Desde que China anunció en 2015 su plan nacional, el cual consistía en dominar a las industrias más prometedoras del país mejor conocidas como ¨Made in China¨, ciudades como Jinjiang, conocidas por dominar industrias como la del calzado, han apostado por crear una industria local de chips, que pretende ser tan valiosa como la de su calzado.

Su principal creador es Fujian Jinhua, un fabricante de chips de Memoria de Acceso Aleatorio Dinámico (DRAM por sus siglas en inglés), los mejor conocidos semiconductores básicos, que vienen integrados en teléfonos inteligentes, computadoras portátiles y servidores. Se estableció en la ciudad de Jinjiang en 2016, y comenzó la construcción de una fábrica de chips, pero el Departamento de Comercio de Estados Unidos al sentirse amenazado por el tipo de tecnología que iban a producir, impuso una restricción a Jinhua para exportar sus componentes y venderlos a las empresas estadounidenses, argumentando que la empresa representaba un ¨riesgo significativo para la seguridad nacional de Estados Unidos¨ y que podía ¨amenazar la viabilidad económica a largo plazo¨ de su cadena de suministro para partes militares.

Esta medida tomada por Estados Unidos refleja su temor por la creciente competencia en la creación de nuevas tecnologías, las cuales a menudo se dan injustamente y por medios ilegales. Lo que sugiere que la podría aplicar a muchas otras empresas que le representen un riesgo. Sin embargo, China solo ha declarado que tal medida (las restricciones a las exportaciones) le parece una medida excesiva. Cabe destacar, que el fabricante de chips Jinhua tiene muy mala reputación, pues además de haber recibido inversión por parte del gobierno chino, ha recibido un fondo multimillonario por parte de un organismo del estado. Sin olvidar que ha sido demandado por un socio taiwanés por robo de secretos comerciales, y por Micron, una empresa estadounidense que lo acusa de haber robado sus diseños de chip de memoria, junto con ingenieros miembros de United Microelectronics Corp (UMC), con quienes se reunió en 2016 para crear tecnología para su nueva fábrica.

Pero Jinhua y United Microelectronics Corp (UMC), reaccionaron acusando a Micron de infringir las patentes establecidas por UMC, y solicitando a un tribunal que atendiera el caso y prohibiera a Micron enviar tecnología a China. Lo que sería una gran estrategia, pues al final el tribunal fallaría a favor de la demanda. A lo que Micron solo declaró que tal prohibición solo afectaría al 1% de sus ingresos. Siendo una muestra de que China puede jugar sucio, pues de acuerdo con Randy Abrams de Credit Suisse, China declaró que de perseguir a sus mejores hombres podían hacer las cosas muy difíciles. Por otra parte, los reguladores optaron por la generación de una vía alternativa de fijación de precios, en Micron y en otros dos fabricantes líderes de chips DRAM. Samsung y SK Hynix de Corea del Sur.

Hasta ahora, la medida tomada por Estados Unidos a las exportaciones sigue siendo más eficaz que el juego sucio de China. Pues Estados Unidos ha logrado privar a la fábrica de los suministros necesarios para la fabricación de su tecnología, al menos para 2018, año en que se producirá una línea de prueba de volumen muy bajo. Aunque de acuerdo con Abrams aún falta un año para la fabricación de volúmenes grandes. Por otra parte, después de que Estados Unidos pusiera una restricción a las exportaciones en abril de 2018 a ZTE, la segunda empresa de telecomunicaciones más grandes de China, United Microelectronics Corp UMC declaró que no iniciaría la cooperación de investigación con Jinhua. Mientras que China solo se limitó a decir que debería haber autosuficiencia tecnológica. Sin embargo, el hecho de haber frenado a uno de los emblemas de ¨Made in China¨, sugiere que China probablemente redoblará esfuerzos para cumplir su objetivo.