¿Quién controla el futuro?

Cita: 

Lanier, Jaron [2013], ¿Quién controla el futuro?, Barcelona, Debate, 462 pp.

Fuente: 
Libro
Fecha de publicación: 
2013
Tema: 
Naciente estructura de poder con las plataformas digitales
Idea principal: 

Jaron Lanier es un escritor estadounidense especializado en informática y compositor de música clásica. Pionero en el campo de la realidad virtual.


Introducción

En la historia de la humanidad el uso del poder para dominar a otros y otras, atraviesa por el control de las herramientas de comunicación. Para Lanier, un idealista digital en la década de 1970, las redes digitales significaban las herramientas de comunicación que nadie podría controlar por su capacidad para adaptarse constantemente ante fallos y errores. Desafortunadamente el rumbo que ha tomado el desarrollo actual del internet, las redes digitales, el big data, entre otras innovaciones ligadas, representa tan solo una forma específica de cómo las tecnologías de la información y comunicación pueden ser implementadas en la sociedad. Dicha forma particular se caracteriza por una “adicción institucional” a lo que Lanier denomina servidores sirena. Éstos son “recursos de computación cuya potencia supera a la de todos los demás nodos de la red y que, en un principio, parece asegurar a sus dueños el camino hacia un éxito garantizado e ilimitado. Pero los beneficios son ilusorios y no tardan mucho en conducir a un gran fracaso.”

Para ilustrar lo anterior el autor cita dos casos. El primero es el uso del big data por las compañías aseguradoras estadounidenses que lograron reorientar los incentivos para asegurar “únicamente a quienes los algoritmos indicaban que menos necesitaban contratar un seguro”. Lo cual impactó ampliamente en la calidad de salud de los y las ciudadanas estadounidenses que, dejados al margen, tuvieron que pagar altos precios por la atención médica. Ante lo cual el "obamacare" fue un esfuerzo por revertir la situación y exigir a las aseguradoras incrementar el número de personas aseguradas. Un segundo ejemplo es el caso de Edward Snowden quien reveló que “la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) […] se dedicaba a espiar a todo el mundo, amigos y enemigos por igual […]; y a convertir el mundo de los servicios de internet gratuitos de los que hacemos uso los consumidores en un monstruo orwelliano”.

Lanier, lejos de criminalizar a las tecnologías digitales en sí mismas, es un crítico de la forma específica en que son utilizadas hoy en día y argumenta que existe “más de una manera posible de integrar” sus alcances en la sociedad.

El autor expone la narrativa que señala la existencia de tendencias contradictorias en las tecnologías digitales (la descentralización y concentración simultánea). La cual exalta que, por un lado, las redes digitales rompen las estructuras que concentran el poder, descentralizándolo entre los individuos (como el empoderamiento de los clientes, pequeñas organizaciones con grandes alcances como WikiLeaks, protestas multitudinarias convocadas en redes, entre otros casos). En el otro extremo se reconoce un mundo donde las desigualdades a nivel mundial se han incrementado (entre naciones y al interior de ellas).

Para Lanier el motivo por el cual la idea original y libertaria pro-libre información digital de los años setenta ha fracasado se debe en gran medida a no haber considerado la naturaleza del poder de la propia computación. La información compartida de manera abierta a través de una red de ordenadores hace que aquel que “disponga el ordenador más potente” tenga mayor capacidad informacional respecto del resto. Este es el punto angular por el cual “los servidores sirena ocupan instalaciones enormes, situadas en oscuros lugares donde cuentan con sus propias centrales eléctricas y alguna conexión especial con la naturaleza […]”. Estos servidores sirena ultrainfluyentes se pueden distinguir por el tipo de actividad en el que se especializan: actividades financieras, aseguradoras, gestión de procesos electorales, tiendas online, redes sociales, buscadores o servicios nacionales de inteligencia.

La metáfora que utiliza Lanier para ilustrar el poder de estos grandes centros de cómputo con la imagen de servidores sirenas es que sus “cantos” son tan fuertes que logran seducir, atrapar y por ende moldear el comportamiento de quiénes los escuchan. Su enorme capacidad de cómputo les permite trazar modelos sobre los comportamientos (detectar patrones) que, si bien no son perfectos, “son lo bastante buenos para predecir y manipular a las personas gradualmente, a lo largo del tiempo, modificando sus gustos y hábitos de consumo de una manera más efectiva e insidiosa que los anuncios subliminales”.

A mayor potencia de cómputo (y una mayor discreción) mayor será el poder del servidor sirena para gozar de los beneficios de manipular consistentemente a los y las demás. Ahora “sabemos hasta qué punto nuestros dispositivos [teléfonos inteligentes, tabletas…] y nuestras redes digitales [...][WhatsApp,…][...] sirven para que remotas organizaciones ultrapoderosas nos espíen”. “Estas tecnologías sirven para obtener información sobre nosotros más aún de lo que nos sirven a nosotros para obtener información.”

Un último argumento da vuelta a la tuerca sobre el poder que los usuarios ceden ante los grandes servidores sirenas debido a la “nueva estructura de poder” que se impone con los dispositivos inteligentes. Los comúnmente llamados celulares inteligentes y tabletas están diseñadas únicamente para consumir contenidos más que para producirlos.

Partiendo del principio anterior, Lanier rompe con la ilusión de las dos tendencias que se contraponen en la tecnología digital, para señalar que solo es una, puesto que es mayor la concentración que la descentralización. “La disrupción y descentralización del poder coincide con una concentración de poder intensa y aparentemente ilimitada”. La única manera de haber cedido fue presentar el enganche como una gran oferta, gratis. Es una situación en la que se pierde la libertad de manera gradual, cediendo no solo nuestros datos a una infraestructura de sensores que los envía a un “megaordenador que es propiedad de una megacorporación a la que pagan los anunciantes para manipularnos con sutileza al ajustar las opciones que se nos presentan [...].”

Nexo con el tema que estudiamos: 

El texto aporta valiosas reflexiones para pensar el poder de las grandes plataformas digitales (servidores sirena) no solo desde su capacidad para acumular cuantiosas rentas económicas sino además permite analizar el tema desde una perspectiva del valor de uso estratégico. Con el cual se señala que la actual “economía digital” corre altamente el riesgo de dar un nuevo giro en la dominación hegemónica (sin precedentes comparables) en cuestiones de vigilar y moldear prácticas interpersonales, imaginarios colectivos y significados.