The paper Euro-army. France and Germany are pushing rival models for defence co-operation. Neither is very ambitious

Cita: 

The Economist [2019], "The paper Euro-army. France and Germany are pushing rival models for defence co-operation. Neither is very ambitious", The Economist, London, 2 de febrero, https://www.economist.com/europe/2019/02/02/france-and-germany-are-pushi...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Febrero 2, 2019
Tema: 
La reducción de la dependecia militar estadounidense y la posible creación de un ejército europeo
Idea principal: 

A medida que los europeos luchan por reducir su dependencia militar de Estados Unidos, están planteando la posibilidad de crear nuevos esquemas de cooperación militar. Los esquemas embrionarios incluyen PESCO (Cooperación Estructurada Permanente), EDF (Fondo Europeo de Defensa) y E2I (Iniciativa de Intervención Europea). No obstante, los europeos están avanzando más en la burocracia que en los batallones, afirma The Economist. El año pasado el presidente de Francia Emmanuel Macron y la primera ministra de Alemania, Angela Merkel causaron alboroto cuando aprobaron un “ejército europeo”, para horror de los euroescépticos británicos y los atlanticistas estadounidenses.

El 10 de enero de 2019, Ursula von der Leyen, ministra de defensa de Alemania, declaró; “El ejército de Europa ya está tomando forma". El 22 de enero, el tratado de Aachen entre Francia y Alemania, prometía desarrollar la eficacia, coherencia y credibilidad de Europa en el campo militar. Los miembros europeos de la OTAN han agregado más de 50 mil millones de dólares a su gasto anual colectivo desde 2015, un año después de la invasión de Rusia a Ucrania. Esto equivale al presupuesto militar de Gran Bretaña o Francia. En efecto, las visiones del futuro militar de Europa han dado lugar al planteamiento de múltiples esquemas.

PESCO es una colección de 34 proyectos de defensa de la Unión Europea lanzados con gran entusiasmo en diciembre de 2017 y donde sus miembros estuvieron de acuerdo de “hacer cosas juntos; gastar juntos, invertir juntos, comprar juntos, actuar juntos", como lo expresó Federica Mogherini, jefa de política exterior de la Unión Europea. Alemania vio a PESCO como una oportunidad para devolver el viento a las velas del proyecto europeo. Cuando el proyecto de PESCO estaba siendo concluido, en un discurso en la Sorbona en septiembre de 2017, Macron exigió algo aún más contundente; una “fuerza de intervención común, un presupuesto de defensa común y una doctrina para la acción común”.

Nueve estados firmaron el E2I en junio de 2018. Este esquema se mantuvo independiente de la Unión Europea e incluyó a Dinamarca -país que se caracteriza por salir de la política común de seguridad y defensa que conciertan la Unión Europea- y Gran Bretaña. Alemania observó el esfuerzo de Francia como un intento mediano para arrastrar a otros países a sus guerras africanas y diluir el papel de la Unión Europea. No obstante, Alemania fue incluida en este esquema. El recientemente elegido gobierno populista de Italia se negó a unirse en lo absoluto.

Sin embargo, ambos esquemas han sido mal entendidos. El PESCO no es un ejército o una alianza permanente, es una forma de reducir la duplicación, de intentar unificar a las industrias de la defensa nacional y establecer estándares para todo, "desde la medicina en el campo de batalla hasta los radios militares". E2I tampoco es una fuerza de ataque itinerante, pero es un marco para las fuerzas armadas de Europa para actuar juntos en futuras crisis. Sus miembros discuten los escenarios desde el Caribe hasta el Báltico. En teoría PESCO y E2I no sólo pueden apoyarse entre sí, sino que también pueden conectarse a la OTAN.

El mayor problema es la brecha entre la elevada retórica de los líderes políticos y la modestia esencial de las acciones impulsadas. La Unión Europea siempre ha aceptado que debería centrarse en la gestión de crisis (luchando contra piratas y traficantes) en lugar de la defensa colectiva (luchando contra los rusos). Las fuerzas europeas están involucradas en todo, desde patrullas antipiratería de Somalia hasta la formación de soldados en la República Centroafricana. La misión de la Unión Europea en Malí involucra a más de 620 personas de 22 países y ha entrenado cerca de 12 mil tropas malienses.

En efecto, existe una desconexión entre la retórica política que insinúa los temores del abandono de Estados Unidos y la política real, que no hace ninguna pretensión en llenar este vacío. Un estudio reciente realizado por IISS de Gran Bretaña y un grupo de thinks-thanks de Alemania afirman que la Unión Europea lucharía por cumplir con la mayoría de las ambiciones implícitas en su propia política común de seguridad y defensa. Quedaría totalmente fuera de su alcance si se enfrentara a crisis simultáneas o si Gran Bretaña, que representa una cuarta parte de los gastos de defensa del bloque, se mantuviera al margen.

Además, aunque algunos proyectos son innovadores e importantes, como la incorporación de drones anti-minas y planes para compartir bases de ultramar, otras son más dudosas. Una escuela de espías propuesta será dirigida por Grecia y Chipre; ambos tienen lazos extensos con Rusia. En lugar de trabajar a través de instituciones torpes, muchos europeos simplemente están cortando tratos más pequeños. En 2018, Gran Bretaña reforzó los lazos de defensa bilaterales con Francia, Polonia, Alemania y Noruega. Al norte, Suecia, Finlandia y Noruega, que permite la integración de estos países a sus fuerzas aéreas y navales. En el sur, Estonia se ha sumado a la guerra de Francia en Mali. Un verdadero ejército europeo aún dista de concretarse, concluye The Economist.

Nexo con el tema que estudiamos: 

La disputa hegemónica entre los países europeos ha despertado el interés por consolidar un ejército europeo que no dependa del poderío militar de Estados Unidos y la OTAN. No obstante, la creación de este ejército se ha enfrentado la fragmentación y diversidad de esquemas de seguridad y defensa, y sobre todo a los mecanismos burocráticos que intentan distanciarse de la UE. Así mismo, la política de los líderes y los objetivos de estos se diluyen y logran concentrase de nueva cuenta a los grandes bloques que conforman la política de seguridad europea. No obstante, esto no demerita la intención de los países de Europa por conformar una milicia y reforzar la política militar sin la intervención de Estados Unidos