Respecto al agua potable, la humanidad ha creado una serie de sistemas ingenieros para satisfacer su necesidad de agua dulce. A lo largo de la historia, los métodos han ido cambiando, pero la forma siempre ha implicado la construcción de tecnologías para la extracción del recurso; así lo demuestra actualmente el gobierno de Israel, con la construcción de un megaproyecto que implica la elaboración de un túnel subterráneo en Jerusalén.

Sin embargo, respecto a los megaproyectos, los más sorprendentes se encuentran en China; este país cuenta con una presa de tres gargantas que representa la más grande del mundo, la cual utiliza para abastecer de agua a su población y para generar energía eléctrica. Además, para solventar la necesidad de agua dulce en la zona norte del país y también responder al problema de escasez en ese sitio, el gobierno de China impulsó un proyecto de desviación de agua de sur a norte, este último ha sido reconocido como el más caro del mundo. Estos proyectos representan un alivio momentáneo para el problema, pues en el futuro se podrían esperar tensiones políticas surgidas desde la población por el uso y costo del agua potable.

Megaproyectos similares ocurren alrededor de todo el mundo, así, otro ejemplo similar lo encontramos en la India con su objetivo de conectar a 37 ríos a través de una serie de canales, pero como en el caso de China, no se espera que esta iniciativa sea aceptada fácilmente por su población.

Así, es posible apreciar que, para solucionar la situación de escases, la humanidad sigue tomando lo que el especialista Peter Gleick –cofundador del Instituto Pacífico de California- ha denominado “el camino difícil”, este es precisamente el que lleva a la construcción de grandes obras para responder al problema del abastecimiento en zonas centrales, en lugar de cambiar la manera en que se utiliza el agua o transformar por completo el mapa de la agricultura. Por otro lado, este camino ya no parece ser suficiente para responder a los problemas actuales de la escases de agua, por lo mismo, este especialista sugiere que es necesario optar también por un “camino suave” en el que se invierta en educación y tecnologías que transformen la forma de interacción entre sociedad y agua.

Técnicas como las sugeridas por Peter Gleick, a través de lo que llamó “el camino suave”, ya eran y son utilizadas en lugares donde la falta del recurso siempre ha sido un problema, en estas zonas se adaptan las viviendas y las costumbres para construir sistemas de ahorro y de captación de agua.

De esta manera las instituciones internacionales deberán actuar en conjunto e invertir en la búsqueda de soluciones, no sólo a partir del “camino difícil”, sino también elaborando respuestas en las que la sociedad forme parte importante del cambio. Por lo tanto, la problemática no solo se resuelve invirtiendo capital, el sistema de la política tiene mucho mayor peso para lograr cambiar las dinámicas de consumo, circulación y extracción de agua.