En 2017 la policía de China entró a un departamento de una exportadora de productos químicos en Xingtai, donde encontraron un equipo de vendedoras angloparlantes contratadas para la venta ilegal de mercancías en sitios web extranjeros. El mes pasado su jefe, junto con otras ocho personas, se declaró culpable en una corte china por producción y envío por correo de narcóticos hacia Estados Unidos. La investigación, trabajo conjunto entre las policías estadounidense y china, previno la venta por 20 millones de dosis de fentanilo al extranjero.

El 1 de diciembre de 2018 durante una junta en la cumbre del G20 en Argentina, Xi Jinping accedió llenar los vacíos legales que permiten a distribuidores de fentanilo operar legalmente, sugiriendo que fortalecería su postura contra los opioides que han afectado a Estados Unidos. Por años, gobiernos internacionales han pedido al Partido Comunista de China que disminuya su exportación. La oficina de la Casa Blanca llamó esta declaración un "gesto humanitario maravilloso". No es claro que que resulte en algún cambio drástico.

En el siglo XIX China perdió dos Guerras del Opio contra Gran Bretaña debido al contrabando de amapola. Actualmente la mayoría de las drogas recreativas son producidas con ingredientes sintéticos. La producción en China se ha concentrado en los extremos de su territorio. China es el principal exportador de ingredientes farmacéuticos y representa un tercio de las ventas mundiales en químicos. Según la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad Estados Unidos-China, la débil regulación ha permitido que la producción legal de drogas y medicamentos se distribuya en mercados ilegales. Además, es más fácil conseguir los ingredientes, el equipo y los conocimientos necesarios para su producción ilegal.

La producción y tráfico de narcóticos en China se especializó en anfetaminas y metanfetaminas; desde el inicio de la crisis en Estados Unidos, la producción de opioides ha incrementado. Se trafican vía grupos organizados en Canadá y México encargados de introducirlos al mercado estadounidense o por servicios de paquetería. La potencia del fentanilo permite que pequeñas dosis puedan ser ocultadas. En 2017 el Departamento de Justicia de los Estados Unidos descubrió que entre 3 000 y 5 000 dólares de fentanilo en China pueden llegar a valer 1.5 millones de dólares en Estados Unidos. Para el año 2017 cerca de 29 000 personas murieron por sobredosis de opioides, esta cifra para 2014 era de 5 000.

Oficiales chinos afirman que el consumo de ese tipo de drogas no es común. Ahora la producción y venta de opioides sintéticos está más controlada. Anteriormente era más común que distribuidores chinos vendieran libremente fentanilo al exterior vía internet; algunos alteraron las recetas químicas de sus productos para continuar vendiendo.

Aún no se presentan las futuras acciones del gobierno chino para llenar los vacíos legales. Una restricción en las mezclas con otros componentes evitaría que futuros productos tipo fentanilo salieran al mercado. Legisladores chinos buscan no establecer este tipo de medidas para no frenar investigaciones farmacéuticas; por otro lado, la Administración de Aplicación de Drogas de Estados Unidos introdujo un medida de emergencia que controlaría todos estos productos tipo fentanilo en febrero de 2018. Se espera que las nuevas regulaciones promuevan a productores de fentanilo a hallar alternativas que no amenacen las vidas de sus consumidores.

Aplicar medidas correctivas será un reto, dado que los oficiales chinos suelen tardar al realizar inspecciones que implicarían costos en la industria y para el gobierno; algunos aceptan sobornos de productores. Existen fallas en las regulaciones en las industrias farmacéutica y química en China, aún tras esfuerzos gubernamentales para evitarlas. Ya existe una prohibición en el envío de componentes ilegales, no obstante, el sistema postal de China maneja 75 000 envíos por minuto y hallar contenido ilegal en estos es difícil.

El gobierno de Estados Unidos debería buscar soluciones locales, invertir en hallar formas de reducir los daños que causan los opioides. El gobierno de China necesita prepararse para la posibilidad de un incremento en el consumo de opioides, las medidas punitivas aplicadas en China podrían ser contraproducentes –aplicar estas medidas para manejar el alto consumo de opioides podría ser incorrecto en una crisis de salud– y no llegarían a una solución.