The Economist analiza los comunicados recientes de Mark Zuckerberg, dueño de Facebook. El 6 de marzo de 2019 Zuckerberg escribió sobre los cambios técnicos planeados para Facebook, WhatsApp e Instagram. El 30 de marzo del mismo año, Zuckerberg escribió en The Washington Post sobre la urgencia de una regulación gubernamental de las redes sociales.

El segundo comunicado de Zuckerberg subraya la necesidad de proteger al público en general de contendidos sensibles, asegurar la integridad de las elecciones políticas, garantizar a los usuarios el manejo seguro de sus datos y la protección de su privacidad. Sin embargo, el 3 de abril se dio a conocer que datos de usuarios de Facebook fueron almacenados en servicios de terceros no protegidos. Para el semanario inglés tales comunicados parecen ser más bien una jugada por adelantado, es decir, la construcción de una estrategia para prevenir obstáculos a las ganancias de Facebook.

Muchos casos comprometen la estabilidad financiera de Facebook, sobre todo en lo que respecta al carácter y destino de los anuncios publicitarios. El 28 de marzo de 2019 el Departamento de vivienda y desarrollo urbano (HUD por sus siglas en inglés) de Estados Unidos acusó de discriminación a Facebook por permitir que algunos anuncios de venta de casas estuvieran dirigidos exclusivamente a compradores de cierta raza y/o religión. Según relata The Economist, Zuckerberg se dijo sorprendido por las acusaciones ya que había trabajado con dicho departamento para evitar cualquier tipo de discriminación. Demandas contra Facebook similares a las de HUD fueron hechas por la National Fair Housing Alliance y la American Civil Liberties Union. Asimismo, en la segunda semana de abril del mismo año, investigadores de la Northeastern University en Boston presentaron resultados sobre algunos logaritmos de Facebook que podrían discriminar inadvertidamente la inclusión o no de ciertos anuncios en las cuentas de los usuarios.

Por estas situaciones, desde 2018 Facebook propuso crear un árbitro independiente dentro de la compañía para evaluar qué tipo de contenidos son inaceptables para circular en la plataforma digital. En los últimos nueve meses Facebook ha destinado a un grupo de empleados reunirse alrededor del mundo para discutir cómo podría funcionar la creación de un árbitro independiente de contenidos. El primero de abril se realizó una consulta pública sobre el mismo asunto.

En el comunicado del 30 de marzo Zuckerberg señala las ventajas que implicaría asumir políticas como la de protección de datos generales de Europa. De igual manera, apela a la necesidad de imponer sanciones contra las firmas digitales cuando cometan errores y, así, hacerlas más responsables.

Facebook se encuentra apelando el fallo de Elizabeth Denham, reguladora de protección de datos y privacidad de Gran Bretaña, sobre el uso que la plataforma digital hiciera de los datos de los usuarios en el período anterior al referéndum del Brexit en 2016. Hasta el día de hoy Zuckerberg no ha atendido las solicitudes del parlamento británico para presentar pruebas sobre el papel de Facebook durante el referéndum, y tampoco ha hecho comentarios respecto de su postura.

The Economist señala la insuficiencia del comunicado de Zuckerberg para hacer efectivas la regulaciones del mercado digital. Aunque los gobiernos de Europa y Estados Unidos suben el tono cada vez más sobre regular las redes sociales, lo cierto es que las acciones y la confianza de los inversionistas de los gigantes digitales siguen al alza.