Desde hace varios años, satélites y sondas espaciales interplanetarias funcionan con tecnología de propulsión de iones, una propuesta que popularizaron las películas de ciencia ficción durante el siglo XX. Lo innovador de esta tecnología, es que por primera vez, es posible pensar en vuelos dentro de la atmósfera con esta tecnología.

De acuerdo a un artículo de revista Nature publicada en noviembre de 2018, un prototipo de avión con esta tecnología ha sido sometido a pruebas de vuelo. Durante mucho tiempo se creyó que la propulsión de iones no era apta para ser utilizada en la tierra, pues el empuje que proporciona es muy débil para vencer la fuerza gravitatoria y despegar.

El avión fue diseñado por un equipo dirigido por Steven Barrett del departamento de aeronáutica y astronáutica del Instituto Teconológico de Massachusetts. Con una dimensión de 5 metros y 2.5 kilogramos, se realizó una serie de 10 vuelos de prueba en una pista de 60 metros de largo, circunstancias similares a las del primer vuelo en la historia con el modelo Wrightflyer.

La gran diferencia con todos los modelos de avión existentes es que no cuenta con componentes de propulsión como hélices o motores de combustión, es silencioso y no requiere combustibles fósiles, lo impulsa la ionización del nitrógeno contenido en el aire. Para lograrlo, se colocaron electrodos debajo del ala del aeronave, estos generan iones de nitrógeno que interactúan con las moléculas del aire para así formar el viento iónico que le dará impulso.

El siguiente reto será diseñar un avión más grande que sea capaz de volar, lo cual es complicado pues el empuje generado en el avión arriba mencionado, es insuficiente para poner en el aire un avión funcional. Existen ya algunos diseños de aviones tripulados y no tripulados que podrían lograrlo, sus diseños son poco convencionales, pero quizá en un futuro no muy lejano podrían tener la forma de una una especie de platillo volador que vuele de manera silenciosa.