peligro los intereses de China en la región y reducir sus capacidades militares. Una mirada drástica considera que como la misión China en Taiwán ha concentrado gran parte de lo recursos chinos, una vez realizado el fin del acuerdo chino de seguridad podría concentrar sus capacidades en las líneas marítimas de comunicación de Asía Oriental y posiblemente de las que están más allá de Asia Oriental.

C.L. Glaser considera que estos riesgos son menores de lo que se plantea, debido a que en caso de que China desee emprender objetivos ambiciosos estos implicarían altas inversiones y serían costos. En cambio, poner fin al compromiso con Taiwán podría reducir la persecución de China de próximas expediciones navales, ya que Estados Unidos sólo bloquearía las líneas marítimas de comunicación en caso de guerra, y el fin del compromiso de Taiwán reduciría las posibilidades de guerra.

C.L. Glaser también considera que Estados Unidos no necesita el Estrecho de Malaca y las líneas de comunicación marítima de Asia Oriental para que en caso de guerra los envíos lleguen a Japón. En lugar de estos se activarían rutas derivadas que permitirían que lo que se envié llegue a los puertos petroleros del oriente japonés.

Otro posible peligro que se plantea es que la ubicación geográfica de Taiwán crea la posibilidad de un despliegue militar chino más directo sobre el Pacífico. Los analistas chinos consideran vital la posición de Taiwán para romper el “muro” creado por Japón, mientras que Toshi Yoshibara y James Holmes, del US Naval War Collegue, considera que la posición de Taiwán podría crear un “muro” chino. También el control de Taiwán por parte de los chinos mejoraría las capacidades del gobierno para enviar submarinos al Mar de Filipinas. Owen Coté, miembro del Programa de estudios sobre seguridad del Massachussets Institute of Tecnology, explica que “Taiwán desempeña un papel estratégico al permitir a Estados Unidos a instalar barreras acuáticas acústicas para detectar los submarinos chinos (de diésel de ataque y de diésel para misiles guiados en tránsito)”. Este recurso es valioso ya que Estados Unidos busca operar en portaaviones en el Mar de Filipinas, y los submarinos harán más riesgosas estas operaciones. Sin embargo, el impacto de perder la barrera antisubmarina puede ser mínimo, ya que China actualmente tiene diversas formas de amenazar a los portaaviones estadounidenses.

Como un último punto, aunque el fin del acuerdo produciría conmoción política en toda la región, esta preocupación también es exagerada. El acuerdo más importante de la región no es con Taiwán, sino con Japón, que incluye compromisos políticos más fuertes y una política de integración militar.

La lógica de una gran negociación

Como se ha podido ver, la política de reajuste territorial estratégico tiene características complejas. El reajuste territorial estratégico está plagado de posibilidades de beneficio, costos, cesiones, peligros, etc. Es la actitud de respuesta china la que planteará el éxito o fracaso de reajuste. La decisión de Estados Unidos sobre terminar con el compromiso de seguridad con Taiwán tiene como gran limitante la incertidumbre que aún se tiene en torno a los objetivos de China. Si China valorase mucho ganar cada una de sus disputas marítimas y expulsar a Estados Unidos de la región, entonces el acuerdo sería costoso. Si los objetivos chinos son limitados y estables, el acuerdo no generaría que China se volviera más peligrosa, pero si los objetivos chinos aún se encuentran evolucionando, el acuerdo daría confianza a los nacionalistas, y la seguridad estadounidense se reduciría. La pregunta fundamental, entonces sería ¿existen políticas que reduzcan los riesgos y al mismo tiempo mantengan los beneficios del reajuste territorial estratégico?

Un acuerdo estadounidense efectivo debe buscar obtener información sobre la naturaleza y alcance de los objetivos chinos. La forma más común de imaginar un gran acuerdo es una negociación en la cual a través de concesiones en varios asuntos, ambos negociadores se beneficien por igual. Una solución ideal sería que China, junto con sus vecinos pusieran los territorios en disputa bajo un control internacional y compartieran los recursos, creando de esta manera una gobernanza conjunta. Por ahora los objetivos de China son limitados. Por tanto C.L. Glaser considera que, al poner fin al cuerdo sobre seguridad de Taiwán, Estados Unidos debe dejar en claro que está dispuesto a correr riesgos en la defensa de los intereses de Taiwán y sus aliados en el mar Meridional de China y en el mar Oriental de China, si los chinos no se comprometen con el acuerdo. Un segundo elemento implicaría la aceptación por parte de China del papel de seguridad que tendría Estados Unidos en la región, incluidas la aceptación de las alianzas y del despliegue de fuerzas, acciones que anteriormente China no veía como negativas, pero que en las últimas décadas las élites chinas han juzgado con críticas negativas. Inclusive Xi Jinping, presidente de China, ha considerado las alianzas como inútiles para la seguridad de la región. A los ojos del gobierno en Pekín, el modelo de seguridad liderado por Estados Unidos está perdiendo utilidad. Sin embargo, las alianzas unilaterales seguirán siendo un componente esencial en la política de Estados Unidos en la región.

