En noviembre de 2018, Micron Technologies destinó 3 mil millones de dólares para abrir una extensión más de su fábrica encargada de elaborar semiconductores, esta acción, en años anteriores, resultaba ser señal de que la empresa pronto cambiaría de dueños estadounidenses a chinos, sin embargo, en esta ocasión no resultó ser así.

Actualmente Estados Unidos y China son protagonistas de una guerra comercial en la cual la fabricación de tecnología de punta es un campo de competencia en donde uno gana a costa del otro. Micron Technologies ha sido un símbolo representativo de esta situación, varias veces la empresa se ha visto envuelta en problemas jurídicos por el robo –llevado a cabo por empresas chinas y sus aliados taiwaneses- de secretos comerciales sobre los chips de memoria que construye Micron. De esta manera el Buró Federal de Investiaciones (FBI, por sus siglas en inglés) ha destinado grandes esfuerzos para vigilar y proteger a la compañía de acciones delictivas efectuadas por empresarios de China.

Sin embargo los objetivos que el gobierno de China plasmó en su plan económico, Made in China 2025, son muy claros, tienen en mente ser el número uno en la producción de tecnología, de esta manera pretenden desbancar a la industria de Estados Unidos. Esta situación no solo es preocupante para las empresas, sino también para los trabajadores de la industria, pues si Estados Unidos pierde su lugar privilegiado en este campo de la producción, descendería la tasa de trabajadores contratados para estas labores y de esta manera aumentaría el desempleo afectando fuertemente a la población estadounidense.

Así, políticos como Marco Rubio, senador de Florida y presidente de la Comisión del Senado sobre las pequeñas empresas y el espíritu empresarial, comienza a hacer ruido informando qué es lo que pasaría si Estados Unidos pierde la batalla comercial. Su discurso va dirigido hacia la clase trabajadora del país norteamericano, los llama a exigir que el gobierno defienda la fuente de trabajo que representa la industria tecnológica.

Dentro del campo empresarial, no todas las firmas estadounidenses que tienen actividades en territorios chinos piensan como el senador Rubio. Según la encuesta de clima empresarial de 2019, realizada por la Cámara de Comercio de Estados Unidos, los negocios estadounidenses en China se mantienen estables, aunque últimamente las empresas tecnológicas del país norteamericano se han limitado sus inversiones debido a que en el país asiático existe una inadecuada protección de la propiedad intelectual, esto último también ha sido revelado por la encuesta.

Las empresas estadounidenses deben de asegurarse de entender muy bien algunas ambigüedades que se expresan entre los contratos de negocios efectuados con el gobierno chino. Además de eso, es muy común que sus propios trabajadores en China les roben información clasificada sobre sus productos. De esta manera es como se expresa la guerra comercial en territorio asiático.

Por su parte, el gobierno de China ha implementado una política a la que denominaron “fusión civil-militar”, en ella se estipula que se usará dinero -que en primer lugar fue destinado para el sistema de seguridad nacional- en el financiamiento de empresas destinadas a producir artículos que anteriormente se importaban. De esta manera fomentarán industrias para generar un sistema de sustitución de importaciones que beneficiará a su economía nacional.

De lo anterior, James Mulvenon, un estadounidense intelectual, estudiante de los procesos económicos y de las relaciones de China con el mundo, dice que a partir de la política de militarización del gobierno chino, Estados Unidos debería esperar múltiples robos de tecnología que seguramente las empresas chinas llevarán a cabo para alimentar sus procesos de construcción.

Sin embargo las consecuencias van más allá de eso. Una de las principales benefactoras de esta política es la Corporación de Aeronaves Comerciales de China, esta empresa tiene entre sus productos al avión comercial C-919, este está destinado a ser un competidor directo de los aviones 737 de Boeing, la empresa estadounidense. De esta manera, si la productividad de la empresa china aumenta, podría desplazar a Boeing del mercado internacional, además de que, la empresa estadounidense, perdería el mercado chino, uno de los más rentables para sus productos.

Por otro lado, Estados Unidos sigue estando muy arriba en el campo de la producción de inteligencia artificial, sin embargo, como ha demostrado Joy Dantong Ma, de MacroPolo, un grupo de expertos del Instituto Paulson, la mayoría de los científicos que se desempeñan en el desarrollo de inteligencia artificial provienen del extranjero, así, la política migratoria de Donald Trump puede ser una causa del detenimiento del desarrollo científico estadounidense.

Por último, una de las consecuencias de la guerra comercial más notables para el resto del mundo es la que se visualiza en el llamado “splinternet”(1), es este un resultado del crecimiento hacia afuera de las industrias de internet de China y Estados Unidos que podrían concluir dividiendo al mundo a través de los servicios en la red que brindan sus empresas. Ejemplos hay muchos, Amazon brinda servicios de pago en la India, Alipay de China ya está en Brasil, esos dos casos son bastos para ilustrar la situación.

En ese sentido, el gobierno de china también tiene un plan de crecimiento. Las inversiones del país asiático se están utilizando para financiar la construcción de computadoras que aprovechan las leyes de la física cuántica para lograr velocidades de procesamiento nunca antes vistas. Si esto sucede, esta tecnología no sería únicamente utilizada para brindar una mejor comodidad en internet, sino también alimentaría a su industria militar. Desgraciadamente el financiamiento que destina Estados Unidos a la investigación científica se ha reducido, si continúa así, la tecnología china estará muy cerca de desplazar al país americano de la guerra comercial que ambos países interpretan.

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(1) Este principio estipula que los intereses geopolíticos y nacionalistas dividirán el acceso de internet en regiones o países. El mejor ejemplo de Splinternet es China, en ese país el buscador más poderosos no es Google, es Baidu. Qué es el SPLINTERNET y por qué podría cambiar el marketing digital