States of disarray. Latin America's state-run oil giants are struggling. The companies are unprepared for the looming energy transition

Cita: 

The Economist [2019], "States of disarray. Latin America's state-run oil  giants are struggling. The companies are unprepared for the looming  energy transition", The Economist, London, 13 de julio,  https://www.economist.com/business/2019/07/13/latin-americas-state-run-o...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Julio 13, 2019
Tema: 
Tres problemas de la gestión estatal de la industria petrolera en América Latina.
Idea principal: 

La tesis de The Economist es que la disposición de riqueza petrolera no es garantía de una situación de abundancia, sino que también puede conducir a escenarios nada agradables. El semanario inglés se sirve del caso de los gigantes energéticos latinoamericanos controlados por el estado para ilustrar su argumento.

Petróleos de Venezuela (PDVSA) tuvo un auge energético durante la elección presidencial de Hugo Chávez en 1998. Pero desde enero de 2019 la misma empresa se encuentra en niveles productivos tan bajos que sólo son comparables a los de 1920. La situación de PDVSA también presenta problemas legales y de gestión administrativa. Una investigación estadounidense (no se especifica cuál) ha lanzado acusaciones de corrupción contra 20 miembros de PDVSA. Asimismo, el semanario inglés señala que el actual jefe de la petrolera venezolana es un general de brigada sin experiencia alguna en el sector.

The Economist indica que las grandes petroleras controladas por el estado en América Latina representan 10% de la producción mundial de petróleo y cuentan con 20% de las reservas probadas. El semanario insiste en señalar que la mala gestión de esas firmas no es exclusiva de Venezuela. En realidad, gran parte de la producción petrolera de la región se encuentra en niveles bajos desde la caída de los precios del petróleo de 2014. En cambio, en Estados Unidos el denominado shale boom impulsó una producción de 15.3 millones de barriles de petróleo diarios en 2018, esto es, aproximadamente una sexta parte de la producción mundial.

A esto se suma, en opinión de The Economist, el retraso de las petroleras latinoamericanas en los debates sobre las emisiones de carbono, el uso de automóviles eléctricos, etcétera. La región latinoamericana se encuentra inscrita en “debates de antaño” sobre la maximización del valor de las reservas de crudo. Principalmente presentando las disyuntivas sobre quién debe gestionar las empresas, los subsidios a la gasolina, apertura o no a la inversión extranjera, entre otros.

Existe un control de 90% de las reservas mundiales de petróleo y gas por parte de los estados. Pero el control estatal de las empresas petroleras es muy diverso. Hay países, como Guyana que en 2015 descubrió un yacimiento de petróleo, que tienen que empezar a construir su compañía petrolera. Otros países como México cuentan un monopolio estatal petrolero desde 1938. O países como Brasil, Argentina y Colombia cuyas respectivas empresas petroleras cotizan o cotizaron acciones en Estados Unidos. Otro caso es el de Ecuador cuyo estado controla más de 80% de la producción petrolera y el de Perú cuya empresa Perupetro supervisa y regula la producción de las empresas privadas. En cambio, cuando Venezuela decidió en 2006 tomar el control a través de PDVSA de la industria petrolera gestionada por firmas privadas, BP y Chevron estuvieron de acuerdo con el cambio, pero ExxonMobil y ConocoPhilips se retiraron.

Según The Economist, hay tres puntos en común en la industria petrolera latinoamericana: 1) mala gestión del dinero en efectivo en tiempos de auge; 2) uso de las firmas para beneficios personales; y 3) sometimiento de las firmas para cumplir caprichos políticos.

Durante el incremento de los precios de petróleo de 2013, las utilidades de las firmas petroleras controladas por estados latinoamericanos tuvieron destinos similares. PEMEX transfirió casi la mitad de sus ingresos al gobierno de México en lugar de destinarlo a inversiones para el crecimiento futuro de la empresa. Petrobas invirtió en proyecto marginales que endeudaron la firma y provocaron la caída de sus acciones.

Fue en esos años cuando la prensa dio a conocer casos de corrupción en Petrobas, Petroecuador, PEMEX y PDVSA. Ciertamente, ya existen indicios de combate a la corrupción de los casos petroleros latinoamericanos, por ejemplo, con el proceso de altos ejecutivos de Petrobras o la orden de arresto en contra de Emilio Lozoya, director de PEMEX de 2012 a 2016. Sin embargo, The Economist afirma que las firmas petroleras se encuentran todavía sometidas a “caprichos políticos”.

