El 28 de enero de 2019 el Vicepremier de la República Popular de China, Liu He, arribó a Estados Unidos para tratar la guerra comercial entre estos países. Ese mismo día el fiscal general de Estados Unidos levantó cargos contra Huawei por 23 crímenes y oficiales estadounidenses acusaron a Huawei como una amenaza a la seguridad nacional. Otros países observan cuidadosamente.

Huawei es la empresa china más exitosa. En 2018 vendió 200 millones de teléfonos inteligentes y recaudó 110 mil millones de dólares. Ha construido 1 500 redes de telecomunicaciones, cubriendo a un tercio de la población mundial. Desde la perspectiva estadounidense, es una empresa deshonesta y se le acusa de quebrantar las leyes por ganancias, ofreciendo bonos a sus trabajadores por robar información de otras empresas. También se acusa a Meng Wanzhou, hija del fundador y directora en finanzas de la empresa, de engañar a bancos de establecer relaciones con Irán¹; Wanzhou fue arrestada en territorio canadiense en diciembre de 2018 y Canadá está considerando su extradición a Estados Unidos. China considera que las acusaciones buscan dañar su reputación.

Además, existe la posibilidad de que Huawei sea un vehículo para el espionaje chino, o tenga la capacidad de sabotaje en conflictos futuros. Estos rumores no son nuevos y no existe evidencia pública. Huawei tiene una importante participación en el mercado de redes 5G, sería difícil monitorearlos por la complejidad de estas. Mientras tanto, líderes chinos buscan mayor control en negocios, aun cuando no tengan participación directa en estos.

Una posible acción sería prohibir por completo a Huawei; desde 2012 se ha prevenido la venta de sus productos en territorio estadounidense. Actualmente Australia tiene prohibido el equipo 5G de Huawei y Japón ha fortalecido su regulación. Se especula que Estados Unidos podría sacar a Huawei del mercado, prohibiendo negocios con proveedores estadounidenses, Qualcomm e Intel, o eliminándola del sistema financiero global.

Los posibles costos son muy altos, se cortarían las cadenas de proveeduría, se perderían 180 000 empleos, principalmente en China, y los clientes tendrían menores opciones a elegir; una empresa australiana abandonó planes de una red 5G después de las medidas señaladas. Se perjudicaría el comercio internacional. Aunque los oficiales estadounidenses señalan que sólo ejecutan la ley, Donald Trump considera el arresto de Meng Wanzhou como un elemento a negociar; esta decisión sería respaldada por Wilbur Ross, Secretario de Comercio. La exclusión de Huawei sin evidencia sería un precedente extraordinario, se podría justificar prohibir todo equipo electrónico chino y en China se podrían prohibir a grandes empresas como Boeing o General Motors.

Los líderes deberían crear marcos que favorezcan el comercio y minimicen la desconfianza. Los países hostiles deberían desarrollar estructuras de monitoreo sobre Huawei y prepararse para ofrecer futuras respuestas justas. Las acusaciones a Huawei deberían ser más creíbles; podrían seguir un modelo británico en que se les permite inspeccionar equipos de Huawei y podrían aumentar su número de proveedores. China debería tomar una postura más seria e infundir confianza en otros países, mejorar la gobernanza de Huawei, nombrando directores extranjeros, reclutando inversores occidentales y estableciendo subsidiarias al exterior, y mejorando su entendimiento de las preocupaciones que causa.

El autoritarismo en China está debilitando sus intereses comerciales al exterior.

Notas:

1. Meng Wanzhou fue acusada de defraudar a cuatro grandes bancos, quienes liberaron transacciones con Irán tras violaciones a sanciones internacionales mediante Skycom, una subsidiaria de Huawei. El único banco identificado fue HSBC. NyTimes [2019], "Huawei and Top Executive Face Criminal Charges in the U.S.", The Economist, Washington, 28 de marzo, https://www.nytimes.com/2019/01/28/us/politics/meng-wanzhou-huawei-iran....