Contraargumento

Los contraargumentos a una gran negociación pueden catalogarse en tres puntos principales:

Problemas de compromiso. China enfrenta problemas de compromiso, algunos creen que mientras se vuelva más poderosa, los costos de incumplir el acuerdo se irán reduciendo hasta que salir del acuerdo sea la mejor opción, por lo que Estados Unidos no debería entrar a una negociación. Sin embargo, para C.L. Glaser, este miedo es exagerado, ya que si los objetivos de China son limitados y el reajuste territorial estratégico estadounidense los satisface, Estados Unidos no se enfrentaría a problemas de compromisos con China. La barrera más fuerte para Estados Unidos es que los objetivos chinos, hoy en día son inciertos, pero una gran negociación podría traer entre los beneficios, la provisión de información sobre los objetivos de China.

Taiwán ya no es un tema clave. El segundo contraargumento considera que Taiwán ya no es un tema clave en la negociación entre China y Estados Unidos. En consecuencia, centrarse en Taiwán es una política equivocada. Los expertos consideran que lo que se ha vuelto más intenso para China, son las disputas marítimas y territoriales con sus vecinos. Sin embargo, Taiwán sigue siendo clave, ya que el compromiso de seguridad alimenta la desconfianza china y mantiene las preocupaciones de China sobre una posible guerra donde el control de las rutas marítimas de comunicación estaría en peligro.

China no conseguirá levantarse. El tercer contraargumento sostiene que la economía China puede tambalear y no convertirse en una potencia mayor. Bajo estos supuestos el reajuste territorial estratégico sería un desperdicio. Este argumento sugiere que Estados Unidos debería esperar para conocer mejor la trayectoria económica de China. Este argumento es errado, ya que esperar no libera del riesgo, retrasa la posibilidad de mejorar relaciones con China y reduce la posibilidad de mejorarlas en el futuro.

Políticas alternativas que puede tomar Estados Unidos

1. Reajuste territorial estratégico unilateral. Si el ajuste territorial estratégico con el fin del acuerdo con Taiwán aumentaría la seguridad de los Estados Unidos, incluso aunque no haya concesiones chinas, entonces algunos se preguntan si un gran acuerdo es factible y si Estados Unidos debería terminar el compromiso con Taiwán de manera unilateral. C. L. Glaser considera que Estados Unidos no debería tomar la decisión de manera unilateral, ya que China podría malinterpretar este cambio tan radical en la política de Estados Unidos, es necesario no mandar señalas equivocas a China, inclusive el fin de las ventas de armas de manera unilateral podría tener riesgos.

2. Concierto de poderes asiáticos. Huge White, profesor de Estudios de estrategia e investigador del Centro de estudios sobre defensa y estrategia de la Universidad Nacional de Australia, piensa que la mejor opción sería un concierto de poderes asiáticos. El concierto, según H. White, es la alternativa a dos opciones indeseables, la expulsión de Estados Unidos de la región y la intensificación de la competencia. El concierto de poderes requiere que Estados Unidos y China compartan el poder en el oriente asiático. H. White considera que el elemento que dañaría este concierto sería que una potencia buscara la primacía sobre la otra. En este sentido, el éxito depende de que ambos acepten la legitimidad de los sistemas políticos del contrario y tengan por compromiso evitar que un estado domine al otro. El teórico australiano acepta que la idea de un concierto puede ser costosa y difícil tanto para China como para Estados Unidos. Estados Unidos tendría que aceptar el modelo chino y tratar al país como un “igual” militar y político. Mientras tanto, China tendría que renunciar a su sueño hegemónico en la región. Sin embargo, C.L. Glaser considera que, a pesar del valor teórico de la idea del concierto, este terminaría fracasando ya que no aborda los problemas clave de ambos países. Al no resolver los problemas claves de ambos Estados, dejaría en las mismas condiciones de riesgo a la región.

