Desde 1983 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lleva a cabo convenciones en Ginebra para dialogar sobre el uso y legislación de ciertas armas. Generalmente las discusiones tratan de instrumentos bélicos que a partir de su uso pueden provocar problemas a terceros o sufrimiento innecesario a su objetivo.

Actualmente los integrantes de la ONU discuten, en el conversatorio de Ginebra, una serie de restricciones para el uso de armas autónomas que utilizan un sistema de inteligencia artificial. Se trata principalmente de robots programados para matar. Reino Unido, Estados Unidos y Rusia son tres de los Estados que se oponen a la legislación que propone el organismo internacional para este tipo de armas.

Por otro lado, los gobiernos que apoyan la legislación y restricción de este tipo de tecnologías como instrumento bélico, han sido respaldados y apoyados por el secretario general de la ONU: Antonio Guterres. Sin embargo, las decisiones dentro del organismo internacional se toman a través del consenso, de esta manera, las discusiones y objeciones de países como Australia, Israel, Rusia, Estados Unidos y el Reino Unido, han retrasado la llegada de un acuerdo que beneficie a la mayoría.

El eje principal de la discordia respecto a las armas autónomas ha sido el papel del humano como controlador de estas. Por su parte, Reino Unido asegura que ningún arma que maneje su ejército será usada sin supervisión humana. Del mismo lado, la mayoría de los argumentos que presentan los gobiernos que se oponen a la restricción de estas armas, van dirigidos al temor de que la ley internacional, a partir del consenso que se tome en Ginebra, les impida progresar en sus estudios para el desarrollo de armas a través de sistemas de inteligencia artificial.