El nuevo campo de batalla: cibermercenarios que espían para cualquier gobierno
Mazzetti, Mark, Adam Goldman, Ronen Bergman y Nicole Perlroth [2019], “El nuevo campo de batalla: cibermercenarios que espían para cualquier gobierno”, The New York Times, New York, 24 de marzo, https://www.nytimes.com/es/2019/03/24/ciberespionaje-nso-darkmatter/?rre...
A finales de 2017, Saudi Al Qahtani (asesor cercano del príncipe heredero de Arabia Saudita para ese año), intercambio mensajes con trabajadores de la compañía NSO Group, empresa israelí encargada de crear software de intrusión y vigilancia. En estos mensajes, Al Qahtani hablaba sobre planes sobre el uso de herramientas de vigilancia en todo Medio Oriente y Europa.
En la actualidad, cualquier país puede comprar servicios de espionaje digital, lo que les permite realizar operaciones sofisticadas que antes solo realizaban Estados Unidos y Rusia.
NSO Group, DarkMatter y Blue Cube son ejemplo de que se puede contratar compañías privadas para espiar. Estas empresas no solo hacen ataques cibernéticos a grupos delictivos como terroristas o narcotraficantes, a su vez han existido agresiones a activistas y periodistas.
NSO Group lanzó para 2011 su primer prototipo de vigilancia celular llamada Pegasus, el cual recopilaba grandes cantidades de datos sin dejar ningún rastro. El primer cliente de Pegasus fue el gobierno mexicano, el cual utilizó la herramienta en su guerra contra el narco. Tiempo después NSO Group vendió sus productos a diversos países, que usaron la herramienta Pegasus para desmantelar grupos de crimen organizado.
En el caso de México, no solo se usó para acabar con grupos delictivos, sino también para espiar a activistas y periodistas. NSO Group estableció un comité de ética en donde se establece que solo se venderá sus programas a países en donde existe un respeto por los derechos humanos, basándose en indicadores de Capital Humano del Banco Mundial, aunque esto no se ha realizado con gran vigor.
DarkMatter es una compañía emiratí, fundada en 2015, que surgió de la empresa estadounidense CyberPoint. CyberPoint años atrás consiguió contratos de los Emiratos Árabes Unidos para reforzar su seguridad por ciberataques. Al fundarse DarkMatter y no tener que regirse por leyes estadounidenses, atrajo la atención de empleados de CyberPoint.
DarkMatter funge como un brazo cibernético paraestatal de los Emiratos Árabes Unidos, trabajando en hackeo de ministerios de Turquía, Catan e Irán, además de disidentes emiratíes. El FBI se encuentra investigando si empleados de DarkMatter han cometido delitos cibernéticos. No obstante, existen preocupaciones sobre las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y los Emiratos Árabes Unidos, a la vez que las leyes son poco claras, obsoletas o no están acordes a los avances tecnológicos.
1. El mercado de ciberespionaje está valuado por comisión en 12,000 millones de dólares.
2. NSO Group comenzó en 2008 con dos amigos, Shalex Hulio y Omri Lavie, con tecnología de la Unidad 8200 de los Cuerpos de Inteligencia de Israel.
3. En correos obtenidos por el Times se estima que la empresa israelí vendió a México 15 millones de dólares en hardware y software. A su vez, México también pagó la cantidad de 77 millones de dólares para el rastreo de movimientos de los bancos.
El avance tecnológico y el campo del ciberespacio son nuevos espacios en donde se observa retos para la seguridad. A su vez, podemos ver que la invasión de agentes ajenos a aparatos tecnológicos como celulares va más allá de querer terminar con el crimen organizado, ya que se está usando para espiar y terminar con cualquier tipo de disidencia contra los Estados.
Esto ha llegado a un punto en donde los países necesitan tener una regulación legislativa amplia que incluya el campo de la cibernética, los cuales pretenden es poder seguir con la dominación y acumulación de capital. Por otra parte es importante cuestionarse hasta qué punto se han invadido en nuestras vidas y qué es importante conocer para los gobiernos sobre nuestra cotidianidad. El capitalismo renovado en su estructura tecnológica digital expande las fronteras de la valorización y junto con ello el control y la vigilancia "civil" en los países "democráticos".