3. Requilibrar el statu quo de Estados Unidos en la región. La tercera posibilidad es continuar con el statu quo. Esto representa seguir con el compromiso de Estados Unidos con Taiwán, seguir con una estrategia sobre los mares del meridionales y del oriente de China, profundizar y ampliar las alianzas y buscar iniciativas comerciales que fortalezcan el compromiso económico de Estados Unidos en la región. Quienes defienden esta postura consideran que aún con esto el ascenso chino será pacífico. C.L. Glaser acepta que la política actual no dará como resultado una competencia semejante a la de la Guerra Fría; sin embargo seguirla podría convertir a China en un rival más peligroso, un competidor más capaz y con una economía más estable que la de la Unión Soviética. Una nueva Guerra Fría con estas características, sería más peligrosa.

Conclusiones

Una gran negociación, en la cual Estados Unidos termine con su compromiso de seguridad con Taiwán, logre soluciones diplomáticas sobre las disputas territoriales y marítimas en el mar del meridional de China y el mar de sur de China, etc. es actualmente la mejor opción que tiene los Estados Unidos frente al ascenso chino. Probablemente el que se logré una gran oferta aún sigue siendo complicado, por lo que deben desarrollarse políticas que eviten o retrasen los conflictos y seguir trabajando en las alianzas, especialmente, la alianza con Japón.


[1] Taiwán es la isla donde se encuentra alojado el gobierno de la República de China, la isla también es conocida con el nombre de Formosa. Taiwán es la isla donde se refugiaron los nacionalistas chinos al mando del general Chiang Kai-shek, después de que Mao Tse-tung se convirtió en líder de China.
[2] También conocido con mar del sur de China. Se encuentra entre China, Vietnam, Malasia, Taiwán, Filipinas, Indonesia, Camboya, Tailandia, Singapur y Brunei Darussalam.
[3] El mar oriental de China se encuentra entre China, Japón, Corea del Norte, Corea del Sur y Taiwán.
[4] Islas Senkaku en japonés, islas Diaoyu en chino. También son conocidas como islas Pinnacle.

Datos cruciales: 

1. La política actual de Estados Unidos para Asía Oriental, busca garantizar la paz entre las potencias de la región, para de esa manera aumentar la seguridad de Estados Unidos, evitando la proliferación nuclear y protegiendo los intereses económicos. Esta estrategia funciona gracias a las alianzas regionales y al despliegue de fuerzas.

2. Existen dos reclamaciones principales de pequeños archipiélagos en el mar Meridional de China. El primero, el de las islas Spratly, disputadas principalmente por China, Taiwán, Filipinas, Vietnam y Malasia. El segundo es por las islas Paracelso, disputadas por China, Taiwán y Vietnam.

3. El mar de China Meridional puede contener grandes reservas de materiales fósiles, como petróleo y gas, no se sabe con certeza el tamaño de estas.

4. Existe una disputa territorial entre Japón y China por la soberanía sobre las islas Senkaku/Diaoyu y sobre los límites marítimos en el mar Oriental de China.

5. Al igual que en el mar de China Meridional, el mar oriental de china puede contener grandes reservas de materiales fósiles, como petróleo y gas. Las estimaciones varían.

6. El Estrecho de Malaca es un punto estratégico para el comercio de los puertos chinos y japoneses, pero también en la geopolítica del petróleo, ya que la mayor parte del petróleo importado por esta región viene del Golfo Pérsico, atraviesa el Océano Indico y cruza el Estrecho de Malaca para llegar a los países importadores.

7. Estados Unidos está desarrollando el concepto del modo de batalla AirSea, lo que reduciría la capacidad de la estrategia A2/AD de China.

Trabajo de Fuentes: 

Friedberg, A.L. [2005], “The Future of U.S.-China Relations: Is Conflict Inevitable?”, International Security/em>, 30 (2):7–45, otoño

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Public Law. [1979], Taiwan Relations Act, 96-8, U.S. Code 22

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Nexo con el tema que estudiamos: 

La competencia hegemónica entre Estados Unidos y China creará un sistema de disputas por espacios estratégicos alredor del globo: Asia-Pacífico, Asia Central, África, América Latina, etc. serán parte de futuros desacuerdos entre un poder altamente cuestionado ideológicamente, endeudado, etc. pero que concentra gran parte de las inversiones del mundo y con un despliegue militar planetario frente a un poder joven, definido por un capitalismo altamente represivo y autoritario, pero con un aparato productivo enorme.

Cuando C.L. Glaser escribe este artículo aún tenemos una versión de China mucho más sutil de la que hoy tenemos, después de la declaración de alianza con Rusia, del lanzamiento del proyecto “Made in China” y del proyecto “One belt, one road” (el cual ha seguido creciendo), etc. Hoy sabemos que los proyectos de China, deben ser una verdadera preocupación para Estados Unidos, China parece tener proyectos económicos, políticos, ideológicos y geopolíticos a nivel mundial. Hoy podemos pensar que quizás el ajuste territorial no podría frenar el crecimiento del gigante asiático.