En febrero de 1956, Arthur Lee Samuel jugó el juego de damas, su oponente fue una computadora de 36 bits hecha por International Business Machines (IBM). Él había asignado cada una de las 64 casillas del tablero de damas y luego programó su computadora IBM 701 para considerar algunas posibles jugadas de las damas. La computadora se programó de forma que analizaría los movimientos posibles, luego volvería a dibujar en su cerebro electrónico las posiciones anteriores para guardarlas y regresar al punto de partida, es decir, como un proceso de aprendizaje natural de los seres humanos.

Con este acontecimiento, el presidente de IBM, Tom Watson, predijo que las acciones de su compañía se dispararían. A partir de esto, siguió un periodo de emoción en las décadas de 1950 y 1960, los científicos de computación esbozaron diseños de máquinas avanzadas de resolución de problemas.

Sin embargo, durante la siguiente mitad del siglo XX, muchas de las ambiciones de la inteligencia artificial se encontraron con limitaciones enormes. Aunque el proceso y los estudios fueron genuinos, las fallas llevaron largos periodos de congelamiento de avances en la inteligencia artificial.

Ahora parece ser una nueva etapa de florecimiento en la inteligencia artificial, actualmente las grandes empresas se apropian de nuevas empresas emergentes (startups), las cuales están enseñando a las máquinas la idiosincrasia de la conversación humana, para reconocer el mundo que nos rodea y para escanear instantáneamente terabytes de información y descubrir patrones importantes.

Han cambiado muchas cosas, pero así como la capacidad de estos algoritmos crece exponencialmente, también lo hacen las preguntas sobre sus sesgos potenciales y sus suposiciones arriesgadas. De hecho, por más desarrollada que esté la inteligencia artificial actualmente, no existe aún ninguna computadora que pueda compararse a la creatividad de la energía emprendedora de los humanos. Sin embargo, el crear una compañía y hacerla crecer es de las cosas más humanas que existen.

Es por eso que personas como Jack Ma, fundador de Aliababa, así como Huateng Ma, fundador de Tencent, merecen un reconocimiento. La batalla corporativa más grande en China nos podría llevar a un ecosistema de internet que podría reproducirse alrededor del mundo de una forma sumamente veloz.