Security. Companies must get ready for a riskier world. Rethinking supply chains in an era of cyber-attacks and protectionism

Cita: 

The Economist [2019], "Security. Companies must get ready for a riskier world. Rethinking supply chains in an era of cyber-attacks and protectionism", The Economist, London, 13 de julio, https://www.economist.com/special-report/2019/07/11/companies-must-get-r...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Julio 13, 2019
Tema: 
Los retos que enfrenta la gestión de las cadenas de suministro en la actualidad.
Idea principal: 

The Economist señala que la administración de las cadenas de suministro [supply-chain management] se ha agilizado con la introducción de las tecnologías de la información: las cadenas se han acortado y se han vuelto más rápidas e inteligentes. No obstante, también enfrentan mayores peligros.

The Economist identifica tres amenazas inmediatas: la prohibición a Huawei, los ataques cibernéticos y la imposición de tarifas. En el largo plazo, las empresas también tendrán que considerar el cambio climático, pero no es analizado en este artículo.

En primer lugar, las empresas deben decidir cómo hacer frente a las restricciones que impuso el gobierno estadounidense a Huawei. Las multinacionales deben ponderar la seguridad y el cumplimiento de las leyes estadounidenses frente a los bajos costos y el acceso a las innovaciones y el mercado chinos.

Los escenarios que se abren son inciertos. Por un lado, Donald Trump señaló en junio de 2019 que retiraría la prohibición a Huawei, sin embargo sus ventas se han reducido en territorio estadounidense, particularmente a los contratistas de defensa. Por el otro lado, aunque existe la posibilidad de que se elimine a Huawei de la lista negra como ocurrió con ZTE, otra empresa china de telecomunicaciones, se espera que los efectos en las cadenas de suministro sean duraderos.

Uno de estos efectos es lo que The Economist llama el momento Sputnik de China. Los ataques de Trump y su nacionalismo económico derivarán en una intensificación de los esfuerzos chinos por innovar en los sistemas operativos y los estándares técnicos, del mismo modo en que el lanzamiento del cohete ruso Sputnik incentivó a las agencias estadounidenses a acelerar el paso en la carrera espacial.

Otro efecto es el desmoronamiento de las cadenas de suministro entre China y Estados Unidos. La restricción de Trump sobre los paquetes de telecomunicaciones y redes de origen extranjero podría derivar en una revisión legislativa que obligue a que las tecnologías de comunicación sean fabricadas en suelo estadounidense.

Los costos de deshacer las cadenas de suministro, en especial de los productos electrónicos, afectarán tanto a consumidores como inversionistas y, por supuesto, a las economías nacionales. Los consumidores tendrán que pagar precios más altos por productos sustitutos menos innovadores; los inversionistas recibirán menos ganancias y reducirán su capacidad de invertir; los precios al productor, los salarios reales, así como la productividad también se verán afectados.

Además, el desarrollo de la tecnología de comunicación 5g podría ser obstaculizado. Las restricciones a la comercialización con Huawei podrían llevar a la separación del mercado global en dos campos de aplicación 5g incompatibles entre sí. En lo que algunos denominan la “guerra fría tecnológica”, empresas como Ericcson, Nokia o Samsung ofrecerían un paquete de tecnología 5g fabricado fuera de China a los países aliados de Estados Unidos mientras China abastecería la misma tecnología a los países que no asuman la política estadounidense a precios más bajos (Ver Datos cruciales).

En segundo lugar, The Economist señala que las amenazas cibernéticas han dejado de ser un problema externo para las empresas. Según investigaciones de la Universidad de Colorado y de la Universidad de Arizona, en 2017 casi 60% de los reportes de ataques cibernéticos a empresas estadounidenses que cotizan en la bolsa de valores fueron lanzados desde empresas de contratistas o proveedores. Situación que podría agravarse con la introducción de la tecnología 5g.

Finalmente, The Economist analiza el tema del proteccionismo. Por un lado, la “sabiduría tradicional” aconseja a las empresas invertir en resiliencia: diversificación de proveedores, construcción de plantas manufactureras adicionales, aumento de las existencias, etcétera. Por el otro lado, una posición más moderada señala que las empresas deben generar nuevas estrategias. Por ejemplo, modernizar las cadenas de suministro o buscar tecnologías avanzadas para la manufactura, especialmente robótica y automatización flexible, lo que podría hacer a las cadenas de suministro más seguras al mantenerlas en su país de origen.

The Economist concluye que la era dorada de la multinacionales está llegando a su fin y que las cadenas de suministro que construyeron en las décadas pasadas comienzan a deshacerse, lo que las obliga a pensar en nuevas estrategias.

En primer lugar, el enfoque tradicional de resiliencia suponía que la mayor amenaza que enfrentarían las empresas sería un desastre natural, por lo que las empresas invertirían en soluciones que impliquen duplicar la capacidad productiva. Sin embargo, este enfoque es inadecuado para las guerras comerciales. La rapidez con la que se ponen y eliminan aranceles rebasa por mucho la velocidad de establecer o desmontar plantas productivas. Por ello, The Economist sugiere que construir cadenas de suministro que respondan a los cambios geopolíticos implica acortar el tiempo de los inventarios y aumentar la participación de los proveedores locales, particularmente en tiempos de guerras arancelarias.

Por otro lado, las empresas deben estar preparadas contra las amenazas cibernéticas, que se espera aumenten con la tecnología 5g. Una recomendación es realizar auditorias de seguridad a los socios y proveedores de la cadena de suministro para detectar las vulnerabilidades cibernéticas. Quienes logren adaptarse a los nuevos retos adquirirán ventajas competitivas que les abrirán camino en medio de un terreno incierto.

Datos cruciales: 

Mapa. Con o en contra de Huawei. El mapa muestra las distintas reacciones que han tenido los países frente a las restricciones impuestas a Huawei por el gobierno estadounidense en 2019.

En Australia, Nueva Zelanda, Francia, Israel y Japón los gobiernos han aplicado fuertes restricciones a Huawei. Los países que han aprobado restricciones ligeras son Polonia, Corea y Taiwán. Malasia es el único país que ha declarado que se mantendrá abierto a la comercialización con Huawei en todos los campos de aplicación. Por su parte, Gran Bretaña y Holanda permiten la comercialización de los productos fabricados por Huawei, pero no de las partes más sensibles de las redes de comunicación. Países como Canadá, Bélgica, Italia, República Checa, Alemania, Noruega e India están considerando la imposición de restricciones a la empresa china. En Rusia, todos los países de África y casi todos los de América Latina es poco probable que se imponga algún tipo de prohibición a Huawei. Mientras tanto el resto de los países no ha emitido ninguna postura al respecto.

Nexo con el tema que estudiamos: 

El artículo pone en la mira la transformación de uno de los procesos más relevantes para el capitalismo de las últimas décadas: la deslocalización del proceso productivo y su fragmentación a lo largo del mundo.
Las guerras comerciales, como expresión de la búsqueda por apropiarse de una mayor parte de la masa de ganancias por capitales nacionales, parecen poner cada vez más en peligro este mecanismo de expansión del capital. Por lo que el desmoronamiento de las cadenas de suministro o su reconfiguración es un indicador de la lógica de disipación que sigue el capital.