En 2010, un estudio realizado por Brookings Institution, un think-tank en Washington, contabilizó 63 alianzas militares importantes en los últimos cinco siglos, de las cuales sólo diez perduraron más de 40 años. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) cumplió 70 años en 2019. Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, afirma que, “la OTAN es la alianza más fuerte y exitosa de la historia”, se ha expandido de 12 miembros iniciales a 29, que pronto serán 30 cuando Macedonia del Norte sea incorporada. Siete de los ocho países que formaron el Pacto de Varsovia forman parte de la OTAN, al igual que tres antiguas repúblicas soviéticas.

Durante sus primeros años, la OTAN tuvo como objetivo disuadir y contener la amenaza soviética. Pero después del colapso del comunismo y la extinción de la Unión Soviética, la alianza no proclamó victoria, ni se extinguió con la el fin de la Guerra Fría. En cambio, se reinventó y contribuyó a estabilizar las nuevas democracias de Europa del Este. La OTAN se ha encargado de gestionar la crisis de los Balcanes (con intervenciones en Bosnia y Kosovo) hasta el Cuerno de África y Afganistán (donde aún lidera a unos 16 mil soldados en la “Operación de Apoyo Resuelto”). El Artículo 5 de su Tratado dice que un ataque armado contra un miembro se considerará un ataque contra todos ellos. La única vez que los aliados han invocado esta promesa fue el 12 de septiembre de 2001, el día después de los ataques terroristas de Al Qaeda contra Estados Unidos.

Durante la celebración del 70 aniversario, la OTAN quiere evitar una repetición de los enfrentamientos que tuvieron lugar en su cumbre en Bruselas, donde el presidente Donald Trump, reprendió a sus aliados por no ejercer su peso en la defensa. Si no mejoraban, Estados Unidos, podría salir de la organización. El mismo presidente Donald Trump ha reiterado su amenaza en privado, pero sería difícil que la cumpliera porque el Congreso estadounidense respalda la adhesión a la OTAN. “No tenemos una garantía de que la OTAN sobrevivirá para siempre", dice Stoltenberg.

Sin embargo, las encuestas de opinión muestran un sólido apoyo público a la OTAN en sus países miembros. Incluso en Estados Unidos, a pesar de los ataques de Trump, 64 por ciento de los encuestados por el Centro de Investigación Pew es favorable a la OTAN, frente al 49 por ciento en 2015. Además, una encuesta realizada el año pasado por el Consejo de Asuntos Globales de Chicago mostró que hay más estadounidenses favorables a la alianza que en ningún otro momento.

Existen tres razones para no preocuparse por la postura de Donald Trump, afirman los optimistas de la OTAN: Primero, la OTAN no es ajena a las crisis, desde Suez en 1956 hasta Francia que renunció al mando militar integrado en 1966 y las divisiones acontecidas con la Guerra de Irak en 2003. Segundo, desde que se convirtió en presidente, Trump ha dicho que la alianza “ya no es obsoleta”, que está “comprometido con el artículo 5” y que Estados Unidos estará al 100 por ciento con la Organización. Es cierto que continúa arremetiendo contra sus aliados por no pagar su parte justa de su propia defensa, pero en este asunto su intimidación está justificada y es útil: los aliados necesitan gastar más. Por último, bajo la vigilancia de Trump, Estados Unidos ha aumentado sus esfuerzos de defensa en Europa, con más equipo, más tropas y más dinero.

En las cumbres en Gales (2014), Varsovia (2016) y Bruselas (2018) los aliados tomaron una serie de decisiones diseñadas para restaurar una defensa territorial. Crearon una Fuerza de Tarea Conjunta de muy Alta Preparación, preparada para alistarse y moverse en cuestión de días, y pusieron grupos de batalla multinacionales listos para el combate en los tres países bálticos, así como en Polonia. Se comprometieron a una costosa iniciativa llamada "Cuatro 30", con el objetivo de tener 30 batallones mecanizados, 30 escuadrones aéreos y 30 buques de guerra listos para moverse en no más de 30 días para 2020. Para garantizar un movimiento rápido de las fuerzas, planearon dos nuevos comandos, en Norfolk, Virginia, y Ulm en Alemania.

Durante el otoño de 2018, la OTAN puso a prueba sus capacidades en Trident Juncture; fue su mayor ejercicio desde el final de la Guerra Fría, que involucró a 50 mil personas en Noruega y sus alrededores. No obstante, la erosión de la capacidad de defensa como un dividendo de la paz después del colapso del comunismo se está revirtiendo. El informe especial de The Economist realizará una revisión de la "salud" de la OTAN y propondrá cómo mantener sana a la organización hasta los 100 años.

Los diagnósticos a corto plazo consideran a Trump su principal factor de inestabilidad. No obstante, incluso sin Trump, la cohesión y los valores democráticos que se supone que la alianza debe compartir están bajo tensión. El Brexit afecta a Gran Bretaña, incluso podría elegir a un viejo crítico de la OTAN, Jeremy Corbyn, como su próximo Primer Ministro. Los gobiernos nacionalistas en Hungría y Polonia están en desacuerdo con sus socios de la Unión Europea. Las relaciones de Francia con Italia se hundieron tanto que recientemente Francia retiró a su embajador. Las relación entre Estados Unidos y Turquía, estratégicamente crítica, también ha sido tensa. El plan de Turquía para comprar un sistema de defensa aérea ruso es un tema delicado en Washington. Tampoco están de acuerdo sobre el destino de los kurdos en Siria que lucharon junto a Estados Unidos pero son vistos como terroristas por el presidente de Turquía, Tayyip Erdogan.

En febrero de 2019, Estados Unidos se retiró del tratado de fuerzas nucleares de rango intermedio (INF, por sus siglas en inglés) que prohíbe los misiles terrestres con un alcance de 500-5 500 km, en respuesta a los que llamó una clara violación rusa. La OTAN ha respaldado el movimiento de Estados Unidos. Pero a los otros miembros de la OTAN les preocupan los agujeros en el paraguas nuclear de Estados Unidos que podrían dejar vulnerables a los aliados europeos. Aunque Rusia tiene una potente fuerza militar con propulsión nuclear y una disposición oportunista para alterar el statu quo, a la larga se considera una potencia en declive. El gigante emergente es China. En China, Estados Unidos se enfrenta a un rival que tiene una población cuatro veces mayor y que pronto superará a su economía. A medida que China se eleva, desafiando los intereses de Estados Unidos en todo el mundo, ocupará cada vez más la atención y los recursos de Estados Unidos.

¿Cómo puede mantenerse unida la alianza transatlántica a medida que Estados Unidos se concentra menos en Europa y se sumerge más en Asia?