Verdant and vibrant. Green asset classes are proliferating. Green financial assets are a small but significant share of the total

Cita: 

The Economist [2018], "Verdant and vibrant. Green asset classes are proliferating. Green financial assets are a small but significant share of the total", The Economist, London, 29 de noviembre, https://www.economist.com/finance-and-economics/2018/12/01/green-asset-c...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Diciembre 1, 2018
Tema: 
Crecimiento significativo de activos financieros verdes
Idea principal: 

The Economist advierte que para frenar el cambio climático se debe designar cuantiosas sumas de dinero a la investigación y generación de energías limpias. Los gestores de los activos tendrán que ofertar más inversiones en productos financieros verdes y tendrán que establecerse medidas regulatorias para la toma de decisiones de las inversiones en dichos productos.

En una década se ha incrementado significativamente la presencia de activos verdes respecto a los activos gestionados totales. Por ejemplo, actualmente en Estados Unidos el clima es el rubro más usado entre los gestores de activos y grupos industriales para determinar el criterio del Medio ambiente, social y gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés). Sin embargo, aun no existen medidas definitorias. Por mencionar un caso, China utiliza los bonos "verdes" para financiar proyectos limpios de carbón. Asimismo, es sabido que el dinero recaudado para los proyectos medioambientales están destinados a los países ricos, mientras los países pobres no son considerados por su tamaño pequeño o por el riesgo que implicaría la emisión de los bonos en sus territorios.

De cualquier manera, afirma The Economist, los logros de los bonos "verdes" han inspirado otro tipo de activos financieros medioambientales. Por ejemplo, en septiembre, Vasakronan, una firma sueca de administración de propiedades, se convirtió en el primer emisor de un documento comercial verde, es decir, una deuda a corto plazo para financiar los gastos a corto plazo de los edificios ecológicos de la empresa. Por otra parte, la República de las Seychelles emitió un bono "azul" para financiar un fondo de gestión sostenible de los océanos.

Ciertamente las inversiones de las firmas no están únicamente motivadas por motivos medioambientales, en realidad, el cambio climático puede afectar directamente a las firmas. Cuestiones como la elevación del nivel del mar hasta medidas gubernamentales como los impuestos a las emisiones de carbono tienen un efecto en los precios de las grandes industrias. En dicho tenor, algunos inversores institucionales se encuentran aplicando "principios verdes" en sus portafolios, como la exclusión de las firmas y activos que contaminan o, menos radical, mitigarlas sus daños.

En nuestros días Climate Action 100+ es el grupo más grande que busca comprometerse con los principios "verdes". Cuenta con 32 billones de dólares en activos de inversores institucionales. Entre sus objetivos se encuentra la identificación de las 100 compañías más contaminantes del mundo, que representan dos terceras partes de la emisión global de gases, para implementar medidas que busquen reducir rápidamente sus emisiones de carbono e informen a las firmas con cuestiones climáticas.

Los reguladores nacionales e internacionales comienzan a asegurarse de que los inversores tengan más información para tomar decisiones medioambientales. Incluso algunos bancos comienzan a interesarse en cuestiones de cambio climático. La Unión Europea planea exigir a los consultorios financieros que informen a sus clientes acerca de las inversiones en ESG. Asimismo, el Banco de Inglaterra exige a los bancos y aseguradoras que reporten su vulnerabilidad al cambio climático.

The Economist concluye que aunque los bonos "verdes" tienen ya un crecimiento significativo, aun se encuentran en un desarrollo muy pobre.

Datos cruciales: 

1. Según la Agencia de energía internacional, debe invertirse anualmente desde hoy hasta 2050 3.5 billones de dólares para combatir el cambio climático.

2. Actualmente 3 billones de los 46.6 billones de activos estadounidenses administrados profesionalmente tienen en consideración las cuestiones climáticas. Es el doble de activos respecto a 2016.

3. El Banco Mundial emitió los primeros bonos "verdes" en 2008. Estos bonos recaudan fondos para el desarrollo de proyectos medioambientales. En 2018 el Banco Mundial destinó anualmente más de 170 mil millones de dólares para los proyectos verdes, aproximadamente 2.5% de la emisión global de bonos.

5. En 2018 Fannie Mae, gran hipotecaria estadounidense, fue la mayor emisora individual de bonos verdes con 27.6 millones de dólares respaldados por hipotecas sobre propiedades energéticas.

6. Mercer, una consultora, calculó en 2015 que las ganancias anuales de las firmas emisoras de carbono podrían caer entre un 26 y 138% dentro de los próximos diez años merced a políticas gubernamentales "verdes".

7. El fondo de riqueza soberana de Noruega de 1 billón de dólares excluye toda industria de carbón.

8. El fondo de pensiones de Quebec de 226 mil millones de dólares apuesta por recortar las emisiones de carbono por dólar invertido por trimestre para 2025.

9. En 2016, sólo 21 firmas a nivel mundial reportaron todas sus emisiones directas de carbono.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La emisión de los llamados bonos "verdes" sirven para la reconfiguración mundial de las grandes corporaciones industriales y manufacturas del mundo. Las regulaciones nacionales e internacionales en cuestiones climáticas provocarán la disputa por la hegemonía del mercado mundial en la producción de energía. Por ello no es casual que corporaciones productoras de equipo armamentístico tengan participación directa o mediante subsidiarias en la industria de energías limpias (véanse los Perfiles de corporaciones elaborados por el LET). La economía en el siglo XXI, como sostiene el proyecto, se define por la privatización de la guerra cuyo campo de acción se define en gran parte por la disputa de los recursos naturales.