Petrobras es uno de los casos de firmas altamente vulnerables a la política nacional. Las acciones de Petrobras se han visto comprometidas por las medidas de recorte de costos, venta de activos y política de precios de Pedro Parente, director ejecutivo de la empresa en 2016. Luego, por reintroducción de subsidios a la gasolina y la posterior renuncia de Parente a Petrobras en 2018. El nuevo director ejecutivo, Roberto Castello Branco, sigue un camino dispuesto a continuar con las políticas ya establecidas.

Para The Economist la situación de México “parece peor”. Se menciona que PEMEX se ha dedicado durante décadas a ser instrumento para la deuda pública. Por ello, actualmente es la compañía petrolera más endeudada del mundo con pasivos a largo plazo de aproximadamente 15% del PIB de México. En opinión del semanario inglés, con la actual política del presidente Andrés Manuel López Obrador de construir una refinería en Tabasco, podrían agravarse los problemas de PEMEX en lugar de enmendarlos por los costos del proyecto. Calificadoras como JPMorgan Chase y Fitch se encuentran escépticas a las promesas del presidente mexicano.

En Argentina, la industria petrolera fue afectada por la política de 2012 de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner de renacionalizar 51% de YPF. En cambio, Colombia, “el punto más brillante de la región”, reestructuró de 2002 a 2010 Ecopetrol con la creación de un regulador independiente y la inclusión de 11% de las acciones de la firma; reclutó a Felipe Bayón Parto, ex ejecutivo de BP, en 2015; recortó gastos en 2014 por la desaceleración de los precios de crudo; y se asoció a grandes petroleras internacionales con una inversión de 500 millones de dólares en fracking.

The Economist finaliza señalando que las firmas petroleras del mundo actualmente se encuentran vinculando sus inversiones hacia proyectos de energías no fósiles. La firma noruega Statoil se renovó como Equinor para incluir inversiones en parques eólicos. Sin embargo, sentencia el semanario inglés, “los petroleros latinoamericanos están demasiado consumidos por los viejos desafíos para enfrentar los nuevos”.

Datos cruciales: 

1. Según datos del Instituto de Gobernanza de Recursos Naturales, conforme cayeron los precios del petróleo después del alza de 2013, las firmas petroleras latinoamericanas acumularon pasivos a largo plazo de 400 mil millones de dólares, esto es, 8.5% del PIB combinado de los países de la región.

2. En 2015, tras los escándalos de corrupción, las agencias de calificación crediticia bajaron la calificación de Petrobras a los niveles más bajos. Entre agosto de 2014 y febrero de 2016 la capitalización de la compañía en el mercado disminuyó 80%, en 115 mil millones de dólares.

3. Durante 2014-2016 las acciones de ExxonMobil disminuyeron 18%.

4. Cuadro 1. Después de la fiesta.
1.1. Precios de acciones y mercancías (1 de enero de 2011=100, dólares). En 2014-2015 hay una caída general de los precios de las acciones de Ecopetrol, ExxonMobil, YPF y Petrobras. La caída del precio del petróleo fue abrupta entre 2014 y 2015 de poco más de 100 dólares por barril a 50 dólares. De 2015 a 2019 el precio del petróleo por barril se ha ido recuperando a más de 70 dólares, pero sin alcanzar los niveles de 2013. El precio de las acciones de Exxon Mobil se han mantenido por encima del resto de las firmas y con caídas menos pronunciadas.

1.2. Producción de petróleo por empleado, 2017, barriles por día. Armaco (Arabia Saudita), 10.2 barriles diarios por empleado; Ecopetrol (Colombia), 0.5; Equinor (Noruega), 0.8; Petrobras (Brasil), 2.2; PEMEX (México), 1.7; PDVSA (Venezuela), 0.7. Fuentes: Datastream from Refinitiv; Natural Resource Governance Institute; OPEC; PEMEX.

5. En 2018 Petrobras acordó pagar a accionistas minoritarios 2 mil 950 millones de dólares tras un acuerdo de demanda colectiva en Estados Unidos.

6. En 2018 Jair Bolsonaro pidió a Castello Branco, director ejecutivo de Petrobras, descartar la política de aumento de 5.7% en los precios de diésel ante el peligro de una huelga.

Nexo con el tema que estudiamos: 

En el marco de la geopolítica, la guerra y la economía la disputa por los recursos estratégicos es crucial. El artículo de The Economist invita a reflexionar sobre la pertinencia del petróleo como recurso estratégico. La comparación de la gestión de la industria petrolera de América Latina con las principales firmas petroleras del mundo sirve para dibujar un mapa del desarrollo de las pugnas de las corporaciones privadas y estatales por controlar la producción de combustible. En ella destaca uno de los fenómenos que más presta atención el proyecto, a saber, el desplazamiento del estado-nación como sujeto de la guerra económica y el auge de las corporaciones privadas transnacionales.