A pesar de la cantidad de máquinas recolectoras de basura, y los miles de empleados que se emplean para la recolección y separación de basura, y a la cantidad de bancos comunitarios en donde las personas pueden depositar desechos de doble uso a cambio de un pago en efectivo que emplean algunos países en desarrollo, y que han sido efectivos. El problema sigue siendo que tanto la población como las empresas siguen entregando a los camiones recolectores su basura sin clasificar.

Como pasa en los países desarrollados específicamente en la isla Newby en San José California donde el problema no es recoger los residuos, sino su clasificación. Pues con la mano de obra tan cara, es prácticamente imposible que haya clasificadores suficientes para determinar, qué puede reciclarse y qué no. Aparte de que las máquinas clasificadoras de basura solo pueden clasificar algunos materiales reciclables. Lo que se agrava cuando países como China dejan de importar materiales de baja calidad, pues muchos países ya no tienen a donde enviar esa basura mezclada.

Mientras que para los países en desarrollo como Bekasi, la mala clasificación de basura, significaría una salud pública inadecuada y un gasto alto en hospitales, pues es más costoso para un país cubrir los servicios de salud de personas enfermas por la contaminación que generan los residuos, que deshacerse de esa basura adecuadamente. Lamentablemente en los países más pobres como África ni siquiera existen sitios adecuados para las descargas de basura y la gestión muy es limitada. Por lo que las economías en auge son las que presentan el mayor desafío.

Pero a pesar de que los esfuerzos de los países desarrollados y los que están en desarrollo han mejorado en gran medida conforme han ido cambiando los patrones de consumo y la eliminación de los residuos, se encuentran en un momento de mucha presión, pues el volumen de basura al que se enfrentan es cada vez mayor, debido al crecimiento económico que experimentan los países y a los cambios que ha tenido la industria de basura a nivel mundial, como el trabajo informal de los recolectores en el mundo y el impacto de la tecnología en la eficiencia en la recolección de basura.

Basura: el idioma de los estadounidenses

En países como Estados Unidos la clasificación de basura en los hogares y negocios ha empeorado, debido a que no cuentan con los clasificadores necesarios, y a que la gente no clasifica correctamente su basura. Esto se debe según Peter Keller miembro perteneciente a la segunda empresa más grande de gestión de residuos (Republic Service) de Estados Unidos, a que los ciudadanos dan por hecho que el servicio de recolección debe realizar la clasificación de los residuos.

En algunos países se aplican estrategias como cobrar de acuerdo con el volumen de basura que recolectan, con el objetivo de fomentar la correcta clasificación, mientras que, en otros como Taipéi solo aceptan basura sin clasificar en bolsas específicas de diferentes tamaños y de diferentes precios. Y en países de Europa y Estados Unidos la basura se paga con impuestos, y es enviada a instalaciones como la isla Newby para desaparecerla.

Pero de acuerdo con Scott Smithline, supervisor de reciclaje en la Agencia de Protección Ambiental de California, existen dos razones de la mala clasificación, la primera es que las personas ignoran lo que es reciclable, lo que confunde a los consumidores al momento de clasificar correctamente su basura, y la segunda, es que las personas solo clasifican su basura en reciclable y no reciclable, lo que en un principio no generaba mayores problemas, pues se podía clasificar en plantas como Newby, y era suficiente para satisfacer a los compradores chinos, hasta que China detuvo sus importaciones de basura impidiendo a las empresas extranjeras vender toda esa basura de mala calidad.

Por lo que ahora, redoblan esfuerzos en encontrar soluciones, como enseñar a su población a clasificar correctamente su basura. Mientras que en algunas ciudades estadounidenses y europeas han comenzado a recolectar diferentes tipos de materiales en días alternos, las máquinas que aceptan basura a cambio de dinero comienzan a verse en los supermercados, y también se emplean esquemas de pago de acuerdo con el volumen de residuos. Todo con la finalidad de cambiar los hábitos de consumo en el largo plazo en la población, pues con la decisión tomada por China de prohibir las importaciones de basura, se evidenció la urgencia de la importancia de aprender a clasificar correctamente sus residuos.